sábado, 8 de noviembre de 2014

BOUDICA, LUCHADORA CONTRA ROMA

Esta vez traigo al blog a una mujer digna de admiración, pues supo gobernar a su pueblo y hacer que se les unieran las tribus vecinas para expulsar nada menos que  a los romanos del suelo británico.
Es conocida por varios nombres como Boudica, Búdica, Boadicea, etc. No se sabe dónde ni cuándo nació.
Sólo se puede decir de ella que era una mujer pelirroja, alta, corpulenta y que estaba casada con Prasutago, rey o jefe de la tribu de los icenos y que vivió durante el siglo I d. de C.
Esta tribu estaba asentada en la actual Norforlk, zona situada al este de Inglaterra, cuya actual capital es Norwich.
Como los icenos eran gentes pacíficas y sólo se dedicaban, predominantemente, a las labores agrícolas, los romanos, en un principio, buscaron la amistad de Prasutago y le dieron a este pueblo la consideración de aliado de Roma.
No olvidemos que Britania fue invadida definitivamente por Claudio y conquistada en el 43 d. de C. Lo cierto es que, en un principio,  los romanos se burlaron del emperador Claudio, cuando les dijo que se marchaba a conquistar la irredenta Britania, pero lo cierto es que lo consiguió, para asombro de todos.
Como Prasutago sólo tenía 2 hijas, puso al emperador romano como coheredero de sus bienes, para proteger así el patrimonio de sus hijas y el de su tribu.
A su muerte, los romanos no respetaron la voluntad del difunto y se apropiaron de su reino. También le exigieron a su viuda el pago de sus deudas con Roma.
El administrador romano, Cato Deciano,  declaró que el testamento no tenía validez para ellos y ordenó el saqueo de los campamentos de la tribu. Todo ello ha llegado hasta nosotros de la mano del famoso historiador romano Tácito.
Incluso, se permitieron azotar públicamente a Boudica y violar a sus dos hijas, que entonces eran sólo unas adolescentes.
Poco tiempo después, ya en el 61, los icenos al enterarse de que el gobernador de Britania, Cayo Suetonio Paulino, se hallaba en otra isla, en Gales, luchando contra una tribu rebelde, decidieron ellos levantarse contra los opresores romanos.
Decidieron atacar una colonia romana situada en la actual Colchester, al sur de su territorio. Como esta colonia sólo la habitaban unos cientos de veteranos legionarios romanos, junto con una pequeña guarnición, no pudieron hacer frente a l
os miles de rebeldes britanos que se les echaron encima.
Así que optaron por huir y dejar que los rebeldes destruyeran esta colonia. Algunos dicen que esto hizo que, desde entonces,  empezara Londres a cobrar mayor importancia para los romanos.
También puede que se decidieran a atacar esta ciudad, porque, anteriormente, había sido la capital de sus aliados, los trinovantes, los cuales habían sido expulsados de allí por otra tribu aliada de Roma.
Además, les habían obligado a construir y sufragar un templo romano dedicado al emperador Claudio.
Desde allí, los rebeldes se dirigieron hasta el actual Londres, que tuvo que ser evacuado por los romanos, al no poder hacer frente a tantos rebeldes, y fue saqueado.
Algunos historiadores, como Dión Casio, enumeran las barbaridades realizadas por los rebeldes contra los habitantes de Londinium, la actual Londres.
Los romanos también evacuaron Veralamium, otra ciudad aliada de Roma, que no contaba con fuerzas suficientes para enfrentarse a los rebeldes.

Los britanos necesitaban ganar la guerra cuanto antes y expulsar de allí a los romanos. Habían descuidado mucho sus campos y es probable que pasaran hambre al llegar el invierno.
Aparte de eso, sabían que tenían que derrotar necesariamente a los romanos y expulsarles, porque conocían de sobra la venganza de Roma.

