miércoles, 21 de febrero de 2024

VIOLET JESSOP, LA MUJER INSUMERGIBLE

 

Nuestro personaje de hoy se llamaba Violet Constance Jessop. Seguramente, a más de uno le sonará su nombre, porque se hizo famoso hace unas décadas.

Violet nació en 1887 en la ciudad argentina de Bahía Blanca. Sus padres eran gente muy modesta. Se trataba de unos irlandeses, que habían emigrado, pocos años antes, a ese país.

La familia tuvo 9 hijos de los que sólo sobrevivieron 6. Lo cual era muy normal en aquella época.

Incluso, la misma Violet, cuando era pequeña, sufrió una tuberculosis, que estuvo a punto de llevarla a la tumba. Sin embargo, venció a los sombríos pronósticos de los médicos.

Desgraciadamente, su padre, que se dedicaba a la cría de las ovejas, no gozaba de muy buena salud. Por ello, murió a causa de las complicaciones tras una operación quirúrgica. Así que la familia se trasladó al Reino Unido. Primero fueron a Liverpool y luego a Londres.

Su madre se puso a trabajar como camarera en un barco de la Royal Mail Line, que hacía el trayecto entre Europa y América.

Mientras tanto, Violet, que era la mayor, se dedicó a cuidar a todos sus hermanos.

En 1908, cuando su madre enfermó, Violet tuvo que ponerse a trabajar para mantener a la familia y también lo hizo como camarera en otro barco de la Royal Mail Line.

En 1911, pasó a formar parte de la plantilla de la compañía White Star y empezó, también como camarera, en el Olympic. Un trasatlántico muy lujoso.

Allí trabajaba nada menos que 17 horas al día por un mísero sueldo de 2,10 libras mensuales y tenía como misión atender a 12 camarotes.

Para que podamos comparar su sueldo, puedo mencionar que Edward John Smith, capitán del Titanic, cobraba 105 libras mensuales.

En septiembre del mismo año, durante uno de esos viajes, su barco chocó con el HMS Hawke, una nave perteneciente a la Armada británica.

Afortunadamente, sólo hubo que lamentar varios heridos, pero ningún muerto. Además, los dos barcos consiguieron regresar a sus puertos de origen.

Unos meses después, terminaron las reparaciones y el barco volvió a navegar, como si nada hubiera ocurrido.

Según los que la conocieron, era una joven muy atractiva, con el cabello castaño rojizo y unos ojos azul grisáceo. Por lo visto, mientras trabajaba en el Olympic, recibió 3 propuestas de matrimonio, pero las rechazó todas.

Ella siguió allí trabajando como camarera, hasta que en abril de 1912

su empresa la trasladó al famoso barco Titanic. Parece ser que aceptó ese traslado, porque en ese barco iba a cobrar algo más que en el anterior.

Se trataba del trasatlántico más lujoso del momento, con el que la White Star pretendía competir con la Cunard Line. Se calcula que, al cambio actual, se invirtieron unos 120.000.000 de dólares USA en la construcción de este barco.

Sólo 4 días después de que Violet pusiera sus pies en esa nave, se produjo su famoso hundimiento. Parece ser que la colisión con el iceberg le pilló cuando ya se iba a ir a la cama, porque fue sobre las 23.40.

Según anotó en sus memorias, mientras el barco se estaba hundiendo le ordenaron que subiera a la cubierta principal para traducir las órdenes que se les daban a los pasajeros, porque había muchos que no entendían inglés, pero sí español. No olvidemos que ella vivió bastantes años en Argentina. Incluso, hablaba un poco de francés.

Curiosamente, muchos testigos, que se salvaron, comentaron que el ambiente en la cubierta era casi festivo. como si se tratase de un simulacro o algo así, porque casi nadie pensaba que ese barco se iba a hundir. De hecho, algunos no querían subir a los botes, porque decían 

sentirse más seguros a bordo del barco, aunque el mar estaba en calma, pero sí que chocaban los trozos de hielo contra los botes.

Posteriormente, le dijeron que subiera a uno de los escasos botes salvavidas. Ahora sabemos que su barco llevaba menos botes de los que hubiera necesitado para salvar a todos los pasajeros. Esa fue una de las razones por las que tantas personas perdieron la vida en ese naufragio.

