martes, 1 de febrero de 2022

OLEG PENKOVSKI, EL AGENTE QUE NOS LIBRÓ DE LA TERCERA GUERRA MUNDIAL

 

Hoy voy a narrar la vida de un personaje al que todos le debemos mucho. Tal y como he indicado en el título de este artículo.

Oleg Penkovski, nació en 1919 en Vladikavkaz, capital de Osetia del norte. Una región de la antigua URSS y que ahora pertenece a Rusia.

Desgraciadamente, Vladimir, el padre de nuestro personaje murió luchando, como oficial del Ejército Blanco, durante la guerra civil rusa, que tuvo lugar entre 1917 y 1923.

Evidentemente, éste fue un dato que siempre escondió Oleg, para que no fuera utilizado en su contra por los líderes del PCUS.

De esa forma, consiguió estudiar en la prestigiosa Academia de Artillería, de Kiev. Graduándose y afiliándose al PCUS en 1939.

Eso le dio la oportunidad de participar en la llamada Guerra de invierno, contra Finlandia y, posteriormente, en la guerra contra los invasores alemanes. 

Todo ello, dentro de la II Guerra Mundial.

Parece ser que sus superiores vieron en él a un joven con mucho valor y un gran talento. Esto le sirvió para acabar la guerra con el empleo de teniente coronel.

Aunque fue herido al final de ese conflicto, eso no le impidió continuar con su carrera militar.

Supongo que la visión de su talento, que habían observado sus superiores, fue lo que le llevó a ser admitido en la Escuela de Estado Mayor y, posteriormente, en la de los servicios de Inteligencia.

Parece ser que era un tipo simpático, que solía caerle bien a todo el mundo. Así que hizo muchos amigos en aquel centro.

Su primer destino fue en la agregaduría militar de la Embajada de la URSS en Turquía. Parece ser que allí chocó con su jefe y ambos fueron enviados a otros destinos.

En 1959, le propusieron ir destinado a la India y él, enseguida, aceptó esa propuesta. El problema fue que a la KGB se le ocurrió investigar a fondo su pasado y descubrieron que su padre no había sido un héroe de la URSS, sino todo lo contrario. Así que eso arruinó sus planes.

Gracias a sus amistades en el GRU (Servicio de Inteligencia militar) logró que no lo expulsaran y le buscaron acomodo en un departamento dedicado al espionaje de los progresos occidentales en el campo de las armas nucleares.

No sé si esto le llevaría a algún tipo de depresión o sólo fue causado por el enfado surgido desde que descubrieron el pasado de su padre, lo cierto es que empezó a criticar al líder soviético Kruschev. Algo que, obviamente, no estaba permitido en su país.

Por un lado, criticaba la actitud de Kruschev, porque pensaba que quería llevar a su país a una guerra contra USA.

Por otro, también criticaba al régimen comunista, diciendo que su política económica iba a destruir a su país.

Lógicamente, esto no lo iba diciendo por ahí, sino que sólo se limitaba a escribirlo en su diario personal.

Supongo que también habría influido en su forma de pensar, que el descubrimiento de los agentes del KGB había truncado su sueño de llegar a verse como general.

En 1960, fue enviado al aeropuerto de Moscú para recibir a un grupo de empresarios y representantes británicos, en viaje de negocios a la Unión Soviética.

Hay que decir que Oleg hablaba muy bien inglés y su misión era intentar conseguir que alguno de esos empresarios le diera alguna información sobre los avances industriales en Occidente.

Entre los miembros de ese grupo, se hallaba un representante británico, llamado Greville Wynne, con el que muy pronto labró una buena amistad.

Al término de ese contacto, ambas partes quedaron en devolver la visita. Consistente en que un grupo de empresarios soviéticos visitara el Reino Unido.

Parece ser que los encargados de organizarla fueron Oleg y Greville. Los preparativos llevaron varios meses, lo cual fue tiempo más que suficiente para que se conocieran mejor y Oleg le expresara sus opiniones acerca del régimen soviético.

A mediados de 1961, Greville, que ya había tenido contactos con el MI6 (Servicio de espionaje de la Inteligencia británica), organizó una cita entre ellos y Oleg, cuando éste viajase a Londres.

Los británicos se pusieron en contacto con la CIA, para que también acudiera a esa cita.

Por lo visto, antes de que Oleg conociera a Greville, había dado un sobre a unos estudiantes USA, que residían en Moscú, para que lo entregaran en su Embajada.

