miércoles, 9 de agosto de 2023

EL CASO INAUDITO DEL PRESIDENTE PAUL DESCHANEL

 

Como ya sabemos, a los franceses les ocurre como a los británicos, que tienen una memoria selectiva y sólo recuerdan lo que les interesa. Así que voy a contar lo que le ocurrió a este antiguo presidente de la República Francesa.

Nuestro personaje de hoy se llamaba Paul Deschanel y nació en 1855 en una pequeña localidad muy cercana a Bruselas (Bélgica).

Su padre fue Émile Deschanel y su madre, Adèle Feigneaux. Esta última de nacionalidad belga.

La razón por la que Paul nació en Bélgica fue porque su padre, que era francés, había sido desterrado allí por oponerse al régimen del emperador Napoleón III.

Curiosamente, Émile celebró la llegada de Luis Napoleón a la presidencia de la II República francesa, porque era un ferviente republicano. Sin embargo, luego se opuso al golpe de Estado, que le hizo ser emperador de Francia.

Émile fue un insigne profesor especializado en la literatura de los clásicos greco-latinos. Sin embargo, los artículos y libros que escribía, donde mostraba sus opiniones de una forma muy sincera, le hicieron perder algunos trabajos.

Es por esa razón por la que fue detenido en enero de 1852 y, aunque fue puesto en libertad 3 días después, se le obligó a exiliarse en Bélgica.

El caso es que le ofrecieron un trabajo mucho mejor en Suiza, pero él prefirió residir en Bélgica.

En 1859, gracias a la amnistía ordenada ese año por Napoleón III, la familia pudo regresar a Francia. No obstante, Émile se negó a prestar juramento al emperador, por ello, no pudo acceder a un buen puesto en el prestigioso Collège de France.

Parece ser que tampoco consiguió ingresar en la Academia Francesa y, cuando casi lo iba a conseguir, le cedió esa plaza a su hijo.

Volviendo a nuestro personaje de hoy, por lo visto, su padrino fue nada menos que Víctor Hugo. Uno de los grandes amigos de su padre.

Paul realizó sus estudios en Francia y los culminó con una licenciatura en Filosofía y otra en Derecho.

Empezó trabajando a las órdenes de otro político republicano amigo de su padre, Émile de Marcère. Curiosamente, el padre de éste fue uno de los guardaespaldas del rey.

Paul fue secretario de este político, mientras fue ministro del Interior y, poco después, lo nombró subprefecto de una provincia, siendo el más joven de Francia.

También, en esta época, empezó a escribir artículos en varios periódicos. En esa provincia, llegó a ejercer una temporada como prefecto, ya que el auténtico prefecto cayó enfermo.

A partir de 1876 fue nombrado secretario personal del nuevo presidente del Gobierno, Jules Simon.

Voy a hacer un inciso, para que no se me olvide mencionarlo. Al ver el apellido Deschanel me ha venido a la cabeza una serie de tv titulada Bones. Precisamente, la protagonista de la misma es una actriz llamada Emily Deschanel.

Parece ser que no he sido el único que al que le ha llamado la atención esta coincidencia. He estado mirando en Internet y he encontrado que una persona ha investigado la genealogía de esta actriz y la de nuestro personaje y ha llegado a la conclusión de que, aunque la familia de la actriz proceda de Francia, no está emparentada con este político.

Paul fue elegido diputado en 1885. Curiosamente, fue reelegido por la misma circunscripción electoral, y por una amplia mayoría, hasta 1920.

No sé si eso se debería a sus grandes capacidades oratorias, las cuales eran elogiadas, no sólo por sus partidarios, sino también por sus oponentes políticos.

En 1898, alcanzó, por primera vez, la presidencia de la Cámara legislativa. Cargo al que regresaría en 1912 y ocupándolo durante toda la I Guerra Mundial.

Siempre se le consideró una especie de republicano moderado. Colocado en un puesto intermedio entre los socialistas y los liberales.

En 1901, con 46 años, se decidió a casarse con una joven 21 años menor que él. Se llamaba Germaine Brice. Uno de los testigos de la ceremonia religiosa fue nada menos que el presidente de la República, Émile Loubet.

Según parece, el matrimonio fue feliz y tuvieron una hija y dos hijos. Uno de ellos murió combatiendo en la II Guerra Mundial.

En 1920, se presentó a las elecciones para presidente de la III República. Llegó a quedar muy por delante de Clemenceau, al que se le consideraba el padre de la victoria de Francia en la I Guerra Mundial. Será porque éste era muy radical, de hecho, le apodaron “el tigre” y los franceses estarían ya muy hartos de belicismos.

