sábado, 28 de octubre de 2017

EDDIE CHAPMAN, EL PRESO QUE SE CONVIRTIÓ EN ESPÍA

Siempre se ha dicho que las guerras le han cambiado la vida a mucha gente. En muchos casos es así. A continuación,  vamos a ver cómo le cambió la vida a nuestro personaje de hoy.
Edward Arnold Champman, nació en 1914 en un pueblo del condado de Durham, al noreste de Inglaterra.
Parece ser que nunca fue muy amante de la disciplina. En su niñez, solía escapar de la escuela para ir al cine o a la playa.
Como no encontró otra cosa mejor, se metió en el Ejército. Estuvo destinado en la capital, en un regimiento de la Guardia Real, cuya sede estaba ubicada junto a la Torre de Londres.
Parece ser que, durante un permiso, conoció a una chica muy joven y se fugaron juntos. Así que el Ejército le buscó y le arrestó, siendo condenado a pasar una buena temporada en una prisión militar. Lógicamente, al finalizar su condena fue expulsado del Ejército.
Posteriormente, se fue a vivir al barrio del Soho, donde sólo encontró algunos empleos temporales. Lo cierto es que llevaba una vida muy desordenada, aparte de que jugaba y bebía mucho.
Más adelante, formó con otros tipos una banda que se dedicaba a volar y desvalijar cajas fuertes. Durante un tiempo, esa fue su única actividad, hasta que fue arrestado por la Policía en Escocia.
Los agentes le llevaron ante el juez y éste le puso en libertad bajo fianza. Lo cierto es que nuestro personaje huyó al sitio que le pareció más recóndito. Se trataba de la isla de Jersey, una de las Islas del Canal. Hace tiempo escribí un artículo sobre ellas.
Aún así, la Policía detectó su llegada y una noche fueron a atraparlo. Sin embargo, en este caso, Eddie, llegó a realizar una auténtica huida más propia de una película, al lanzarse por una ventana, que se hallaba cerrada, y lograr escapar de los agentes.
Ese mismo día, intentó realizar otro de sus robos. En este caso, la Policía consiguió arrestarlo y el juez le impuso una pena de dos años de cárcel en la isla de Jersey.
Aunque parezca increíble, las Islas del Canal, fueron el único territorio de las Islas Británicas, que fue ocupado por las fuerzas alemanas, durante la II Guerra Mundial. Lo cierto es que los británicos no hicieron ningún intento por defender esas islas.
Cuando llegaron los nazis a la isla de Jersey, en junio de 1940, se encontraron a los presos todavía en sus celdas. Así que los soltaron a todos.
Chapman se había hecho amigo de otro antiguo preso, llamado Faramus, originario de esa isla. A la salida de la cárcel, fundaron una peluquería, donde atendieron tanto a los isleños como a los invasores alemanes.
Parece ser que a los dos se les ocurrió que la mejor manera de salir de esa isla era escribir una carta a las autoridades alemanas de ocupación, exponiendo que ellos deseaban espiar a favor de Alemania.
Así fue cómo les llamaron y les hicieron ir a Francia. Parece ser que solamente les interesó Chapman, al que pusieron como apodo Fritz. Así que durante un tiempo le entrenaron en las técnicas que suelen utilizar los espías (comunicaciones, manejo de explosivos, paracaidismo, etc).
Su primera misión tuvo lugar a mediados de diciembre de 1942. Consistía en volar en un bombardero alemán y lanzarse sobre territorio británico. Allí tendría que volar la fábrica de aviones  Havilland, situada al este de Inglaterra.
Parece ser que tuvo algunas dificultades para lanzarse en paracaídas, pero al final lo consiguió, aunque cayó en un lugar un poco alejado de su objetivo.
En aquella época, el Ejército británico, ya había descifrado las claves alemanas. Así que ya tenían noticias de la venida de este espía y sólo tuvieron que enviar un avión de la RAF, para seguir al de Chapman, y ver dónde se lanzaba en paracaídas. A partir de ahí, sólo tuvieron que alertar a la Policía del lugar y muy pronto fue capturado.
Desde el mismo momento en que comenzó su interrogatorio, declaró que quería ser agente británico. Así que fue trasladado a las oficinas del MI5 (el servicio de contraespionaje) para tomar una decisión sobre Chapman.
Consiguió que lo contrataran, a cambio de un buen sueldo, claro,  y le apodaron “ZigZag”. Parece ser que les convenció cuando les dijo que los alemanes le habían prometido ir a una de las típicas concentraciones nazis, donde ocuparía una de las primeras filas y así podría asesinar al propio Hitler.
Lo cierto es que les gustó la presumible valentía de este hombre, pero le convencieron para que no realizara esa misión suicida. No obstante, algunos autores creen que la idea de matar a Hitler no fue suya, sino de su tutor alemán, von Gröning, que fue el que le buscó ese sitio en el mitin de Hitler.
