lunes, 13 de noviembre de 2017

JANE ANDERSON CIENFUEGOS, PERIODISTA Y ESPÍA

Esta vez voy a hablar de uno de los miles de extranjeros que pasaron por España para conocer lo que para ellos era algo muy exótico: una guerra civil.
La verdad es que, cuando te pones a ver documentos sobre la guerra civil española, te encuentras con que por aquí pasó media Humanidad. Unos vinieron a pegar tiros y otros, simplemente, a darse una vuelta por aquí. Hasta el mismo Nehru y su hija, la futura Indira Gandhi, estuvieron de visita por esa España en guerra. Supongo que muchos de ellos se llevarían una impresión bastante lamentable de nuestro país.
Curiosamente, aunque en la zona nacional se declaró el estado de guerra nada más empezar la misma, en cambio,  en la zona republicana no se declaró hasta 1939, cuando ya se estaba acabando. Lo que, como era de esperar, fue motivo de chistes en los dos bandos.

No me extraña, si, como se ha demostrado, en España, tenemos algunos políticos que no conocen el precio de un café con leche, pues igual tampoco se habían enterado de que en nuestro país la gente llevaba así tres años matándose, a causa de una cruenta guerra civil.
Nuestro personaje de hoy se llamaba Jane Anderson y nació en el sur de USA. Concretamente, en 1888, en Atlanta (Georgia). Actual sede de algunas conocidas multinacionales.
Parece ser que nació en el seno de una familia acomodada de esa ciudad y que tenían unas amistades muy variopintas, entre ellas, con el famoso Buffalo Bill.

Como ya sabemos, a los ciudadanos de USA, no les importa cambiar constantemente de Estado. Así que, mientras sus padres se fueron a Arizona, ella se quedó al cuidado de sus abuelos en Georgia. Allí comenzó su formación y la terminó en Dallas (Texas).
Posteriormente, en 1909, se trasladó a la gran metrópoli de Nueva York, donde conoció a su primer marido, el compositor y crítico musical Deems Taylor, con el que se casó en 1910. Por su parte, ella se dedicó a escribir cuentos infantiles, que se publicaban en periódicos nacionales.

Este compositor apareció en la célebre película de Disney “Fantasía”, haciendo el papel de maestro de ceremonias.
En 1915, en plena I Guerra Mundial, Jane, se trasladó sola a Europa y allí destacó por ser una de las primeras mujeres corresponsales de guerra. Enviaba sus reportajes al periódico londinense Daily Mail.
Parece ser que era una mujer muy bella, con una llamativa cabellera pelirroja. Algunos la apodaron como “el melocotón de Georgia”. Así que no le faltaron amantes. Por lo visto, uno de ellos fue el conocido escritor Joseph Conrad.
Poco después, volvió a su país y en 1918 se divorció de su primer marido, pero no duró mucho tiempo su estancia en USA.
En 1922, consiguió ser enviada de nuevo a Europa. Esta vez como corresponsal del International News Service, una agencia de noticias propiedad del magnate W.R.
Hearst. Ese que Orson Welles retrató magistralmente en su película “Ciudadano Kane”.
En 1934, se casó en la catedral de Sevilla con un tipo que decía ser un aristócrata español, Eduardo Álvarez de Cienfuegos. Parece ser que ni era noble ni nada parecido. Lo cierto es que la pareja pasó a residir en España.
Lógicamente, el estallido de la guerra civil, los pilló en nuestro país. Así que ella retomó su papel de corresponsal y se dedicó a enviar sus crónicas al Daily News, donde insertaba informaciones de interés para el bando nacional. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que este conflicto no fue algo tan “civilizado” como lo fue la I Guerra Mundial. Así que pronto fue detenida, acusada de espionaje y encerrada en una de las famosas checas, que se prodigaron por todo Madrid.
Es posible que la detuvieran, porque solía presumir de ser una aristócrata y  todos los aristócratas, salvo algunas excepciones, se decantaron por el bando nacional. Así que solían ser encerrados por los milicianos y, posteriormente, muchos de ellos fueron asesinados.
Para el que no lo sepa, una checa era una cárcel más o menos secreta, donde los milicianos izquierdistas y anarquistas encerraban a los que consideraban sus enemigos y allí se dedicaban a torturarles hasta que, al final, muchos de ellos aparecían asesinados en los lugares más remotos.
Afortunadamente, como ella nunca perdió su nacionalidad USA, alguien denunció su arresto en la embajada de su país en Madrid y la diplomacia se puso en marcha. Hasta el mismo secretario de Estado, Cordell Hull, tuvo que presionar al Gobierno de la II República para que la pusieran en libertad.
Esta vez tuvieron éxito y llegaron a tiempo, porque ya la habían condenado a muerte. Así que, según parece,  nuestro personaje sólo pasó unas 3 semanas en una de las checas de Madrid. Eso sí, fue liberada con la condición de que tendría que abandonar España.
A partir de entonces, se dedicó a dar múltiples conferencias por todo USA, supongo que financiada por la Iglesia Católica de ese país, pues, igual que ella, se mostraba  a favor de Franco. No hay que olvidar que ella se convirtió al catolicismo poco antes de su boda en Sevilla. Aparte de eso, siempre fue una conocida anticomunista.
En esas charlas, y también por medio de artículos en la prensa de su país, se dedicó a narrar las atrocidades que dice haber contemplado tanto en la España republicana, como en la checa donde estuvo encerrada. Haciendo hincapié en las vejaciones sufridas por los miembros del clero católico.
Seguramente, se la utilizó para presionar al Gobierno USA, entonces presidido por F. D. Roosevelt, para que no ayudara al Gobierno de la II República. Como así se hizo.
Otra de sus curiosas actividades fue ayudar en la promoción del turismo de guerra. Una iniciativa muy curiosa del bando nacional y al que ya dediqué otro de mis artículos. Por medio de ella, se mostraba a los turistas extranjeros cómo habían quedado algunas zonas de España, tras haber sido conquistadas por el bando nacional. Nada menos que 36 agencias de viajes se dedicaron a impulsar esta curiosa iniciativa.
Supongo que para apoyar esta iniciativa, nuestro personaje, regresó en 1938 a España, para, según decía, mostrar a esos turistas lo que había visto ella durante la guerra civil. Por supuesto, estuvo contratada por el Ministerio de Propaganda del bando nacional.
Algún destacado militar franquista dijo de ella que, probablemente, había sido la mujer que más había contribuido a la victoria de su bando en la guerra.
Incluso, parece ser que fue condecorada por el mismo Franco con la medalla de sufrimientos por la Patria y otra como Dama mutilada de guerra. Parece ser que un famoso obispo de USA la calificó como de “mártir viviente”.
Ante la perspectiva de otra nueva guerra mundial,  España ya se hallaba repleta de espías de todos los países. Así que esta mujer no pasó desapercibida para los eficientes agentes alemanes. De este modo, en 1940, nada más acabada la guerra, fue contratada por la radio pública de Alemania.
En Berlín llegó a entrevistarse, en mayo de 1941, con el famoso ministro Goebbels y éste le dio un puesto en la radio y en una publicación alemana, que se editaba en inglés.
Tras el ataque japonés a Pearl Harbor, Alemania declaró la guerra a USA. Así que a los ciudadanos de este país, que residían en Alemania, les dieron la opción de regresar a su país. En cambio, ella no aceptó esa invitación y prefirió seguir viviendo allí.
Hasta mediados de 1942 tuvo un programa, donde, bajo el seudónimo del “Melocotón de Atlanta”, se dedicaba a enviar propaganda a favor de Alemania, dirigida a los soldados aliados. Curiosamente, en el mismo también se hacía propaganda de los famosos cereales Kelloggs.


