Como este artículo va a salir
publicado después del sorteo de Navidad de la Lotería Nacional, supongo que a
la mayoría de la gente no le habrá tocado, como suele ocurrir siempre por estas
fechas.
Desgraciadamente, a los pobres
siempre nos pasa lo mismo. En mi tierra dicen que “El que juega por necesidad,
pierde por obligación”. Así que hoy me he decidido a publicar una historia
para que nunca perdamos la esperanza.
Nuestro personaje de hoy se
llamaba realmente María Bárbara von Sass y nació en 1841 en una población del
antiguo Imperio Austro-Húngaro, en la región de Transilvania, que ahora es
territorio rumano.
Parece ser que su familia era de
origen alemán. Incluso, algunos autores afirman que su padre era noble y militar.
Lo cierto es que, durante la revolución de 1848, en el Imperio Austro-Húngaro,
se produjo una guerra de independencia en los distintos territorios que
formaban el antiguo reino de Hungría.
Esto dio lugar a una escalada de
violencia, que, en el caso de nuestro personaje, tuvo como consecuencia que
asesinaran a toda su familia. Sólo pudieron escapar su padre y ella.
Hay que resaltar que estos
acontecimientos fueron muy graves, pues tuvo que dimitir el famoso canciller
Metternich y hasta el mismo emperador, que dio paso a Francisco José, el marido
de la archifamosa Sissi.
María escapó con su padre hasta
un campamento para refugiados en lo que hoy es Bulgaria. Parece ser que allí
fue raptada y enviada a un comerciante de esclavos armenio, el cual, la mantuvo
encerrada, posiblemente, en un
harén, y 10 años más tarde, la
llevó a un mercado de esclavos. Concretamente, en la ciudad de Vidin, al NW de la actual Bulgaria.
Parece ser que, durante todo ese
tiempo, la chica ya había pasado por
todo tipo de vicisitudes y
ahora ya tenía 17 años.
Prácticamente, había perdido toda
esperanza y ya veía que su único futuro en la vida sería acabar dentro de un
harén o un serrallo turco.
Sin embargo, estaba a punto de tener
un auténtico golpe de suerte, que cambiaría radicalmente su vida.
En este momento, voy a dar paso a
un nuevo personaje, que también va a protagonizar esta extraordinaria historia.
Samuel White Baker había nacido
en Londres en 1821. Su familia siempre fue muy acomodada, pues su padre era un
importante hombre de negocios de la City y, como muchos otros, también poseía
una plantación en Jamaica.
Evidentemente, Samuel, tuvo una
educación muy esmerada. Sin embargo, como nunca tuvo ningún interés por los negocios,
se graduó como ingeniero civil. No obstante, gracias a su desahogada posición
económica, casi nunca le hizo falta
ejercer su carrera.
Durante su juventud, realizó
frecuentes viajes, recorriendo todos los continentes y, sobre todo, practicando
su afición preferida, la caza.
En 1844, se casó y de ese
matrimonio nacieron 7 hijos, de los que sólo 4 hembras llegaron hasta una edad
madura. Lo normal en esa época.
Por lo visto, fundó una plantación
propia en la antigua Ceilán, hoy llamada Sri Lanka, donde, a causa de su
afición cinegética, tenía atemorizada a
la fauna de toda la isla.
Desgraciadamente, en 1855, murió
su esposa y se quedó viudo y con 4 hijas. Así que se las envió a una de sus
hermanas, que estaba soltera, para que las cuidara.
En 1858, partió del Reino Unido,
para realizar un viaje por Centroeuropa con un buen amigo suyo. Concretamente,
se trataba de un maharajá hindú exiliado en Gran Bretaña. Está claro que el objetivo
de ese viaje era, siguiendo su costumbre, practicar la caza en esos territorios.
Parece ser que alquilaron un
barco para navegar por el Danubio hacia el Mar Negro, para, más tarde, visitar
Estambul, la capital del Imperio Turco Otomano.
