domingo, 25 de febrero de 2024

EL CANCILLER AUSTRIACO ENGELBERT DOLFUSS

 

Hoy voy a narrar la vida de este político austriaco, del que pocos se acuerdan ahora, pero al que Hitler consideraba un gran obstáculo para la anexión de su país a Alemania.

Engelbert Dolfuss nació en 1892 en una pequeña localidad de la Baja 

Austria. Su madre fue Josepha Dolfuss, hija de un granjero, mientras que su padre se cree que fue Josef Wenniger, ayudante de un molinero. Sus padres nunca llegaron a casarse, aunque también hay quien dice que los padres de Josepha se negaron a que se casara con él, porque era un joven de una familia muy humilde.

Sin embargo, un año más tarde, Josepha se casó con otro aldeano, llamado Leopold Schmutz, el cual adoptó al niño, aunque siempre lo trató con mucha frialdad. No obstante, el matrimonio tuvo otros 4 hijos.

Engelbert siempre fue un hombre muy bajito. Sólo llegó a medir 1,51m. Dicen que esa característica la heredó de su madre, que también lo era.

Como solía ocurrir en la España de la posguerra, supongo que el párroco de aquella zona lo vería como un chico listo y habló con su obispo a fin de que se le permitiera estudiar en el seminario.

En 1904, empezó sus estudios de secundaria en ese seminario. 

Parece ser que no fue un estudiante brillante, pero sí muy trabajador. Lo que conocemos por un empollón. De esa manera, consiguió acabar sus estudios.

En 1913, fue destinado al seminario de Viena, para iniciar su formación como sacerdote. Sin embargo, supongo que eso no le gustaría mucho. Así que se salió para matricularse en Derecho en la Universidad de Viena. Evidentemente, perdió la beca de la Iglesia.

En 1914, con el comienzo de la I Guerra Mundial, se ofreció como voluntario para luchar en el frente. Sin embargo, fue rechazado debido a su baja estatura.

No obstante, lo intentó de nuevo en su región de origen y 

allí sí fue admitido. Al tratarse de un universitario, lo enviaron a la Academia de oficiales, de la cual salió a finales de ese año con el empleo de alférez.

Parece ser que, estando al frente de una unidad de ametralladoras, luchó con mucho valor en el frente italiano y fue condecorado en 8 ocasiones.

El final de la guerra le pilló estando de permiso en Viena y, por ello, no fue capturado por las tropas italianas. Tal y como le ocurrió al resto de su unidad.

Continuó con sus estudios durante la posguerra. Trabajando también en la Comisión de compensación por invalidez y en un sindicato de agricultores.

Terminó sus estudios en Berlín, donde se hizo miembro de un 

importante sindicato de estudiantes católicos.

También allí se casó con Alwine Glienke, una alemana procedente de un territorio, que, actualmente, pertenece a Polonia. El matrimonio tuvo lugar en 1921 y tuvieron dos hijas y un hijo.

Por fin, en 1922, Engelbert, recibió su doctorado en Derecho por la Universidad de Viena.

Parece ser que, durante sus años en Berlín, fue miembro de la llamada Comunidad Alemana. Se trataba de una asociación católica, antisocialista y antisemita. Sin embargo, sus miembros se dividieron cuando se produjo el debate sobre la anexión de Austria a Alemania.

En 1927 se convirtió en el director del sindicato de agricultores. Como siempre había vivido en el mundo rural, conocía a fondo los problemas del campesinado.


Así que se puso manos a la obra y se dedicó a fomentar la creación de cooperativas. Muchas de ellas todavía perduran.

También logró que todos los campesinos estuvieran cubiertos por la Seguridad Social y los subsidios de desempleo.

En 1930, fue nombrado presidente de la empresa estatal Ferrocarriles federales de Austria. Ya entonces militaba en el Partido social cristiano, igual que el presidente del Gobierno austriaco.

En 1931 fue elegido ministro de Agricultura. Su labor comenzó por aumentar los aranceles a la importación de productos alimenticios y apoyo a las exportaciones agrarias.

En las elecciones de abril de 1932, el Partido Nacionalsocialista de Austria había obtenido una gran cantidad de votos, aunque seguía por detrás del Social cristiano y 

del Socialdemócrata.

Sorprendentemente, en mayo de 1932, Dolfuss fue nombrado nuevo canciller federal, o sea, presidente del Gobierno de Austria, por el presidente de esa República, Wilhelm Miklas. Un dirigente de su mismo partido.

Parece ser que se tomó toda la noche para pensar si aceptaba ese ofrecimiento. Por lo visto, estuvo varias horas rezando en su iglesia, ya que era un católico muy devoto.

El territorio de Austria había quedado muy reducido, tras la I Guerra Mundial. Aparte de que las pocas industrias que tenía el Imperio Austro-Húngaro ahora estaban en los territorios de Checoslovaquia y de Yugoslavia. Así que le afectó muy de lleno la Crisis de 1929.

Su forma de gobernar me recuerda mucho a la de Sánchez. Formó un gobierno, aliándose con los conservadores agrarios y hasta con los fascistas. Lo cual le daba mayoría de un escaño en el Consejo Nacional o parlamento austriaco.

