miércoles, 28 de agosto de 2024

LA INFAME OPERACIÓN AKTION T4

 

Mucho se ha hablado y escrito sobre los infames campos de concentración y de exterminio, creados por los nazis. Sin embargo, estos también crearon otras formas de matar de las que se habla mucho menos. Así que hoy vamos a conocer una operación, que dio lugar a la muerte de cientos de miles de personas.

A finales del siglo XIX, un psicólogo austriaco, llamado Adolf Lothar Jost, publicó una obra, titulada El derecho a la muerte, en la que decía que la vida dependía de dos factores. Uno era el de la combinación de alegría y dolor, que experimentamos todos los humanos. Mientras que el otro era la suma de beneficios y perjuicios que representamos para nuestros semejantes. De esa manera, abrió un largo debate sobre la eutanasia.

No se quedó ahí, sino que también defendió que las personas con enfermedades mentales debían ser eliminadas por llevar una vida inútil y consumir “una gran cantidad de valor material”.

Esas ideas fueron recogidas y ampliadas por el jurista Karl Binding y el psiquiatra Alfred Hoche, ambos de nacionalidad alemana. Este último escribió una obra titulada La liberación de la destrucción de la vida indigna, publicada en 1920.

Evidentemente, estas obras no pasaron desapercibidas para los teóricos del nazismo y sus ideas de superioridad racial.

Así que, nada más llegar al poder, se pusieron manos a la obra. El ministro del Interior, Wilhelm Frick, firmó una serie de normas legales, que teóricamente, pretendían prevenir que los descendientes de los alemanes padecieran enfermedades mentales.

Para empezar, obligaron a esterilizar a las personas que pudieran transmitir enfermedades mentales hereditarias. Eso dio lugar a la esterilización de unas 400.000 personas. Varios miles de ellos murieron durante esa operación.

No vayamos a pensar que esas ideas sólo eran propias de los nazis, ya que también hubo otros países, que dictaron normas para esterilizar a ciertos pacientes, como en USA, Canadá, Dinamarca y Suecia.

También se legalizó el aborto hasta el final del sexto mes de embarazo, en caso de que se diagnosticara una enfermedad hereditaria a los padres.

Por otra parte, también se prohibieron las relaciones sexuales con personas de otras razas. Igual que se prohibió el matrimonio de una persona con discapacidad mental con otra sana.

Una vez iniciada la II Guerra Mundial, el 27/09/1939, los alemanes probaron estas peligrosas ideas con muchos pacientes de centros psiquiátricos de Polonia y los asesinaron.

En octubre de 1939, los alemanes utilizaron varias dependencias de un antiguo fuerte polaco, ubicado en la ciudad de Poznan para encerrar y gasear a muchos pacientes procedentes de centros psiquiátricos.

Más tarde, asesinaron a unos 5.000 niños y bebés a los que se les habían detectado enfermedades mentales.

Posteriormente, comenzaron a asesinar a unos 70.000 adultos y ancianos alemanes, que estaban ingresados en hospitales y residencias de ancianos. Por lo visto, muchos de esos adultos habían quedado perturbados, tras haber luchado en la I Guerra Mundial.

Más adelante, como es sabido, asesinaron a todos los que ya no les valían para trabajar en los campos de concentración.

Parece ser que en julio de 1939 Hitler se reunió con Leonardo Conti, ministro de Sanidad del Reich; con Martin Bormann, jefe de personal de la Cancillería y con Philipp Bouhler, jefe de la Cancillería para idear una forma de eliminar a esos pacientes.

Éste último, luego se reunió con Karl Brandt, el cual seleccionó a una serie de médicos de su confianza para que llevasen a cabo esta labor.

El médico alemán Karl Brandt, uno de los hombres de confianza de Hitler, se convirtió en el principal responsable de la asistencia sanitaria en el III Reich. Éste creó una serie de centros, donde les decían a las familias de los pacientes que iban a ser tratados mejor que en sus respectivas casas. La verdad es que lo que les hacían era matarlos a base de darles sobredosis de fármacos o también a base de dejarles morirse de hambre. De esa forma, mataron a unos 30.000 pacientes.

