lunes, 29 de enero de 2024

LOS MARINES USA EN TRÍPOLI

 

Es posible que a más de uno le llamase la atención aquella frase del ex presidente Trump, cuando reconoció que el Sáhara occidental le pertenecía a Marruecos, donde dijo que ese país fue uno de los primeros en reconocer a los Estados Unidos.

Eso es cierto, porque el antiguo Sultanato de Marruecos reconoció, en 1777, a USA. Sólo un año después de haber declarado su independencia.

Posteriormente, en 1787, firmaron su primer tratado de amistad y cooperación, que sigue vigente al día de hoy.

Como ya sabemos que los anglosajones son muy amantes del comercio, y en USA no iban a ser menos, muy pronto, sus navíos mercantes empezaron a navegar por el Mediterráneo.

Rápidamente, se dieron cuenta de que esto era un nido de piratas berberiscos, asentados en todo el norte de África.

Curiosamente, el primer barco mercante USA, que sufrió un asalto, fue víctima de unos piratas marroquíes. Precisamente, el Gobierno del rey español Carlos III fue el que medió para que liberasen al barco y a sus tripulantes.

De hecho, ya en 1785, fueron capturados dos barcos civiles USA por los piratas berberiscos y tuvieron encarcelados a la tripulación y al pasaje durante 10 años.

El importe del rescate se llevaría casi una sexta parte del presupuesto federal. Esa fue la razón por la que, en 1794, se aprobó la creación de la Armada USA.

Así que no les quedó otra que hacer lo que solían hacer otros países, o sea, pagar para que les dejasen navegar en paz.

No hará falta decir que una buena parte de lo recaudado por esas tasas que exigían para navegar por el Mediterráneo acababa en las arcas del sultán en Constantinopla. Ya que esos territorios formaban parte de su imperio, aunque se les permitiese ir por libre.

De ese modo, el Gobierno USA firmó tratados con varios gobernadores o líderes de esa zona. Sin embargo, en Trípoli dieron con un gobernante muy ambicioso, que, en 1801, les exigió pagar mucho más, a lo que ellos se negaron.

Enseguida, comenzaron los actos en contra de los intereses de USA. Empezaron por detener al delegado USA, encargado de pagarles la cuota fijada en el tratado.

Después, se atrevieron a romper la bandera USA, que colgaba en el balcón de su consulado en Trípoli.

La cosa no quedó ahí, porque el propio bajá de Trípoli declaró la guerra a USA e, incluso, incautaron varios barcos de bandera USA, que estaban en su puerto. Sin embargo, el belicoso Jefferson acaba de acceder a la presidencia y no se iba a dejar amedrentar por un jefe tribal.

Lógicamente, eso no lo iban a pasar por alto en Washington. Así que enviaron una flota de su Armada con la orden de bloquear el puerto de Trípoli.

Sin embargo, la Armada USA, que había en ese momento, no tenía nada que ver con la actual y fracasaron estrepitosamente.


Incluso, los piratas se permitieron capturar un barco mercante USA, que iba a hacer su entrada en el puerto de Marsella, y se lo llevaron a Trípoli.

En 1803, el Gobierno USA envió otra flota. Sin embargo, la más moderna de sus fragatas, quedó encallada frente a Trípoli y sus 307 tripulantes fueron apresados por los piratas. Incluso, estos utilizaron los cañones de esa fragata para hacer fuego contra la flota de la Armada USA.

En febrero del siguiente año, un barco de la Armada USA zarpó de un puerto de ese país rumbo a Trípoli. En su interior iban 70 soldados y 6 marineros al mando del teniente Stephen Decatur. Todos ellos disfrazados de musulmanes. Su misión era recuperar esa fragata. 


Cosa que no pudieron conseguir y tuvieron que incendiarla.

Así que no les quedó más remedio que retirarse, pero, al menos, tuvieron menos bajas que los piratas.

En agosto del mismo año optaron por la infame táctica de las cañoneras. La orden era bombardear Trípoli hasta que se rindiera. Sin embargo, los marinos USA salieron trasquilados. Con muchas pérdidas humanas y materiales, porque la artillería de costa era tan buena o mejor que la suya.

