domingo, 1 de agosto de 2021

JULIO ÁLVAREZ DEL VAYO

 

Hoy voy a referirme a una figura, que muchos han tratado como a un personaje secundario de la Historia de España. En cambio, a mí me parece que siempre estuvo, como se suele
decir en el lugar y en el momento adecuados.

Julio Álvarez del Vayo y Olloqui, que ese era su nombre, nació en 1891 en la localidad madrileña de Villaviciosa de Odón. Creció en el seno de una familia repleta de militares. De hecho, su padre fue el general Juan Álvarez del Vayo y Navarro. En tanto que su madre fue Vidonia Olloqui y Ladrón de Cegama, nieta del general Santos Ladrón de Cegama, que combatió en la Guerra de la Independencia y luego en las guerras carlistas, en el bando de D. Carlos. Por tanto, ambas familias eran originarias de Navarra.

Sin embargo, nuestro personaje no se decidió por la carrera militar, sino por el mundo del Derecho. No sé si por propia convicción o porque, según se puede ver en las fotos de la época, era bastante miope.

Así que su familia le envió a estudiar a El Escorial. No creo que coincidiera allí con Azaña, que también realizó sus estudios en ese centro, porque éste era mayor que Álvarez del Vayo.

Realizó sus estudios de Derecho en las Universidades de Madrid y Valladolid. Doctorándose en esta última.

En 1911, la Junta de Ampliación de Estudios, le otorgó una beca de postdoctorado en la famosa London School of Economics. Parece ser que allí fue donde tuvo su primer contacto con el socialismo y, ese mismo año, se afilió al PSOE.

En 1913, consiguió otra beca para estudiar en la Universidad de Leipzig. Parece ser que allí conoció a personajes importantes, como Rosa Luxemburgo o Karl Liebknecht y se involucró en movilizaciones contra la guerra y en protestas por el asesinato de Jean Jaurès, cometido a finales de julio de 1914.


Por ello, fue detenido, fichado y expulsado por las autoridades alemanas. Dado que ya se había iniciado la I Guerra Mundial.

Posteriormente, se dedicó al periodismo, ejerciendo como corresponsal para algunos periódicos españoles en varios países, como USA y Suiza. Precisamente, en Berna, conoció al propio Lenin, que se hallaba allí exiliado.
 

En 1918 ingresó, como otros muchos intelectuales y políticos de la época, en la Masonería. Concretamente, en una logia de Madrid.

En 1919, quiso dar el salto a la política, presentándose como candidato del PSOE a las elecciones generales de ese año. Sin embargo, no resultó elegido.

En 1920, fundó la Editorial España, en la que figuraban como socios nada menos que Juan Negrín y Luis Araquistain.

No sé si conoció a Negrín en Leipzig, porque ambos estuvieron estudiando, en la misma época en la Universidad de Leipzig. Aunque uno se dedicaba a la Medicina y otro al Derecho.

Precisamente, Negrín conoció a su esposa, la pianista María Mijailova Fidelman, cuando ambos estudiaban en esa Universidad.

Curiosamente, Álvarez del Vayo y Araquistain eran cuñados. El primero se casó con Erika Cra y el segundo con su hermana Trudy. Una tercera hermana, llamada Luisa, se casó con Agustín Viñuales Pardo, catedrático de Economía Política, que llegó a ser ministro de Hacienda.

Posteriormente, fue consejero del Banco de España y como tal se opuso al decreto de Juan Negrín para que el oro de las cajas fuertes del Banco de España fuera llevado a Moscú. A causa de ello, tuvo que exiliarse en plena guerra civil. Luego regresó en los años 40.

Estas hermanas eran de nacionalidad suiza y trabajaban en la Embajada de su país en Madrid. Algunos autores dicen que, como nuestro personaje sospechaba que le habían puesto micrófonos en su casa, solía hablar con su mujer en el dialecto de su cantón para que no les entendieran los escuchantes.