Por una de estas casualidades de
la vida, el barco, chocó contra un gran trozo de hielo y tuvieron que atracar
en la ciudad de Vidin. Por entonces, esta ciudad, pertenecía a los turcos. Así
que no les quedó más remedio que quedarse en ese puerto, hasta que repararan el
barco.
Durante su visita, pasaron delante
de un mercado de esclavos. No hará falta decir que él estaba radicalmente en
contra de este tráfico de seres humanos.
De pronto, vio que iban a
subastar a una joven blanca y con el pelo rubio. Así que no se lo pensó y pujó
por ella, llevándosela por 7 libras.
Otras versiones dicen que la
chica ya estaba vendida al pachá de la ciudad. Sin embargo, Samuel, sobornó a
sus vigilantes y se la llevó.
Realmente, no sé cuál de las dos
será la verdadera, sin embargo, ambas denotan un envidiable sabor a aventura.
Estamos en la época en que
triunfan aventureros como Speke o Richard Burton, que buscan en África las
fuentes del río Nilo. Estas historias apasionan a Baker y le hacen que se vaya,
junto con su nueva compañera hasta los confines de ese continente, aún inexplorado,
que, por entonces, era África.
Por supuesto, Samuel, gracias a
su notable fortuna, no necesitó buscarse un patrocinador, como tuvieron que
hacer los demás aventureros.
Además, consiguió un pasaporte
británico para su nueva compañera, donde figuraba su nuevo nombre Florence
Bárbara María Finnian.
Esta vez, aparte de practicar la
caza, Samuel y Florence, se iban a dedicar a explorar las llamadas “fuentes del
Nilo”.
Desembarcaron en Egipto, para proseguir
su viaje hacia Sudán, desviándose hacia la costa, para lo cual tuvieron que
atravesar el desierto. Allí ella padeció la malaria, pero logró curarse de esa
enfermedad.
Posteriormente, estuvieron en la
capital, Jartum, donde, tras unos meses de estancia, lograron preparar su
expedición. Para ello, contrataron a varias decenas de porteadores y un barco,
más unos cuantos animales de carga.
A pesar de navegar por unas aguas
cenagosas y repletas de peligros de todo tipo, consiguieron llegar a su puerto
de destino a partir del cual no les quedaba más remedio que seguir andando.
De momento, levantaron un
campamento en ese puerto, Gondokoro. Allí pasaron varias semanas hasta que
aparecieron por esa aldea dos hombres con muy mal aspecto. Se trataba de los
famosos exploradores Speke y Grant, que venían de regreso. Ellos les contaron
sus descubrimientos, pero también les dijeron que no habían podido llegar hasta
algunos sitios, donde también podrían estar las fuentes del Nilo.
En principio, nuestros
personajes, habían conseguido su objetivo principal, que era encontrar a esos exploradores perdidos.
No obstante, los hechos narrados
por éstos, animaron a nuestra pareja, que, por
cierto, le iban diciendo a todo el mundo que estaban casados, para aventurarse
por esos territorios inhóspitos, que no habían podido alcanzar los otros
exploradores.
Consiguieron llegar al territorio
de la actual Uganda, aunque, a causa de las picaduras de mosquitos de todo tipo
y de la llamada mosca del sueño, los miembros de esa expedición, arribaron en pésimas
condiciones a su destino.
Tras descansar unos días, para
reponer fuerzas, se encaminaron hacia un lago, que no habían podido alcanzar
aquellos exploradores.
La marcha también fue muy
fatigosa. Tuvieron que escalar altas montañas y
bajar a los valles, donde tuvieron que atravesar ríos, en los cuales la gente
se hundía con mucha facilidad. De hecho, Florence, estuvo a punto de ahogarse
en uno de ellos.
No obstante, el 14/03/1864,
consiguieron alcanzar su objetivo. Tras dos años de viaje, llegaron a un lago,
al que llamaron Alberto, por el difunto marido de la reina Victoria, que es
otra de las fuentes del Nilo. Actualmente, este lago está dividido en dos
partes. La del oeste pertenece a la República Democrática del Congo. Mientras
que la del este corresponde a Uganda.