Esta iniciativa siempre tuvo un carácter secreto, porque no quisieron tener problemas con las relaciones exteriores con otros países. Parece ser que Hitler firmó la orden, pero no se publicó en el diario oficial, aunque sí tuvieron conocimiento de ella varios responsables ministeriales.

Por lo visto, le dejaron la responsabilidad organizativa a un alto funcionario, llamado Viktor Brack, el cual se dedicó a fichar a los médicos más afines a estas ideas. También decidió que estas matanzas tuvieran lugar en el castillo de Grafeneck, situado cerca de Tubinga. También se estaban realizando en un edificio situado en Brandeburgo.

Del mismo modo, se dedicó a impartir órdenes a los responsables municipales para que tranquilizasen a las familias de los pacientes. A fin de que no se produjeran alborotos, cuando recibieran las urnas con las cenizas de sus familiares.

En un principio, el Ministerio del Interior, dirigió un escrito a todos los hospitales de Alemania, donde les preguntaba cuántos enfermos mentales había ingresados en cada uno de los centros y la descripción detallada de las enfermedades de esos pacientes. Alegando que era para hacer una serie de estadísticas.

Esos datos se enviaron a la sede central de la T4, donde unos expertos decidían sobre la vida o la muerte de esos pacientes.

Posteriormente, sin haber informado a las autoridades de esos hospitales, se ordenaba que los pacientes seleccionados para morir fueran enviados a Grafeneck y otros 6 centros más utilizados, para este propósito, por los médicos nazis.

Sin embargo, en agosto de 1941, el cardenal alemán von Galen, al que ya dediqué otro de mis artículos, levantó la “liebre” y denunció públicamente lo que estaba haciendo el Gobierno alemán con los deficientes mentales.

Evidentemente, eso dio lugar a un escándalo internacional y hasta el propio Papa Pío XII tuvo que pronunciarse sobre este grave asunto.

Parece ser que Hitler se mostró muy alarmado, pero, lejos de terminar con estas masacres, lo que ordenó fue que esos centros y su personal se trasladasen a Polonia, para estar lejos de las miradas de los alemanes y de los aliados.

Los nazis no se contentaron con asesinar a estos pacientes, sino que sus médicos firmaron falsos certificados de defunción, donde indicaban otros motivos de fallecimiento, sino que también, una vez fallecidos, les extraían sus piezas dentales de oro.


También se engañaba a los familiares, para que no fueran a visitar a los pacientes. Les decían que les habían ingresado en centros muy alejados de sus domicilios, pues les enviaban cartas con membretes de esos lejanos centros, aunque la verdad es que estaban en otros centros más cercanos, donde los iban asesinando.

De esa forma, asesinaron a unas 70.000 personas, aunque, durante el juicio a los médicos, celebrado durante la posguerra, se dijo que, seguramente, habrían sido el doble, pero no había pruebas para poder demostrarlo. Desde el principio, habían previsto asesinar a unos 100.000 pacientes. De hecho, se sabe que, a finales de 1941, ya habían vaciado 93.521 camas de los hospitales alemanes.


Así que se calcula que asesinaron a unas 200.000 personas en Alemania y Austria y otras 100.000 en los países ocupados.

No sólo asesinaban a estos pacientes en el interior de esos centros, sino que también utilizaban unos autobuses grises, donde los asfixiaban mediante el CO.

Durante el transcurso de esa infame operación, hubo un joven juez muy valiente, llamado Lothar Kreyssig, al que el habían adjudicado la tutela de varios de esos enfermos.

Parece ser que algunos de ellos fueron trasladados a esos centros para asesinarlos. Así que este juez les siguió la pista y se dio cuenta de lo que estaba pasando. Por ello, ordenó que no se trasladase a ningún paciente más de los que estaban bajo su tutela, si no lo había autorizado él por escrito.

Incluso, tuvo el valor de denunciar al responsable de Aktion T4, Philipp Bouhler e, incluso, fue a entrevistarse con el propio ministro de Justicia.

Por lo visto, éste le enseñó la orden firmada por Hitler, pero el juez le respondió que eso no tenía ningún valor legal.

Como era de esperar, le amenazaron con enviarle a un campo de concentración. Sin embargo, lo único que le hicieron fue expulsarle de la carrera judicial. Cargo que tampoco recuperó durante la posguerra, ya que le tocó vivir en la zona de ocupación soviética.