Clemenceau fue el que más presionó en Versalles para que se le impusieran las medidas más duras a Alemania. Parece ser que, cuando Deschanel conoció el tratado que habían firmado, exclamó: “Acabamos de firmar la segunda guerra mundial”. Ciertamente, fue una frase premonitoria sobre lo que iba a ocurrir unos 20 años después.

Como ya he dicho, venció ampliamente en las elecciones para presidente de la III República Francesa. De hecho, obtuvo el mayor porcentaje de votos de todas las elecciones para la presidencia francesa.

También es uno de los dos presidentes de Francia, que han nacido en el extranjero. El otro fue Giscard D’Estaing, que nació en Alemania.

También es el único presidente de la República que nunca fue ministro, ni presidente del Gobierno.

A pesar de que se lo ofrecieran en varias ocasiones. Sin embargo, fue elegido miembro de varias academias francesas.

Por otro lado, como siempre fue contrario a la pena de muerte, durante su presidencia no se ejecutó a ningún reo.

El 18/02/1920 se efectuó el traspaso de poderes entre el presidente saliente, Raymond Poincaré, y el entrante, Paul Deschanel. Curiosamente, renovó el mandato de Alexandre Millerand, como presidente del Gobierno, aunque sus relaciones nunca habían sido muy buenas, pero llevaba poco tiempo en ese cargo.

Por lo visto, Deschanel, se empeñó en restablecer las relaciones diplomáticas con el Vaticano. Algo que fue bien visto por el Papa. Sospecho que algo tendría que ver que, durante esas negociaciones, se produjo la canonización de Santa Juana de Arco.

Parece ser que sus relaciones con Millerand fueron cada vez peores.

Una muestra de ello fue la discusión sobre la política del Gobierno hacia Alemania, que a Deschanel siempre le pareció demasiado débil.

Es posible que a alguno le choquen los roces entre el presidente de la República y el presidente del Gobierno de Francia. Hasta la llegada de la actual V República, el presidente de la República era un personaje con un poder nominal y con un carácter representativo, como los actuales de Alemania o Italia. De hecho, entonces ni siquiera había un vicepresidente de Francia.

Sin embargo, a partir de la V República, surgida en 1958, el general De Gaulle modificó la Constitución y el poder pasó al presidente de la República Francesa, el cual es el que le dice lo que tiene que hacer al presidente del Gobierno.

Por eso mismo, fuera de Francia no conocemos al presidente del Gobierno francés, pero sí a los presidentes del Gobierno de Alemania o Italia.

Parece ser que esta ausencia de poder y el exceso de trabajo le llevaron a Deschanel a un estado depresivo. Se ve impotente para llevar a cabo sus ideas. Algunos dicen que ven en su rostro señales claras de insomnio.

Ahora viene lo más impactante de esta narración. El 23/05/1920, Deschanel, a pesar de haber cogido la gripe, se empeñó en trasladarse hasta una localidad un tanto alejada de París, a fin de inaugurar un monumento a un héroe local, llamado Émile Reymond, fallecido en la I Guerra Mundial.

Tomaron un tren nocturno en la Estación de Lyon y, después de cenar, Deschanel se fue a dormir al vagón presidencial. A partir de aquí la cosa no está nada clara, porque los miembros del Gobierno francés quisieron escurrir el bulto.

Como ya he dicho, Deschanel tenía problemas de insomnio. Por eso, solía tomar pastillas para conciliar el sueño. No se sabe si ese día tomó más de lo normal. Lo cierto es que, cuando fue a abrir la ventana de su dormitorio, quizás porque tenía mucho calor, cayó a la vía.

Parece ser que tuvo suerte, porque el tren no le pilló y porque cayó encima de un bancal de arena. Aun así, se dio un golpe en la cara.

Habrá quien se extrañe de que se pueda caer uno por la ventana de un tren. La verdad es que, en los trenes antiguos, que hemos conocido, sólo se podía abrir la parte de arriba de la ventana. Sin embargo, en el tren de Deschanel, se abría la parte de abajo. No obstante, tampoco era muy grande, sólo medía 42 cm de alto.

Así que tenemos a una persona, que se ha caído de un tren. Va todavía vestido con su pijama y no sabe dónde está, ni lo que le ha ocurrido. De esa manera se lo encuentra un obrero de mantenimiento de las vías ferroviarias, llamado André Radeau.

