jueves, 5 de abril de 2018

OMM SETI, LA BRITÁNICA QUE AFIRMABA HABER SIDO UNA SACERDOTISA EGIPCIA


Quizás, algunos de mis lectores ya hayan conocido anteriormente esta historia. Sin embargo, seguro que a otros les va a parecer demasiado fantasiosa, pero os aseguro que es plenamente real, aunque parezca totalmente descabellada.
Dorothy Louise Eady, que así se llamaba nuestro personaje de hoy, nació en 1904, en el barrio londinense de Blackheath, en el seno de una familia de origen irlandés. Así que, supongo que practicarían la religión católica. Parece ser que su padre era sastre y su madre, ama de casa.

Según contaba ella, cuando sólo tenía 3 años tuvo la mala suerte de caer por una escalera, quedando en un estado muy grave. Poco después, su familia llamó a un médico y éste, tras verla, sólo pudo certificar que había muerto.
Sin embargo, al cabo de una hora, tras el disgusto de toda su familia, entraron de nuevo en su habitación y de repente la vieron sentada en su cama. El médico tuvo que ir a verlo para creerlo. De hecho, en poco tiempo quedó totalmente recuperada.
Parece ser que, desde ese momento, empezó a tener unas extrañas pesadillas, en las que se veía dentro de una especie de templo, rodeada de gente vestida de una manera muy extraña.
Al cumplir los 4 años, su familia, un día la llevó a ver el Museo Británico. Parece ser que ella no prestó especial interés por las salas de esa institución, hasta que llegó a las dedicadas al antiguo Egipto.
Se volvió como loca de contenta, porque afirmaba haber vuelto a su casa. Incluso, se puso a besar los pies de las estatuas allí expuestas y a contemplar las momias, como si hubiera conocido antes a todas esas personas. Incluso, tuvieron que sacarla de una forma un tanto enérgica, porque no quería irse de allí.
Otro día, cuando ya tenía 7 años, se puso a mirar una revista y allí pudo ver unas fotos del templo de Seti I, en Abydos, Egipto. Reconoció, inmediatamente, ese edificio como el que había visto cientos de veces en sus sueños.
Incluso, le dijo a su padre que no comprendía cómo estaba en ese estado tan ruinoso y por qué no existía ya un bonito jardín, que había a la entrada, y que a ella siempre le había gustado mucho.
Parece ser que tuvo algunos problemas en el colegio, como cuando se negó a cantar un himno religioso, que maldecía a los egipcios. Incluso, un sacerdote, fue a su casa a hablar con sus padres.
Así que su familia la dejó que estudiara Egiptología y que aprendiera el antiguo lenguaje jeroglífico egipcio. Para ello, tuvo un gran maestro. Se trató nada menos que de Sir Ernest Wallis Budge, conservador del Museo Británico y gran experto en esa lengua. Entre otras cosas, tradujo el famoso Libro de los muertos.
Es muy posible que Budge se tomara interés por enseñar a esa niña, porque él también se quedó embobado la primera vez que le llevaron de visita al Museo Británico, descubriendo que su vocación era el estudio de esas lenguas muertas. Así que le cayó simpática y decidió darle clases de una manera informal.
Aparte de que siempre fue muy aficionado a la Parapsicología y el caso de la niña se podría decir que sólo se podría comprender si alguien era un iniciado en esa materia.
Como mencionaba anteriormente, la niña empezó siendo católica, pero, conforme se iba sumergiendo en la cultura egipcia, fue practicando los ritos de la antigua religión de ese pueblo.
Es posible que, por eso, y por sus repetidos sueños, le llevaran más de una vez a que la viera un psiquiatra.
Incluso, entró a formar parte de un grupo de teatro aficionado, el cual representó en más de una ocasión una obra basada en la muerte de Osiris, según la mitología egipcia. Dorothy
 representó el papel de Isis, esposa de Osiris.
Por fin, su sueño se cumplió en 1931. En ese año se casó con un estudiante egipcio, llamado Eman Abdel Meguid, y el matrimonio se fue a vivir a la tierra de su marido. Por entonces, un protectorado británico.
Parece ser que conoció a su marido cuando ella estuvo trabajando en una revista sobre cultura egipcia, que se editaba en Londres.
Ella, nada más llegar, se puso a besar el suelo de Egipto y dijo sentirse como si acabara de volver a su verdadera patria. De hecho, siempre fue partidaria de la independencia de Egipto.
Según decía, en sus sueños se le aparecía un sacerdote egipcio, llamado Hor-Ra. Éste le explicó que ella se había llamado Bentreshyt, que significa el arpa de la alegría y que había vivido en lo que nosotros llamamos el siglo XIII a. de C.
Por lo visto, había sido hija de un militar de Seti I y de una vendedora de verduras, la cual murió cuando la niña sólo tenía 3 años. Así que su padre la llevó para que la cuidaran en el Templo de Seti I, en Abydos, ya que él se tenía que marchar a la guerra.
Parece ser que a los 12 años profesó como sacerdotisa de ese templo. Uno de los votos que tuvo que hacer fue el de castidad.
Sin embargo, unos años después, llegó a conocer personalmente al faraón Seti I, del que fue amante. A consecuencia de esa relación, quedó embarazada. 
Parece ser que un día habló con el Sumo Sacerdote, el cual le dijo que ese embarazo era una especie de ofensa contra la diosa Isis y que le podría causar muchos problemas al faraón.