Como era de esperar, en la posguerra, se llevaron a cabo muchos juicios contra los nazis. En este caso, médicos, enfermeras y funcionarios fueron llevados ante la Justicia.

Curiosamente, las sentencias fueron más duras, en los juicios llevados a cabo durante los años 40. Supongo que sería porque tenían más fresca las imágenes de la guerra. Así que varios de los acusados fueron condenados a muerte y ejecutados.


Sin embargo, a partir de los años 50, ya se les impusieron unas penas más leves e, incluso, en muchos casos, fueron absueltos por falta de unas pruebas concluyentes.

En 1987, la enfermera y víctima de una esterilización forzada, Klara Nowak, creó la Asociación de Víctimas de la Eutanasia y personas esterilizadas a la fuerza, a fin de obtener una serie de indemnizaciones para las víctimas y sus familiares.

En 1988, se erigió un monumento a las víctimas de esta infame operación, junto a la antigua sede de la T4, en la Tiergartenstrasse 4 en Berlín. También se han erigido otros monumentos, tanto en Alemania como en Austria.

Por otra parte, en 2010, la Sociedad Alemana de Psiquiatría, Psicoterapia y Neurología dio a conocer en uno de sus congresos, que sus miembros pedían perdón por el sufrimiento y el silencio causado por esta operación, realizada durante el período nazi.

 

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sábado, 24 de agosto de 2024

ABRAHAM BOLDEN Y EL SERVICIO SECRETO USA

 

Hoy voy a narrar la historia de una persona que me ha llamado poderosamente la atención, pero, antes de nada, voy a aclarar ciertas ideas sobre lo que es el famoso Servicio Secreto de USA.

Como todos sabemos, USA es un país que se creó durante el siglo XVIII y, desde entonces, ha ido creando sus instituciones.

Al final de la guerra civil USA, se detectó que se estaban multiplicando las redes de falsificación de billetes y monedas. No sé si esto sería un invento del servicio de Inteligencia confederado o de otros gobiernos extranjeros.

Lo cierto es que, en 1865, se creó el Servicio Secreto, cuya misión principal fue combatir estas redes de falsificación de billetes y monedas en circulación y, por ello, hasta 2003, siempre dependió del Departamento del Tesoro, lo que aquí llamamos Hacienda, y no del Departamento de Seguridad Nacional, que es de quien depende desde esa fecha.

Más o menos, como, en España, el actual Servicio de Aduanas o como el antiguo cuerpo de Carabineros, ambos dependientes de Hacienda.

Casualmente, el presidente Lincoln firmó la ley para crear el Servicio Secreto el mismo día en que fue asesinado.

El Servicio Secreto tampoco tenía la misión de proteger ni al presidente, ni a ningún otro político USA o extranjero, que fuera de visita a ese país.

Así que los presidentes USA tenían que contratar su propia seguridad personal. Por ejemplo, el famoso Abraham Lincoln, contrató a la conocida agencia de detectives Pinkerton, fundada en 1850 por el escocés Allan Pinkerton. De hecho, se puede ver a éste en varias fotografías junto al presidente. Curiosamente, esa agencia se fundó en un local de la Masonería.

A lo largo de la historia, esa agencia no se ha conformado con realizar actividades propias de los detectives o de guardaespaldas, sino que también fueron contratados por algunos empresarios a fin de que enviaran matones para reventar las huelgas.

Sin embargo, esa agencia empezó a ser conocida cuando descubrieron un complot, que estaba teniendo lugar en Baltimore para asesinar al presidente Lincoln.

Esta agencia prestó múltiples servicios al Gobierno USA hasta que en 1908 se creó el famoso FBI. Desde entonces comenzó su decadencia.

Curiosamente, uno de los agentes de Pinkerton fue el famoso escritor Dashiell Hammet.

Parece ser que muchas de las ideas para sus novelas las tomó de su experiencia en esa agencia.

Volviendo al Servicio Secreto, como, en aquella época, no había en USA una policía con competencia nacional, fue, en muchas ocasiones, utilizado para investigar crímenes de todo tipo. Incluso tuvo competencias en Inteligencia y contrainteligencia. Aspectos de los que ahora se ocupan, respectivamente, la CIA y el FBI.

