Hoy voy a retomar el tema del
asesinato de Eduardo Dato, al que ya dediqué otro de mis artículos, con uno de
los personajes que cometieron ese magnicidio.
El personaje de hoy se llamaba
Ramón Casanellas Lluch. Todos coinciden en que nació en 1897. Sin embargo, unos
dicen que fue en Barcelona, mientras que otros afirman que fue en San Sadurní
de Noya, una localidad de la misma provincia, muy famosa por su producción de
cavas o champán.
Nació en el seno de una familia
muy modesta. Su padre fue confitero y su madre, costurera.
Lo cierto es que, como antes era
costumbre, empezó a trabajar desde muy niño en una empresa metalúrgica. Sin
embargo, también, por esa época, ya colaboraba con organizaciones anarquistas,
transportando armas y municiones en las cestas de la comida, que llevaba a los
obreros. Supongo que lo elegirían, porque los guardias no sospecharían de un
niño.
Vemos que no se perdía ni una y
también se afilió a la CNT. Así que en 1909 ya estuvo luchando en una
barricada, durante la infame Semana Trágica de Barcelona.
También participó en los hechos
de 1917 y, debido a ello, tuvo que exiliarse en Francia. Sin embargo, regresó
en 1919, debido a una amnistía decretada por el Gobierno.
En aquella época, se vivía una
situación muy violenta en Barcelona, debida a los continuos atentados y
tiroteos entre los pistoleros de la patronal y los de los sindicatos.
Todo eso ya lo mencioné en mis
artículos sobre el comisario Manuel Bravo Portillo y el barón de Koening.
Parece ser que Casanellas también
tuvo mucha amistad con el dirigente anarquista Salvador Seguí, el Noi del
Sucre, que fue asesinado en 1923, por los pistoleros de la patronal.
En 1921, se unió a dos militantes
anarquistas para una operación de mucha envergadura. Se trataba de asesinar el
presidente del Consejo de Ministros, que es cómo se llamaba entonces ese cargo,
Eduardo Dato.
Sus cómplices fueron Pedro Mateo
Cuisidó, miembro de la CNT, y Luis Nicolau i Fort, perteneciente a la FAI.
Parece ser que ese atentado era
una venganza por la muerte de Francesc Layret y por la muerte de varios
anarquistas, que habían sido torturados salvajemente en la Cárcel Modelo de
Barcelona. También porque fue el que autorizó la aplicación de la llamada “ley
de fugas”, por la que la Policía mató a algunos detenidos, alegando que
quisieron escapar.
Como ya mencioné en mi anterior
artículo sobre Eduardo Dato, hay cosas que se me antojan muy extrañas en ese
asesinato.
En principio, se trataba de 3
jóvenes obreros, entre 23 y 28 años, que se trasladan a Madrid y se ve que
tienen dinero. Lo que no sé es dónde procedería. Se me ocurren 3 alternativas.
Una podría ser de las cuotas sindicales. No hay que olvidar que la CNT presumía
de tener un millón de afiliados. Otra podría ser de atracos a Bancos y, por
último, de alguna persona, que no quisiera figurar y que le hubiera encargado
este asesinato a la CNT.
Me da la sensación que sería la
última, porque Dato introdujo una legislación que favorecía a los trabajadores
y además impuso el Seguro Obligatorio de Enfermedad. Algo que no gustó nada a
muchos empresarios.
Curiosamente, esta gente no se
escondía. Incluso, uno de ellos fue con su novia. Alquilaron dos pisos, en el
barrio de Ventas, en Madrid. Incluso, compraron una moto con sidecar bastante
cara, pagándola al contado. Hay unas versiones que dicen que la compraron en
Barcelona y otras en Madrid.
Con ella, mucha gente les ve,
haciendo prácticas en la misma Puerta de Alcalá, con unos giros temerarios, que
llaman mucho la atención de los paseantes. Curiosamente, Casanellas, que era el
que conducía la moto, era bastante miope.
