Hoy voy a hablar de un personaje que, hoy en día, es casi desconocido. Su nombre era Luisa Sigea de Velasco, aunque en algunos documentos aparezca como Luisa Sigea Toledana o Aloysia Sygaea Toletana.
Nació en 1522 en Tarancón
(Cuenca). Una ciudad que entonces pertenecía al antiguo Reino de Toledo. De ahí
viene lo de Toledana o también porque heredó el apodo de su padre.
Éste fue un francés llamado Diego
Sigée, al que apodaban el toledano, aunque se cree que había nacido en Nîmes
(Francia). Posiblemente, le pusieron ese apodo porque había vivido muchos años
en Toledo. Curiosamente, no había realizado sus estudios en Francia, sino en la
Universidad de Alcalá.
Parece ser que allí tuvo como
maestros a los creadores de la Biblia Políglota
Complutense: Antonio de Nebrija, Demetrio
Ducas, Pablo Coronel, Alfonso de Zamora, etc. Supongo que eso le abriría muchas
puertas, porque, en esa época, había mucha demanda de profesores de latín y
griego y pocos especialistas en esos idiomas.
Diego tenía una buena formación
como humanista y quiso transmitírsela tanto a sus hijos, Diego y Antonio, como
a sus hijas, Luisa y Ángela. Así que no escatimó en gastos para darles la mejor
educación posible, con la intención de que trabajaran en la Corte.
De hecho, el mismo Diego Sigée,
fue maestro de María Pacheco, esposa del famoso cabecilla comunero Juan de
Padilla.
Por ello, tras la derrota del
bando comunero, tuvo que huir a Portugal, acompañando al séquito de su alumna y
se quedó allí durante varios años.
Curiosamente, la madre de Luisa,
Francisca de Velasco, se negó a huir con su marido a Portugal, quedándose en su
ciudad natal y esa fue la razón por la que nuestro personaje nació en ese
lugar.
No sé de qué viviría su padre,
durante esos años, en Portugal, pero lo cierto es que en 1540 llamó a su
familia para que se mudaran a ese país. Parece ser que, poco antes, había sido
contratado como preceptor de los hijos del duque don Jaime, miembro de la Casa
de Braganza.
Supongo que Luisa ya habría
terminado su formación en España, porque, al poco tiempo, fue llamada, junto
con su hermana, para ingresar en la Corte de Portugal.
Ésta sólo dominaba a la
perfección el latín y, por ello, fue preceptora de la reina Isabel la Católica.
Mientras que nuestro personaje de hoy dominaba el latín, árabe, hebreo,
portugués, francés e italiano. Aparte de tener grandes conocimientos de
Filosofía y de Historia. Algo muy llamativo para una joven de la época, pues lo
normal es que sus familias no se molestaran en darles tanta formación.
Aunque también es verdad que, en
Castilla, el aprendizaje del latín para el uso de la Corte se puso de moda
durante el reinado de Isabel la Católica y es posible que la Latina tuviera
mucho que ver en ello.
Probablemente, a Luisa la contrataron en la Corte, porque, unos meses antes, había enviado al propio Papa Paulo III una carta redactada en varios idiomas, donde alababa sus dotes como Pontífice. Carta que llegó al Papa y que le respondió en esos mismos idiomas.
Parece ser que allí no la
destinaron al servicio de la reina, sino al de su sobrina la infanta María de
Portugal, duquesa de Viseu, para que la enseñara esos idiomas. Mientras que su
hermana, Ángela, se dedicó a componer e interpretar música para los cortesanos.
No debemos confundirla con María
Manuela de Portugal, que fue la primera esposa del rey Felipe II de España y
también la madre del príncipe Carlos, aquel que tuvo una extraña muerte, que
nunca ha sido bien aclarada.
Cuando Felipe II quedó, muy
pronto, viudo de su primera esposa, los dos reinos negociaron el matrimonio de
ese monarca con la citada infanta, pero lo cierto es que no se pusieron de
acuerdo. Así que Felipe II se casó, en segundas nupcias, con su tía, la reina
María de Inglaterra. Es lo que suele ocurrir cuando los matrimonios están
basados en intereses políticos.
En 1552, ya con 30 años, se casa
con Francisco de Cuevas, una persona procedente de una familia hidalga, pero
con pocos medios de fortuna, residente en Burgos.
A partir de esa fecha, escribió
varias cartas para que ambos fueran admitidos en otras tantas cortes, pero sin
mucho éxito.
No obstante, como su marido ya
era conocido en la Corte, por haber sido paje de la reina Juana la loca,
supongo que esto haría que lo destinaran como secretario de la reina María de
Hungría, hija de Juana y hermana del emperador Carlos V, que, desde que se
había quedado viuda, tenía su corte en Valladolid.
En 1557, nació en Burgos Juana,
hija única de Francisco de Cuevas y Luisa Sigea. Por ello, a causa de las
complicaciones del parto, Luisa se incorporó unos meses después a su nuevo
trabajo.
Ahora se les ve dirigiendo nuevas
misivas a personajes importantes de la Corte de Felipe II a fin de que fueran
admitidos en ella, ya que se estaba ampliando, tras el matrimonio del monarca
con Isabel de Valois.
Parece que esta vez no
encontraron acomodo en ninguna Corte. Aunque Luisa fue recibida en privado por
la misma reina. Así que el matrimonio y su hija se fueron a residir a Burgos.
servido.
Desgraciadamente, el papel de
esta mujer como escritora fue más reconocido tras su muerte. Aunque también es
verdad que, en vida, fue muy alabada por su erudición en diversos campos. Incluso,
hubo algún erudito que contactó con ella, porque no se querían creer que sus
versos los hubiera escrito una mujer.
En 1854, la conocida escritora
extremeña Carolina Coronado escribió una novela sobre nuestro personaje,
titulada La Sigea, donde también menciona a la infanta portuguesa. En ella, habla de su pesimismo en cuanto a una posible
igualdad social entre los dos sexos. Hay quien opina que Carolina vio en ellas la mujer que quería ser y las califica como “sabias, artistas y hermosas”.
Su famoso poema Syntra, escrito
en latín en 1546, y dedicado a la infanta María de Portugal, fue publicado,
muchos años después, gracias a las gestiones que hizo su padre en París. En
cambio, en España, no se publicó hasta 1781.
En un pasillo de la actual
Biblioteca de Castilla-la Mancha, situada en el Alcázar de Toledo, se pueden
ver dos retratos, que representan a las dos hermanas, Luisa y Ángela. Sin
embargo, hay que decir que no son contemporáneos de su época, pues los realizó
un pintor toledano del siglo XVIII, llamado Dionisio de Santiago. Por ello, no
pudo conocer a estos personajes y, simplemente, se inventó sus rostros. Es la imagen que pongo al principio de este artículo.
TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN
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