Sin embargo, en 1901, se tomó la decisión de que, aparte de seguir luchando contra las falsificaciones monetarias, a partir de entonces se dedicarían también a escoltar al presidente y vicepresidente USA, su familia, los candidatos a la presidencia en las siguientes elecciones y los gobernantes extranjeros, que visitaran USA. También protegen a los expresidentes de USA.

Supongo que tomarían esa decisión, porque, ese mismo año, fue asesinado el presidente USA William McKinley.

Actualmente, también investigan otros delitos como los fraudes bancarios, los delitos cibernéticos, usurpación de identidad y en tarjetas de crédito y delitos contra la propiedad intelectual.

En 1950, cuando se estaba restaurando a fondo la Casa Blanca y el presidente Truman residía temporalmente en la Blair House, unos independistas puertorriqueños quisieron asaltar ese edificio para asesinarlo.

Sin embargo, el agente Leslie Coffelt, que se hallaba de guardia en la puerta, respondió al tiroteo y, aunque resultó herido de gravedad, consiguió matar a uno de los atacantes y herir al otro. Coffelt moriría pocas horas más tarde a causa de sus graves heridas. Es el único agente de esa agencia muerto en acto de servicio. Pertenecía a la Policía uniformada del Servicio Secreto, cuya misión es proteger los edificios oficiales y las embajadas en Washington DC.

Llegados a este punto, voy a referirme a Abraham Bolden. Nació en 1935 en una localidad del Estado de Illinois (USA). Estudió en Saint Louis y en la Lincoln University, en Missouri, donde se graduó con las máximas notas en sus estudios de composición musical.

Supongo que no encontraría trabajo y se le ocurrió empezar a trabajar en la mencionada agencia de detectives Pinkerton. De hecho, fue el primer afroamericano que trabajó en esa empresa.

Poco después, consiguió un trabajo como patrullero de carreteras en la Policía del Estado de Illinois. Ese trabajo le permitió casarse y formar una familia con 3 hijos.

En 1960, consiguió ingresar como agente en el Servicio Secreto de USA. Hay que decir que es muy complicado ingresar en esa institución. Sólo un 10% de los aspirantes lo consiguen.

Fue destinado a la oficina de Chicago, pero, durante un mes, fue trasladado a la unidad que se dedica a proteger al presidente en la Casa Blanca.

Parece ser que se lo presentaron al presidente Kennedy y éste lo comparó con una de las grandes estrellas de beisbol del momento.

Por lo visto, Bolden era un tipo que se tomaba muy en serio su trabajo y no le gustaba nada la dejadez con la que sus compañeros decían proteger al presidente. Así que, tras su mes de prueba, solicitó regresar a su destino en Chicago.

Parece ser que tuvo mucho éxito en su labor de localizar y detener a los integrantes de varias redes de falsificadores de moneda.

Casualmente, en 1964, fue acusado de intentar vender unos documentos secretos del Gobierno al jefe de una banda de falsificadores.

Evidentemente, lo negó. Alegó que esta denuncia podía venir, porque había comentado a unos compañeros que pensaba informar a la infame Comisión Warren, la que se dedicaba a investigar el asesinato del presidente Kennedy, sobre la laxitud de algunos de sus compañeros en la tarea encomendada de proteger al presidente.

No olvidemos que, según apareció en la prensa, muchos de los agentes, que deberían de haber protegido, en Dallas, al presidente Kennedy, no estaban en buenas condiciones, ya que llevaban unos cuantos días de juergas y borracheras.

Curiosamente, él ya se había dirigido, por escrito, al propio jefe del Servicio secreto, James J. Rowley, para comentar lo que estaba pasando. Sin embargo, cuando Rowley fue citado ante la Comisión Warren dijo no saber nada del asunto y que se había enterado del tema por la prensa. Seguro que esa frase os suena de algo.

Por si acaso, nunca citaron a Bolden ante la Comisión Warren. Algo que a éste le dolió mucho.

En julio de 1964 tuvo lugar el juicio contra Bolden. Un mes antes del juicio, estuvo dando conciertos de piano en varios locales de Chicago y lo que recaudó lo invirtió en conseguir un buen abogado.