Me hubiera gustado ver la cara de Radeau, cuando se encontró con este tipo, que afirmaba ser el presidente de la República. Ya se sabe que hay muchos locos que dicen ser Napoleón.

La verdad es que no sé qué haría Radeau por allí a esa hora, porque el suceso ocurrió durante la medianoche. El caso es que hay otras fuentes, que dicen que era un guardagujas.

Lo cierto es que lo acompañó hasta la siguiente estación ferroviaria y allí le dejaron descansar y le vio un médico el golpe que tenía en la cabeza.

Por otro lado, en el tren nadie se había enterado de la ausencia del presidente. Unas horas después, cuando un criado entró en el dormitorio, se dio cuenta de que estaba vacío. Así que dio la voz de alarma.

Todo el mundo se puso a buscarlo, pero no tuvieron que esperar mucho tiempo, porque pronto les llegó la noticia de que estaba en una de las estaciones del trayecto.

Como es lógico, al día siguiente, se produjeron todo tipo de reacciones. Algunos decían que podía haber sido un atentado, pero era poco probable, porque los que viajaban con él eran gente de su entera confianza.

También dijeron algunos que podría haber sido un intento de suicidio. Sin embargo, se le tenía por una persona muy equilibrada. Con una vida ordenada y que apenas tenía enemigos. Incluso, tenía una familia que le apoyaba en su trabajo.

Me imagino que, si hubiera ocurrido aquí, seguro que el suceso hubiera aparecido en todas las coplas de los Carnavales. Incluso, hubiéramos visto grupos de comparsas, con todos sus miembros vestidos con pijama y cantando coplas alusivas a este hecho. En fin, es lo que se llama materia cachondeable.

Incluso, el periódico español ABC, publicó, en aquel momento, un artículo un tanto jocoso sobre este hecho.

Parece ser que Deschanel tenía una enfermedad llamada neurastenia y es posible que hubiera realizado ese hecho durante un agravamiento de la misma.

Por lo visto, luego se publicó que la venía padeciendo desde hacía un tiempo. En una ocasión, recibió a un grupo de colegialas. Éstas le dieron un ramo de flores y él se lo tiró a la cara.

En otra ocasión, recibió al embajador británico vistiendo su pijama, donde había colocado una serie de medallas. Desconozco si es que dormiría con las medallas.

En España, sólo es obligatorio llevar siempre la Cruz Laureada de San Fernando, pero no creo que ningún militar duerma con ella.

También se dijo que podría padecer el síndrome de Elpenor, que produce una especie de sonambulismo.

Lo cierto es que le había creado un gran problema al Gobierno de Francia, porque no tenían nada previsto para el caso de que un presidente se volviera loco. Ni siquiera existía la figura del vicepresidente.

Parece ser que el Gobierno le presionó para no dimitiera, mientras pensaban qué hacer. Sin embargo, los médicos le recomendaron reposo absoluto.

Así que se fue, acompañado por su familia, a una mansión en la región de Normandía y luego residieron en el famoso castillo de Rambouillet.

Desgraciadamente, Deschanel no notó ninguna mejoría y, a mediados de septiembre de ese mismo año, le envió su carta de dimisión al presidente del Gobierno. Curiosamente, fue el mismo Millerand el que le sucedió en el cargo de presidente de la República.

Afortunadamente, esta vez, Deschanel, decidió ir a un sanatorio situado en el sur de Francia. Allí pasó 3 meses y regresó casi recuperado.

Por ello, volvió a frecuentar las reuniones de las academias a las que pertenecía y, en 1921, fue elegido miembro del Senado. Incluso, fue nombrado presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.

Parece ser que no regresó tan moderado como de costumbre. Por lo visto, en abril de 1922, tenía previsto leer en discurso ante el Senado. En él, criticaría las negociaciones de paz y la actitud del Gobierno británico. También quería mencionar su desacuerdo por el poder del presidente del Gobierno frente al de la República.

Supongo que esas noticias llegarían a oídos del Gobierno y de la presidencia. Así que el presidente del Senado optó por cerrar las sesiones, adelantando las vacaciones de Semana Santa, para aplazar la lectura de ese contundente discurso.

Tras la Semana Santa, enfermó con algo que parecía una gripe, pero que se agravó con una pleuresía o pleuritis. Por ello, le realizaron una punción para sacarle el líquido de los pulmones. Incluso, le operaron para quitarle 2 costillas.

Desgraciadamente, no pudo superar esa enfermedad y murió el 28/04/1922.

En la Antártida, dentro de la Tierra de Graham, han bautizado una montaña con el nombre de Pico Deschanel.

 

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