Es muy llamativo que el MI5 admitiera a este personaje entre los suyos, siendo un conocido delincuente, porque la mayoría de los agentes de ese servicio procedían de la clase alta británica. En el bando británico, su tutor sería el coronel Tommy Robertson.
Al poco tiempo el MI5 concibió un falso ataque sobre esa factoría. La explosión fue vista desde el aire y fotografiada por los aviones de reconocimiento alemanes, que solían sobrevolar el territorio británico.
Parece ser que los británicos encargaron este truco, como otros muchos,  al famoso ilusionista Jasper Maskelyne, al que ya dediqué  otro de mis artículos.
Algo más tarde, el MI5, organizó la vuelta de Chapman a Alemania. Mandó un mensaje para ser evacuado por medio de un barco o un submarino. Sin embargo, los alemanes, le contestaron que volviera a través de Lisboa.
Este comportamiento hizo dudar a los formadores británicos de Chapman, así que lo prepararon para afrontar el interrogatorio a que iba a ser sometido a su llegada a Alemania.
Posteriormente, se enroló en un barco mercante, cuyo destino era el puerto de Lisboa. Allí fue recibido por agentes alemanes. Para demostrar su lealtad, les pidió que le dieran dos bombas para hundir el barco en el que había venido, durante su regreso al Reino Unido. Los alemanes le dieron dos explosivos camuflados en trozos de carbón. Sin embargo, él los entregó al capitán del barco.
Lógicamente, no explotaron, pero al llegar a Inglaterra, se publicó en la prensa que la Policía había encontrado dos bombas camufladas entre el cargamento de carbón, que no habían llegado a explotar. Era una ingeniosa forma para que los alemanes no desconfiaran de Chapman.
Parece ser que los alemanes habían picado el anzuelo y, como premio a su “hazaña” por haber volado la fábrica de aviones, fue condecorado con la Cruz de Hierro, siendo el primer británico que obtuvo ese galardón. Aparte de darle una gran cantidad de dinero y hasta un yate.
Tras el famoso Desembarco de Normandía, que fue una auténtica chapuza y del que hablaré en un próximo artículo, Chapman, fue enviado de nuevo al Reino Unido.
Esta vez, su misión consistía en comprobar dónde iban cayendo las bombas volantes V-1 y transmitirlo a los alemanes, para que fueran corrigiendo el tiro.
Tal y como le habían ordenado en el MI5, les iba diciendo a los alemanes que las bombas estaban cayendo en el centro de Londres, cuando lo cierto era que estaban bombardeando los barrios y la campiña situada al sur de la capital. Sin embargo, los alemanes, nunca se dieron cuenta de que les estaba engañando.
Desgraciadamente, a su vuelta a Londres, Chapman, se dedicó, nuevamente, a la buena vida y a tener relaciones con bandas de delincuentes. Aparte de que no supo ser discreto.
Así que, en noviembre de 1944, el MI5 lo despidió, le dio una buena indemnización. Incluso, le consiguió el indulto de la pena de cárcel, que estaba cumpliendo en la isla de Jersey.
Durante su trabajo como espía, Chapman, había tenido dos amantes. Una en el Reino Unido y otra en Noruega, donde estuvo en una academia alemana de espías.
En una ocasión, le llegó a decir a su amante noruega que él era un espía británico. Afortunadamente, ella pertenecía a la resistencia de ese país y no lo denunció. Sin embargo, tras la guerra, ella fue condenada a una pena de 6 meses de cárcel, por haberse relacionado con un oficial alemán, o sea, Chapman. De hecho, no pudo demostrar que era un error, porque ella creía que él había muerto. Parece ser que volvieron a verse en 1994. Es la que aparece en el centro de la foto.
En la posguerra, se casó con una antigua novia suya, Betty Farmer, que vivía en el Reino Unido y tuvieron una hija. Parece ser que fue la misma chica por la que desertó del Ejército.
Según parece,  Chapman volvió a sus orígenes y se volvió a relacionar con bandas de delincuentes de todo tipo. Fue detenido varias veces, pero siempre se le soltó, porque el MI5 declaró que había realizado grandes servicios a su país durante la guerra.
En los años 50, escribió sus memorias para ganar algo de dinero. Sin embargo, el Gobierno prohibió su publicación y le pusieron una pequeña multa por intentar desvelar secretos oficiales. Algo más tarde, publicó otra biografía suya, pero aligerada de todos los detalles que figuraban en la primera.
Unos años más tarde, escribió otra biografía sobre un soldado británico que desertó para combatir en el bando alemán. Su nombre fue Eric Pleasants. Chapman afirmaba haberlo conocido cuando ambos estuvieron presos en Jersey.
Parece ser que la magnífica película “Triple Cross” (1966) está basada en la vida de nuestro personaje y eso le dio celebridad durante un tiempo. Así que lo contrataron en un diario londinense para escribir relatos sobre crímenes.