En cambio, otros autores dicen que las hermanas eran de origen ruso y, posiblemente, también judías. En un interrogatorio realizado, en la posguerra, a Ángel Pedrero, que fue jefe del sangriento SIM republicano, parece ser que éste afirmó que Erika era una agente del GPU (servicio de Inteligencia militar de la URSS), aunque me parece un dato poco fiable.

En 1922, viajó por primera vez a la URSS. Quedó tan impresionado, que repitió ese viaje en años posteriores. De hecho, escribió un par de libros, donde elogiaba a la URSS.

En 1923, se produjo el golpe de Estado del general Primo de Rivera. Lógicamente, la mayoría de los partidos políticos pasaron a la clandestinidad. Sin embargo, el PSOE, dirigido entonces por el moderado Julián Besteiro, llegó a un acuerdo con el general.

Parece ser que la idea era crear una especie de alternancia de poder entre la Unión Patriótica (partido de derechas fundado por el general) y el PSOE. También aceptaron algunos nombramientos. Por ejemplo, Largo Caballero fue nombrado consejero de Estado. Por eso, cuando cayó la Dictadura, el PSOE, se mostraba intacto, mientras que la CNT estaba casi destrozada.

Por lo visto, Álvarez del Vayo, se mostró en contra de la colaboración de su partido con la Dictadura y le reprochó a Largo Caballero haber aceptado ese cargo público. Así que se enturbiaron las relaciones entre ambos personajes, aunque luego recuperaron su amistad.

Por el contrario, en 1926, nuestro personaje fue detenido y encarcelado, durante unos meses, por haber pronunciado, durante un banquete, unas palabras muy elogiosas hacia Miguel de Unamuno, que había sido desterrado a Canarias por la Dictadura.

Tras la llegada de la II República, fue nombrado embajador de España en México. Posteriormente, fue nombrado embajador en Moscú.

Hubiera sido el primer embajador de España en la URSS, ya que, hasta entonces, España no había reconocido diplomáticamente a ese país. Sin embargo, en 1933, el nuevo Gobierno de derechas salido de las urnas, paralizó ese reconocimiento, que se hizo más adelante. Ya en la época del gobierno del Frente Popular.

No obstante, intervino en otras misiones diplomáticas, como la 
comisión para paralizar la guerra del Chaco, entre Bolivia y Paraguay.

Fue elegido diputado por Madrid, tanto en las elecciones de 1933, como en las de 1936. El comienzo de la guerra civil le pilló en Londres, donde asistía al Congreso de la Federación Sindical Internacional.

Durante la guerra, fue nombrado, dos veces, ministro de Estado (lo que ahora se llama Asuntos Exteriores), en sendos gabinetes presididos por Largo Caballero. También fue nombrado Comisario general del Ejército republicano.  

Parece ser que cada vez se fue radicalizando más y eso hizo que se uniera al grupo de Juan Negrín, que propugnaba resistir hasta que se declarase la II Guerra Mundial. ¡Cómo se nota que Negrín no sufría igual que el pueblo español! De hecho, se decía que Negrín se hartaba de comer y luego lo vomitaba para comer aún más. Cosa que no podían hacer el resto de los españoles.

Así que, al final de la guerra, cuando Negrín ascendió a la presidencia del Consejo de Ministros, nuestro personaje volvió a ocupar la cartera de Estado. Desde ese puesto, denunció en varias ocasiones, la intervención de Italia y Alemania en la guerra civil, ante la Sociedad de Naciones.

Evidentemente, se cuidó muy mucho de mencionar la intervención soviética en el mismo conflicto.

Otra de las cosas que se le achacan es que, desde su puesto como Comisario General, nombró a muchos comunistas para el cargo de comisarios políticos de unidades militares, sin ni siquiera contar con Largo Caballero, que era quien tenía esa competencia. Así que muchos acusaron a Álvarez del Vayo de haberse pasado al PCE o ser un agente de la URSS, porque desde Moscú querían controlar al Ejército republicano.