Sin embargo, las autoridades USA, no le prestaron mucha atención, pensando que podría ser una jugada orquestada por la Inteligencia soviética. No olvidemos que ambas potencias estaban en plena Guerra Fría.

Así que, tras la llegada de la comitiva soviética, encabezada por Oleg, éste se dedicó a llevarlos a todas las empresas que querían visitar.

Sin embargo, por la noche, se reunía con los enviados del MI6 y de la CIA para contarles lo que querían saber sobre la URSS. Esas charlas se repitieron todas las noches, durante las dos semanas que duró ese encuentro entre empresarios de los dos países.

Por fin, Oleg, consiguió convencerles de la autenticidad de sus intenciones. Así que le suministraron diverso material de espionaje, como unas diminutas cámaras fotográficas. También los lugares seguros, donde pudiera depositar las fotos que fuera realizando.

A su regreso a Moscú, Oleg, consiguió fotografiar todo tipo de documentos y fotografías sobre el armamento soviético. Algo que interesó mucho a la CIA y al MI6.

En julio de ese mismo año, Oleg, volvió a Londres, encabezando otra expedición de empresarios soviéticos.

Esta vez les trajo mucha más información y les dijo que el total del armamento nuclear soviético era mucho menor que el que presumían tener las autoridades de su país.

Estamos en una época muy tensa, donde, de la noche a la mañana, los rusos levantaron el infame Muro de Berlín.

Lo que les siguió diciendo Oleg es que Kruschev no pretendía meter a su país en una guerra mundial, porque sabía que la perdería, ya que tenía menos y peores armas que los USA.

Parece ser que, a mediados de 1962, empezó a sospechar que le estaban siguiendo los agentes del KGB. No obstante, siguió colaborando con la Inteligencia occidental.

En septiembre de 1962, Oleg se enteró de que Kruschev había ordenado el despliegue de varios misiles en Cuba. En aquel asunto, era muy importante la discreción, por parte soviética, para que USA no pudiera interferir en el transporte de esos misiles.

Por lo visto, los soviéticos, también tenían agentes infiltrados en la Inteligencia USA y estos les advirtieron de que los americanos habían fotografiado los emplazamientos de misiles en Cuba desde sus aviones espías U-2.

Por ello, el presidente Kennedy, apareció en televisión para informar sobre la instalación de misiles soviéticos en Cuba, que es una isla que está a unos 150 km de las costas de Florida. 

Esos misiles eran muy peligrosos, porque podrían alcanzar cualquier punto de los USA, mientras que las defensas de ese país apenas tendrían tiempo para interceptarlos.

Así que ordenó que la Armada USA controlase y registrase todos los barcos que se dirigieran a Cuba.

Fue un momento de mucha tensión, pues Kruschev no quería dar su brazo a torcer. Así que no quería ordenar que sus barcos regresaran a sus puertos. Incluso, amenazó con que un ataque a alguna de sus naves significaría la guerra entre ambas potencias.

Afortunadamente, los dos líderes entraron en razón. Kruschev se comprometió a dar la orden a sus barcos, para que regresaran a la URSS, aparte de llevarse sus misiles de Cuba. Kennedy también ordenó que se desmontaran los misiles que tenían instalados en Turquía.

Estaba muy claro que alguien les habría advertido a la CIA y además, les habría dicho dónde buscarlos y ese alguien estaba infiltrado en la Inteligencia soviética.

El KGB, que llevaba mucho tiempo sospechando de Oleg, le metió algún tipo de veneno en la comida, que estaba tomando en un restaurante, lo que le provocó un desvanecimiento en su propio despacho.

Acto seguido, fue llevado a un hospital, donde tardó varios días en recuperarse de lo que parecía ser una intoxicación alimentaria.

Por lo visto, eso lo hicieron los agentes soviéticos para poder registrar tranquilamente su despacho y poner cámaras y micrófonos en el mismo y en su casa, mientras su familia lo iba a visitar al hospital.

Parece ser que no encontraron nada interesante, salvo esas cámaras que le dieron los agentes de USA. Sin embargo, los agentes infiltrados en la CIA, fueron los que les dieron la pista a sus colegas y, por ello, detuvieron a Oleg.

Poco después, también detuvieron a Greville Wynne, que se hallaba también en Moscú.

Durante 6 meses, los estuvieron interrogando y torturando para saber qué secretos habían pasado a Occidente. Wynne siempre sostuvo que era un mero correo y que ni siquiera había visto los documentos que le suministraba Oleg. Algo que ratificó el propio Oleg.