Así que, fruto de la desesperación, a ella no se le ocurrió otra cosa que suicidarse, para no perjudicar a nadie y porque la podrían haber llevado a un juicio, donde la hubieran condenado a muerte. Parece ser que al faraón no le gustó su decisión y juró que nunca la olvidaría.
Todo eso lo aprendió durante sus sueños y también mediante lo que se llama la escritura automática. Así que, mediante ese procedimiento, llegó a escribir unas 70 páginas, utilizando la antigua escritura jeroglífica.
Por cierto, para el que no lo sepa, los egipcios nunca llamaron faraones a sus reyes, sino que los designaban por una palabra, cuyo significado viene a ser “el que vive en la casa más grande”. Faraón es el nombre que le dieron, posteriormente, los griegos.
No sé si sería porque ella solía decir que de noche  soñaba con haberse vuelto a acostar con Seti I o alguna cosa por el estilo, lo cierto es que matrimonio no duró mucho tiempo.
No obstante, tuvieron un hijo al que, por supuesto, ella llamó Seti.
Parece ser que el matrimonio se divorció en 1936, cuando él aceptó un puesto de profesor en Irak y ella no le quiso acompañar.
Como en aquella época, no se solía conocer a las mujeres egipcias por su nombre, a ella la empezaron a llamar “Omm Seti”, o sea, la madre de Seti. Por entonces, se dedicaba a dar clases de inglés. Luego trabajó como secretaria.
Parece ser que la gente la veía como una persona rara, porque visitaba los templos, se descalzaba antes de entrar en ellos y oraba frecuentemente ante los antiguos dioses y faraones egipcios, y les llevaba ofrendas. Incluso, pasó alguna noche en la Gran Pirámide.
Sin embargo, también solía ayunar cuando los musulmanes celebraban el Ramadán y le gustaba pasar la Navidad con los cristianos.
Después de residir nada menos que 19 años en El Cairo, por fin, se decidió a trasladarse a su soñada ciudad de Abydos.

Parece ser que los egiptólogos para los que había trabajado como secretaria, habían terminado sus excavaciones y se había quedado sin trabajo.
Al llegar a Abydos, lo primero que hizo fue ir a ver el famoso templo de Seti I, que hay en esa ciudad y que, por entonces, se hallaba en ruinas. Parece ser que los guardas del templo se la tomaron a broma y, aunque ya era de noche, la invitaron a que recorriera el edificio y les indicara una serie de salas.
Aunque se suponía que ella no había estado nunca en ese edificio, parecía conocerlo como la palma de su mano. Lo cual dejó asombrados a esos funcionarios.
No sé si por eso mismo, otro día, el inspector jefe del departamento de Antigüedades, la quiso poner a prueba. Para ello, le pidió que, aunque estaba a oscuras, identificase una serie de murales, que había en las paredes de ese templo. Cosa que ella hizo sin ningún problema.
Supongo que por esa razón la ficharon para ser la primera mujer que trabajara en el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto.

