Hoy voy a narrar la historia de
un monarca navarro poco conocido a nivel nacional, pero que, seguramente, a
muchos os sonará su imagen, ya que aparece en un famoso cuadro sobre la
trascendental batalla de Las Navas de Tolosa.
fueron Sancho VI, apodado el sabio. Un rey muy querido entre los navarros. Mientras que su madre fue Sancha, hija de Alfonso VII, rey de Castilla.
De ese matrimonio nacieron 5
hijos, siendo nuestro personaje el primogénito. A él le siguieron Fernando, que
murió joven a causa de un accidente cuando montaba a caballo; Constanza, que
también murió joven; Berenguela, que casó en 1191, en Chipre, con el famoso rey
inglés Ricardo corazón de león y Blanca, casada con Teobaldo III, conde de
Champaña, cuyo hijo fue Teobaldo I de Navarra.
Por lo visto, los reyes de la
dinastía Jimena, a la que pertenecían, debían ser gente muy longeva para
aquella época. Eso explicaría que nuestro personaje no llegó a reinar hasta que
cumplió los 40 años y murió, a pesar de sus muchos achaques, con 80 años.
Fue llamado el fuerte, porque era
un tipo corpulento y de una gran estatura. Aparte de que algún contemporáneo
suyo lo calificó como muy obstinado.
Parece ser que, en el siglo XVII,
se abrió su tumba y, al medir el tamaño de su fémur, se calculó que podría
medir en torno a los 2,20m. Una altura muy impresionante.
No obstante, a pesar de no haber ceñido la corona, participó en varias campañas bélicas en el sur de Francia, en apoyo su cuñado, el mencionado rey Ricardo I de Inglaterra, ya que éste poseía muchas posesiones en esa zona, heredadas de su madre, Leonor de Aquitania.
En la primera de esas campañas
consiguió vencer a Ramón V, conde de Toulouse y cabecilla de la revuelta contra
el rey inglés.
En la segunda guerra se trataba
de expulsar al rey de Francia, por haber ocupado varios territorios que eran de
Ricardo I de Inglaterra.
No hay que olvidar que a Navarra
le interesaba la alianza con Inglaterra para impedir que su territorio se lo
repartieran entre Castilla y Aragón.
En 1194, a la muerte de su padre,
llegó al trono de Navarra. No hay que decir que el difunto dejó el listón
bastante alto, pues tomó muchas medidas que beneficiaron a sus súbditos.
No obstante, Sancho VII, siguió
aguantando la presión ejercida sobre Navarra, por parte de Castilla. Ello dio
lugar a que los navarros perdieran algunas zonas de Álava y Guipúzcoa.
Esta derrota fue aprovechada por León y Navarra para ajustar viejas cuentas e intentar aprovechar la ocasión para recuperar varios territorios que les habían sido arrebatados por Castilla.
Incluso, parece ser que llegaron
a firmar un acuerdo con los almohades para que no ayudasen a Castilla.
Aunque parezca mentira, en
aquella época, muchos reyes cristianos solían firmar acuerdos con los reyes
moros, como si fueran otros reyes cristianos.
De esa manera, consiguió que
Navarra se retirase de los territorios que había ocupado. A cambio, reconoció a
Sancho VII como rey de Navarra y así dejaría de ser vasallo de Castilla.
Parece ser que el convenio duró
poco tiempo, pues volvieron a surgir las rencillas entre los reinos cristianos.
Así, Castilla y Aragón se volvieron a poner de acuerdo para atacar y ocupar
Navarra.
Sancho VII se veía derrotado,
pero consiguió una tregua, in extremis, cuando firmó un acuerdo por el que una
infanta de Navarra se casaría con el rey de Aragón.
Sin embargo, Alfonso VIII siguió con su ofensiva, ocupando varias localidades y poniendo asedio sobre Vitoria, la cual resistió durante varios meses.
Eso dio lugar a que Sancho VII
viajara hasta los dominios de los almohades para pedirles que atacasen el sur
del reino de Castilla. Eso provocaría que los castellanos tuvieran que levantar
el cerco sobre Vitoria.
Parece ser que no tuvo mucho
éxito, pues los almohades estaban luchando entre sí y no le apoyaron. Así que
dio la orden de que se rindiese Vitoria.
La pérdida de esos territorios
vascos provocó que Sancho VII decidiera expandir su reino por territorios más
allá de los Pirineos, ya que se había quedado sin salidas al mar.
Tras la muerte de Ricardo corazón
de león, tomó partido en la guerra entre los reyes de Inglaterra y Francia.
Lógicamente, luchó en el bando inglés, mientras que Alfonso VIII se decidió por
el francés.
También llegó a un acuerdo con el
rey de Inglaterra por el que los navarros podían utilizar el puerto de Bayona y
a los comerciantes de esa ciudad se les permitiría comerciar en Navarra.
Ese período de paz dio lugar a un
superávit en la hacienda pública y eso mejoró también sus relaciones con otros
reinos. Por ejemplo, le dio varios préstamos a Pedro II de Aragón, que siempre
andaba endeudado.
En 1211, Alfonso VIII fijó sus objetivos en controlar los pasos de Sierra Morena e impedir las aceifas o asaltos de los moros en la zona de la Mancha.
El nuevo Papa, Inocencio III, que
era un tipo con unas ideas muy claras, ordenó que se predicara para convertir
esa campaña en una cruzada.
Parece ser que los reyes
cristianos no estaban por la labor de meterse en nuevas guerras, así que el
Papa tuvo que persuadirlos, amenazándoles con la excomunión. Este Papa fue el
mismo que ordenó la cruzada contra los cátaros o albigenses y también el que reconoció a la Orden franciscana. Hace tiempo, le
dediqué otro de mis artículos.
