jueves, 7 de mayo de 2015

EL CÍRCULO DE KREISAU, NO TODOS LOS ALEMANES FUERON NAZIS



Cuando se habla de la II Guerra Mundial y algunos se refieren al ejército alemán, como “el ejército nazi”, la verdad es que no me gusta nada, porque eso sería como decir que todos los que combatieron, durante nuestra guerra civil,  en el ejército nacional, eran franquistas de toda la vida.
La verdad es que, tanto en un caso como en el otro, la mayoría de los integrantes de esos ejércitos eran jóvenes a los que se había movilizado obligatoriamente sin saber ni cómo ni por qué.
Incluso, en nuestra guerra civil, se dieron muchos casos en los que unos hermanos
estaban en un bando y otros en el otro.
Esto debe de ser muy común en las guerras civiles. Precisamente, el otro día estuve leyendo algo sobre la vida del famoso general O’Donnell y me encontré que, durante las guerras carlistas, él tomó partido por el bando isabelino, mientras que su padre y el resto de sus hermanos lucharon en el bando carlista.
Bien, ahora procuraré ceñirme al tema que nos ocupa y no andarme por las ramas, como de costumbre.
A pesar de que la propaganda nazi manejada por Goebbels, nos dio siempre una idea de que Alemania era un país donde todos pensaban igual y apoyaban unánimemente la política de Hitler, poco a poco, se ha ido sabiendo que esto nunca fue así. No deberíamos de olvidar que, cuando Hitler llegó al poder casi la mitad de la gente le votó a él, pero la otra mitad votó al PC alemán.
Ya en 1940, el conde Helmuth James von Moltke, que era un noble alemán y además sobrino nieto del gran mariscal Helmuth von Moltke, intentó crear un grupo de oposición clandestina al régimen.
Es posible que estuviera influenciado en su cristianismo por su madre y su abuelo, que eran miembros destacados de la Ciencia Cristiana. Además, eran sudafricanos de origen británico. Incluso, su abuelo fue presidente del Tribunal Supremo en esa colonia británica.
Había nacido en 1907 en una zona de Silesia, que actualmente pertenece a Polonia, donde se halla su castillo-palacio de Kreisau.
En 1926, al viajar por su región, se asombró por las malas condiciones de vida de la gente. Así, poco después, se reunió con algunos profesores y universitarios para fundar el grupo de trabajo Löwenberger.
Al año siguiente, se realizó la primera reunión de este grupo, a la que asistieron unos 70 participantes y donde todos hablaron de su vida y de la forma en que se podría arreglar esta situación. En un principio, sólo fueron hombres a estas reuniones, pero ya en 1930, también lo hicieron las mujeres.