Curiosamente, los principales testigos de la acusación eran dos jefes de redes de falsificación de billetes y un agente del Servicio Secreto.

Parece ser que el propio juez reconoció que pensaba que Bolden era culpable. Sin embargo, el jurado no se puso de acuerdo. Así que anuló el juicio y lo volvió a fijar para el mes siguiente.

Esta vez ya no tuvo tanta suerte y el mismo juez del anterior juicio, lo condenó a 6 años de prisión. También fue expulsado del Servicio Secreto.

Así que se tuvo que buscar otros trabajos para poder subsistir, ya que todavía no habían decretado su ingreso en prisión, porque su abogado había recurrido esa sentencia.

Unos meses más tarde, uno de los testigos de la acusación fue condenado a 15 años de prisión. Tras la sentencia, reconoció haber mentido varias veces en el juicio contra Bolden. Así que éste recurrió a instancias superiores para que se repitiera su juicio, alegando falta de imparcial en el juez que lo condenó.

En diciembre de 1965, tuvo lugar un nuevo juicio. Sin embargo, para su sorpresa, fue condenado de nuevo, ya que este tribunal consideró correcto el anterior fallo.

Así que, en junio de 1966, se decretó su ingreso en prisión, pero Bolden sólo cumplió dos años y medio, ya que le otorgaron la libertad condicional.

Hay que decir que, hasta el mes de abril de 2022 no fue perdonado por el presidente Biden.

Por lo visto, en 1967, Bolden recibió en la cárcel la visita de su abogado, el cual iba acompañado por un colega y también por un ayudante del famoso fiscal del distrito de Nueva Orleans. Aquel que se hizo célebre gracias a la película JFK.

Bolden les contó, durante aquella visita, que el Servicio Secreto había sabido, tres semanas antes, que había un complot para asesinar a Kennedy en Chicago y que su departamento trabajó para que no se produjera.

Parece ser que esto le dio mucha popularidad, porque se publicó en la prensa. Sin embargo, esto no hizo que lo pusieran en libertad. Todo lo contrario, fue sancionado y recluido en una celda de aislamiento.

Por lo visto, el presidente Kennedy había sido invitado a asistir a un partido de fútbol americano, a celebrar en Chicago, entre los equipos del Ejército y de las Fuerzas Aéreas.

Parece ser que el FBI se enteró de que iban a atentar contra el presidente e informó al Servicio Secreto.

Según contó, lo que pensaban hacer los asesinos era colocar 4 francotiradores en puntos estratégicos, por donde iba a circular la comitiva en un coche descubierto, desde el aeropuerto hasta el estadio.

Incluso, un antiguo marine, llamado Thomas Arthur Vallee, que tenía algún problema mental, había conseguido un trabajo en un edificio alto, junto al lugar por donde iba a pasar la comitiva. Seguro que todo esto os suena mucho a lo que luego ocurrió en Dallas.


El caso es que el FBI y el Servicio Secreto sólo consiguieron arrestar a dos de los implicados. Por eso mismo, la seguridad del presidente decidió que no acudiera a ese evento.

Hay algunos autores, que afirman que existe una relación entre Vallee y Lee H. Oswald. Sin embargo, se ordenó que esos documentos se archivaran y no vieran la luz hasta dentro de 75 años.

En 1976, se formó el Comité Selecto sobre asesinatos de la Cámara de representantes USA (HSCA). Este comité se dedicó a evaluar las actuaciones de los diferentes servicios en varios asesinatos, como los de JFK y Luther King. Llegó a la conclusión de que, en el primer caso, el Servicio Secreto no había actuado correctamente, porque no había avisado a tiempo a su oficina de Dallas de que se iba a atentar contra el presidente. A pesar de que un agente había grabado una conversación, en la que un tipo, llamado Joseph A. Milteer, daba varios detalles sobre cómo se iba a realizar ese atentado.


En 1978, Bolden fue citado ante el HSCA. Allí contó todo lo que sabía sobre ese tema, aunque él no participó ni en las investigaciones, ni en el arresto de los implicados en el complot de Chicago.

Casualmente, en 1995, el Servicio Secreto, destruyó todos sus archivos sobre el complot de Chicago, poco antes de que le llegase un requerimiento del HSCA para que se los entregase.

