Este año se cumple el centenario
del asesinato de este famoso político español. Seguro que muchas veces habremos
pensado que donde se habrán cometido más asesinatos de políticos será en USA.
Pues no es así, ha habido muchos más en España.
Muy pronto, la familia se
trasladó a vivir en Madrid. Gracias a ello, Eduardo, estudió la carrera de Derecho
en la Universidad Central, cuya Facultad estaba en la calle San Bernardo. Licenciándose
en 1875.
. No obstante, supongo que su amistad con el político Romero Robledo le sirvió para abrirle las puertas del Partido Conservador, aunque, también hay que decir que éste nunca se llevó demasiado bien con Cánovas a pesar de que ambos eran de la provincia de Málaga.
En 1884, Dato consiguió, por
primera vez, su escaño de diputado y lo fue revalidando, en distintos distritos
electorales, hasta el final de su vida.
Parece ser que nunca le gustó el
llamado “turnismo”, por el que, tras la muerte de Alfonso XII, los partidos
liberal y conservador se iban turnando en el poder.
En 1899, fue nombrado ministro de
Gobernación en uno de los gobiernos presididos por Francisco Silvela. Ahí fue
cuando empezó a diseñar su propuesta de legislación laboral. Desgraciadamente,
no pudo llevarla a cabo, porque ese gabinete cesó al año siguiente.
En 1913, tras el asesinato de
José Canalejas, aceptó el encargo del rey para formar su propio Gobierno. Ese gabinete
duró hasta finales de 1915.
No obstante, llevó a cabo uno de
los proyectos del difunto Canalejas, que fue la fundación de la Mancomunidad de
Cataluña.
Sin embargo, esa fue una decisión
que atrajo mucha riqueza a España, pues le permitió vender suministros a ambos
bandos. Lástima que, como de costumbre, sólo valió para que se enriquecieran
los de siempre y no se repartió esa riqueza entre todos los españoles.
Como la situación política y económica
se volvió muy inestable, en junio de 1917, volvió a formar un nuevo Gobierno,
que sólo duró hasta noviembre de ese año.
No obstante, debido al ambiente
prerrevolucionario que había, en ese momento, en España, tuvo que decretar la
suspensión de ciertas garantías constitucionales. Algo que no gustó a mucha
gente, porque no iba a arreglar nada con eso. Era sólo una forma de ganar
tiempo.
Aun así, se siguieron produciendo
las protestas por toda España. Se produjo el intento de reunión de la Asamblea
de parlamentarios, en Barcelona y la huelga general, convocada por los
principales sindicatos.
Tras un paréntesis en que el rey
encargó el Gobierno a García Prieto, pero no resolvió nada, porque dimitió poco
después, en marzo de 1918, se produjo un hecho muy singular.
Supongo que a más de uno se le
pondrían los pelos de punta, porque eso equivaldría a la llegada de otra
República, donde no iban a contar con ellos.
Así que el propio monarca tomó
lápiz y papel y se dedicó a preguntar qué ministerio quería cada uno.
Dato fue nombrado, en ese Gobierno,
ministro de Estado. Un cargo del que cesó con la caída del Gobierno, en noviembre
de 1918.
En mayo de 1920, fue nombrado de
nuevo presidente del Gobierno, siendo también presidente del Partido
Conservador. Ese Gobierno fue el primero de la Historia de España, donde hubo
un Ministerio de Trabajo.
s asesinatos en poco tiempo en Barcelona.
Consistía en una especie de
guerra entre los pistoleros de los sindicatos y los contratados por la
patronal.
Por lo visto, en un principio, su
idea fue nombrar personas moderadas para ciertos cargos a fin de ir encauzando
esa situación hasta conseguir acabar con la violencia. Sin embargo, la cosa fue
a peor y los anarquistas llegaron a asesinar a un antiguo gobernador civil de
Barcelona.
Así que los industriales de esa
ciudad presionaron a Dato para que pusiera a alguien más duro como gobernador.
Nada menos que al general Severiano Martínez Anido: el más duro de entre los duros.
Como a este militar le dieron
manga ancha, pues se tomó todas las libertades que quiso sin contar con el
Gobierno. Optó por apoyar a los industriales y se dedicó a eliminar a los pistoleros
y líderes anarquistas. Cosa que agradó mucho a los mencionados empresarios.
Lógicamente, esto no gustó nada a
los anarquistas y pensaron que el gobernador estaba siguiendo unas
instrucciones que le hubiera dado Dato. Lo cual, según parece, era falso.
Desgraciadamente, la tarde del
08/03/1921, cuando Dato regresaba en coche desde el Senado a su casa, situada
en la calle Lagasca, 4 de Madrid, tuvo lugar un atentado. Concretamente, a las
20.14.
Así que, mientras él se dirigía
en su coche oficial a su casa, solamente acompañado por su chófer y por un
criado, tres jóvenes se acercaron a su vehículo en una moto con sidecar, cuando
circulaban por la Plaza de la Independencia. Donde se halla la famosa Puerta de
Alcalá.
El conductor del automóvil había reducido la velocidad para girar a la izquierda con el fin de entrar en Serrano, ya que, por entonces, era una calle de doble sentido.
