Como siempre, voy buscando en mis
artículos la historia de personajes o acontecimientos poco conocidos, porque
los más populares ya han sido publicados muchas veces y la gente los conoce de
sobra. Esta vez traigo al blog una práctica que se utilizó bastante durante la
II Guerra Mundial y sobre lo que no se ha publicado casi nada.
El invento de la radio ya empezó
a utilizarse por ambos bandos durante la I Guerra Mundial, pero, como aún no
estaba muy perfeccionado, no le pudieron sacar mucho partido.
Fue ya en la
II Guerra Mundial, donde ambos bandos lo utilizaron profusamente, sobre todo, para
intentar minar la moral del bando contrario.
Solían instalarse
en el territorio del propio bando, pero simulaban ser gentes opositoras
localizadas en el país del otro bando. Lógicamente, para esa labor buscaban
locutores que hablaran el idioma del enemigo, sin acentos extraños.
Al principio,
los nazis montaron una emisora llamada “radio Humanité”, con un nombre parecido
al del periódico oficial del PC francés. Evidentemente, emitía en ese idioma, y
transmitía mensajes contra la política del Gobierno francés, diciendo a los
galos que no lucharan en una guerra del capitalismo imperialista.
Lógicamente, ellos se hacían pasar por
miembros del PCF, opuestos a la política del Gobierno francés.
La emisora
estaba instalada en un lugar de la Prusia Oriental. Una zona que ahora
pertenece a Polonia.
Un personaje
importante de este extraño tipo de guerra fue el periodista Sefton Delmer. Éste
había nacido en 1904 en Berlín, pero cuyo origen era australiano. Su padre fue
profesor de literatura inglesa en la Universidad de Berlín. Incluso, escribió
un manual muy utilizado en las escuelas alemanas.
Al llegar la
I Guerra Mundial, su familia fue internada en un campo de concentración alemán
y luego, tras ser intercambiada por otros prisioneros alemanes en manos británicas,
se fueron a vivir al Reino Unido. Así, completó sus estudios en centros
británicos.
Por eso,
hablaba perfectamente alemán, sin acento. En cambio, si se le notaba cierto
acento extranjero al hablar en inglés.
Tras acabar
su licenciatura en Periodismo, fue contratado por el Daily Express, para su
corresponsalía en Berlín. Allí, gracias a su amistad con Emil Röhm, líder de
las SA, logró la primera entrevista de un periodista británico nada menos que
con Hitler.
Incluso,
viajó con Hitler varias veces en su avión privado y estuvo presente con él en
varias de sus visitas oficiales a diferentes puntos de Alemania. Tan es así que
muchos, en el Reino Unido, llegaron a pensar que sólo era un nazi.
Mientras tanto,
los líderes nazis le empezaron a investigar, no fuera a ser un agente del temido
MI6 británico. Incluso, algunos pensaron que era un agente soviético.
Para evitar
suspicacias, su periódico lo trasladó a Francia en 1933, el año de la llegada
de Hitler al poder, como jefe de la corresponsalía en París.
Desde allí
pudo cubrir acontecimientos como la Guerra Civil española o el comienzo de la
II Guerra Mundial, con la invasión de Polonia.
No olvidemos
que esa invasión comenzó el día antes con el incidente de Gleiwitz, donde unas
fuerzas de las SS, disfrazadas de soldados polacos,
atacaron una emisora alemana
de radio en la frontera entre ambos países. Ese fue uno de los pretextos para
el ataque alemán.
Volvió al
Reino Unido y trabajó para el servicio alemán de la BBC. A mediados de 1940 se
integró en al PWE, un órgano que se encargaba de la guerra psicológica contra
el Eje.
Crearon una estación
de radio llamada GS1, donde pasaron por
ser militantes nazis, fervorosos partidarios de Hitler y donde insultaban a
Churchill y a los comunistas, por haber traicionado al nazismo.
Durante sus
emisiones, advertía a los soldados alemanes del peligro de unas defensas montadas
por los británicos, que harían arder combustible sobre el mar, para que se quemaran
las naves alemanas, si intentaban desembarcar en las Islas Británicas.
Una de las
actividades de la emisora clandestina era enseñar inglés a los soldados
alemanes, que les podría ser útil si un día desembarcaran en el Reino Unido.
Así, algunas
que les enseñaron en inglés fueron: “Estamos
cruzando el canal”, “navegamos en una lancha de desembarco”, “yo me quemo, tú
te quemas…”, “nuestro capitán de las SS está ardiendo…”.
Otra emisora
organizada por Delmer fue Soldatensender Calais, para intentar desmoralizar a
los soldados alemanes. Mezclaba informaciones auténticas con otras falsas, para
confundir al enemigo.
Entre otras
cosas, les decían que, mientras ellos estaban en el frente, defendiendo a
Alemania, sus esposas se acostaban habitualmente con los trabajadores extranjeros,
llegados de todos los países. Algo que, seguro, que le puso los pelos de punta
a más de uno.
Su éxito fue
cada vez mayor y hasta los USA le dejaron utilizar sus sistemas, mucho más
perfeccionados y de mayor alcance, para con seguir una mayor desmoralización de
las fuerzas enemigas.