Incluso, participaron gentes venidas del socialismo, de los sindicatos, del empresariado, de la Iglesia, etc.
Para fomentar la participación en estos encuentros, se realizaban también eventos deportivos y culturales.
Este grupo dejó de reunirse a partir de la toma del poder por los nazis. Posiblemente, porque el organizador del mismo, Rosenstock-Huessy, era judío y se fue pitando a los USA, por si acaso.
Precisamente, su amigo, von Moltke, se dedicó desde 1934 a organizar la salida de muchos judíos alemanes hacia el Reino Unido.
Él mismo se fue una temporada al Reino Unido, concretamente a Oxford, para acabar su formación en Derecho. Seguramente lo hizo por si un día tuviera también que abandonar su país.
Incluso, cedió partes de su finca en Kreisau para que los trabajadores jóvenes pudieran montar nuevos negocios rurales.
Helmuth se reunió con algunos amigos suyos, procedentes de diversos sectores de la sociedad alemana, para intentar crear un grupo que se dedicara a organizar el futuro de Alemania, tras la II Guerra Mundial, y la previsible caída del nazismo.
Solían reunirse en Berlín, pero en algunas ocasiones lo hicieron también en el castillo de Kreisau, propiedad de von Moltke y, por ello, le pusieron ese nombre a este grupo.
Los principales dirigentes de este movimiento, aparte de von Moltke, fueron Peter Graf Yorck von Wartenburg y Adam von Trott zu Solz.
Al igual que von Moltke, Yorck, era nieto de un famoso general prusiano de la época napoleónica.
Además de estos y otros nobles, también había en el grupo otro tipo de gentes como dos jesuitas, dos pastores luteranos, liberales, monárquicos, terratenientes, empresarios, etc. Lo que más les unía era su oposición al nazismo y a la subcultura que había generado entre las masas.
Para ellos, en la posguerra, sería vital regenerar a la sociedad alemana, respetando todas las libertades básicas, con un poder central débil y diluido en comunidades autónomas.
Parece ser que el grupo ya había sido detectado por la eficaz Gestapo, pero, en principio, no los detuvieron, al no ver que representaran un peligro para el régimen.
En cuanto a la ideología del grupo, ya veréis que coincide con los actuales objetivos de la UE, porque algunos de sus miembros estuvieron entre los fundadores del Mercado Común Europeo, hoy Unión Europea.
Para ellos, el Cristianismo tenía que ser el que hiciera la renovación de la moral del país. Para lo cual, querían montar un nuevo Estado de Derecho, que tuviera en cuenta el humanitarismo y fuera de carácter federal. Evidentemente, habría de garantizar las libertades de culto y de conciencia, a fin de respetar las ideas de cada uno.
Hacían mucho hincapié en que fuera una verdadera democracia, pero no dejar que se convirtiera en una partitocracia, porque se había demostrado que ésta era la que había dejado triunfar al nazismo. Deberíamos tomar buena nota en España sobre este tema.
Buscaban que hubiera una paz duradera en Europa y, para poder garantizarla, querían que el país se sumara a una gran alianza europea, que tuviera una política exterior y una defensa, que fueran comunes. Así, los gobiernos no tendrían la soberanía suficiente para comenzar una guerra cada uno por su cuenta. Seguro que todo esto os irá sonando de algo.
La mayoría de ellos eran gente de paz y no pretendían hacer ningún atentado y mucho menos contra Hitler, para poder alcanzar sus objetivos.
Mantenían contactos con otros grupos más radicales, pero no se sumaron a ellos hasta la detención de von Moltke, a principios de 1944. A partir de entonces, muchos de ellos se pasaron al grupo de Klaus von Stauffenberg, el militar que intentó asesinar a Hitler en julio de 1944, fracasando en el intento.
Tras este atentado, el régimen tuvo las manos libres para eliminar a todos los opositores que le diera la gana y eso fue lo que hizo.
También hay que reconocer que, a esas alturas de la II Guerra Mundial, a los aliados les interesaba que Hitler siguiera en el poder, pues estaba tomando una serie de decisiones precipitadas y erróneas, que les venían muy bien al otro bando para poder ganar la guerra. A lo mejor, por eso, no ayudaron al grupo opositor de von Stauffenberg.
Tras ese atentado fracasado, los nazis, aprovecharon para detener a todo el que les estuviera molestando, independientemente de que hubiera estado metido o no en el complot. Tenían a la opinión pública de su lado.
Muchos de los detenidos fueron llevados a presencia del carnicero juez Freisler, al que ya dediqué hace tiempo uno de mis artículos.
Como siempre, les hizo uno de sus espectaculares “juicios”, que consistía en poner a parir en la sala a todos los reos que pusieron delante de él y luego ordenar su ejecución inmediata.
Así, varios de ellos terminaron sus días ante el verdugo y sus restos, por orden directa de Himmler, en forma de cenizas, lanzados sobre zonas de aguas residuales.
Entre los ejecutados tenemos a Alfred Delp, sacerdote jesuita. También al periodista y socialista Theodor Haubach, que ya había estado varias veces en la cárcel a causa de su filiación política.
Por otra parte, Hans Bernd von Haeften, jurista y diplomático, que siempre apoyó un golpe contra el nazismo, pero se opuso frontalmente al asesinato de Hitler, a causa de sus creencias religiosas. Incluso, persuadió a su hermano para que no lo hiciera.