Así llegamos a la tarde del
atentando. El 08/03/1921, los 3 estuvieron esperando, sentados en la moto, la
llegada del coche oficial, donde solía viajar Eduardo Dato, camino de su casa.
Eduardo Dato vivía en un edificio
situado al principio de la calle Lagasca, frente a la iglesia de San Manuel y
San Benito. Esa iglesia de estilo bizantino, que está frente al Parque del
Retiro.
Hay que aclarar que, hasta 1928,
en Madrid, se conducía por la izquierda y las calles no tenían los mismos
sentidos de la circulación que ahora. Así que en su recorrido subía la calle de
Alcalá hasta la Puerta de Alcalá y luego giraba hacia Serrano, para luego
torcer a la derecha y entrar en la calle Conde de Aranda, llegando hasta Lagasca,
donde volvían a girar a la derecha para dejarlo en su domicilio.
Ese día, Dato se retrasó, debido
a una reunión en el Senado. Como acostumbraba, venía en un coche del Ejército,
que no estaba blindado y que carecía de escolta por decisión del propio Dato.
Dentro del coche sólo iban el chófer, un ayudante y Dato.
Así que el atentado fue muy
sencillo. Sobre las 20.15, la moto con sidecar se puso detrás del coche y luego
al lado y con unas pistolas ametralladoras dispararon sobre el automóvil. Le
alcanzaron 18 balazos, pero sólo 3 de ellos, alcanzaron a Dato, provocándole la
muerte. El ayudante resultó levemente herido, mientras que el chófer resultó
ileso.
Enseguida, huyeron con la moto a
toda velocidad y casi atropellan a un peatón, que estaba cruzando la calle. Por lo visto, ese detalle lo contó un
carretero a la Guardia Civil y les sirvió para encontrar el garaje, donde
estaba la moto, en la calle Arturo Soria.
Pocos días después, consiguieron
detener a Pedro Mateu. Unas versiones dicen que fue en Madrid y otras que en
Barcelona.
En cambio, Luis Nicolau y Ramón
Casanellas consiguieron huir al extranjero. Sin embargo, el primero fue
localizado y detenido en Alemania. El Gobierno español consiguió su extradición.
Se ve que antes nos respetaban en Europa más que ahora.
Posteriormente, se celebró un
juicio donde los tres fueron condenados a muerte, pero se les conmutó esa pena
por la de cadena perpetua. Evidentemente, Casanellas fue condenado en rebeldía,
porque se hallaba refugiado en la URSS. Un país con el que España no mantenía
relaciones diplomáticas.
Hay quien dice que a Casanellas,
que fue el que conducía la moto y no disparó contra Dato, lo ocultó un
personaje llamado Óscar Pérez Solís.
Éste era un tipo con una
biografía casi increíble. Empezó siendo oficial de Artillería, donde alcanzó el
empleo de capitán. Sin embargo, en 1912, dejó el Ejército para afiliarse al
PSOE, con el que llegó a ser elegido alcalde de Valladolid. Sin embargo, como
era un tipo al que no le gustaba la vida tranquila, pronto dimitió de ese cargo
y se fue del partido.
En 1921, fue uno de los
fundadores del antiguo PCOE, que luego se fusionó con el PCE. Eso le llevó a
permanecer encarcelado un par de años, durante la dictadura del general Primo
de Rivera.
Unos años después de su salida de
la cárcel, se afilió nada menos que a Falange y hasta participó en la guerra
civil, dentro del bando nacional. Incluso, fue nombrado jefe del CONS, el
sindicato de la Falange.
Como habréis visto, merecía la
pena hacer un apartado para narrar, muy por encima, la vida y milagros de ese
curioso personaje.
Pues, según dicen algunos, fue
Óscar Pérez el que ocultó,
durante unos días a Casanellas en una modesta
vivienda del barrio de Tetuán, en Madrid. Todo un detalle, porque el Gobierno
ofrecía una recompensa de 1.000.000 Ptas. de aquella época por dar alguna
información para su captura. Allí estuvo unos días, hasta que pasó el revuelo y
se limitó a irse por la carretera hacia la frontera.