Lamentablemente, allí escribió muchos artículos, que luego firmaron otros y se llevaron una gloria inmerecida. Sin embargo, también escribió algunos libros, donde figuraba ella como autora de los mismos.
Gracias a sus amplios conocimientos, los arqueólogos, pudieron encontrar el jardín que, según recordaba ella,  se hallaba a las puertas de ese templo. Incluso, desenterraron uno de sus pozos, el cual aún estaba lleno de agua.
Parece ser que también colaboró en la restauración de ese templo, a base de identificar la posición de miles de piedras, con grabados en relieve. De ese modo, se tardó mucho menos en restaurar ese templo que en el resto de los de Egipto.
Fue una gran ayuda para muchos egiptólogos. Gracias a ella pudieron encontrar muchas cosas, conocer a fondo el antiguo mundo egipcio e, incluso, llegó a mencionar el contenido de muchos papiros recién hallados, sin tener necesidad de haberlos leído antes.
Es más, llegó a decir que, en una de sus conversaciones con Seti I, éste le dijo dónde estaba la tan buscada tumba de Nefertiti. Parece ser que está camuflada muy cerca de la de Tutankamon. O sea, que podría estar en esa cámara que, según afirman los especialistas, podría haber tras la tumba de ese faraón.
Aunque no lo quisieron reconocer, muchos egiptólogos siguieron sus consejos y de esa forma se pudieron encontrar varias tumbas de personajes importantes del antiguo Egipto.
Incluso, llegó a afirmar que existía un túnel, que pasaba por debajo del muro norte del templo. Lo cual se pudo comprobar unos años después.
Sin embargo, también llegó a decir que existía una bóveda bajo el templo, donde se guardaban archivos históricos sobre el Antiguo Egipto y hasta un diario de Seti I, pero aún no ha sido hallada. Desconozco si se han dedicado a buscarla.
Del mismo modo, en alguna ocasión, les dijo a los egiptólogos que la famosa Esfinge de Guiza no es una construcción del tiempo de los faraones, sino que se remonta a muchos siglos más atrás.
En una ocasión, mencionó que había tenido uno de sus sueños con Seti I, donde conversaron sobre la Atlántida. Parece ser que éste le había dicho que, en cierta ocasión, conoció a un cretense que le informó de que las islas griegas son las cumbres de unas montañas, pertenecientes a un continente que se había hundido muchos siglos antes.
Parece ser que ella tenía una buena opinión sobre Ramsés II, hijo de Seti I, al que afirmaba haber conocido en su otra vida. Decía que a ese faraón se le había difamado sin  razón alguna.
En cambio, tenía muy mala opinión de Akenaton, pues no lo consideraba un idealista, sino un faraón autoritario y violento. De hecho, llegó a compararlo con el famoso Ayatola Jomeini.
En otra ocasión, comentó que le había preguntado a Seti I si había algún depósito de documentos bajo la Gran Esfinge, tal y como habían afirmado algunos videntes. Éste le dijo que cada templo tenía uno de esos archivos, pero que el más importante estaba en el templo de Amon-Ra, en Luxor.
También se dedicó a observar y comparar la sociedad egipcia del siglo XX con la del antiguo Egipto y pudo ver cosas que continuaban haciéndose. Tales como la circuncisión de los niños. El no pelarse, ni afeitarse durante un tiempo en señal de luto.
Incluso, hoy en día, en los mercados árabes se venden amuletos para conjurar seres demoníacos. Igual que se hacía en la época de los faraones.
Es más, ella llegó a creer en el poder curativo de ciertos lugares sagrados. En cierta ocasión, se curó de una grave enfermedad, tras bañarse vestida en la piscina del Osireion. Parece ser que otros que siguieron su ejemplo también se curaron.
En 1979, se publicó un artículo sobre ella en el prestigioso New York Times, diciendo que su vida era “una de las historias más fascinantes de la reencarnación en el mundo occidental”.
Parece ser que nunca temió a las serpientes. Se dice que solían ir a ella para que les diera de comer, como si las hubiera amaestrado. Algo que también asombraba a quienes la conocieron.
Tras su jubilación, en 1969, se dedicó a ser una guía para los turistas que visitaban Abydos. De una manera inmejorable, les iba explicando el significado de las pinturas que decoraban esos templos.
En 1972, tras sufrir un ataque cardiaco, se mudó a una casa de adobe, junto a la de unos amigos, que también habían trabajado en el templo de Seti I. Ella llamaba a su vivienda “Omm Seti Hilton”.
Parece ser que su hijo Seti la invitó a trasladarse a Kuwait, donde trabajaba y residía con su numerosa familia. Sin embargo, ella se negó argumentando que toda su vida había soñado con vivir en Abydos y allí quería quedarse a morir.
En 1980, apareció en varios documentales para la BBC y National Geographic, donde a pesar de su mal estado de salud, se la veía con energía suficiente para hablar ante la cámara, aunque tuviera que utilizar unas muletas.
Lo cierto es que siempre fue muy respetada por los egiptólogos. Muchos de ellos siguieron sus consejos y la tuvieron muy en cuenta a la hora de empezar a excavar en una zona. De hecho, tiene un puesto de honor en muchos tratados sobre Egiptología.
Desgraciadamente, nuestro personaje de hoy, murió en abril de 1981. Parece ser que se había construido una tumba a la usanza egipcia, pero las autoridades no dejaron que se enterrara allí. Así que fue enterrada en el desierto, en una tumba sin marcar y junto a un cementerio copto.
Realmente, la singularidad de esta mujer no era sólo que afirmara haber vivido en el antiguo Egipto, sino que lo demostraba diariamente. De hecho, aunque algunos egiptólogos no la veían como a una colega, tuvieron que rendirse ante la evidencia, porque donde ella les decía que cavaran siempre encontraban algo importante.