Lo cierto es que de nada le sirvió que su madre fuera pariente del mariscal von Brauchitsch, que llegó a ser general en jefe del ejército alemán. Fue llevado ante el ya mencionado juez Freisler, que le calificó como “enviado del diablo” y, lógicamente, sentenciado y ejecutado.
Otros, como Horst von Einsiedel, tuvieron distinta suerte. Concretamente, éste no murió a causa de los nazis, sino en 1947, cuando los soviéticos le internaron en el antiguo campo de concentración de Sachsenhausen, acusado de ser un espía USA.
Algunos se salvaron de las garras de las SS, como Otto Heinrich von der Gablentz, que luego sería uno de los miembros fundadores de la CDU.
Otro del círculo que tuvo suerte fue Eugen Gerstenmaier, teólogo luterano, que sólo fue condenado a 7 años de prisión y luego liberado por los aliados. Posteriormente, fue presidente de la CDU y del Bundestag, o sea,  el congreso de diputados alemán.
En el caso del jurista Paulus van Husen, que había llegado a pedir, en alguna reunión del círculo, que se tomaran medidas a nivel internacional, cuando acabara la guerra, contra los criminales nazis, sólo le cayeron 3 años de cárcel y fue liberado por las tropas soviéticas que invadieron Alemania. Posteriormente, fue otro de los fundadores de la CDU y presidente del Tribunal Constitucional en Renania del norte-Westfalia.
El jesuita Lothar König, que hizo una labor callada y eficiente de oposición al nazismo, fue advertido de que le iban a arrestar y logró esconderse hasta el fin de la guerra en los túneles del Metro. Como vivió en condiciones muy precarias cogió una grave enfermedad que le llevó a la muerte en 1946. Llegó a obtener documentación muy valiosa sobre los campos de exterminio nazis y la envió a Roma
En el caso del militante izquierdista, Julius Leber, fue denunciado y detenido antes del intento de golpe de Estado. Ya lo había estado en otras múltiples ocasiones. No le pudieron sacar ninguna confesión, sin embargo, le condenaron y ejecutaron en la horca.
El abogado y funcionario Hans Lukaschek tuvo mucha más suerte. Siempre había luchado por una buena coexistencia con los polacos, por lo que los nazis le obligaron a dejar sus cargos en la Administración Pública. Incluso, ayudó a emigrar a muchos judíos.
A pesar de haber sufrido mucho por las torturas padecidas durante los interrogatorios, llegó al Tribunal Popular cuando ya había fallecido el famoso y carnicero juez. Así que su caso fue sobreseído por falta de pruebas y puesto en libertad.
Ya en la posguerra, fue ministro con Adenauer y luego vicepresidente de Caritas, hasta su muerte.
Carlo Mierendorff, fue un socialista, que llegó a ser jefe del grupo del SPD en el parlamento alemán y un conocido enemigo de los nazis. Cuando éstos llegaron al poder, se exilió en Suiza, pero 5 años después volvió, siendo encarcelado en varios campos de concentración. En 1938 logro ser puesto en libertad y contactó con el grupo, donde estaba su íntimo amigo Haubach.
Tuvo mala suerte, pues murió a causa de un bombardeo aliado en Leipzig, en 1943.
El caso de Hans Peters fue diferente. Se trataba de un profesor de Derecho en Breslau y de filiación católica. Apoyó a varios grupos de resistencia a los nazis. Cedió muchas veces su apartamento en Charlottenburg para que estos grupos hicieran allí sus reuniones, por lo que es extraño que no fuera detenido tras el intento de golpe.
En la posguerra, fue fundador de la CDU, concejal en Berlín y profesor en la Universidad Humboldt y luego en la de Colonia.
Parecido fue el caso del capellán y pastor protestante Harald Poelchau. Éste, aparte de asistir a algunas reuniones con esta organización, también participó en otra llamada
"Tío Emilio”.
Se dedicó a dar protección a los perseguidos, acogiéndolos en su apartamento y aportándoles comida, documentación falsa y billetes de transporte para poder salir de Alemania.
No fue capturado y, como era capellán en la prisión donde estaban sus compañeros, les sirvió como intermediario para comunicar con sus respectivas familias, aparte de suministrarles comida en buen estado. Por todos esos buenos actos fue premiado en 1972 por Israel con el nombramiento de justo entre las naciones.
Adolf Reichwein tuvo peor suerte. Posiblemente, por ser ya muy conocido por ellos. Se trataba de un afamado pedagogo al que los nazis, cuando llegaron al poder,  habían expulsado de la Academia Pedagógica de Halle. Realmente, se puede decir que era un hombre con unas ideas muy interesantes y poco conocidas hoy en día. Algunos dicen que hubiera sido el ministro de Cultura, si hubieran conseguido derrotar al nazismo.
Desgraciadamente, fue capturado y, más tarde, “juzgado” por el carnicero juez Freisler, y ejecutado junto con otros compañeros. Es curioso, porque este Freisler procedía de las filas comunistas y a lo mejor es que quería, con sus condenas,  hacer méritos entre los nazis.
En el caso del sacerdote jesuita Augustin Rösch, que fue uno de los jefes de los jesuitas en Alemania y puso en contacto a varias organizaciones anti-nazis, le fue algo mejor. Fue capturado y salvajemente golpeado en los interrogatorios, pero luego le enviaron a Dachau, donde le liberaron los aliados.