En 1931, tras la proclamación de
la II República, sus dos compañeros fueron liberados y hasta les hicieron un
homenaje. Posteriormente, ambos se fueron a vivir a una localidad de Gerona,
hasta que estalló la guerra civil, en la que estuvieron combatiendo dentro de
la Columna Durruti.
Parece ser que Nicolau murió al
final de la guerra en una localidad del Pirineo catalán. Unos dicen que fue
fusilado por no obedecer una orden de un oficial, por los propios
republicanos.
Mientras que otros afirman que fue fusilado por los nacionales.
En cambio, Pedro Mateu, consiguió
exiliarse en Francia, donde luego luchó en la Resistencia contra los alemanes.
Allí vivió exiliado hasta su muerte.
Volviendo a nuestro personaje de
hoy, parece ser que se alistó como marino en un buque mercante, para pasar,
posteriormente, a prestar sus servicios, como mecánico, en la Armada francesa.
Curiosamente, el Gobierno
francés, ordenó que una flotilla fuera al puerto de Jerson para apoyar desde
allí a las tropas zaristas, que luchaban, en la guerra civil rusa, contra los
bolcheviques.
Parece ser que allí fue donde
Ramón conoció a una mujer llamada María Fortus, que ya era una agente
comunista. Estuvieron mucho tiempo juntos y de esa relación nació un varón,
llamado también Ramón. Posteriormente, el Gobierno francés dio a su flotilla la
orden de retirada y la pareja se separó.
Ella continuó con su labor
revolucionaria, durante la guerra civil rusa, donde pasó mil aventuras.
Incluso, fue fusilada, pero milagrosamente, la bala que le dispararon
rebotó en
un gran botón de bronce de su vestido y sólo la hirió.
Unos años después, la pareja
coincidió en la Universidad Comunista de los Trabajadores del Este, un centro
donde preparaban a los mandos del PCUS. Entonces se casaron. Ramón también hizo
el curso de piloto militar y le dieron el empleo de comandante.
Deberían de tener mucha escasez
de alumnos, pues es muy llamativo que admitieran a un tipo tan miope para ser
piloto. Aunque también tenía fama de ser muy temerario.
En 1929, el PCUS envió a Ramón a
México y otros países de América para fundar diversas organizaciones comunistas en ese continente. Para no llamar demasiado la atención, en esos países también estuvo trabajando como mecánico.
En 1932, fue enviado a España, a donde
llegó también María. Ella ahora trabajaba como espía del NKVD, después llamado
KGB.
Ese mismo año, se le encargó a
Ramón la dirección del Partido Comunista de Cataluña (PCC). Parece ser que las
órdenes recibidas desde Moscú eran que debía de fusionarlo con el PCE. Algo que
no gustaba nada a los afiliados catalanes. Sin embargo, en esa época, se hizo
muy amigo del anarquista Buenaventura Durruti.
Parece ser que también le
aplicaron la amnistía, al igual que a sus compañeros. No obstante, le
consideraron extranjero, por haber estado en el Ejército soviético. Así que,
cuando iba a dar un mitin en Sevilla, fue detenido y expulsado del país. Sin
embargo, volvió para residir clandestinamente en Barcelona.
En marzo de 1933 fue reconocido
por unos policías en Barcelona. Consiguieron capturarle y lo encerraron en la
Cárcel Modelo de esa ciudad hasta octubre de ese año.
El 25/10/1933, cuando se
trasladaba en su moto, desde Barcelona a Madrid, para una reunión del Comité Central
del PCE, acompañado del también dirigente comunista Francisco del Barrio
Navarro, sufrieron un accidente de tráfico en el que murieron ambos.
Parece ser que la moto se la
prestó otro afiliado a su partido y, para mayor seguridad, ambos llevaban documentación
falsa.
Nunca ha estado muy claro lo que
ocurrió. Sin embargo, siempre se pensó que podría tratarse de un sabotaje.
