Hoy voy a hablar de un personaje
formidable, cuyo centenario parece que no ha sido tenido en cuenta por los
medios de comunicación. Se trata de un diplomático sueco, su nombre era Raoul
Wallemberg.
Nació
en 1912, hijo de un oficial de la Marina sueca, al que apenas pudo conocer,
porque murió de cáncer cuando él sólo tenía 3 meses de edad.
Su
familia siempre ha sido una de las más importantes de Suecia. Dentro de ella ha
habido varias generaciones de banqueros, diplomáticos y políticos.
Su
padre era primo de Jacob y Marcus Wallemberg, dos de los banqueros e industriales suecos más importantes del siglo XX.
La
idea de la familia es que nuestro personaje se dedicara a la Banca, pero él
tenía la mirada puesta en la Arquitectura y en las actividades mercantiles.
Como
no tenía problemas económicos, en 1931 se trasladó a Michigan para estudiar
allí Arquitectura. No olvidemos que en aquella época estaba muy de moda la
escuela americana de Arquitectura, con Lloyds Wright y demás miembros de la
misma. También aprovechó para aprender inglés, francés y alemán, lo cual le fue
mucho más útil en su vida.
En
1935 volvió a su país y, descubrió con asombro que su título no era válido para
ejercer en Suecia.
Tras
este revés, en 1936 se fue a trabajar a la sucursal de Haifa (en el actual
estado de Israel) del Holland Bank. Allí conoció a algunos judíos que habían
emigrado huyendo de la persecución nazi anterior a la II GM.
Más
tarde, volvió a Estocolmo, donde estuvo trabajando en la Central European
Trading Company, una empresa de importación-exportación, dedicada al comercio
entre Suecia y la Europa central, cuyo dueño era el empresario judío húngaro,
Kalman Lauer. En esa empresa hizo carrera gracias a su habilidad con los
idiomas y su facilidad para moverse por Europa, pues él no era judío como su
jefe, al que representó en muchas ocasiones. Así llegó a director internacional
de esa empresa.
Aprendió
mucho viajando por la Europa ocupada por los nazis, lo que valió para saber
moverse dentro de la burocracia alemana.
Parece
ser que tenía dotes como actor, pues solía imitar varios estados de ánimo y eso
dejó muy impresionados a los nazis. También hay que decir que viajaba con
pasaporte diplomático y nunca se atrevieron a tocarle.
En julio de 1944 fue nombrado primer
secretario de la embajada sueca en Hungría. Es posible que llevara algún tiempo
buscando un puesto así, porque estaba muy interesado en la lucha contra el Holocausto
judío.
Para
salvar a la mayor cantidad posible de judíos utilizó un ardid. Consistió en
expedir unos pasaportes protegidos, donde se decía que el titular era de
nacionalidad sueca y que ese era un pasaporte provisional para regresar a su
país.
Aunque
pidió permiso a las autoridades de su país para expedirlos, lo cierto es que emitió
el triple de los que le habían autorizado. Seguramente, le autorizaron pocos
para no comprometer el status de neutralidad de Suecia en la II GM.
A
pesar de que esos documentos eran de dudosa legalidad, cumplieron el efecto
deseado, porque fueron aceptados por los agentes alemanes y húngaros. No
obstante, a veces tuvo que utilizar con éstos los sobornos y las amenazas.
También
escondieron a miles de familias por toda la ciudad en casas donde colocaron
rótulos falsos, como “la Biblioteca de Suecia” o el nombre de algunos centros
suecos de investigación.
Al
final de la II GM se permitió amenazar a algunos mandos militares alemanes con
denunciarlos por crímenes de guerra.
También
se hizo muy amigo de Pal Szalay, un alto mando de la policía húngaro, antiguo
miembro de un grupo fascista local, que no estaba en absoluto de acuerdo con
esas matanzas. Le ayudó mucho para esconder al mayor número posible de familias
judías.
Hay
quien dice que, al final de la II GM, consiguió convencer a un general alemán
para no arrasar el gheto de Budapest, desobedeciendo una orden personal de
Hitler.
De
los 330.000 judíos que había en Hungría antes de la guerra, lograron sobrevivir
unos 120.000. Lo cual indica que su labor fue muy efectiva.
Al
llegar las tropas soviéticas a Budapest, en enero de 1945, fue arrestado por
algún motivo no aclarado aún. Parece ser que le acusaron de ser un espía del
OSS americano (antecedente de la CIA).
Parece
ser que fue trasladado, junto con su chófer, a la prisión de la Lubyanka, la
central de la NKVD (hoy llamada KGB) en Moscú.
Algunos
autores dicen que fue trasladado dos años después a la prisión de Lefortovo.
Las
declaraciones de algunos prisioneros de guerra, cuando regresaron a su país,
dieron a entender que le habían visto con vida en los años 50.
Después
de una gran presión internacional, los soviéticos mostraron en 1957 una nota
emitida por un tal Smoltsov, entonces jefe de la prisión de la Lubyanka, con
fecha 17/07/1947, dirigida al ministro de seguridad. En ella se decía “el
prisionero conocido por Vds. como Wallemberg, murió anoche en su celda”.
Para
muchos, las dudas sobre este caso no habían quedado bien aclaradas. Algunos
reporteros estuvieron investigando a fondo el asunto y aprovechando que en 1981
salieron en libertad muchos presos del GULAG, les entrevistaron. Algunos de
ellos coincidieron en sus declaraciones al afirmar haber visto por allí a un
extranjero con una descripción similar a nuestro personaje.
En
1989 el Gobierno soviético aceptó recibir a un comité sueco para investigar el
hecho. En él había varios miembros de su familia. Al llegar a Moscú le
entregaron algunas de sus pertenencias, que decían haber descubierto tras
realizar unas obras de reforma en los archivos del KGB.
Dos
años después, se reunieron unos representantes de los gobiernos ruso y sueco
para estudiar este tema.
Su
informe fue publicado en 2001, pero en él indicaban que no podían dar por
cerrado el caso, pues aún quedaban sin respuesta muchas preguntas muy importantes.
En
2001, el Gobierno sueco encargó este caso a la Comisión Eliasson, la cual
publicó sus resultados en 2003, calificando la actuación del Gobierno sueco
como un fracaso diplomático.
Tras
su desaparición ha sido muchas veces honrada su memoria. Fue nombrado por una
organización israelí “Justo entre las naciones”, por haber salvado la vida de
un número enorme de judíos.
También
fue nombrado en 1981 ciudadano honorario
de los USA. Además existen monumentos en su honor y calles con su nombre en muchos
lugares del mundo.
En
Jerusalén hay un monumento dedicado a la memoria de los judíos muertos en el
Holocausto. Una avenida atraviesa esa zona, rodeada por 600 árboles, cada uno
de ellos dedicado a uno de estos héroes no judíos que arriesgaron su vida para
salvarles. Uno de estos árboles lleva el nombre de nuestro personaje.
No
olvidemos que, cuando la política fracasa, el valor de una persona puede marcar
la diferencia y hacer que todo cambie
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