Tras su puesta en libertad, Bolden estuvo trabajando varios años como supervisor de control de calidad en una fábrica de automóviles, hasta que se jubiló en 2001.

A partir de esa fecha, ha concedido multitud de entrevistas en las que se reafirmó sobre el complot existente para asesinar en Chicago al presidente Kennedy y que los implicados lo aplazaron 3 semanas hasta conseguir asesinarlo en Dallas.

 

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miércoles, 21 de agosto de 2024

FRANZ VON PAPEN

 

Seguramente, más de uno se habrá preguntado cómo fue la llegada de Hitler al poder, pues, en aquella época, su partido no era uno de los más importantes de Alemania. Así que voy a intentar aclararles este tema a los que se hayan preguntado eso.

Nuestro personaje de hoy se llamaba Franz von Papen y nació en 1879 en una localidad de Westfalia, al oeste de Alemania.

Fue el tercero de los cinco hijos de una familia de nobles y ricos terratenientes católicos y, con sólo 11 años, pidió ser enviado a una especie de academia militar, cercana a Berlín.

Allí estuvo durante 4 años, a los que le siguieron otros 3 en una verdadera academia militar. Parece ser que ahí fue donde aprendió a ser un buen jinete y a tener pasión por los caballos.

Empezó su carrera militar en la guardia del Kaiser, para luego pasar al regimiento de ulanos de Westfalia, donde ya había estado antes su padre.

Cuando ascendió a capitán, pasó al Estado Mayor y eso le sirvió para conocer a muchas personalidades y otros que lo iban a ser en los próximos años.

Por ejemplo, Kurt von Schleicher, que fue el último canciller de la famosa República de Weimar.

En 1905, se casó con una rica heredera de la empresa familiar Villeroy & Boch, famosa por sus manufacturas de cerámica de lujo.

Este matrimonio le sirvió para conocer a muchos empresarios amigos de la familia de su esposa. De este matrimonio nacieron 5 hijos: un varón y 4 hembras.

En 1913, fue nombrado agregado militar de la Embajada de Alemania en USA y en México. Así logró conocer a figuras, que luego serían muy importantes, como el futuro presidente USA, Franklin D. Roosevelt, y el general Douglas MacArthur.

Una vez comenzada la I Guerra Mundial, von Papen creó un grupo de espionaje y sabotaje, a pesar de que USA todavía no había entrado en la guerra.

Por ejemplo, imprimieron pasaportes falsos de varios países neutrales para que los ciudadanos USA de origen alemán pudieran llegar a Alemania a fin de poder incorporarse a su Ejército.

También informaban al Estado Mayor alemán sobre la partida de los barcos, que llevaban mercancías, desde los puertos USA hasta los de los aliados. A fin de que los pudieran hundir por medio de los submarinos. Eso también solían hacerlo los espías alemanes en los puertos españoles.

También se dice que fue el autor de aquellos carteles en los que se advertía a los pasajeros, que no viajaran en barcos británicos, porque podían ser hundidos por los submarinos. Como le ocurrió al Lusitania.

Sien embargo, siempre negó estar involucrado en la voladura de un

importante arsenal situado en la isla Black Tom, donde se almacenaban una gran cantidad de municiones, antes de ser enviadas a la guerra.

Por todo ello, en 1916, fue expulsado, tanto de USA como de México. En su viaje de regreso, como es normal, utilizó su pasaporte diplomático para eludir los controles navales británicos. Así que estos no tuvieron más remedio que dejarle pasar, pero se quedaron con su equipaje. Dentro del cual había varios cuadernos con los pagos realizados a sus espías y que sirvió para poder detenerlos y encarcelarlos.

A su regreso a Alemania, se incorporó a la guerra. Primero como comandante en el frente occidental. Después, lo enviaron a luchar en Oriente Medio, para luego servir como asesor del Ejército turco.

Allí también hizo muchas amistades, como Joachim von Ribbentrop y, al final de la guerra, Paul von Hindenburg.

Como siempre había sido monárquico, al proclamarse la República de Weimar, se retiró del Ejército con el empleo de teniente coronel.

A partir de 1921 empezó a interesarse por la política, siendo elegido diputado en el Parlamento de Prusia por el partido Zentrum.

