sábado, 19 de mayo de 2018

EL MISTERIOSO CASO DE ANDREU NIN


Esta vez traigo al blog uno de los casos más extraños que se dieron durante la Guerra Civil española. Seguro que más de uno habrá oído hablar de él. No obstante, es posible que no conozca todos los datos que voy a aportar en este artículo.
Andreu Nin Pérez, que es como se llamaba nuestro personaje de hoy, nació en febrero de 1892 en un pueblo llamado El Vendrell, ubicado en la comarca del Bajo Penedés y perteneciente a la provincia de Tarragona.
Parece ser que nació en el seno de una familia muy modesta, siendo su padre zapatero y su madre campesina. No obstante, emigró a Barcelona, donde, en 1911, obtuvo el título de maestro en la Escuela Normal de Magisterio de esa ciudad.
Más tarde, dio clases en la Escuela Horaciana y en el Ateneo Obrero del barrio de la Barceloneta, ambos en Barcelona.
A partir de 1914, empezó a dedicarse al periodismo. Trabajó en el periódico “El poble català” y en “La revista pedagógica”. Más tarde, escribió también en “La Justicia social”, un periódico de la rama más izquierdista del PSOE.
La huelga general de 1917 fue un acontecimiento clave en su vida. A partir de entonces, militó dentro de los movimientos obreros. Por entonces, ya había cumplido pequeñas condenas en la cárcel a causa de sus actividades revolucionarias.
Empezó militando en el PSOE, para luego pasar a otras formaciones más extremistas, como el sindicato anarquista CNT.
Incluso, llegó a ser el secretario general de este sindicato, tras la muerte del anterior, Evelio Boal. Parece ser que Boal se encontraba preso en la cárcel Modelo de Barcelona y se le aplicó la llamada “ley de fugas”.
Ésta consistía en decirle al preso que ya estaba libre y se podía ir a su casa. Sin embargo, luego le mataban de un disparo, argumentando que había intentado escapar. Por supuesto, a los culpables no les ocurría absolutamente nada.
En 1921, Nin, tuvo la oportunidad de visitar la antigua URSS, para asistir al Congreso de la Komitern, en representación de su sindicato.
Supongo que, como solían hacer, sólo le enseñarían lo que le interesaba a ese régimen, porque volvió entusiasmado con lo que había presenciado.
La experiencia fue tan fuerte que dejó el anarquismo para ingresar en las filas del comunismo. Más tarde, volvió a visitar la URSS para asistir al congreso del Profintern o Internacional Sindical Roja. Parece ser que formó parte de su secretariado, por lo que se quedó a residir unos años en ese país.
Incluso, se casó con una ciudadana rusa, Olga Tareeva, antigua bailarina de la Ópera de Moscú, de cuyo matrimonio nacieron dos hijas.
Curiosamente, como los matrimonios soviéticos no tenían ninguna validez en España, tuvieron que volver a casarse, ocho años después, en Riga, la capital de Letonia.   En el consulado español en Riga fue donde les dieron un pasaporte familiar para poder viajar a España.
Hizo grandes amistades, como la de Nikolai Bujarin, creador de la NEP, o sea, la Nueva Política Económica. En esencia, era un modelo que permitía la reinstauración de ciertas empresas privadas dentro un régimen comunista, como era el de la URSS. Un experimento que duró muy poco.
También conoció al famoso dirigente, León Trotsky, del que llegó a ser su secretario personal y un gran admirador de su pensamiento político. Incluso, llegó a ser elegido concejal en el Ayuntamiento de Moscú.
Tras la muerte de Lenin y la subida al poder de Stalin, estuvo entre los opositores a la ideología de éste. Así que, supongo que se decidió a abandonar la URSS antes de que se lo cargaran. Tal y como les ocurrió a otros muchos miles de ciudadanos rusos.
No obstante, aunque en 1926 fue expulsado del PC de la URSS, se quedó en ese país hasta bien entrado 1930. También tuvo sus problemas, cuando fue a salir de la URSS, pues, fue retenido durante varias horas por la Policía soviética. Incluso, en un principio, Stalin le había negado el visado de salida a su mujer y a sus hijas y tardaron bastante tiempo en convencerlo.