El gobernador Suetonio tuvo que volver a toda prisa con todas sus tropas desde Gales. Esto hizo que los rebeldes modificaran su ruta para combatir a los romanos.
El gobernador romano, como buen militar profesional, eligió un terreno que le fuera favorable. De todas formas, era prácticamente imposible hacer frente con sus 10.000 legionarios, más o menos, a unos 100.000 rebeldes, procedentes de varias tribus de la región.
De todas formas, seguro que no todos los britanos eran guerreros, pues solían desplazarse las familias enteras junto con las tropas.
El lugar exacto del enfrentamiento se desconoce, pero se cree que estuvo entre la actual Londres y Woxeter, en una zona llamada actualmente Watling Street, cercana a la autopista A2, que une Inglaterra con Gales.
Suetonio, parece ser que escogió un lugar muy abierto por su frente, mientras que estaba cerrado por los laterales y por la espalda por un tupido bosque, el cual les protegería de los ataques por sorpresa. Así se planteó una batalla a campo abierto, muy al gusto de los romanos, donde los rebeldes no podrían realizar su característica forma de guerrear.
Así, los romanos formaron una línea, mientras los rebeldes colocaron sus carros en una formación arqueada,  justo detrás de la primera línea de infantería. Parece ser que daban la batalla por ganada e invitaron a sus familias a presenciarla.
Tácito nos informa de que Boudica se dirigió a sus tropas, diciéndoles  lo siguiente: “Nada está a salvo de la arrogancia y del orgullo romano. Desfigurarán lo sagrado y violarán a nuestras vírgenes. Ganar la batalla o morir, tal es mi decisión como mujer. Allá los hombres si quieren vivir y ser esclavos”.
El discurso de esta valiente mujer fue seguido por miles de guerreros con la cara pintada de azul y los párpados manchados de ceniza, para aterrorizar a sus contrincantes.
Ella, mientras tanto,  empuñaba una lanza, la cual agitaba continuamente, para dar más fuerza a sus palabras. Vestía un manto oscuro sujeto con un broche a un lado, encima de una simple túnica. Su único adorno era un torque, una especie de anillo grande de oro, que solían llevar los nobles celtas alrededor de su cuello.
En el campo contrario, Suetonio, les arengó a sus suyos con estas palabras: “Ignorad los clamores de estos salvajes. En sus filas hay más mujeres que hombres. No son soldados y no están bien equipados. Ya les hemos vencido antes. Lanzad vuestros venablos y luego avanzad… Olvidaos del botín. Tan sólo ganad y lo tendréis todo”.
Es posible que Tácito hubiera sido bien informado sobre esta batalla, porque su suegro participó en ella. También lo hizo el mismo Séneca.
Suetonio esperó a ser atacado por los britanos. Éstos avanzaron hasta estar a tiro de las lanzas romanas, lo cual les provocó muchas bajas e hizo que muchos huyeran.
Los romanos aprovecharon el momento para atacar, sin perder su formación. Incluso, atacó su caballería por las alas, para perseguir a los que huían, como solían hacer siempre.
Los infantes britanos se vieron rodeados por las legiones romanas, a su espalda; la caballería romana, en los flancos;  y los carros britanos en su frente. Así fueron rodeados y masacrados por los romanos.
No está claro el número de bajas, pero se cree que hubo unos 50.000 muertos britanos por unos 500 legionarios romanos.
Nerón dudó si seguir ocupando Britania, pero luego se decidió por cambiar a Suetonio por otro gobernador menos represivo, para pacificar el territorio.

Poco se sabe sobre el final de Boudica, aunque la mayoría, como Tácito, afirman que se envenenó, para no caer otra vez en las manos de los romanos.
Muchos dijeron que su entierro fue fastuoso, como corresponde a una reina, pero nunca ha estado claro el lugar donde se halla su tumba. Incluso, algunos han afirmado que fue en el monumento de Stonehenge.
Su nombre casi se pierde con la Historia, pero fue recuperado por los historiadores ingleses en el XVI y, más tarde, en el XIX.
En ese último siglo, muchos autores la compararon con la reina Victoria, porque Boudica, precisamente, significa “victoria”en la antigua lengua de los celtas. 
Se han escrito poemas y obras teatrales en honor a esta reina guerrera. Se han realizado películas y hasta se ha puesto su nombre a un barco de la Armada británica.
En 1905 se erigió una estatua en Londres, financiada por el príncipe Alberto, entre otros, donde se puede ver a esta reina, junto con sus hijas subida en un carro de guerra. Está situada muy cerca de la Cámara de los Comunes.
Incluso, en Harry Potter se menciona que su tumba pudiera estar donde hoy se halla la estación ferroviaria de King’s Cross. Concretamente, entre los andenes 9 y 10 de la misma.





5 comentarios:

  1. Buen artículo, siempre me ha interesado la rebelión britana que encabezó Boudica. Solo hay una cosa que suena rara, del texto me parece deducir que indicas que Séneca participó en la represión del levantamiento, y eso no me parece probable. El preceptor de nerón tendría ya una edad avanzada en el 61 d. C. y creo que solo Dión Casio le vincula con los préstamos abusivos a los britanos que contribuyeron a alimentar la rebelión pero a nada más de los acontecimientos de la isla.

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  2. A mí también me pareció extraño ese detalle, pero sí que lo indica la biografía de Boudica, que se puede consultar en Internet.

    Por otra parte, una persona mayor puede participar en actos violentos por el simple hecho de enviar allí a sus esbirros. Sin dar la cara personalmente.

    Es una pena que los historiadores romanos no hablaran más que de sus victorias, olvidando, casi siempre, las derrotas sufridas por Roma.

    Muchas gracias y saludos.

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  3. Muy buena entrada. Te dejo un artículo con algunos vídeos que pueden resultar interesantes para completar el artículo y arrojar más luz a la historia de Boudica: https://gabrielrosselloblog.wordpress.com/2017/03/20/mujeres-en-la-historia-boudica-la-desconocida-reina-de-los-britanicos/

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    1. Muchas gracias por tu video y tus comentarios.

      Saludos.

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