Sin embargo, en marzo de 1933, disolvió la cámara y empezó a gobernar a base de decretos. Supongo que tomaría esa decisión a causa de la presión que le estarían 

haciendo desde el Partido Nazi austriaco, financiado por Alemania.

Parece ser que también se vio abocado a ello, porque dimitieron tanto el presidente como los dos vicepresidentes de esa cámara. Con lo cual, ya no podía funcionar y luego impidió que siguiera funcionando.

Por otro lado, también eliminó al tribunal Constitucional. Así que, de un plumazo, se cargó los poderes legislativo y judicial.

Ya que apenas disponía de industrias, optó por gobernar fomentando la agricultura. Sustituyó la economía liberal por otra en la que las organizaciones campesinas dictarían los precios de sus productos. Era una forma indirecta de intervención del Estado en la economía.

No hay que olvidar que las zonas de donde procedían los productos agrícolas, que siempre se habían consumido en Austria, al disolverse el imperio Austro-Húngaro, ya formaban parte de otros países.

Por lo visto, estuvo muy influido por las ideas del filósofo 

austriaco Othmar Spann y por una encíclica papal publicada por Pío XI en 1891. Esas ideas se basaban en que el fin de la economía era el bienestar de la población y no la obtención del máximo beneficio posible.

Dado que ya se notaban las influencias de Alemania y de la URSS en la política austriaca, entre mayo y junio de 1933, ilegalizó los partidos nazi y comunista de su país. Eso dio lugar a muchas protestas y atentados, por parte de los nazis. Así que muchos de esos nazis tuvieron que exiliarse en Alemania. Eso dio lugar a que Hitler decretase sanciones económicas contra Austria.

Dollfuss solía decir que “el nacionalsocialismo era un sistema político criminal basado en una ideología criminal”. Desde luego, se ve que tenía unas ideas muy claras.

Del mismo modo, fundó una organización llamada Frente de la Patria, con la que pretendió unir todos los sectores conservadores en una especie de régimen de partido único y corporativista, similar al Partido Fascista, que gobernaba en Italia.

Al mismo tiempo, en agosto de ese mismo año, firmó un tratado con Italia, por el que ese país garantizaba la independencia de Austria. De hecho, Mussolini

amenazó a Hitler con declararle la guerra, en el caso de que se atreviera a invadir Austria.

A Mussolini le interesaba apoyar a Austria, porque así tendría una especie de muro, que obstaculizaría los planes de expansión de Hitler. Obviamente, entonces no eran tan amigos como lo fueron después.

Incluso, Dolfuss decía que eran muy similares los regímenes de Alemania y la URSS. Así que la alianza con Italia podría servir para contrarrestar la influencia de esos países en Austria.

Además, Dollfuss no podía apoyar la anexión de Austria por Alemania, pues, en 1932, había recibido un préstamo de la Sociedad de Naciones, en una de cuyas cláusulas se exigía que Austria no podría unirse con Alemania, durante un mínimo de 20 años.

En octubre de 1933, Dollfuss sufrió un atentado en el que solamente fue herido por un joven nazi austriaco. Este joven fue condenado a 5 años de cárcel, 

ya que los jueces le apreciaron problemas mentales. No obstante, esto le sirvió Dollfuss para declarar la Ley marcial y el restablecimiento de la pena de muerte.

El Partido Socialdemócrata tenía un brazo armado. Así que enviaron a la Policía para registrar sus sedes e incautar todo el armamento y las municiones que allí hallasen.

Esto dio lugar a una dura resistencia, por parte de esas milicias socialdemócratas. Esa rebelión duró sólo 3 días, pero murieron unas 350 personas en los combates callejeros.

Por ello, Dollfuss también ilegalizó el Partido Socialdemócrata y mandó encarcelar a los líderes que no consiguieron exiliarse.

En abril de 1934 convocó una sesión en el parlamento a 

donde sólo permitieron asistir a los representantes de su partido, el Frente de la Patria. En el curso de la misma se presentó la nueva constitución, que tenía un marcado carácter corporativista. O sea, nada democrática, porque había sido casi una copia de las ideas del fascismo. Este texto entró en vigor en mayo de 1934.

No era la primera constitución de carácter fascista que se aprobaba en Europa. Unos años antes, se había aprobado otra parecida en Portugal.

El 25 de julio de ese mismo año tuvo lugar un golpe de Estado. El objetivo era derrocar a Dollfuss y anexionar por la fuerza Austria con Alemania.

El golpe falló, porque no recibieron el apoyo de la Policía, ni

del Ejército. Sin embargo, un grupo de nazis austriacos, junto a unos soldados alemanes de la SS, consiguieron penetrar en el edificio de la Cancillería y asesinaron a Dollfuss. Parece ser que lo hirieron y murió desangrado, porque se negaron a llevarlo a un hospital. Esta imagen es del primer atentado.

Los ministros se salvaron, porque, aunque habían estado allí reunidos con Dollfuss, al terminar esa reunión, cada uno se marchó a su Ministerio.