Este puesto en el Profintern, también le había permitido visitar otros países europeos. Aunque también tuvo sus problemas, como cuando, en 1925, le pilló la Policía francesa intentando entrar en el país con un pasaporte falso. Eso le costó un mes de cárcel y la expulsión de Francia.
A su regreso a España, en 1930, volvió a dedicarse al periodismo, como ya había hecho anteriormente y a las traducciones de libros rusos. Idioma que llegó a dominar muy bien.
Al año siguiente, junto con otros amigos, que habían sido expulsados del PCE, formaron la Izquierda Comunista de España (ICE), adherida a la Oposición de Izquierda Internacional, institución fundada por Trotsky bajo la ideología del marxismo-leninismo y contraria a la política de Stalin.
En 1935, fueron invitados por Santiago Carrillo, líder de las Juventudes Socialistas de España, a sumarse a su movimiento. Sin embargo, tras un amplio debate interno, la mayoría de los militantes de la ICE optó por unirse con otro pequeño partido catalán, el Bloc Obrer y Camperol (BOC), liderado por Joaquín Maurin. Así se formó el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). También de ideología trotskista y opuesto al estalinismo.
Supongo que en Moscú tomaron buena nota de ello.
No obstante, el nombre del periódico oficial de este nuevo partido fue “El soviet”. Por lo visto, parece que tenían las ideas muy claras, aunque siempre fue un partido muy minoritario a pesar de que se expandió por toda España y no se limitó sólo a Cataluña.
Curiosamente, a pesar de continuar con su ideología trotskista, el no haber querido aceptar la invitación del PSOE para unirse a ellos le atrajo la enemistad de Trotsky, más partidario de la unificación de las fuerzas obreras.
Nuestro personaje fue elegido secretario general de este nuevo partido y también de su sindicato, llamado FOUS.
Como a la mayoría de la gente, el estallido de la Guerra Civil española le cambió radicalmente la vida. De momento, se quedó como único líder del POUM, porque a Maurin le habían detenido los nacionales en Jaca (Huesca), de donde era originario.
Por supuesto, el POUM, había participado en las elecciones generales de 1936 dentro de la candidatura del Frente Popular.
Curiosamente, aunque había estallado la Guerra Civil, siguieron pensando que la guerra no tenía que parar la revolución, igual que pensaban los de la CNT.
Aparte de ello, también estuvieron implicados en la organización de las checas de Madrid. Aquellas cárceles secretas donde se encerraba y torturaba a todo el que pensaran que fuera de derechas. Concretamente, tuvieron una en la calle Magallanes, otra en la calle Pizarro y otra en la Plaza de Santo Domingo, todas en la capital.
Por otra parte, parece ser que la Generalitat de Cataluña buscaba atraerse a las masas obreras en las personas de sus líderes. De esa manera, Nin, llegó a ser consejero de Justicia de la Generalitat y lo primero que hizo fue instituir los infames tribunales populares. Parece ser que recibió muchas críticas durante su mandato al no parar los continuos asesinatos realizados por las milicias de los diferentes partidos republicanos.


Tampoco le hizo mucha gracia a su amigo Trotsky, el cual le acusó de estar colaborando con un gobierno burgués.
No obstante, Nin, impulsó que la mayoría de edad fuera a los 18 años y fomentó una legislación más favorable hacia la mujer.
También militaron en el Comité Central de Milicias Antifascistas y crearon sus propias milicias, integradas por afiliados al POUM.
Nin y su partido siempre defendieron crear un frente obrero único, fomentar la unidad sindical y la unidad de los marxistas revolucionarios.
Parece ser que eso no era del agrado del PSUC, o sea, los comunistas de Cataluña, que también formaron parte de ese gobierno. Así que fue cesado con la remodelación del mismo, que tuvo lugar a finales de ese año.
Su vida empezó a correr serio peligro, tras los famosos Sucesos de Mayo de 1937, donde, en plena guerra civil, se enfrentaron en Barcelona las fuerzas de la Generalitat, apoyadas por el PSUC, contra la CNT y el POUM.
