jueves, 7 de marzo de 2013

EL CALENDARIO GREGORIANO


Ya en el siglo XVI se vio que el calendario juliano, en vigor en ese momento, y que estaba basado en el calendario egipcio, tenía una serie de defectos, así que en el famoso Concilio de Trento se tomó la decisión de estudiar cómo solucionar ese desfase de fechas y poner en marcha otro más exacto.

            En el primer concilio de Nicea, del 325 DC se había fijado cuál debía ser el momento astral en que debía de celebrarse la Pascua y, a partir de ahí, colocar el resto de las fiestas religiosas móviles.

            Se intentaba corregir de alguna manera el calendario civil para que coincidiera lo más posible con el litúrgico.

            En el concilio de Nicea se decidió que la Pascua debería de festejarse el domingo siguiente al Plenilunio posterior al equinoccio de la Primavera en el hemisferio norte o en el equinoccio de otoño, en el hemisferio sur.

            En el 325 esta fecha coincidió con el 21 de marzo, pero en 1582 ya había 10 días de error, o sea, que fue el 11 de marzo.

            El desfase de días venía dado por un error al calcular el año trópico. Por eso, entre los dos años mencionados ya había un error de 10 días.

            El calendario gregoriano adelanta medio minuto cada año, lo que significa un ajuste de un día cada 3.300 años. La razón está en que la traslación de la Tierra alrededor del Sol no coincide con una cantidad exacta de días del movimiento de rotación alrededor de su eje.

            Para hacer coincidir el año con un número entero hay que hacer de vez en cuando ajustes.

            La nueva norma de los bisiestos era que todos los años tendrían 365 días, menos  los años cuyas 2 últimas cifras fueran divisibles por 4, exceptuando los múltiplos de 100 y también exceptuando los divisibles por 400. Así que habría un día de diferencia cada 3.300 años.

            Por otra parte, como el movimiento no es uniforme, pues a veces es ralentizado por la Luna y las mareas, pues hay que corregirlo más a menudo. Así, si utilizamos un reloj atómico, hay que corregirlo de vez en cuando para ajustarlo al movimiento de la Tierra.

            Esta reforma fue promovida por el nuevo Papa Gregorio XIII, elegido en 1572, el cual organizó una comisión al efecto, repleta de importantes especialistas de la época.

            Es curioso, porque el valor indicado en las Tablas Alfonsíes, de Alfonso X de Castilla, fue el tomado como correcto y el matemático español Pedro Chacón redactó el informe de la citada comisión. La reforma fue aprobada en 1580 y entró en vigor, aunque no en todas partes, como ya veremos, en 1582.

            La medida más radical fue que tras el 04/10/1582 el siguiente día fuera el 15/10 del mismo año. Esto tuvo una gran trascendencia.

            En los países donde la Iglesia católica era muy influyente entró inmediatamente en vigor, pero no en los protestantes, anglicanos, ortodoxos, etc.

            Incluso, en algunos países donde el gregoriano ahora ya es el oficial, sus iglesias ortodoxas, salvo en Finlandia, siguen utilizando el juliano.

            Entre 1582 y 1590 fue el calendario oficial en Italia, Portugal, España y sus dominios, Francia, Holanda, Bélgica, las zonas católicas de Alemania, Austria, Bohemia, los cantones católicos de Suiza, Hungría y Transilvania.

            Entre 1600 y 1682, en Canadá, Prusia, algunas zonas de Francia, etc.

            Entre 1700 y 1800, la Alemania protestante, Dinamarca, Noruega, el resto de los Países Bajos, Inglaterra y sus dominios, Suecia, Finlandia, etc.

            Entre 1800 y 1900, Alaska, Japón, Egipto, etc.

A partir de 1900, China, Albania, Turquía, Bulgaria, Rusia, Rumania, Yugoslavia, Grecia, etc.

Estas diferentes puestas en vigor en cada país dieron  lugar al equívoco de que Cervantes y Shakespeare hubieran muerto el mismo día, 23/04/1616, pero eso no es cierto. La razón es que, por entonces, España ya utilizaba el calendario gregoriano, mientras que Inglaterra seguía con el juliano. O sea, Shakespeare murió, según el gregoriano, el 03/05 del mismo año.

Como anécdota, nuestra famosa Santa Teresa de Jesús, tuvo la desgracia de morir el día 04/10/1582, así que fue enterrada al día siguiente, o sea, el 15/10/1582. Por eso, se celebra su festividad en esta última fecha.

En cuanto a los meses, se indicó que tenía que haber unos con 30, otros con 31 y otros con 28 ó 29 días, en el caso de años bisiestos.

La Era Cristiana fue regulada durante el pontificado de Bonifacio IV, en 607. Este encargó a un monje llamado Dionisio el Exiguo, el cálculo de las fechas desde el nacimiento de Cristo. El citado monje presentó un informe en el que indicaba que Cristo había nacido el 25/12 del año 753 desde la fundación de Roma. Dicho año fue llamado 1 DC. No existió el año 0. Actualmente, se considera que tuvo un error entre 4 y 8 años.

El primer siglo fue datado entre el 1 de enero del año 1 DC y el 31/12 del año 100 DC.

El primer milenio duró entre el 1 de enero del año 1 DC y el 31/12 del año 1.000 DC.

El historiador anglosajón Beda el venerable (siglo VIII DC) fue uno de los que más popularizaron los estudios de Dionisio el exiguo y empezó a fechar como “tiempo antes de la encarnación verdadera del Señor” o después. De todas formas, hasta el siglo IX no se hizo una diferencia entre la Encarnación y la Navidad. Esta primera se colocó el 25 de marzo.

Otro de los que popularizaron la datación antes o después de Cristo fue Alcuino de York, el cual aparece en la famosa película “El nombre de la rosa”.

Este sistema de datación también fue apoyado por el emperador Carlomagno y sus sucesores, lo que provocó que se implantara en todo el inmenso Imperio Carolingio.

Los países ortodoxos sólo empezaron a utilizar este método en el siglo XVIII, cuando Rusia se decidió a usarlo.

Es normal encontrar en los manuales británicos de Historia las expresiones “Old style”, para el juliano, y “New style”, para el gregoriano.

Actualmente, este tipo de datación es aceptada por los organismos internacionales, incluso en la ONU. Esto es debido al predominio del Cristianismo en el mundo actual.

También se puede decir A.D. 2013 ó 2.013 d. C. La abreviatura A.D. corresponde a “Anno domini”.

En los últimos años, para ser más tolerantes desde el Cristianismo con los fieles de otros dogmas, también se está usando la expresión “vulgaris era” o “era común”.

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