domingo, 18 de noviembre de 2012

UNA MISIÓN CASI DESCONOCIDA: LA OPERACIÓN COW BOY


En esta historia intervinieron un personaje y una institución mundialmente conocidos. En el primer caso nos referimos al imaginativo general Patton, del ejército USA, un hombre muy conocido en todas partes, que llegó a ser todo un ídolo en algunos países liberados durante la II Guerra Mundial. De hecho,  se han erigido  algunos monumentos en su honor en diversas partes de Europa.

            En el segundo caso, tenemos a la Escuela Española de equitación de Viena, con sus famosos caballos lipizzanos o cartujos.

            A principios de 1945, Viena sufrió varios bombardeos procedentes de las fuerzas aéreas aliadas, cuyas tropas terrestres se iban acercando a esta capital.

En aquel momento se hallaba al frente de esta escuela el coronel Podjahsky. Éste tomó la decisión de evacuar los caballos fuera de la ciudad, pues en ella reinaba la miseria y el hambre y los animales corrían el peligro de ser robados por gentes hambrientas. Así, se los llevaron en tren hasta la localidad alpina de Saint Martins, a unos 200 kilómetros de Viena, a fin de estar más seguros.

Con el transcurso de la guerra, como el Ejército Rojo avanzaba más rápidamente que el de los USA, esta localidad quedó al alcance de los soviéticos.

Esto hizo que alguien avisara al general Patton, el cual conocía al director de la Escuela, pues ambos habían competido, años atrás, en los Juegos Olímpicos de Estocolmo. Concretamente, en 1912.

Patton se mostró inmediatamente interesado en el rescate de esos animales y puso manos a la obra, junto con el coronel Charles H. Reed, jefe del 2º regimiento.

Por una parte, Patton hizo avanzar su ejército hacia Saint Martins, donde el director de la Escuela tenía custodiados los caballos. Inmediatamente, pusieron a estos animales bajo mando del Ejército USA. Incluso, le ofrecieron una exhibición especial a Patton y su Estado Mayor.

Las yeguas del criadero de Piber habían sido separadas por los nazis y enviadas en 1942 a Hostau, ciudad situada al oeste de antigua Checoslovaquia, la cual fue tomada por el 3º Ejército USA, donde fueron  puestas bajo su custodia. Este hecho no gustó nada a los soviéticos, pues los USA acababan de conquistar territorios que, según los tratados firmados, no correspondían a su zona de influencia.

Para sacar los caballos de sus cuadras junto con unos 400 prisioneros aliados que los cuidaban, el general Patton acordó con el oficial alemán que los custodiaba su rendición y la inmunidad para sus tropas. En prueba de agradecimiento, los alemanes rindieron honores a los oficiales USA que fueron a recibir su rendición.

Así pudieron evacuar a un total de 150 sementales, hasta un total de 500 caballos, aunque estuvieron a punto de perderlos a causa de un contraataque de las unidades SS. También se llevaron otros tantos caballos de distintas razas.

Una semana más tarde, Alemania se rindió y comenzaron las discusiones sobre el futuro de los caballos.

Así comenzó un litigio entre los gobiernos ruso y checo sobre estos equinos. Por ello, los trasladaron a Wimsbach, una zona cercana a la frontera de la Alemania Occidental, donde estuvieran alejados de sus perseguidores rusos, pues se temía que no los iban a tratar con respeto.

Unos diez años más tarde, la Escuela de Equitación de Viena pudo recuperar la posesión sobre sus caballos únicos en el mundo. Su director, anteriormente citado, estuvo al frente de ella hasta 1965.

La operación Cow Boy fue todo un éxito y se saldó con sólo 2 bajas entre los americanos.

En 2005, la Escuela Española de Equitación de Viena conmemoró con diversos actos el 60 aniversario de su liberación por el general Patton.

Históricamente, ésta no fue la única evacuación de los caballos de esta escuela. La primera fue en 1781, donde 300 caballos fueron trasladados a otra zona en una marcha de 40 días. Luego hubo otras dos más. Una en 1805 y otra al año siguiente, hacia Hungría, huyendo de la invasión del ejército napoleónico. También hubo otra pequeña evacuación en 1915, durante la I Guerra Mundial.

Desde hace varios siglos el criadero de caballos de esta raza se halla en Piber, al oeste de Estiria en la actual Austria. Allí se escogen los mejores sementales para la Escuela, para entrenarles a fin de que participen en sus exhibiciones.

El edificio es un castillo construido donde se hallaba anteriormente una abadía y desde 1789 se dedican a la cría de caballos.

Tras la I Guerra Mundial el criadero de Lipica pasó a Italia y los ejemplares que allí se criaban se repartieron entre los nuevos estados surgidos tras la ruptura del Imperio. Austria se quedó con los sementales de la Escuela y alguno más para la cría, los cuales están en Piber.

Actualmente, este criadero pertenece al Estadio de Austria y alberga en sus 555 Has. Unos 250 caballos con unas 70 yeguas para la cría.

Cada época de cría se llevan sólo 2 sementales de la Escuela y se utilizan siempre los 6 linajes clásicos para la cría. De ahí nacen unos 40 potros cada año, cuyo control se anota en unos libros de registro.

Piber es el único sitio en el mundo donde se pueden encontrar muchos caballos de pura sangre de las 15 familias clásicas reconocidas.

Allí pasan 3 años los nuevos potros, pastando por el campo y observando sus condiciones. A los 4 años los sementales escogidos se envían a Viena y los demás se venden. Los que tienen mejores condiciones reproductivas se envían cada año temporalmente de vuelta a Piber.

Para evitar las malformidades a causa de la endogamia, este criadero suele hacer intercambios con otros centros de caballos lipizzanos sitos en Eslovenia, Hungría, Chequia, Rumania y Eslovaquia.

El coronel Podjahsky también se hizo famoso en su país a causa de este hecho y a su muerte, en 1973, nos dejó varias obras sobre los caballos.

En ellas nos da muchos consejos esenciales para una buena monta como saber hacer coincidir los centros de gravedad de jinete y caballo, aprender a repartir el peso entre manos y patas, saber manejar bien con las manos la boca del caballo, halagar con la mano y la voz, utilizar la avena y el azúcar como premios, conservar siempre el ritmo y hacer que los caballos levanten los miembros, etc.

Precisamente, como Eslovenia estaba anteriormente dentro del Imperio Austro-húngaro y esta raza de caballos se crió originariamente en el pueblo esloveno de Lipica o Lipizza, hubo en 2006 un incidente con Austria, pues los eslovenos acuñaron sus primeras monedas de euros con la efigie de estos animales, para reivindicar esta raza como propia de Eslovenia  y no de Austria.

1 comentario:

  1. Mira que me gusta Austria y desconocía por completo esta historia. Te puedes figurar que me ha gustado mucho. He tenido la suerte de poder ver una actuación de los caballos lipizzanos en Madrid, en el Palacio de los Deportes de antes del incendio, y en Viena pude ver la “casita” donde viven estos caballos: es un palacio espectacular.

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