En mayo de 1963, ambos fueron llevados ante un juez. Evidentemente, las autoridades soviéticas, se abstuvieron de mencionar que Oleg había pasado muchos secretos a Occidente. Así que le acusaron de haber tenido una vida indecorosa y de actividades anti revolucionarias. Lo suficiente para condenarlo a muerte.

En el caso de Wynne, estimaron que no había tenido culpa, aunq
ue sí había colaborado con Oleg y le condenaron a 8 años de prisión.

Sobre el tema de la ejecución de Oleg hay varias versiones. No obstante, todas ellas dicen que tuvo lugar a mediados de mayo de ese año.

Unos dicen que fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento. Otros dicen que se tomaron menos molestias y lo mataron con un disparo en la nuca. Tal y como hicieron con los polacos que asesinaron en Katyn.

Sin embargo, un antiguo agente del KGB, que se pasó a Occidente, dio otra más terrorífica. Según él, lo ataron a una tabla y aún estando vivo, lo metieron dentro de un horno crematorio.

Todo ello, lo grabaron con cámaras de televisión para exhibirlo en las academias de nuevos agentes a fin de mostrarles lo que podría ocurrirles también a ellos.

Dado que Wynne era británico y que no tenía mucha importancia para los soviéticos, un año después, hicieron un trato con los británicos para canjearlo por un agente soviético, encarcelado en el Reino Unido.

En este caso también hubo otros que resultaron perjudicados. Por ejemplo, Iván Serov. Se trataba de un general, que había sido director del KGB, pero parece que no le caía muy bien a Kruschev, ya que lo relevó de ese puesto en 1958.

Posteriormente, fue nombrado jefe del GRU (la Inteligencia militar soviética). Algo que le podía venir muy bien a Oleg, porque Iván era muy amigo suyo y eso podría enderezar su carrera militar.

Serov había hecho muchos servicios a su país. Por ejemplo, había
participado en la II Guerra Mundial, en la toma de Berlín y en la firma de la rendición de las autoridades militares alemanas. Había sido uno de los jefes de las fuerzas soviéticas de ocupación en Alemania. Buscó y envió al mayor número posible de científicos alemanes a la URSS. Sobre todo, a los especialistas en cohetes. Incluso, estuvo involucrado en la detención del poderoso Beria.

Posteriormente, fue el organizador de la rehabilitación masiva de los represaliados y asesinados por orden de Stalin. Incluso, se desplazó a Hungría para ordenar la detención de los principales implicados en la sublevación de los ciudadanos de ese país contra las autoridades comunistas.

Seguramente, ya saltó alguna alarma en su cabeza, cuando, en 1961, vio que no era elegido como delegado para el XXII Congreso del PCUS. Algo extraño, pues siempre lo había sido para los anteriores congresos. Pero todo ello no le sirvió de nada.

En una palabra, que el caso Penkovski le vino muy bien a Kruschev para cesarlo como director del GRU y enviarlo a remotas guarniciones, donde sólo había academias militares.

Posteriormente, fue degradado. Le quitaron el título de héroe de la Unión Soviética y, para colmo, lo expulsaron del PCUS.

Durante el resto de su vida, luchó por ser rehabilitado, pero no lo consiguió. Parece ser que escribió unos diarios, que escondió en su casa de campo y que fueron descubiertos en 2012. Sin embargo, el Gobierno ruso, los clasificó como secreto e impidió que fueran publicados en su totalidad.

Por último, Greville Wynne, regresó a su país. Siguió trabajando como representante y empresario, dedicado al comercio exterior. Sin embargo, supongo que el tiempo que estuvo encarcelado le pasó factura. Eso dio lugar a que sufriera una depresión y ahogara sus penas en alcohol.

Su salud salió muy perjudicada y eso le llevó a la muerte, con 70 años, en 1990.

Por lo visto, antes de morir, publicó un par de libros, en los que afirmaba haber trabajado, durante la II Guerra Mundial, para el MI5 (Servicio británico de contraespionaje).

Sin embargo, otros autores, que han escrito sobre este personaje, lo niegan, diciendo que no parecía tener ningún tipo de formación como agente, antes de haber sido captado para este caso.

A ver si alguno se anima y se hace seguidor del blog. Muchas gracias.

 

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2 comentarios:

  1. Ya tienes un seguidor acá, he ido leyendo poco a poco sus historias, saludos desde Colombia. Me hizo recordar un párrafo de confieso que he vivido de Pablo Neruda, en el cual se refiere a un sujeto que fue espía.

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    1. Muchas gracias por sus elogios. Le invito a leer otros de los artículos del blog. Saludos.

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