Samuel se dio el gusto de navegar
por el lago. No fue una ruta muy confortable, pues fueron atacados por cocodrilos
e hipopótamos. Aparte de que sufrieron un vuelco en los rápidos que llevaban
hacia una enorme catarata a la cual bautizaron como Murchinson, en honor del
presidente de la Royal Geographical Society. Así que, tras este incidente, tuvieron que ganar la costa a nado.
A la vuelta, estuvieron alojados
en la casa del rey de aquella zona, donde consiguieron reponerse de todas las
calamidades sufridas. Allí estuvieron 6 meses, hasta que, muy a su pesar, se
unieron a una caravana de esclavos, que pasaba por allí.
A principios de 1865,
consiguieron llegar a Gondokoro, donde habían tenido que dejar su nave. Allí se
enteraron que les habían dado por muertos.
Desde ese punto, partieron hacia Jartum
y, más tarde, en febrero de 1865, llegaron a la famosa ciudad de El Cairo.
En Londres tuvieron un
recibimiento apoteósico. No obstante, lo primero que hicieron fue casarse en
privado, para no dar pábulo a las murmuraciones propias de la muy conservadora
sociedad victoriana.
Posteriormente, en noviembre de
1865, durante un banquete organizado por la Royal Geographical Society, Samuel,
pudo elogiar la resistencia y el valor de su esposa a quien, según dijo, le
debía su vida.
A partir de entonces, la vida les
fue muy bien. De hecho, se hicieron muy populares, dentro de una alta sociedad
tan cerrada como es la británica. Hasta la prensa la calificó a ella como una “heroína”,
por su importante papel en esas exploraciones.
Además, según parece, Florence,
hizo muy buenas migas con las hijas de Samuel. Casualmente, una de las mismas
era de la misma edad que ella.
También les ayudó el hecho de que
en 1866, Samuel, fuera nombrado caballero (sir) por la famosa reina Victoria.
Curiosamente, Florence, no pudo
asistir a esa ceremonia, por haber sido vetada su entrada a palacio por la
propia reina. Parece ser que a la monarca, por lo que había oído, no le
satisfacía la conducta moral de nuestra exploradora.
Tras su vuelta a Londres, Samuel,
publicó varias obras, donde se dedicaba a narrar detalladamente todos los
viajes y aventuras que habían tenido. Parece ser que estas obras tuvieron un
gran éxito de ventas.
En 1869, Samuel, fue designado
por el Príncipe de Gales, para formar parte de la comitiva que le acompañaría a
la inauguración del canal de Suez. La cual tuvo lugar en noviembre de ese mismo
año.
Durante la inauguración, el
jedive o gobernador de Egipto, que estaba a las órdenes del Imperio Otomano, aunque
apoyado por los británicos, le propuso a Samuel que encabezara una expedición
militar a fin de anexionarse Sudán y unirlo a Egipto.
Parece ser que Samuel le impuso
como condiciones que le pudiera acompañar su esposa y que se pusiera fin al
tráfico de esclavos en esa zona. Ambas condiciones fueron aceptadas por el
gobernador.
Tras la llegada de su esposa a El
Cairo, en febrero de 1870, la expedición militar se encaminó hacia Sudán.
No es de extrañar que unos
exploradores se convirtieran en líderes militares, pues, por aquel entonces, el
Gobierno del Reino Unido, utilizaba a esta gente para averiguar si había algo
de interés, para el Imperio, en las
zonas descubiertas por ellos.
Desgraciadamente, la expedición
militar fue un auténtico fracaso. Aquella flota, compuesta por unos 50 barcos
de todo tipo, se vio frenada por la vegetación, que se pudría y flotaba en el
agua. Por ello, tardaron más de un año en llegar a Gondokoro.
También sufrieron feroces
ataques, por parte de las bandas de traficantes de esclavos, ya que, anteriormente,
él había interceptado alguna de esas caravanas y liberado a los cautivos.
No obstante, a pesar de las
continuas deserciones habidas entre sus fuerzas, consiguieron llegar a los
reinos situados en la actual Uganda, donde ya no reinaba el monarca que les
había acogido anteriormente, sino su hijo. A éste no le gustó la idea de someterse
al hombre blanco y se declaró la guerra entre ambos.