5 comentarios:

  1. Es una historia fascinante. ¿Nos la podemos creer? No lo sé, pero despierta mucho la curiosidad sobre el estudio de la egiptología. He disfrutado mucho con tu artículo, Aliado. Gracias.

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    1. La verdad es que lo normal es que parezca increíble, pero, por lo visto, esta mujer llegó a ser muy querida por los egiptólogos, pues la mayoría de ellos solía pedirle consejo sobre dónde debería excavar, antes de empezar cualquier nueva excavación. Por lo menos, se ahorraría en tiempo y en costes.
      Incluso, aparece en los manuales de Egiptología. Algo que parece muy extraño, pues, a primera vista, su forma de actuar no parece muy científica, pero sí muy efectiva.
      Lo curioso es que esta mujer estuviera a favor de la independencia de Egipto y, por otra parte, ayudara a los egiptólogos que, como todos sabemos, en aquella época, sólo iban a buscar una serie de tesoros de los que pudieran sacar un buen precio. Al margen de los intereses egipcios. Como se puede ver perfectamente en las películas del famoso Indiana Jones.
      Como siempre, muchas gracias por tu amable comentario y saludos.

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  2. DR. YAKAYA SPELL ES EL MEJOR HECHIZO QUE CUALQUIER PERSONA DESEA UTILIZAR PARA RESPONDER A TU EX. SABEMOS QUE HAY ALGUNA ROTURA QUE NO DESEAMOS SUCEDER, PERO PUEDE SUCEDER PORQUE SU AMANTE NO PUEDE AMARLO DE LA MISMA MANERA QUE LA AMA A ELLA, ENTONCES PODRÍA DECIDIR DETENERSE CONTIGO PORQUE NO SIENTEN EL AMA USTED POR ELLOS O PUEDE TENER COMUNICACIONES QUE PUEDAN CAUSAR UN DESCANSO POR ALGÚN MES O AÑOS, LUEGO PUEDE NECESITAR AYUDA PARA RECIBIRLO OA SU RESPUESTA, SOLO CONTACTE A DR YAKAYA A TRAVÉS DE SU DIRECCIÓN DE CORREO ELECTRÓNICO YAKAYATEMPLE@GMAIL.COM OA TRAVÉS DE SU NÚMERO MÓVIL + 15184251446 PARA AYUDARTE

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  3. Me.encantó la historia de Omm seti increíble que pasen esas cosas pero hay que leer para creer todo lo.que pasó y lo mejor es que sus padres la dejaran estudiar lo que ella quería y poder irse a vivir a Obydos . Reencarnación de una sacerdotisa egipcia wow.

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    1. Ciertamente, parece sacado de una novela de aventuras, pero fue real. Siempre digo que, en muchas ocasiones, la Historia es más interesante que las novelas. Muchas gracias por su comentario y saludos.

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