Se comenta que siempre acudía a realizar esos programas vestida con el uniforme de las enfermeras del bando nacional y con la boina roja de los requetés. Esos programas eran emitidos todos los jueves y sábados a las 21.00 horas.
Parece ser que su voz no volvió a salir por las ondas hasta 1944, cuando tuvo a su cargo un programa en el que hacía referencia a las atrocidades cometidas por el Ejército de la antigua URSS.
Antes de que acabara la guerra, un tribunal de su país la acusó de traición, junto a otros personajes que también se dedicaban a emitir propaganda a favor del Eje.
Como muchos otros nazis, al finalizar la guerra, se escondió donde pudo, hasta que en 1947 fue detenida en Salzburgo (Austria) y entregada a las autoridades militares de ocupación de USA.
Aunque fue repatriada a su país, increíblemente, en octubre de ese año, un tribunal la puso en libertad por falta de pruebas. Sin embargo, en el caso de Ezra Pound, que hizo lo mismo para los italianos, fue condenado por ello.
Hay quien dice que podría ser porque ella también tenía la ciudadanía española, obtenida tras su matrimonio, y no se la podía acusar de traición a USA. Sin embargo, no hay que olvidar que fue liberada de la checa por haber tenido la nacionalidad de USA.
Ciertamente, me parece algo muy extraño. Se me ocurre pensar que la pusieron en libertad, porque igual pensaron que les podría venir  bien para hacer propaganda contra los comunistas, ya que acababa de empezar la Guerra Fría.
Como la vida de esta mujer no deja de ser sorprendente, esta vez la pareja decidió irse a vivir a una finca que poseía su marido en la localidad española de Almoharín (Cáceres). Allí, los lugareños la conocieron como doña Juanita. Parece ser que les llamaba la atención por su elevada estatura, alrededor de 1,80 m, y porque no paraba de fumar en una larga pipa.

Parece ser que, posteriormente, se trasladó a Cáceres, donde, durante unos años,  se dedicó a dar clases de idiomas. Allí residió hasta enviudar. Poco después, se trasladó a Madrid, donde falleció en mayo de 1972.

2 comentarios:

  1. Interesantes tus artículos sobre personajes de la guerra civil española, pienso que a través de sus vivencias, nos ayuda en algo a entenderla, pero claro que seria mejor no centrarnos en personajes por así decirlo, anecdoticos, sino en personajes determinantes; es solo una sugerencia, por lo demás igual te felicito por el detallado en tus artículos. Un abrazo.

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    1. En primer lugar, te agradezco tu consejo. Lo que ocurre es que, por una parte, ya he escrito sobre alguno de los personajes más conocidos de la Guerra Civil. En cambio, por otra parte, me parece que todo el mundo es importante a la hora de ganar o perder una guerra. Aunque en los libros de Historia sólo aparezcan los nombres de los generales, los que realmente ganan las batallas son los soldados. Al igual que los que ganan los partidos son los jugadores y no los entrenadores.
      Además, a base de leer las biografías de estos personajes, creo que se puede tener una idea de la Historia desde varios puntos de vista y que, en muchas ocasiones, no coincide con lo que dice la Historia oficial.
      Muchas gracias por tu comentario y saludos.

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