Tampoco le ocurrió nada a la familia de Dollfuss, porque, cuando ocurrieron esos hechos, se hallaban de visita en Italia.

Se registraron algunos combates entre los días 25 y 30 de julio con el resultado de unos 200 muertos en ambos bandos.

También se demostró que Alemania estaba detrás del golpe, porque se detuvo en la frontera con ese país a un correo, que llevaba las instrucciones precisas para iniciar el golpe.

Parece ser que a Mussolini no le gustó nada que asesinaran a Dollfuss, así que movilizó tropas hacia la frontera y volvió a amenazar a Hitler. Éste aseguró que no tenía nada que ver y que no apoyaba el golpe.

El entierro de Dollfuss fue multitudinario. Dicen las crónicas de la prensa del momento, que asistieron casi medio millón de personas para acompañar su féretro hasta el cementerio.

Tras el golpe, comenzó una dura represión. Los consejos de guerra dictaron varias decenas de condenas a muerte. De ellas, se ejecutaron 13.

Incluso, llegaron a ejecutar a varios policías y un soldado austriacos, que habían colaborado con los que entraron en la Cancillería. Otros agentes policiales, que también colaboraron con los nazis fueron condenados a cadena perpetua.

Posteriormente, fueron arrestados muchos policías, ya que figuraban en una lista de nazis, encontrada durante un registro efectuado en la casa de un líder de ese partido. No obstante, muchos nazis austriacos lograron huir a Yugoslavia o a Alemania.

En resumen, los nazis no consiguieron su objetivo y el presidente de la República de Austria nombró como nuevo canciller al político Kurt von Schuschnigg, también miembro del Partido Social cristiano, que había sido ministro de Justicia, el cual gobernó hasta 1938. Año en que se produjo la anexión por parte de Alemania.

También gobernó a base de decretos, aunque su política fue más 

suave que la de Dollfuss. Intentó preservar la independencia de Austria, aliándose con Italia y Hungría. Se basó en un acuerdo firmado por Dollfuss con esos dos países en marzo de 1934.

Sin embargo, fue abandonado por Mussolini, cuando Italia invadió Etiopía y fue expulsada de la Sociedad de Naciones. A partir de ese momento, el líder italiano buscó el apoyo de Hitler.

Así que Schuschnigg no tuvo más remedio que hacer concesiones a Hitler. En julio de 1936 firmaron un tratado austro-alemán por el que liberaron a muchos de los condenados por el golpe e, incluso, admitieron a dos nazis en el Gobierno austriaco.

Parece ser que también apoyó a la familia von Trapp, cuyas vidas se narran en la famosa película Sonrisas y lágrimas, para que se hicieran muy famosos.

En febrero de 1938, Schuschnigg visitó a Hitler en su 

residencia privada de Berghof. Éste le dio una especie de ultimátum, en el que le mostró sus exigencias.

Entre ellas, estaban la amnistía para los golpistas y su reingreso en la Policía; el nombramiento de varios nazis como ministros de su gobierno a pesar de que seguía prohibido el Partido Nacionalsocialista austriaco, etc.

A cambio de ello, Hitler se comprometía a respetar la independencia y la soberanía nacional de Austria.

No sé si sería cierto, pero, según dijo el canciller austriaco, le obligaron a firmar ese documento, antes de salir de Berghof.

A su regreso a Viena, el presidente Miklas se mostró en contra de ratificar ese tratado. No obstante, después de discutirlo con los miembros del gobierno, optaron por ratificarlo.

Siguieron aumentando las cesiones a Hitler, como la de nombrar a una especie de gobernador nazi para Austria o la de permitir la emisión por radio de un discurso de Hitleren el que amenazaba a ese país. Éste fue respondido por otro, que pronunció Schuschnigg ante el parlamento, defendiendo la independencia de Austria.

Para defender su postura, no se le ocurrió otra cosa que convocar al pueblo austriaco a votar en un plebiscito, donde se les preguntaría sobre si querían seguir siendo independientes. Estaba convocado para el 13 de marzo.

Evidentemente, eso no gustó nada a los nazis y mucho menos que no se permitiera votar a los menores de 24 años, que era la edad a partir de la cual se permitía votar en ese país, porque la mayoría de los nazis eran muy jóvenes y no podrían votar.

Así que Hitler exigió la dimisión de Schuschnigg y éste

la presentó el 11 de marzo. Siguiendo los deseos de Hitler, el presidente nombró como nuevo canciller austriaco al nazi Seyss-Inquart. Al día siguiente, las tropas alemanas invadieron Austria para impedir la celebración de ese plebiscito.

Schuschnigg fue detenido por la Gestapo y después pasó toda la guerra encerrado en Sachsenhausen y después en Dachau. Consiguió sobrevivir y, tras ser liberado por los aliados, se trasladó a USA.

Allí vivió bastante años, trabajando como profesor en la Universidad de San Louis, pues el Gobierno austriaco no aceptaba que regresara a Austria, ya que, siendo ministro, había encarcelado a muchos socialdemócratas.

Al final de su vida, le permitieron regresar para morir en su país.

 

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