Todavía se pueden apreciar los
impactos en el coche de Dato, que está expuesto en el Museo del Ejército, hoy
en el Alcázar de Toledo. Se ve que le dispararon desde atrás y desde la izquierda
del vehículo. Por lo visto, ya sabían que aquel vehículo no estaba blindado.
Dispararon 20 veces y, aunque sólo impactaron 18 balas, fueron suficientes para matar a Dato. Posiblemente, la primera de ellas, que le atravesó el cráneo, fue la que le produjo la muerte. A la vista de sus heridas, ni siquiera se molestaron en realizarse la autopsia.
Curiosamente, no había ningún
policía en esa plaza y nadie persiguió a los asesinos, que huyeron con su moto
por calle Serrano, como si no hubiera ocurrido nada. Así que consiguieron llegar
hasta un garaje, que habían alquilado en el barrio de Ciudad Lineal.
El caso es que la Policía ya
había recibido alguna información sobre un posible atentado contra Dato.
Incluso, él mismo, llegó a hacer testamento. Sin embargo, el ministro de Gobernación,
sólo puso 5 policías en el trayecto entre el Senado y su casa.
Enseguida, llevaron a Dato a la
casa de socorro más cercana, que estaba en la calle Castelló, 65. Allí, los
doctores que le atendieron, vieron que se estaba muriendo y sólo le inyectaron
aceite alcanforado. Poco después falleció.
Lógicamente, su familia se presentó
enseguida, tras ser avisada y, posteriormente, también lo hicieron los miembros
de su Gobierno y otras autoridades.
Es muy llamativo que las
organizaciones obreras quisieran asesinar a Dato. A pesar de ser un
conservador, fue el primero que, en 1900, consiguió que se aprobase la Ley de
Seguros de Trabajo. Limitó la edad laboral de los menores, para que no fueran
explotados en el campo o en las fábricas. También protegió a las mujeres trabajadoras
embarazadas. Decía que se basaba en la encíclica Rerum Novarum, del Papa León
XIII.
Por otro lado, consiguió la
aprobación de la Ley de descanso dominical y la fundación del Instituto
Nacional de Previsión, que empezó administrando el llamado retiro obrero y el
seguro de maternidad.
A los militares tampoco les hizo
ninguna gracia lo de otorgarles a los nacionalistas la Mancomunidad de
Cataluña, aunque era una pequeña autonomía que no tenía nada que ver con la que
hoy disfrutan.
También los tuvo, obviamente,
entre los anarquistas. Curiosamente, los que lo mataron dijeron no tener nada
contra él. Simplemente, no fueron capaces de matar a Martínez Anido, porque
gozaba de una buena protección, hasta cuando paseaba tranquilamente por las Ramblas
de Barcelona.
Por último, a los empresarios no
les hicieron ninguna gracia sus medidas sociales, ya que así no podían explotar
a los obreros a su antojo y, de paso, les subían sus costes laborales.
Sin embargo, parece que estos
tipos vivían a cuerpo de rey. Llegaron a Madrid en enero de ese año y se
compraron esa moto, que costaba un dineral. Con la que todo el mundo les vio
paseándose, durante varios días antes, por el lugar del crimen.
También utilizaron unas pistolas
ametralladoras, que, según la sentencia judicial, eran de marca Star, copiadas
del famoso modelo alemán Mauser C96 y que disponían de una culata, que también
valía como estuche. Eso es improbable, pues esas copias empezaron a fabricarlas
Astra en España a partir de 1927. Por lo cual, esas armas, que ahora están
perdidas, eran de importación. O sea, que debían de ser muy caras, porque sólo
se vendían a las fuerzas armadas.
Los autores materiales del
atentado fueron los anarquistas catalanes Pedro Mateu, Luis Nicolau y Ramón
Casanellas.
Nicolau estuvo siempre acompañado
por su novia, que estaba embarazada. Ambos huyeron y consiguieron llegar a
Alemania. No obstante, unos años después, fue extraditado y condenado a cadena
perpetua. Sin embargo, fue puesto en libertad con la llegada de la II República.
Curiosamente, fue fusilado, al final de la guerra, por las tropas republicanas,
al considerarlo un desertor.
Casanellas llegó a la URSS y allí
se hizo todo un revolucionario y un agente soviético. Volvió a España, con su esposa rusa, antes de
la guerra civil. Murió en 1933, en un accidente de tráfico, al chocar la moto
que conducía con el vehículo que le precedía. Se sospechó que pudiera haber sido
un atentado, porque, anteriormente, ya había sufrido otro.
En fin, lo que quiero decir es
que estos tres criminales gozaron de un nivel de vida, que no era acorde con
sus ingresos. Por mucho que les pagasen por ser pistoleros. Así que me da la
impresión de que en este atentado participó más gente, aparte de la CNT.
A modo de ejemplo, parece ser
que, cuando la Policía detuvo a Mateu, le intervinieron varias cosas. Entre
ellas, un billete de 1.000 Ptas., que llevaba en el bolsillo. Por lo visto, la moto les costó 5.100 Ptas. Algo
absolutamente fuera del alcance de cualquier obrero de la época.
TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN
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