Por lo visto, uno de los oficiales le entregó una especie de bulto. Cuando lo destapó, se dio cuenta de que era un bebé. Así que ella lo llevó encima toda la noche hasta que, a la mañana siguiente, los rescató el barco Carpathia.

También, algunos testigos mencionan que, durante la evacuación en los botes, se dio preferencia a los pasajeros de primera y segunda sobre los de tercera. Eso ya se vio en la famosa película Titanic. Supongo que sería porque los billetes de tercera costaban 3 libras, mientras que los de primera subían hasta las 100 libras.

Incluso, como se dio preferencia a las mujeres, muchas de ellas, pertenecientes a la alta sociedad, maldecían que se hubieran salvado otras mujeres de clases sociales más bajas y no sus maridos. 

Esta nave los llevó hasta el puerto de Nueva York. Por lo visto, allí se le acercó una mujer llorando y le quitó el bebé de sus brazos. Ella pensó que se trataría de su madre. No se lo pudo preguntar, porque la presunta madre salió corriendo y nunca más la volvió a ver. Ni siquiera le agradeció haber salvado al bebé.

Posteriormente, tomó un barco y regresó a Southampton, que
era el puerto de donde había partido con el Titanic.

Curiosamente, en el Titanic viajaba su propio constructor, el ingeniero naval Thomas Andrews. Parece ser que era un hombre muy querido, porque trataba muy bien a sus empleados y muchos sintieron que fuera uno de los que perecieron con el hundimiento de la nave.

Por lo visto, mejoró mucho las condiciones de trabajo y los camarotes de los miembros de la tripulación. Solía pasear por el buque y saludar a todos los empleados.

Parece ser que, hasta el último momento, estuvo ayudando a los pasajeros a subir a los botes y ya no pudo salvarse. Su cuerpo nunca fue recuperado.

Durante la I Guerra Mundial, Violet, ejerció como enfermera en el barco Britannic, otro trasatlántico, que había sido reconvertido en buque hospital y que era a donde estaban evacuando a los heridos del fallido desembarco en Galípoli.

Según narró en una entrevista, realizada en 1970, antes de trabajar como camarera, se había estado formando como enfermera, pero tuvo que dejar los estudios, porque su madre enfermó y la familia necesitaba dinero urgentemente.

Desgraciadamente, en 1916, ese barco chocó con una mina naval alemana y también se hundió en medio del Mar Egeo, cerca de la pequeña isla griega de Kea.

Parece ser que la explosión pilló a Violet, cuando acababa de salir de misa, porque era una persona católica muy creyente. De hecho, antes de subir a un bote salvavidas, corrió a su camarote para recoger su libro de oraciones y su cepillo de dientes. También dijo que había recogido su reloj y su anillo de compromiso.

Curiosamente, cogió su cepillo de dientes, porque no podía soportar tener los dientes sucios y, tras haber naufragado con el Titanic, cuando los subieron al Carpathia, no consiguió, en ese barco, ningún cepillo de dientes.

Hay otras versiones en las que dicen que ella le estaba preparando el desayuno a otra compañera enfermera, que se hallaba enferma en su camarote. A esa hora, gran parte del personal sanitario se hallaba en el comedor, desayunando. Había más de 100 enfermeras en ese barco.

Parece ser que tuvo la sangre fría de vestir con el uniforme a su compañera enferma y ayudarla a subir a cubierta, donde ya habían sido evacuadas casi todas las enfermeras.

Afortunadamente, sólo murieron 30 personas de las 1.066, que había en el barco. Violet estuvo a punto de morir, pues su bote fue succionado por las 3 hélices de la nave y tuvo que lanzarse al agua para no ser triturada por las mismas. No obstante, se llevó un buen golpe en la cabeza al chocar contra la quilla de otro bote salvavidas y también sufrió un importante corte en  una pierna.

Aquel día tuvo mucha suerte, porque no sabía nadar y había quedado inconsciente por el golpe, pero, muy pronto, fue rescatada por los tripulantes de otro de los botes salvavidas.