Sin embargo, parece ser que se enfrentó con su partido, porque no aceptó que firmara una coalición en Prusia con los socialistas del SPD, ya que él deseaba que la hubiera firmado con los conservadores del DNVP.

Desde 1927, estuvo pronunciando discursos en los que afirmaba que el gran enemigo de Alemania y de Europa era la URSS. Incluso, propuso una alianza entre Francia y Alemania contra la URSS. Sin embargo, los franceses prefirieron llevarse mejor con los soviéticos que con los alemanes y, en 1932, firmaron un tratado de no agresión con Moscú.

Curiosamente, en esos discursos, también participaron personajes tan conocidos como Göring o Goebbels, que apoyaron esa coalición contra la URSS.

En junio de 1932, von Papen fue nombrado canciller por el presidente de

la República, Paul von Hindenburg, a propuesta de von Scheicher. Parece ser que fue nombrado, porque reunía 3 condiciones: Ser amigo del presidente, tener el apoyo de los nazis y seguir las pautas de von Schleicher. Así que, durante su mandato, se limitó a redactar los decretos ordenados por el presidente, para que éste los firmase.

Las ideas de von Papen pasaba por modificar la Constitución de Weimar, a fin de fusionar la presidencia de la República con la de Prusia. El Gobierno ya no dependería de tener la confianza del Parlamento o Reichstag, sino del presidente de la República de Weimar.

En una palabra, lo que pretendía era ir dando pasos hasta restablecer una monarquía autoritaria.

Para poder apoyar a este gobierno minoritario, los nazis pidieron dos cosas: la convocatoria de unas nuevas elecciones generales y el levantamiento de la prohibición de las SA y SS. El presidente aceptó todo lo que le pidieron los nazis.

En abril de 1932, los nazis obtuvieron una victoria arrolladora en Prusia. Esto encendió las alarmas en Berlín y rompió la coalición que llevaba varios años gobernando en ese Estado, compuesta por Zentrum y el SPD. Parece ser que se atrevieron a decirle a los nazis que les permitirían entrar en esa coalición, pero ellos les respondieron que querían todo el gobierno.

Así que lo único que se le ocurrió fue movilizar al Ejército y enviarlo a Prusia para poner un poco de paz, a fin de luchar contra la violencia callejera.

En julio de 1932, los nazis obtuvieron un buen resultado en las elecciones generales. Duplicaron el número de sus escaños y lograron muchos más que el SPD, que siempre había sido la principal fuerza política.

Así que ahora exigió Hitler la cancillería y varios ministerios importantes para ser ocupados por los nazis. Como el presidente se negó, rotundamente, a ello, Hitler retiró su apoyo al gobierno de von Papen.

En septiembre de 1932 tuvo lugar la toma de posesión de los nuevos diputados.

Göring fue elegido presidente del Parlamento con el apoyo de los conservadores. Como se puede ver en esta imagen del Bundesarchiv de Alemania. Como los comunistas pidieron un voto de censura contra el gobierno, el presidente de la República disolvió el Parlamento y convocó unas nuevas elecciones.

En noviembre de ese año se celebraron unas nuevas elecciones. Los nazis perdieron algunos escaños, pero seguían siendo el partido mayoritario, seguido por los comunistas. Así que seguían teniendo al Parlamento bloqueado.

A von Papen se le ocurrió la “brillante idea” de disolver el Parlamento y, durante 6 meses, hacer una modificación de la Constitución, que luego la llevarían, directamente, a un referéndum, sin pasar por el Parlamento. Para ello, necesitaba el apoyo del Ejército. Sin embargo, el presidente vio que esto podría dar lugar a una guerra civil y optó por cesar a von Papen, sustituyéndole por von Schleicher, que era el ministro de Defensa.

Éste duró poco en el cargo, pues sólo estuvo entre diciembre de 1932 y finales de enero de 1933. Así que von Papen aprovechó ese tiempo para reunirse con los nazis, acompañado de unos emisarios del presidente. No sé si pensarían que los nazis eran unos pardillos fácilmente manejables. Lo cierto es que von Papen pensó que se quemarían, al llegar al gobierno.  Ya que no es igual permanecer, cómodamente, en la oposición, que estar en el gobierno.

