Nuestro personaje de hoy nació en
un pequeño pueblo de Eslovaquia, en 1887, cuando esta zona aún pertenecía al
Imperio Austro-Húngaro. Su padre era de origen húngaro y su madre, eslovaca.
Más
tarde, se fue a Viena a estudiar para sacerdote, ordenándose en 1910.
Durante
su servicio como sacerdote, aparte de cumplir las obligaciones de su cargo, se
dedicó a fomentar la enseñanza de la lengua y la cultura eslovacas.
Al
inicio de la I Guerra Mundial ejerció como capellán militar, pero luego fue
nombrado, en 1915, director del seminario de Nitra.
Otro
sacerdote, Andrej Hlinka, fundó en 1913 el Partido del Pueblo eslovaco, el cual
intentó que Eslovaquia gozara de una autonomía tras la creación de
Checoslovaquia. En 1923 ya fue el partido más importante de este territorio.
Tiso
se afilió a este partido y fue desde 1930 su diputado-líder, llegando, en 1938,
a la muerte de Hlinka, a ser el líder absoluto del partido.
No
obstante, siguió atendiendo a su parroquia y a sus obligaciones como diputado,
entre 1925 y 1939.
Entre
1927 y 1929 fue ministro para la salud y los deportes del gobierno
checoslovaco. Desde 1938, fue ministro para los asuntos eslovacos en Praga.
Ese
mismo año, tras la invasión alemana de los Sudetes, el Gobierno se disolvió y
Eslovaquia proclamó su autonomía dentro de Checoslovaquia, nombrándose a Tiso
como su primer ministro.
Tras
las presiones de varios países para quedarse con partes de Checoslovaquia, se
fundó en Eslovaquia el partido de la unidad nacional eslovaca, formado por
todos los anteriores partidos, menos el comunista. Así se inició el régimen
autoritario de este país.
Hitler
ya tenía pensado ocupar toda Checoslovaquia, así que presiona a Tiso para que
proclame la independencia de Eslovaquia. El 09/03/1939 el gobierno de Praga
ocupa Eslovaquia y depone a Tiso de su cargo.
El
13 de marzo fue a Berlín, invitado por Hitler. Este le presiona para que
proclame la independencia de Eslovaquia, bajo el amparo de Alemania y, si no lo
hace, dejará que Polonia y Hungría se repartan su territorio.
El
14 de marzo el parlamento eslovaco proclamó la independencia del país y el 15,
Alemania ocupó el resto del territorio checo, dejando independiente el
territorio eslovaco.
Tiso
fue nombrado primer ministro de la nueva Eslovaquia y ejerció como tal hasta el
26/10/1939, fecha en la que es nombrado presidente de la república y presidente
del partido del pueblo eslovaco.
Desde
1942, adopta las formas propias de un régimen fascista o nazi y se autodenomina
“vodca”, o sea, líder.
Su
país siempre fue un estado títere de Alemania, la cual se aprovechó de él en
todo momento, como para enviar desde allí tropas para la invasión de Polonia o
para reclamar tropas eslovacas para apoyar el ataque alemán a la URSS. Incluso,
tuvo que declarar la guerra a USA y al Reino Unido. También tuvo que firmar el
Pacto Tripartito, con el resto de las potencias del Eje.
En
el seno de su partido, pronto se dio una división entre los conservadores, que
lo apoyaban a él, y los jóvenes más radicales, admiradores de Hitler. Esto lo
supieron aprovechar los alemanes para descompensar continuamente el Gobierno de
ese país.
Los
ideales del Gobierno de Tiso fueron siempre el desprecio a la democracia,
nacionalismo a ultranza, orden social basado en el catolicismo, etc.
Su
partido adoptó las tesis nazis sobre los judíos, pues su lema era “Eslovaquia
para los eslovacos”. Para ello, decretaron un “Código judío”, el cual estaba
lleno de prohibiciones para esta gente.
Se
discute si aprobó las deportaciones de los judíos hacia Alemania, pero lo
cierto es que miles de ellos fueron obligados a dejar este país.
Los
nazis, en un principio, presentaron un plan para obligarles a emigrar a
Madagascar, el cual fue rechazado por la Comunidad Internacional.
Desde
1940, los judíos fueron obligados a asentarse en ghetos en las ciudades. En
principio, se negaron a enviarles a Alemania, por considerar que sus campos no
reunían buenas condiciones e hicieron planes para construir otros en
Eslovaquia.
Sin
embargo, en 1942, Alemania solicitó a
Eslovaquia 20.000 trabajadores judíos y, salvo una pequeña oposición de algunos
miembros del Gobierno, los demás aceptaron de buen grado.
Las
peticiones en contra de algunos obispos católicos y rabinos judíos, fueron
desoídas por el propio Tiso.
En
marzo de 1942 comenzaron estas deportaciones y el propio Tiso mostró claramente
sus intenciones declarando: “La expulsión
de los judíos es un acto cristiano porque se hace por el bien del pueblo, que
se libra así de sus plagas.”
Las deportaciones fueron detenidas en octubre de ese
año, una vez que se demostró que Alemania no sólo obligaba a trabajar a los
judíos, sino también los asesinaba. No obstante, a esas alturas, un 75% de la
población judía, unas 59.000 personas, ya habían sido expulsadas a Alemania. De
ellos sobrevivieron muy pocos. Se calcula que de los 70.000 judíos que había en
Eslovaquia murieron 65.000 durante la guerra.
Entre esa fecha y octubre del 44,
Eslovaquia fue un refugio seguro para los judíos perseguidos en los países
conquistados por los nazis.
En octubre del 44 las deportaciones
fueron reanudadas por orden de los ocupantes nazis, como resultado de la sublevación
nacional eslovaca.
En abril del 45 Tiso fue depuesto
tras la conquista de Eslovaquia por el ejército soviético. Todo el Gobierno huyó
hacia Austria para ponerse bajo la protección de las tropas USA.
Fue entregado por los americanos al
nuevo Gobierno checoslovaco. Luego fue encarcelado y acusado de traición a
Eslovaquia y a su sublevación y por colaboración con los nazis.
El 15/04/1947 la Corte Nacional lo
condenó a muerte. A pesar de múltiples gestiones a todos los niveles e, incluso,
de la opinión favorable de muchos miembros del Gobierno para que le fuera
conmutada la pena de muerte, el presidente Benes se negó a perdonarle y fue
ahorcado el 18/04/1947.