Parece ser que desde Moscú se maquinó una operación contra él y su partido.
Así que salió a la luz una carta, falsificada por el NKVD, donde se decía que Nin apoyaría una sublevación en la retaguardia republicana a favor de Franco.
A mediados de junio de ese año, los líderes del POUM fueron detenidos por la Policía y encarcelados. Sin embargo, en el caso de Nin, se le perdió la pista. Es posible que lo secuestraran dos agentes del NKVD, que acompañaban a esos agentes de la Policía.
Concretamente, Andreu Nin, fue detenido a la salida de una reunión en la sede central del POUM, situada en la Rambla de los Estudios, en Barcelona. No sospechó nada, porque los agentes se identificaron como tales y además llevaban una orden de detención, firmada por el Jefe Superior de Policía de esa misma ciudad. Casualmente, éste fue uno de los implicados en el asesinato de Calvo Sotelo.
Precisamente, poco antes, el PCE, había conseguido que el coronel Ortega, que era uno de sus afiliados, fuera nombrado Director General de Seguridad. O sea, jefe de la Policía. Así que éste se limitó a seguir las instrucciones del enviado de Moscú, Alexander Orlov. En Moscú, a este secuestro, le llamaron Operación Nikolai.
Curiosamente, este agente fue el mismo que se encargó de supervisar el traslado de las reservas de oro del Banco de España hasta el territorio de la URSS.
Parece ser que la noticia llegó al Gobierno republicano. Sin embargo, el PCE, que había colocado a uno de sus líderes, Jesús Hernández, como ministro de Instrucción Pública y Sanidad, le dio las oportunas instrucciones para que este asunto no se debatiera en el Consejo de Ministros. Informándole que lo tenían secuestrado, como él mismo publicó, posteriormente, en sus memorias.
Parece ser que el ministro de la Gobernación, el socialista Julián Zugazagoitia, al que ya dediqué otro de mis artículos, era muy amigo de Nin y no habían querido informarle de ello, para que no pusiera demasiadas trabas a esta operación.
No obstante, parece ser que, durante el Consejo de Ministros, Zugazagoitia acompañado de Irujo, miembro del PNV, sacaron esto a colación, pues habían oído rumores sobre este tema.
Tras una fuerte discusión con los ministros comunistas, el presidente Negrín, zanjó el tema, diciendo que se posponía este debate hasta que se aportaran más datos sobre este asunto.
Incluso, Benito Pabón, abogado de los líderes del POUM, se dirigió por carta al ministro de Justicia, Manuel Irujo, miembro del PNV.
Éste le contestó que tendrían un juicio justo, como cualquier ciudadano. Es más, le reiteró: “Puedo asegurarle que nadie de los detenidos ha sufrido un rasguño, ni un mal trato, ni otra presión que la de su propia conciencia”. Curiosamente, el PNV, que era un partido vasco y de derechas, también tuvo dos checas en Madrid.
Parece ser que en abril de 1937 se descubrió una red de espionaje franquista dentro del territorio republicano y se detuvo a muchos implicados en la misma. Así que les fue bastante fácil acusar a Nin de formar parte de la misma.
Parece ser que estas detenciones las llevó a cabo la llamada Brigada Especial, ubicada en el Paseo de la Castellana, 19 de Madrid y se informó de ello a Wenceslao Carrillo, subsecretario de Gobernación y padre de Santiago Carrillo; al
general Miaja y al coronel Rojo. Como responsables de la defensa de Madrid.
Parece ser que, para confeccionar los documentos incriminatorios, que relacionaban al POUM con esa célula franquista de espionaje se utilizaron tanto a falsificadores profesionales españoles como a agentes soviéticos.
Oficialmente, los miembros de la Brigada Especial encargados de la detención y el posterior interrogatorio de Andreu Nin fueron el comisario Fernando Valentí y el agente Jacinto Rosell. Evidentemente, en los informes no figuraron los agentes soviéticos, que fueron los que de verdad torturaron a Nin.
