Hoy voy a narrar una historia
conmovedora de un personaje del que ya se habla poco en la actualidad, pero que
fue uno de los pioneros en la independencia de los actuales países de América.
Toussaint nació en 1743 en lo que entonces los franceses llamaban Saint Domingue y ahora se llama Haití.
Sus padres eran unos de esos millones
de esclavos, que habían sido secuestrados en África y llevados por la fuerza a trabajar
en las plantaciones de América.
Parece ser que su familia
procedía de lo que antes se llamaba Dahomey y, en la actualidad, se conoce como
Benin. Un país del oeste de África, situado junto al Golfo de Guinea.
Por lo visto, le cayó bien a su
dueño. Así que éste le buscó un maestro para que le enseñase a leer y a
escribir. Dicen que también era muy habilidoso para curar a los enfermos.
A pesar de que era bajito, trabajó
como cochero y eso le daba cierta libertad para moverse por muchos sitios.
Aunque esto no está muy claro,
parece ser que, en 1776, su dueño le otorgó la libertad. En un principio, Toussaint
usó el apellido de Breda, porque había nacido en una plantación del conde de
Breda.
En 1791 se produjo una rebelión de los esclavos. Por supuesto, nuestro personaje se unió ellos y estuvo entre sus jefes.
Ahí demostró su habilidad como
estratega, cosechando varias victorias militares contra los franceses. También obtuvo
el apoyo de los españoles, ya que no olvidemos que en la parte oriental de la
isla la Española es donde se fundó la República Dominicana, pero entonces
todavía no era independiente.
En esa época fue donde se cambió
su apellido por el de Louverture, que viene a significar el que sabe abrir
brechas en las filas del enemigo.
Por supuesto, los españoles
apoyaron a estos esclavos, porque estaban en guerra contra los revolucionarios,
que, unos años antes, habían tomado el poder en Francia.
o firmado por la Convención, por medio del cual quedaba abolida la esclavitud en Francia y todos sus territorios. Por ello, combatió contra España y fue nombrado general de brigada.
En 1796, el general francés
Villatte, pretendió dar un golpe y derrocar al gobernador Lavaux. Sin embargo, Toussaint
se lo impidió y eso dio lugar a que le nombraran vicegobernador de aquella
colonia.
En 1798, Toussaint firmó, sin
contar con sus superiores, un convenio con los británicos, que ocupaban parte
del oeste de esa isla, para que sus empresarios pudieran comerciar en ciertos
puertos.
Aquello no gustó nada a sus
superiores en el Ejército francés. Así que comenzó una guerra contra las unidades
que tenían los franceses en la isla, compuestas por una mayoría de mulatos. Incluso,
invadió la parte española de la isla.
En 1801, Napoleón quiso atraerse
a Toussaint, nombrándole capitán general de Saint Domingue. O sea, el segundo
después del gobernador.
Por lo visto, Toussaint debía de
ser muy conservador, pues volvió a usar normas y costumbres del Antiguo Régimen.
Por ejemplo, la celebración de ritos católicos para celebrar las victorias
militares. Incluso, abolió el divorcio.
Sin embargo, siempre quiso
atraerse a los empresarios y terratenientes blancos, porque consideraba que
estaban mejor preparados que los esclavos, que acababan de ser liberados.
Por otra parte, obligó a trabajar
en el campo a todos los libertos, que no estuvieran enrolados en el Ejército. Algo
que no les hizo mucha gracia, porque lo veían como una vuelta a la esclavitud.
La llegada de Napoleón al poder trajo
consigo la eliminación de la igualdad de trato entre la metrópoli y sus
colonias. Ahora no tendrían los mismos derechos y restableció la esclavitud.
Evidentemente, esto no le hizo
ninguna gracia a Napoleón y, en cuanto firmó una paz con el Reino Unido, envió
varias unidades militares para derrocar a Toussaint, al mando del general
Leclerc.
Un año antes, Toussaint, había
enviado a sus hijos Placide e Isaac a estudiar en París. Sin embargo, Napoleón
se los devolvió, junto con una carta donde le aconsejaba rendirse.
Aunque nuestro personaje tenía un
número considerable de efectivos, fue derrotado con cierta facilidad por las
tropas franceses y no tuvo más remedio que capitular, pues muchos de sus
hombres habían desertado.
Desgraciadamente, confió en las
promesas que le hicieron los franceses para que se rindiera. Esto trajo como
consecuencia que, a mediados de 1802, les obligaron a embarcar, tanto a él como
a sus familiares, en una nave con destino a Francia.
Nunca se le sometió a un juicio,
pero sí a frecuentes malos tratos, lo cual dio lugar a que, unos meses más
tarde, enfermara y muriera en su celda a causa del hambre y del frío.
Antes de que se lo llevasen a
Francia, Louverture había dicho: “Al derrocarme no han hecho más que cortar en
Santo Domingo el tronco del árbol de la libertad negra, que volverá a crecer a
través de sus raíces, porque son profundas y numerosas”.
Algunos de sus correligionarios,
como Dessalines y Pétion, que eran negros y mulatos y habían desertado, volvieron a
luchar contra los franceses, en cuanto se enteraron de que uno de los objetivos
de estos era el restablecimiento de la esclavitud. Eso dio lugar a la unión
entre los negros y los mulatos.
Otra de las cosas que benefició a
los haitianos fue que los franceses tuvieron muchas bajas a causa de la fiebre
amarilla. Una enfermedad que provocó la muerte del propio general Leclerc.
Así que los haitianos consiguieron derrotar a los franceses y obligarles a abandonar la isla en un plazo de 10 días. Curiosamente, el jefe de las tropas francesas fue capturado por la Armada británica, cuando abandonaba la isla y se lo llevaron prisionero a Gran Bretaña.
Desgraciadamente, Toussaint no llegó
a ver el triunfo de la revolución en Haití, que dio lugar a la proclamación de
su independencia el 01/01/1804. Siendo el primer Estado negro, que obtuvo la
independencia, bajo la presidencia del general Dessalines.
El resto de los esclavos, que vivían en otros territorios de Francia no consiguieron su libertad hasta 1848.
Quedaron unos pocos soldados
franceses en lo que hoy es la República Dominicana, que había sido cedida a
Francia. Sin embargo, tuvieron que salir pitando de allí, tras una sublevación
de los españoles, organizada por el gobernador de Puerto Rico.
Sin embargo, no todo fue positivo.
Dessalines, que odiaba a los blancos, dio la orden de asesinar a todos los
franceses, que hubieran quedado en la isla. A excepción de los que les pudieran
servir para algo, como los médicos o los sacerdotes.
También respetaron las vidas de
unos cientos de colonos alemanes, que se habían asentado en el noroeste de Haití.
Sin embargo, como Dessalines se
proclamó emperador y tomó una serie de medidas que no fueron del gusto de sus
correligionarios, fue asesinado por estos en 1806.
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