Por lo visto, en principio, la llevaron hasta la isla de Kea, donde la cuidaron unos lugareños, y luego la embarcaron en el Duncan, la nave insignia de esa flota, para trasladarlos hasta el puerto de El Pireo.

Parece ser que, dentro de aquella nave, viajaban otros dos hombres, que también habían sobrevivido al naufragio del Titanic.

Por lo visto, esperaba ver a su hermano, que se hallaba combatiendo por aquella zona, pero no pudo verlo, porque lo trasladaron a Malta.

En la posguerra, Violet volvió a su trabajo en la White Star, aunque

luego también lo hizo en su competidora, la Red Star. De esa manera, dio varias vueltas al mundo.

En 1923, se casó con otro compañero de trabajo de la White Star, pero, desafortunadamente, se divorciaron al año siguiente.

Continuó trabajando hasta 1950, año en el cual se jubiló y se fue a vivir a una casa de campo en Suffolk. Allí se dedicó a la jardinería y a la cría de gallinas, para aumentar sus modestos ingresos.

Se trataba de una antigua casa, construida en el siglo XVI, la cual tenía todavía uno de aquellos techos de paja.

Por lo visto, cuando ya estaba residiendo en ese lugar, un día recibió una extraña llamada. Una mujer le preguntó si Violet había salvado a algún bebé en el Titanic. Ella respondió afirmativamente y la otra le dijo que ella era ese bebé. Tras lo cual, colgó y no volvió a llamar.

En 1934 terminó de escribir sus memorias bajo un seudónimo, pero no las quiso publicar. Eso lo hicieron sus familiares en 1997. Supongo que sería para aprovechar la publicidad de la famosa película.

En 1958, fue entrevistada para una revista, con motivo del estreno de la película “Una noche para recordar”, donde se narraba el hundimiento del Titanic.

Desgraciadamente, Violet murió en 1971, cuando ya había cumplido los 83 años. Fue enterrada en Hartest, Suffolk.

A mucha gente le sonará, porque este personaje se hizo famoso, ya que apareció en varias de las películas, que se han filmado sobre el hundimiento del Titanic.

No sé si los pasajeros, que embarcaban en las naves de esa compañía, conocerían la historia de Violet. De lo contrario, igual la hubieran considerado como gafe y se hubieran negado a embarcar. Ya vemos que navegó en varios barcos que se hundieron, pero la que siempre se salvaba era ella.

Incluso, uno de aquellos, que se salvaron en el naufragio del Titanic y también en el del Britannic, tuvo que dedicarse a otras cosas, porque ningún marinero quería navegar con él. Ya que lo acusaban de ser gafe.

Según confesó a una amiga, lo que siempre le había salvado eran “las ganas de vivir y una gran dosis de fe en la intervención divina”.

No olvidemos que había 2.228 personas a bordo del Titanic y sólo se salvaron unas 705, que consiguieron abordar los botes salvavidas. Los demás perecieron en aquel siniestro.

En 2021 se estrenó una película titulada “La increíble historia de Violet Jessop”.

Curiosamente, en 1898, un escritor, llamado Morgan Robertson, publicó un libro titulado “El hundimiento del Titán”, donde se narraba el hundimiento de un trasatlántico muy similar y por la misma zona donde se hundió el Titanic.

No hace muchos años, ha surgido la hipótesis de que los dueños de la White Star hubieran dado el cambiazo del Titanic por el Olympic. 

Algunos autores afirman que los daños del Olympic eran tan graves que ninguna compañía de seguros quiso hacerse cargo de los gastos.

Así que, aprovechando que ambos barcos eran casi gemelos, les cambiaron los carteles identificativos y zarparon hacia América con un barco que tenía muchas posibilidades de hundirse. De esa forma, cobrarían la indemnización del seguro.

También dicen que tenían previsto que se hundiera en una zona y que los barcos de rescate no estuvieran muy lejos.

Sin embargo, estaban más lejos de lo planeado y, por ello, no pudieron rescatar a todos los pasajeros y a la tripulación.

Pero eso no deja de ser otra de las muchas teorías conspiranoicas relacionadas con este famoso hundimiento, porque es de suponer que los que habían viajado antes en el Olympic sabrían que era ese barco y no el Titanic, ya que no eran totalmente idénticos.

 

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