sábado, 22 de diciembre de 2012

RAOUL WALLEMBERG, UN HOMBRE JUSTO QUE NO QUISO TOLERAR EL HOLOCAUSTO JUDÍO


Hoy voy a hablar de un personaje formidable, cuyo centenario parece que no ha sido tenido en cuenta por los medios de comunicación. Se trata de un diplomático sueco, su nombre era Raoul Wallemberg.

            Nació en 1912, hijo de un oficial de la Marina sueca, al que apenas pudo conocer, porque murió de cáncer cuando él sólo tenía 3 meses de edad.

            Su familia siempre ha sido una de las más importantes de Suecia. Dentro de ella ha habido varias generaciones de banqueros, diplomáticos y políticos.

            Su padre era primo de Jacob y Marcus Wallemberg, dos de los banqueros e industriales  suecos más importantes del siglo XX.

            La idea de la familia es que nuestro personaje se dedicara a la Banca, pero él tenía la mirada puesta en la Arquitectura y en las actividades mercantiles.

            Como no tenía problemas económicos, en 1931 se trasladó a Michigan para estudiar allí Arquitectura. No olvidemos que en aquella época estaba muy de moda la escuela americana de Arquitectura, con Lloyds Wright y demás miembros de la misma. También aprovechó para aprender inglés, francés y alemán, lo cual le fue mucho más útil en su vida.

            En 1935 volvió a su país y, descubrió con asombro que su título no era válido para ejercer en Suecia.

            Tras este revés, en 1936 se fue a trabajar a la sucursal de Haifa (en el actual estado de Israel) del Holland Bank. Allí conoció a algunos judíos que habían emigrado huyendo de la persecución nazi anterior a la II GM.

            Más tarde, volvió a Estocolmo, donde estuvo trabajando en la Central European Trading Company, una empresa de importación-exportación, dedicada al comercio entre Suecia y la Europa central, cuyo dueño era el empresario judío húngaro, Kalman Lauer. En esa empresa hizo carrera gracias a su habilidad con los idiomas y su facilidad para moverse por Europa, pues él no era judío como su jefe, al que representó en muchas ocasiones. Así llegó a director internacional de esa empresa.

            Aprendió mucho viajando por la Europa ocupada por los nazis, lo que valió para saber moverse dentro de la burocracia alemana.

            Parece ser que tenía dotes como actor, pues solía imitar varios estados de ánimo y eso dejó muy impresionados a los nazis. También hay que decir que viajaba con pasaporte diplomático y nunca se atrevieron a tocarle.

             En julio de 1944 fue nombrado primer secretario de la embajada sueca en Hungría. Es posible que llevara algún tiempo buscando un puesto así, porque estaba muy interesado en la lucha contra el Holocausto judío.

            Para salvar a la mayor cantidad posible de judíos utilizó un ardid. Consistió en expedir unos pasaportes protegidos, donde se decía que el titular era de nacionalidad sueca y que ese era un pasaporte provisional para regresar a su país.

            Aunque pidió permiso a las autoridades de su país para expedirlos, lo cierto es que emitió el triple de los que le habían autorizado. Seguramente, le autorizaron pocos para no comprometer el status de neutralidad de Suecia en la II GM.

            A pesar de que esos documentos eran de dudosa legalidad, cumplieron el efecto deseado, porque fueron aceptados por los agentes alemanes y húngaros. No obstante, a veces tuvo que utilizar con éstos los sobornos y las amenazas.

            También escondieron a miles de familias por toda la ciudad en casas donde colocaron rótulos falsos, como “la Biblioteca de Suecia” o el nombre de algunos centros suecos de investigación.

            Al final de la II GM se permitió amenazar a algunos mandos militares alemanes con denunciarlos por crímenes de guerra.

            También se hizo muy amigo de Pal Szalay, un alto mando de la policía húngaro, antiguo miembro de un grupo fascista local, que no estaba en absoluto de acuerdo con esas matanzas. Le ayudó mucho para esconder al mayor número posible de familias judías.

            Hay quien dice que, al final de la II GM, consiguió convencer a un general alemán para no arrasar el gheto de Budapest, desobedeciendo una orden personal de Hitler.

            De los 330.000 judíos que había en Hungría antes de la guerra, lograron sobrevivir unos 120.000. Lo cual indica que su labor fue muy efectiva.

            Al llegar las tropas soviéticas a Budapest, en enero de 1945, fue arrestado por algún motivo no aclarado aún. Parece ser que le acusaron de ser un espía del OSS americano (antecedente de la CIA).

            Parece ser que fue trasladado, junto con su chófer, a la prisión de la Lubyanka, la central de la NKVD (hoy llamada KGB) en Moscú.

            Algunos autores dicen que fue trasladado dos años después a la prisión de Lefortovo.

            Las declaraciones de algunos prisioneros de guerra, cuando regresaron a su país, dieron a entender que le habían visto con vida en los años 50.

            Después de una gran presión internacional, los soviéticos mostraron en 1957 una nota emitida por un tal Smoltsov, entonces jefe de la prisión de la Lubyanka, con fecha 17/07/1947, dirigida al ministro de seguridad. En ella se decía “el prisionero conocido por Vds. como Wallemberg, murió anoche en su celda”.

            Para muchos, las dudas sobre este caso no habían quedado bien aclaradas. Algunos reporteros estuvieron investigando a fondo el asunto y aprovechando que en 1981 salieron en libertad muchos presos del GULAG, les entrevistaron. Algunos de ellos coincidieron en sus declaraciones al afirmar haber visto por allí a un extranjero con una descripción similar a nuestro personaje.

            En 1989 el Gobierno soviético aceptó recibir a un comité sueco para investigar el hecho. En él había varios miembros de su familia. Al llegar a Moscú le entregaron algunas de sus pertenencias, que decían haber descubierto tras realizar unas obras de reforma en los archivos del KGB.

            Dos años después, se reunieron unos representantes de los gobiernos ruso y sueco para estudiar este tema.

            Su informe fue publicado en 2001, pero en él indicaban que no podían dar por cerrado el caso, pues aún quedaban sin respuesta muchas preguntas muy importantes.

            En 2001, el Gobierno sueco encargó este caso a la Comisión Eliasson, la cual publicó sus resultados en 2003, calificando la actuación del Gobierno sueco como un fracaso diplomático.

            Tras su desaparición ha sido muchas veces honrada su memoria. Fue nombrado por una organización israelí “Justo entre las naciones”, por haber salvado la vida de un número enorme de judíos.

            También fue nombrado  en 1981 ciudadano honorario de los USA. Además existen monumentos en su honor y calles con su nombre en muchos lugares del mundo.

            En Jerusalén hay un monumento dedicado a la memoria de los judíos muertos en el Holocausto. Una avenida atraviesa esa zona, rodeada por 600 árboles, cada uno de ellos dedicado a uno de estos héroes no judíos que arriesgaron su vida para salvarles. Uno de estos árboles lleva el nombre de nuestro personaje.

            No olvidemos que, cuando la política fracasa, el valor de una persona puede marcar la diferencia y hacer que todo cambie

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