La mayoría de los autores dice que Nin fue detenido el 18 de junio y, tras su paso por Valencia, fue llevado a un chalet ubicado en las afueras de Alcalá de Henares, junto a una base aérea. Es donde está, actualmente, el nuevo campus de la Universidad de Alcalá. Esta casa pertenecía al matrimonio formado por el general Ignacio Hidalgo de Cisneros, jefe de la Aviación republicana, y Constancia de la Mora Maura, nieta del famoso político Antonio Maura, a la que dediqué otro de mis artículos.
Parece ser que, por entonces, Alcalá de Henares, estaba llena de “asesores” soviéticos. Así que estos agentes se encontraban en ese pueblo como en su propia tierra.
Mientras tanto, mucha gente estaba pendiente de la suerte de Nin. En algunas ciudades aparecieron unas pintadas que decían: “¿Dónde está Nin?”. Por supuesto, los comunistas, que lo tenían todo controlado, se dedicaron a escribir debajo de ellas: “¡En Salamanca o en Berlín!”.
Ciertamente, las circunstancias de la detención de Nin, parecían ser un secreto a voces, porque mucha gente parecía saber lo ocurrido.
Concretamente, Julián Gorkin, otro de los líderes del POUM, durante su encarcelamiento, pudo hablar con Miguel José Garmendia, inspector general de Prisiones y hombre de confianza de Manuel Irujo, ministro de Justicia. Parece ser que le dijo que sabían perfectamente dónde permanecía secuestrado Nin, pero no quisieron ir a rescatarlo por no enfrentarse con las fuerzas militares que lo custodiaban.
Siguiendo las memorias de Jesús Hernández, en un principio, Orlov, optó por comenzar la tortura por el llamado “método seco”. Éste consistía en hacerle todo tipo de preguntas al detenido, no permitiéndole que se sentara. Esto se prolongaba durante varios días, aunque, de vez en cuando, se le trasladaba a su celda para que descansara unos 20 minutos, antes de seguir con la tortura.
Parece ser que este método había dado bastante resultado con los detenidos en la URSS. Sin embargo, parece ser que Nin se negó a autoinculparse de ser un espía franquista. Como querían sus secuestradores.
Se supone que, al ver que Nin estaba resistiendo bien las sesiones de tortura, se decidió por otro método mucho más radical.
Consistió en ir arrancándole la piel y dejar al aire los músculos. No obstante, no consiguieron una confesión del secuestrado. Así que ahora no sabían qué hacer con él, porque ya no podían dejarlo en libertad en el estado tan deplorable en que lo habían dejado.
Parece ser que, a uno de los mandos del famoso Quinto Regimiento, la primera unidad militar comunista que se organizó en Madrid nada más estallar la guerra, se le ocurrió una brillante idea.
Consistía en simular una operación de comando para dar a entender que los nazis habían atacado esa casa y se habían llevado a Nin. Para ello, utilizaron a algunos soldados alemanes comunistas, que militaban en las famosas Brigadas Internacionales.
Así, que, el 22 de junio, realizaron esa simulación, maniatando a los agentes españoles que custodiaban al detenido, y dejando abundantes pistas, como una cartera con documentación y dinero alemanes.
La realidad es que, el 23 de junio, cuando los secuestradores vieron que no le iban a sacar nada a Andreu Nin, lo sacaron de la casa y lo llevaron a un descampado, donde lo mataron.
En esto difieren algunos autores, porque unos dicen que fue en la carretera que iba de Alcalá de Henares hacia Perales de Tajuña. Mientras que otros afirman que su destino final estuvo en El Pardo.
La verdad es que es muy curiosa la facilidad con que siempre se movieron los agentes soviéticos
por el territorio republicano. Incluso, algunos ocuparon cargos importantes en el Ejército. Ciertamente, es algo muy llamativo, porque, hasta que empezó la Guerra Civil, España ni siquiera había tenido relaciones diplomáticas con la URSS.
Se cuenta una anécdota muy curiosa, como botón de muestra de las libertades que se tomaron esos agentes en España.