El militar Theodor Stelzer también tuvo suerte, pues, aunque fue descubierto, juzgado y condenado a muerte, algunos amigos influyentes consiguieron que se aplazara su ejecución y luego fue liberado.
En la posguerra fue uno de los fundadores del CDU y presidente del Estado de Schleswig-Holstein, fronterizo con Dinamarca. También fundó la asociación “Mundus Christianus”, desde donde difundió la ideología del círculo de Kreisau.
El economista Carl Dietrich von Trotha ayudó a los perseguidos desde dentro de la Administración, como funcionario del Reich, aunque siempre fue un ferviente anti-nazi y un ideólogo de una futura unión europea. También contactó con sindicalistas ilegales de cara al futuro, si llegaban a ocupar el poder.
No fue capturado, así que sobrevivió y en la posguerra se dedicó a organizar reuniones ecuménicas, como la del Consejo Mundial de Iglesias, celebrada en Amsterdam en 1948. También estuvo presente en Estrasburgo en las negociaciones celebradas para intentar conseguir una Europa unida.
El aristócrata Adam von Trott zu Solz se hizo funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores y miembro del partido nazi para no levantar sospechas.
Fue muy amigo de Stauffenberg y partidario del asesinato de Hitler, por lo que tras haber fracasado este intento, fue capturado en el propio ministerio, juzgado y ejecutado.
El noble Peter Yorck von Wartenburg, muy amigo de von Moltke, tampoco tuvo suerte. Trabajó durante varios años como asesor del Gobierno, pero se le apartó del mismo por oponerse al nazismo.
Antes de pertenecer al círculo de Kreisau, había estado en otras organizaciones afines. Incluso, prestó su finca en Silesia, para realizar algunas de sus reuniones.
Participó en el frustrado golpe de Estado de von Stauffenberg, así que fue capturado por la Gestapo y llevado ante el mencionado juez, el cual lo condenó a muerte y lo ejecutaron ese mismo día.
Su esposa, Marion, también fue encarcelada durante varios meses y puesta en libertad con la llegada de los aliados. En la posguerra trabajó como juez y llegó a presidir la Gran Corte Penal de Berlín.
Por último, Freya, la esposa de  von Moltke, también abogada como él, le apoyó para formar ese grupo y organizaron juntos las 3 reuniones principales que se dieron en su mansión entre 1942 y 1943.
En enero de 1944, su marido fue capturado cuando iba a advertir a un amigo suyo, que estaba siendo vigilado por la policía. No llegó a formar parte del golpe, pero fue “juzgado” y condenado como si hubiera participado en él. Luego fue ejecutado.
Tras la llegada de las tropas soviéticas, la esposa y los hijos de von Moltke cayeron bajo su protección. No obstante, un amigo USA le recomendó que se fueran de Kreisau. Primero vivieron en Sudáfrica en casa de unos parientes y luego volvieron a Alemania, para emigrar, más tarde, a los USA, residiendo en el Estado de Vermont.
Fue una gran difusora de las ideas paneuropeas de su marido y del círculo y así quiso demostrar que no todos los alemanes fueron nazis.
También promovió, como su marido, el entendimiento entre Alemania y Polonia. Su residencia en Kreisau fue restaurada y en 1998 se inauguró allí la sede del Centro Internacional de la Juventud Kreisau. Ella asistió a su inauguración, junto con el canciller federal Helmut Kohl. También se creó una fundación para darle apoyo financiero a este centro.
Incluso, se reunió en 2004 con el canciller Schroeder en una ofrenda floral para honrar a todos los resistentes anti-nazis y, en 2007, con Ángela Merkel, para conmemorar el centenario del nacimiento de su marido, al que la canciller calificó como un símbolo de “valor europeo”.

5 comentarios:

  1. Interesantisimo tu estudio sobre el tema. Además, su lectura es muy coloquial, nada aburrida, pues parece un monologo delante de un tercero. Tambien es muy interesante la participacion clandestina de tanta gente desconocida(para mi) . Estoy seguro que faltan mchos mas alemanes y alemanas que trabajar contra el nazismo. ¡ instruyenos!

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    1. En ello estoy. He encontrado varios grupos de los que no había oído hablar nunca. Así que pronto haré otro artículo sobre el tema.
      Muchas gracias por tu amable comentario y saludos.

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  2. En ello estoy. He encontrado varios grupos de los que no había oído hablar nunca. Así que pronto haré otro artículo sobre el tema.
    Muchas gracias por tu amable comentario y saludos.

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  3. Interesante legado para las nuevas y futuras naciones para que no se vuelva a repetir la locuras de guerras civiles por diferencias políticas que al final causan millones de muertes

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    1. Ojalá no vuelvan a ocurrir más guerras. Sin embargo, parece que a los gobernantes les gusta que las haya. Igual es que se han olvidado que, actualmente, les podrían tirar un misil, que también les podría matar a ellos.
      Muchas gracias por su comentario y saludos.

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