En esa película, el personaje de Chapman fue interpretado por el actor Christopher Plummer, que alcanzó gran fama al protagonizar la película “Sonrisas y lágrimas”, en el papel del capitán von Trapp.
Posteriormente, el matrimonio Chapman, compró una granja y un castillo en Irlanda, donde recibieron a algunos de los amigos que habían hecho durante la guerra. Uno de ellos  fue Stephan von Gröning, su tutor, mientras estuvo al servicio de la Inteligencia alemana. Parece ser que este oficial alemán hablaba muy bien inglés, porque su madre era de USA.

Curiosamente, algunos autores dicen que von Gröning era contrario al régimen nazi y pronto se dio cuenta de que Chapman era un espía doble. Incluso, algunos se atreven a decir que lo fomentó, sin que lo supieran sus superiores, claro está.
Otros dicen que von Gröning estaba muy interesado en que Chapman siguiera con ellos, incluso, aumentando la importancia de ese agente, porque se estaba quedando con una buena parte de su sueldo. Cantidad con la que estaba adquiriendo cuadros para su colección.
Lo cierto es que eso nunca se sabrá, porque el propio almirante Canaris, jefe máximo de la Abwehr, también fue siempre anti-nazi y se cree que, durante la guerra, facilitó ciertos secretos a los aliados. Este militar fue ejecutado tras el complot contra Hitler.
Nunca se perdió la amistad entre Chapman y su tutor alemán, aunque tardaron unos años en reunirse, tras la guerra. Parece ser que el alemán utilizó siempre el seudónimo Dr. Graumann y nuestro personaje desconocía cuál era su verdadero nombre. Es más, Gröning y su esposa estuvieron entre los invitados a la boda de la hija de Chapman.
Parece ser que los alemanes le trataron mucho mejor que los británicos. Estos últimos, nunca se fiaron mucho de él a causa de sus antecedentes penales.
Parece ser que la figura de von Gröning no se parecía en nada al personaje que aparecía en la mencionada película, interpretado por el célebre Yul Brynner. Gröning no era un tipo que tuviera una personalidad con un marcado carácter militar prusiano y, salvo error, tampoco estuvo implicado en el complot contra Hitler.
También se dice que los británicos exageraron demasiado la importancia de lo que le había confesado Chapman sobre los secretos alemanes para así poder decir que no sabían nada de ello, hasta que se los contó éste.
Cuando la verdad es que, desde hacía tiempo, sabían mucho más que eso gracias al descifrado del código de las máquinas Enigma. Algo que llegaron a ocultar hasta a sus propios aliados. Así que a Chapman también lo utilizaron para sus intereses.
Al final, el barón Stephan von Gröning, que había nacido en 1898, en Bremen, murió en la misma ciudad en 1982. En la posguerra lo pasó muy mal, pero, gracias a unos amigos, consiguió un modesto empleo en un museo de su ciudad.

Mientras que Eddie Chapman, el cual, a causa de sus actividades delictivas, le fue prohibida la entrada en varios países, como Francia e Italia, murió en 1997, a los 83 años, a causa de un fallo cardiaco.

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