Parece ser que, unos meses después del asesinato de Nin, un consejero de la embajada soviética insistió en ser recibido por Negrín.
Se trataba nada menos que de Orlov, el cual, como le habían dicho que Negrín estaba muy interesado en este tema, no se le ocurrió otra cosa que contarle un relato falso sobre lo allí ocurrido.
Negrín, que era una de las mentes más brillantes de España, parece ser que le dijo que, de vez en cuando leía novelas policíacas que eran mucho más creíbles que su relato. Así que le dio a entender que todo era falso.
Ni corto, ni perezoso, el soviético alzó la voz y le dijo: “¡Está usted ofendiendo a la URSS!” a lo que el español le respondió: “Olvida usted que habla con el jefe del Gobierno de la República española”. Así que se levantó, le abrió la puerta y lo echó de su despacho.
Aunque parezca mentira, todavía sigue de actualidad la desaparición y el asesinato de Andreu Nin. Concretamente, en febrero de 2008, cuando se estaban realizando unas obras en una base militar, situada en las afueras de Alcalá de Henares (Madrid), se descubrió una fosa que albergaba varios cadáveres.
Parece ser que los forenses dictaminaron que se trataba de los cuerpos de 7 personas.
Seis varones y una mujer. Todos ellos jóvenes. Además, se supo que, durante la Guerra Civil, hubo un paredón situado cerca de esa fosa.
Curiosamente, este hallazgo se realizó durante el mandato de Rodríguez Zapatero, el creador de la Ley de la Memoria Histórica. Por lo visto, esta Ley se hizo sólo para buscar los restos de los republicanos asesinados por los nacionales, pero no al contrario.
Así que, como se sospechaba que se trataba de cuerpos de asesinados por los republicanos y además la fosa se hallaba en un terreno militar, ordenaron que esas investigaciones las llevara a cabo la Justicia Militar y, más tarde, rellenaran esa fosa con cemento y construyeron un muro encima.
Así que no se ha vuelto a saber nada de esa fosa, donde algunos pensaron que se podría hallar el cadáver de Andreu Nin.
A pesar de ello, la fundación que lleva su nombre se muestra escéptica y no cree se encontrara en esa fosa el cadáver de nuestro personaje.
También es posible que esos cuerpos pertenecieran a reclusos de un antiguo campo de concentración, llamado Caño Gordo, donde primero se encerró a los comunistas que se opusieron al golpe de Estado del coronel Casado, que tuvo lugar al final de la Guerra Civil, y luego fue utilizado por el régimen franquista.
Parece ser que ese campo figura como Manicomio en algunos documentos, porque, en principio, esa era su finalidad. Aunque luego se cedió a la Brigada Paracaidista.
Parece ser que, durante el mandato del socialista Joaquín Leguina, como presidente de la Comunidad de Madrid, también se ordenó hacer una investigación para intentar encontrar el cadáver de nuestro personaje, pero, a pesar de los esfuerzos, no hubo suerte.
Como se me ha hecho demasiado largo este artículo, muy posiblemente, voy a dedicar el siguiente a la curiosa figura de Alexander Orlov, según todos los indicios, el jefe de los asesinos de Andreu Nin.





















3 comentarios:

  1. Me ha sorprendido la anécdota de Negrín con Orlov, porque Negrín era un agente de la URSS. Yo no la creo.
    Vicente Monclús, en su libro "18 años en la URSS" narra que conoció a una enfermera en el Gulag que le reconoció que había sido la encargada de transmitir las directrices de la URSS a Negrín y Álvarez del Vayo, en hotel Metropol de Moscú.

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    1. Hoy en día, los historiadores, siguen sin ponerse de acuerdo sobre si Negrín era un agente de la URSS o no. Yo tampoco lo tengo claro.
      No obstante, no creo que Moscú le contara todo lo que estaban haciendo en España, porque, como todos sabemos, Stalin, nunca se fió de nadie y mucho menos lo haría de un extranjero, como era Negrín.
      Saludos.

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    2. Muchas gracias por su comentario y saludos.

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