A finales de 1938, tras la caída de Cataluña, acompañó a Azaña y Negrín a Francia. Sin embargo, regresó con Negrín a la Península. Esta vez montaron su puesto de mando en la llamada Posición Yuste, una discreta mansión en el campo situada en la provincia de Alicante.

Nuestro personaje fue también uno de los organizadores de la evacuación de las obras de arte del Museo del Prado, con destino a Ginebra (Suiza).

Parece ser que nunca se llevó demasiado bien con Julián Besteiro. Lo que menos gracia le hacía era la decisión de éste de permanecer, a toda costa, en Madrid. A pesar de que el Gobierno republicano había huido a Valencia al principio de la guerra. Así que hasta le tentó con nombrarle embajador en Argentina, pero Besteiro rechazó el puesto.

Obviamente, Besteiro, al querer compartir su suerte con la del pueblo de Madrid, les estaba dejando a todos los demás políticos en evidencia.

En marzo de 1939, tras el golpe del coronel Casado, el Gobierno de Negrín, dio por perdida la guerra. Así que él junto con varios de sus ministros, incluido Álvarez del Vayo, huyeron en un avión hacia Argelia y luego a  Francia. Curiosamente, aunque la guerra estaba perdida, nuestro personaje seguía empecinado en continuarla, aunque se rindiera Madrid. Sólo a base de organizar guerrillas, que cubrieran todo el territorio nacional.

Al principio, residió en Francia, pero, tras la invasión alemana, se exilió en México, donde sus ideas se radicalizaron aún más. Por ello, en 1946, fue expulsado del PSOE.


Posteriormente, fue presidente de un grupo llamado Unión Socialista Española. Hasta 1964, año en el que fundó el Frente Español de Liberación Nacional.

En 1968, un grupo de afiliados del PCE se escindió de su partido, al desaprobar la política conciliadora que estaba llevando a cabo para una transición pacífica hacia el fin del franquismo.

Así que, en 1971, el grupo de Álvarez del Vayo, se fusionó con el denominado PCE (m-l) para formar el FRAP, ya que ambos eran partidarios de luchar contra el franquismo, por medio de la llamada lucha revolucionaria. Evidentemente, los líderes, no suelen participar en esas luchas.

El FRAP inició su andadura en 1973, presidido por Álvarez del Vayo, el cual ocupó ese puesto hasta su muerte. En aquella época, nuestro personaje, ya admiraba la China de Mao.

Parece ser que la idea de este grupo era expulsar violentamente el franquismo, a base de provocar movilizaciones por todo el país. Sin embargo, como el pueblo no se levantó, pues fracasaron estrepitosamente.

Por otro lado, tras realizar varios atentados, once militantes del FRAP fueron detenidos y juzgados junto a varios miembros de ETA.

Tras un juicio celebrado en 1975, tres miembros del FRAP y dos de ETA, fueron condenados a muerte y ejecutados.

Nuestro personaje no llegó a ver el final del franquismo, porque murió en Ginebra en mayo de 1975. Unos meses antes que Franco.

En 2009, cuando Zapatero lideraba el partido, fue readmitido en el PSOE, a título póstumo, junto a otros compañeros suyos, expulsados por diferentes motivos. Como el mismo Negrín.

En 2020, el secretario de Estado para la Memoria Democrática del Gobierno de España, anunció la aprobación de una partida por la que el Estado español se haría cargo de la conservación de la tumba de Álvarez del Vayo y su segunda esposa. Enterrados juntos en un cementerio de Ginebra. Ya que iba a caducar la concesión de esa sepultura y sus restos irían a parar a un osario. Esta petición procedía de la Asociación de exguerrilleros españoles en Francia.

 

TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN DE WWW.GOOGLE.ES

No hay comentarios:

Publicar un comentario