También montó
una emisora de tipo religioso para apelar a la conciencia de los cristianos
alemanes a fin de que se opusieran a los campos de concentración.
En estas
emisiones también trabajó un alemán llamado Otto John, el cual, a pesar de
llegar a ser, en la posguerra, el primer
jefe de la Inteligencia alemana, desertó de improviso a la Alemania comunista, para
volver, unos años después, a la Alemania Occidental.
Seguramente,
cuando tenga un rato, le dedicaré otro de mis artículos, porque tuvo una vida
digna de una novela de espías, de esas que tuvieron mucho éxito durante el período
de la Guerra Fría.
Incluso, los
aviones USA lanzaron miles de ejemplares con los guiones de estas emisoras, por
si los ciudadanos alemanes no podían escucharles con sus aparatos. No olvidemos
que, en aquel momento, en Alemania, estaba prohibido escuchar emisoras de radio
extranjeras, lo cual se castigaba con la pena de muerte.
Con el
avance de la guerra, crearon otras emisoras, donde se hacían pasar por alemanes
opositores a los nazis, pidiendo que dejaran de resistir a los aliados para
acabar cuanto antes con la guerra.
Parece ser
que los alemanes también probaron suerte contra los británicos con este tipo de
emisoras. Crearon un organismo denominado Buró Concordia, liderado
por el Dr.
Erich Hetzler, el cual creó 4 emisoras, cada una estaba dedicada a un segmento diferente
de la población enemiga. Por supuesto, emitían en todas las bandas, para
asegurarse ser escuchadas en territorio enemigo.
Una de ellas
se llamaba la New British Broadcasting Station, buscando en su nombre una
pronunciación parecida a la del nombre de la oficial BBC. Su director fue
apodado como Lord Haw Haw.
Otra de las
emisoras decía representar al inexistente Christian Peace Movement Station, que
decía buscar la paz entre las naciones, y cuyo objetivo era que los ciudadanos se negaran a empuñar las armas.
La siguiente
se llamaba Workers Challenge Station y apelaba a la revolución contra el
sistema capitalista por parte de los trabajadores británicos.
La última se
llamaba radio Caledonia, la cual se encargaba de incitar a los escoceses a la
rebeldía contra los ingleses.
Se buscaron
otros locutores diferentes a los habituales en los servicios en inglés
transmitidos por las emisoras alemanas. También se cuidó dar algunos detalles locales,
para dar a entender que las emisoras estaban situadas en territorio británico.
Incluso,
utilizaron para sus emisiones a un grupo de prisioneros británicos capturados
en Alemania. Para ello, les facilitaron un modo de vida más confortable del que
tenían en esos campos y les permitieron tener una casa propia y vestir con ropa
civil.
Parece ser
que, en un principio, emitieron desde una localidad cercana a Berlín, para, posteriormente,
hacerlo desde las cabinas de prensa que se habían utilizado en el mismo Estadio
Olímpico, con ocasión de los Juegos Olímpicos, que se celebraron en esa capital
en 1936.
Evidentemente,
en el caso alemán, nunca les dejaron meterse con Hitler, para poder camuflarse
mejor como emisoras británicas.
En el caso
de la emisora para trabajadores británicos, procuraron utilizar un lenguaje
propio de los obreros, el cual nunca se había trasmitido por radio en el Reino
Unido.
Por lo que
respecta a la radio para Escocia, se permitieron informar que, si se independizaran
del Reino Unido, se podría firmar una paz separada entre Alemania y Escocia.
También los
alemanes intentaron dar a conocer sus emisoras, dejando los guiones impresos de
sus programas en las butacas de algunos cines de Londres.
Más tarde, informaron
que se habían lanzado varios centenares de paracaidistas alemanes, vestidos con
trajes civiles, en algunas importantes ciudades
británicas, siendo bien acogidos por miembros de la “quinta columna”.
Por
supuesto, todo ello era falso, aunque los alemanes se molestaron en lanzar unos
cuantos paracaídas sin paracaidistas, sobre el territorio británico, para dar
más veracidad a esa noticia.
Tras el desembarco
de Normandía y el bombardeo de sus emisoras en esa zona, crearon otras, cuidando
que sonaran exactamente igual que las destruidas e incitando a que la gente
huyera de las zonas de combate a fin de detener el avance de las tropas aliadas.
Al final de
la guerra, las emisoras alemanas se trasladaron a Helmstadt y transmitieron
desde allí hasta que esa ciudad fue ocupada por las tropas USA.
Los locutores
no alemanes, a pesar de que llevaban una identificación como si tuvieran esa
nacionalidad, fueron capturados y
entregados a sus respectivos países, para llevarlos ante la Justicia.
El director
de estas emisoras, Dr. Erich Hetzler, quemó todos los archivos y las
grabaciones en el patio de un hotel de esa ciudad.
William
Joyce, apodado por los británicos, lord Haw Haw, fue capturado y juzgado por
alta traición. Una vez sentenciado a muerte, fue ahorcado en Londres en 1946.
¡Gracias por el artículo! Me ha ayudado bastante en un trabajo de la universidad.
ResponderEliminarMe alegro mucho. Espero que te pongan una buena nota.
EliminarSaludos.