Las escasas tropas que les
quedaban a los Baker fueron derrotadas y tuvieron que retirarse
desordenadamente. Siempre acosados por los hombres de esas tribus.
A pesar de ese hostigamiento,
consiguieron llegar hasta un reino, que era enemigo del anterior y allí fueron
bien acogidos. Tuvieron que pasar unos cinco meses para poder reponerse de sus múltiples
heridas.
Al cabo de un tiempo, los supervivientes, llegaron sanos y salvos hasta El Cairo. Desde esa ciudad, Samuel, mandó un mensaje, en 1873, donde, falsamente, afirmaba que todo ese territorio había quedado pacificado y anexionado a Egipto. Tal y como se le había encargado.Tras su vuelta al Reino Unido, los Baker, se dedicaron a viajar por todo el mundo, pero ya no volvieron nunca más a África.
Al cabo de un tiempo, los supervivientes, llegaron sanos y salvos hasta El Cairo. Desde esa ciudad, Samuel, mandó un mensaje, en 1873, donde, falsamente, afirmaba que todo ese territorio había quedado pacificado y anexionado a Egipto. Tal y como se le había encargado.Tras su vuelta al Reino Unido, los Baker, se dedicaron a viajar por todo el mundo, pero ya no volvieron nunca más a África.
Repentinamente, a finales de
1893, le llegó la muerte, cuando Samuel estaba realizando los preparativos para
una cacería, que se iba a desarrollar en Somalia.
Ella siguió viviendo en el hogar
que había creado con su marido en New Abbot (Devonshire, Inglaterra), hasta su
muerte en 1926.
Ciertamente, se han escrito
varias novelas sobre estos famosos personajes. En cambio, para este artículo, yo
sólo he pretendido tomar datos contrastados, que es lo que hacemos, habitualmente,
los que nos dedicamos a la Historia.
Hay que decir que las expediciones de esta pareja aún tienen eco hoy en día. De hecho, el Gobierno de Uganda está señalizando la ruta por la que transcurrió esta expedición hasta encontrar el lago Alberto. Todo ello, para atraer a esa gente a la que le gusta el turismo de aventura.
Parece ser que, junto al organizador, Julian M. Fisher, también ha colaborado en esta tarea David Baker, tataranieto de Samuel. El viaje saldría de la antigua Yuba o Juba, actual capital de Sudán del Sur, anteriormente, llamada Gondokoro.
Hay que decir que las expediciones de esta pareja aún tienen eco hoy en día. De hecho, el Gobierno de Uganda está señalizando la ruta por la que transcurrió esta expedición hasta encontrar el lago Alberto. Todo ello, para atraer a esa gente a la que le gusta el turismo de aventura.
Parece ser que, junto al organizador, Julian M. Fisher, también ha colaborado en esta tarea David Baker, tataranieto de Samuel. El viaje saldría de la antigua Yuba o Juba, actual capital de Sudán del Sur, anteriormente, llamada Gondokoro.
Transcurriría por el Nilo Blanco
hasta el lago Alberto y las cataratas Murchinson. Como ya he mencionado, anteriormente,
ambas deben sus nombres a esta pareja de exploradores.
En fin, como ya habréis visto, no
he escrito uno de esos cuentos de hadas con el acostumbrado final feliz. Simplemente,
me he dedicado a narrar un hecho histórico con nombres y apellidos.
Una vez más, se demuestra que la
realidad puede ser igual o aún más interesante que cualquier obra de ficción.
Así que os deseo que el año
próximo tengáis un golpe de suerte como el que tuvieron nuestros personajes
cuando se encontraron, frente a frente, en aquel repugnante mercado de esclavos,
en Vidin. Se puede afirmar que los dos tuvieron la misma suerte de encontrarse ese día y no separarse nunca más.
Lamento no haber podido publicar antes
este artículo, pero he tenido una avería en mi PC. Así que ahora os deseo
¡¡UNA FELIZ NAVIDAD Y UN EXTRAORDINARIO AÑO 2017!!