Incluso, se produjo una gran desconfianza de
los afiliados a ese partido hacia los líderes del mismo.
Parece ser que los únicos que
sabían que los fallecidos habían decidido pasar antes por Igualada eran los
líderes de ese partido.
De hecho, sucedieron muchas cosas
extrañas. Por ejemplo, el conductor del coche, que era propiedad de un
empresario barcelonés, pero no lo conducía él, aunque se chocaron de frente
contra su vehículo, no se paró a auxiliarles.
En cambio, paró más adelante en
un control de la Guardia Civil, cuyos agentes, tras contarles lo ocurrido, no
le impidieron que continuara su viaje hacia Barcelona.
El escándalo y las sospechas
llegaron a tal extremo que el propio empresario, Josep Tió Piñol, propietario
del coche, se presentó en la sede del PCC, acompañado por su abogado, para dar
todo tipo de explicaciones a los lideres de ese partido.
Hace pocos años, José del Barrio,
hermano de uno de los fallecidos, amplió algunos datos de ese accidente. Parece
ser que los forenses dijeron que los cráneos de las víctimas estaban demasiado
machacados, como si alguien los hubiera rematado, dándoles golpes con un
pedrusco.
Por lo visto, nunca se hizo
público el nombre del conductor del vehículo, porque se trataba de un miembro
de una organización fascista catalana.
También hubo un testigo. Se
trataba de un campesino, que trabajaba en esa zona y vio que la moto circulaba
correctamente por su derecha, mientras que el coche iba a gran velocidad por el
centro de esa carretera, que no era muy ancha.
En el caso de María, fue llamada
a la URSS. Sin embargo, volvió a España, tras el estallido de la guerra civil.
Hay que decir que su hijo Ramón también se hallaba aquí, realizando labores de adoctrinamiento
entre las juventudes comunistas.
Como muchos otros países, España
no mantenía relaciones con la URSS. Sin embargo, cambió de política en 1933 y ambos
países decidieron intercambiar sus embajadores.
El primero de ellos fue Anatoli
Lunacharski, un ideólogo comunista al que ya dediqué otro de mis artículos. Sin
embargo, falleció antes de llegar a Madrid.
Posteriormente, enviaron como
embajador a Marcel Rossemberg y como cónsul general en Barcelona a Vladimir
Antonov Ovseienko. Junto a ellos, vinieron un grupo de agentes del NKVD,
capitaneados por Alexander Orlov, al que también dediqué otro de mis artículos.
María figuraba como traductora de
uno de los generales, que llegó como asesor del Ejército republicano. Sin
embargo, era una espía a las órdenes de Orlov.
Realmente, vinieron a la caza de
comunistas trotskistas en España, como los militantes del POUM, liderados por
Andreu Nin.
Pusieron tanto celo en su trabajo
que hasta llegaron a fichar a
miembros de las Brigadas Internacionales, como
George Mink, para que investigasen entre sus compañeros, los localizaran y los
mataran. Cosa que hicieron en múltiples ocasiones y algunas de ellas delante de
todo el mundo.
María participó en varias
operaciones de Inteligencia. En una de ellas, los bombarderos republicanos
consiguieron destruir varias aeronaves nacionales en las pistas de la base aérea
de León.
Por el contrario, su hijo Ramón,
que luchó como piloto en el bando republicano, murió en un combate aéreo sobre
Zaragoza.
Posteriormente, María regresó a
la URSS y participó en la II Guerra Mundial. Había estudiado en la prestigiosa
academia militar Frunze y se dedicó, con notable éxito, a labores de
Inteligencia y sabotaje, tras las líneas enemigas.
Durante la posguerra, estuvo
destinada en el Ejército soviético de ocupación en Austria y se casó con uno de
sus colegas.
Se jubiló con el empleo de
coronel y luego se dedicó al campo de la Sociología, impartiendo conferencias
en varias ciudades de la URSS. Murió en 1981.
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