De esa manera consiguió que, en
un principio, Pedro II de Aragón se incorporase con sus tropas a esa
expedición.
Sin embargo, a Sancho VII le
costó más decidirse. Algunos dicen que pudo ser porque las treguas con Castilla
finalizaban a finales de ese año y una derrota castellana le podría servir para
recuperar algunas localidades que reivindicaba para Navarra.
Sin embargo, los reyes de León y
de Portugal se negaron a aportar tropas para esa expedición. No obstante,
permitieron que fueran los caballeros que quisieran, a título personal.
El rey de León se fue de
vacaciones a la localidad de Babia. De ahí viene el dicho de “estar en Babia”.
También se unieron algunos
caballeros extranjeros, pero, como no les permitieron saquear las localidades
por donde iban pasando, la mayoría de ellos dio media vuelta y regresó a sus
respectivos países.
Según dice la leyenda, un pastor
se acercó al campamento cristiano y guió a estas tropas por un paso por el que
consiguieron colocarse detrás de las tropas moras.
Una vez iniciada la batalla,
Sancho VII se situó en el ala derecha, al mando de la caballería. Mientras que
Pedro II, estaba en el ala izquierda y Alfonso VIII en el centro.
La táctica habitual de los moros era atacar y dar media vuelta para atraer al enemigo hacia su campo. Posteriormente, surgían más moros por las alas, que rodeaban a los cristianos y los derrotaban. Tal y como ocurrió en Alarcos.
Sin embargo, cuando Alfonso VIII vio que le iban a hacer lo mismo, ordenó un ataque con todas sus reservas, incluidos varios obispos, que le acompañaban, para impedir que los moros cerrasen su tenaza sobre las tropas cristianas.
Por su parte, Sancho VII optó por
atacar la propia tienda, donde se hallaba An-Nasir, el califa de los almohades,
la cual estaba defendida por esclavos negros armados con lanzas y encadenados,
para que no huyeran. Ese es el momento, que aparece retratado en el mencionado
cuadro, obra de Marceliano Santa María.
Se cree que fue entonces cuando
incorporó las cadenas al escudo de Navarra, aunque otros afirman que fue algo
más reciente. Antes de ello, el escudo de Navarra estaba formado por un águila
negra sobre fondo amarillo.
Parece ser que, a partir de esa
victoria, se olvidaron, durante un tiempo, las desavenencias entre Castilla y
Aragón con Navarra. Incluso, les devolvieron algunas localidades que habían
ocupado, anteriormente.
Además, como los jefes moros se
fueron huyendo a galope tendido, dejaron un gran botín, que saneó,
considerablemente, las haciendas de los reinos cristianos.
A base de préstamos, nuestro personaje consiguió comprar una serie de localidades, que le permitieron llegar hasta la frontera con los moros en el Levante español. También le tuvieron que ceder algunos pueblos de Aragón, por no haberle podido devolver varios préstamos. De esa manera, realizó varias expediciones contra los territorios moros, lo cual le reportó un gran botín.
Por otro lado, se aseguró el
apoyo de la Iglesia, poniendo a un hijo suyo como obispo de Pamplona. Sancho VII
no tuvo hijos legítimos, pero sí varios bastardos a los que fue colocando en
puestos importantes.
Sancho VII casó en dos ocasiones,
pero, como ya he mencionado, no tuvo hijos de esos dos matrimonios. La única
opción que quedaba era que su sustituto fuera su sobrino, Teobaldo de Champaña,
con el que nunca tuvo muy buenas relaciones.
En primer lugar, se casó con una
hija del conde Raimundo VI de Tolosa. Posteriormente, se casó con una hija del
emperador Federico I Barbarroja.
En 1230 tuvo lugar la unión definitiva
entre Castilla y León. Eso dio lugar a una vuelta a las presiones hacia
Navarra.
Como Sancho VII ya había cumplido los 70 años y no tenía ganas de meterse en guerras, buscó el apoyo de Aragón, donde entonces reinaba Jaime I el conquistador, hijo de Pedro II de Aragón, su compañero en Las Navas de Tolosa.
En 1231, no se le ocurrió otra
cosa que firmar un prohijamiento entre ambos reyes. Lo que se tradujo en que, el
que sobreviviera se quedaría con ambos reinos. Era de suponer que Sancho
fallecería antes, pues Jaime I sólo tenía 22 años.
Por otra parte, aunque se firmó
un pacto de ayuda mutua para frenar las intenciones expansionistas de Castilla,
Jaime I no podía ayudarle, ya que estaba centrado en la conquista de Valencia.
Parece ser que Sancho VII padeció
una úlcera varicosa en una pierna, lo cual le impedía moverse y eso hizo que
los últimos años de su reinado los pasara encerrado en su castillo de Tudela. Eso
también dio lugar a problemas de obesidad, que le causaron la gota.
Murió en abril de 1234 y,
primeramente, fue enterrado en la iglesia de San Nicolás de Tudela. Posteriormente,
su cadáver fue trasladado a la Colegiata de Roncesvalles.
Lógicamente, como los navarros no aceptaron el prohijamiento con Jaime I, le sucedió en el
trono su sobrino Teobaldo I, apodado el trovador. Con él empezó a reinar en
Navarra la dinastía de Champaña y también comenzó la influencia francesa en ese
reino.
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Muy interesante.👏👏👏 Muchas gracias!
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario y saludos.
ResponderEliminarInteresante y esclarecedor.
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario. Si le gusta la Historia, aquí puede leer otros 602 artículos más. Saludos.
EliminarInteresante y esclarecedor.
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