Ese fue el motivo por el que él, junto con los emisarios, convencieron al presidente para que lo nombrase canciller de Alemania. El vicecanciller sería el propio von Papen. Uno de aquellos emisarios era un hijo del presidente von Hindenburg.

Parece ser que, muy pronto, von Papen se empezó a dar cuenta de los amplios poderes que estaban acaparando los nazis y creó una serie de movimientos conservadores católicos para contrarrestarlos.

En julio de 1933, le fue encargado representar al Gobierno alemán en la firma del Concordato con el Vaticano, que aún sigue vigente.

En julio de 1934, tuvo lugar la llamada Noche de los cuchillos largos, en la que los nazis asesinaron a muchos miembros de las SA, incluyendo su propio jefe, Röhm, que siempre había sido el mentor de Hitler. 

Se les puede ver juntos en esta fotografía procedente del Bundesarchiv de Alemania. También aprovecharon para eliminar a otros adversarios políticos, como algunos colaboradores de von Papen.

El propio von Papen estuvo a punto de ser asesinado. Así que, como Hindenburg había muerto, en agosto de ese año, firmó el último decreto, por el que se unían en la persona de Hitler los cargos de presidente y canciller. Acto seguido, von Papen, dimitió de su cargo.

Curiosamente, aunque von Papen se dedicó a pronunciar discursos contra los nazis, estos decidieron incorporarlo al personal diplomático.

En principio, lo nombraron embajador en Austria para que fuera eliminando los obstáculos para la futura anexión por parte de Alemania. Supongo que no podían haber enviado a un nazi, porque habían sido unos nazis los que habían asesinado al canciller austriaco Dollfuss, pocos meses antes de su nombramiento.

No sé si lo haría para asegurar su vida, lo cierto es que se afilió al Partido Nazi y también fue condecorado por su buen desempeño para lograr la anexión de Austria, sin haber pegado ni un solo tiro.

Posteriormente, fue enviado como embajador a Turquía, con el encargo de que ese país dejase de ser neutral y optase por luchar en el bando del Eje. No consiguió que Turquía luchase en su bando, pero sí que no lucharía contra Alemania.

Parece ser que allí contactó con algunos diplomáticos USA para intentar discutir algunos planes de paz, al margen del gobierno alemán. Sin embargo, los aliados desconfiaron de von Papen, porque era un miembro del Partido Nazi.

Durante su estancia en Turquía también contactó con el nuncio del Vaticano, el futuro Juan XXIII. Por lo visto, informó al nuncio sobre lo que les estaban haciendo los nazis a los judíos.

El ministro von Ribbentrop intentó destinar a von Papen a la Embajada alemana en el Vaticano, pero no fue aceptado. Así que permaneció en Turquía hasta el mes de agosto de 1944, cuando huyó a Alemania.

En abril de 1945 fue detenido por soldados USA en una finca propiedad de uno de sus yernos, en Alemania.

Sin embargo, en 1946, consiguió ser absuelto en uno de los muchos juicios contra los nazis, celebrados en Nuremberg.

No obstante, al año siguiente, fue condenado a 8 años de prisión en uno de esos juicios para conseguir la desnazificación de la población alemana.

Curiosamente, no cumplió completamente la pena, porque fue puesto en libertad en 1949 y se le devolvieron los bienes, que le habían sido incautados.

Por el contrario, solicitó, sin éxito, una pensión por sus años como militar y como diplomático.

En 1969, falleció a causa de una neumonía en una localidad del Estado alemán de Baden-Württemberg.

En cuanto a su personalidad, hay opiniones para todos los gustos. Unos dicen que era un tipo muy servil y no le importaba trabajar para quien gobernase.

Sin embargo, otros dicen que era un diplomático muy elegante, al estilo de los británicos. Incluso, algunos lo definieron como “el diablo con sombrero de copa”.

Muchos historiadores lo ven como el hombre clave, que permitió que el nazismo llegase al poder en Alemania. Sin embargo, otros lo ven como un hombre que no supo ver lo que se le venía encima.

Incluso, todavía se le critica que no fuera capaz de reducir, considerablemente, las indemnizaciones que le habían sido exigidas a Alemania en Versalles.

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