Así que esta vez escucharon a un antiguo cónsul USA en Trípoli y cambiaron de estrategia. Aprovecharon que en Trípoli había muchas luchas internas y se aliaron con Ahmed Karamanli, un hermano del bajá, al que éste había expulsado de la ciudad.

Las tropas USA, al mando del teniente William Eaton, desembarcaron en Alejandría y se unieron a unos mamelucos. En total, se calcula que serían unos 1.200 hombres. 


Por lo visto, en todo ese grupo, sólo había 9 marines USA.

Atravesaron el desierto y consiguieron conquistar la ciudad de Derna. Desde allí, el hermano del bajá confiaba conseguir un levantamiento general contra su hermano, el gobernante.

Sin embargo, el coronel USA Tobías Lear, consiguió negociar un tratado de paz con el bajá, Yusuf Karamanli, lo que supuso el fin de las hostilidades. Además del rescate de los prisioneros USA, previo pago de una fuerte indemnización. Así que Ahmed regresó a Egipto.

Parece ser que los dos bandos estuvieron muy dispuestos a firmar esa paz. USA, porque ya le quedaban muy pocos barcos para luchar en esa guerra y Trípoli, porque, mientras durase la guerra, las demás potencias no pagarían por navegar por esas aguas y se estaba quedando sin dinero.

Por lo visto, los gobernantes de los territorios vecinos, incluido Marruecos, apoyaron a Trípoli, porque allí era donde compraban los esclavos negros, que habían sido capturados en el centro de África.

No obstante, también hubo algunas potencias europeas, que apoyaron al bajá. Por ejemplo, en 1800, el Reino Unido conquistó Malta y consiguió que USA le dejase comerciar con Trípoli. Así que los británicos aprovecharon esos viajes para financiar la lucha del bajá.

Incluso, los gobiernos de Venecia y Nápoles se negaron a ayudar a la Armada USA, en su lucha contra Trípoli.

La paz no duraría mucho tiempo. En 1812, volvieron los ataques de los piratas y corsarios a los barcos mercantes con bandera USA y al dey de Argel no se le ocurrió otra cosa que declarar la guerra a USA.

Sin embargo, esta vez, venció la Armada USA. En 1815, consiguieron que el dey de Argel firmase un tratado de paz y la renuncia al cobro de tasas a los ciudadanos USA.

Como ya sabemos, pocos años más tarde, Francia puso sus ojos imperialistas en el norte de África y creó allí su imperio colonial.

Curiosamente, el Gobierno USA fijó claramente en los tratados firmados con esos territorios, antes de que estallasen estas guerras, que ellos no tenían ningún prejuicio religioso hacia los musulmanes, ya que en USA había todo tipo de religiones. Por el contrario, los musulmanes sí que se unieron contra ellos.

Hoy en día, los militares USA, todavía recuerdan esta campaña. Precisamente, en el himno oficial de los marines se citan sus luchas en Trípoli.

Además, si nos fijamos en la espada que usan los marines, veremos que no es como las de los demás militares USA. Las de estos son rectas, mientras que las de los marines son curvadas al estilo turco.

Esto se debe a que el hermano del bajá, que iba con las tropas USA, cuando conquistaron Derna, le obsequió con su espada al jefe de las tropas USA.

Los marines siempre han visto como un gran logro su desembarco en la playa para conquistar la ciudad de Derna. Además, se trataba de la primera intervención de este cuerpo, que había sido fundado en 1775, fuera del continente americano.

 


TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN DE WWW.GOOGLE.ES

 

sábado, 27 de enero de 2024

EL CASO DE SOR MAGDALENA DE LA CRUZ

 

Hoy traigo al blog un caso muy curioso y extraño. Así que no voy a dar mi opinión y dejo que cada uno piense lo que más le guste.

Dicen que hay muy poco del amor al odio y viceversa. Pues algo parecido debió de ocurrir en este caso.

Nuestro personaje de hoy se llamaba Magdalena de la Cruz y nació en 1487 en la localidad cordobesa de Aguilar de la Frontera. Realmente, ese fue el nombre que adoptó, al convertirse en monja, pero no conocemos su nombre real.

A algunos les parecerá un poco extraño que haya pueblos que se llamen “de la frontera”, estando en el interior de Andalucía. La razón es que estaban en la frontera con el reino moro de Granada, el cual sobrevivió hasta 1492.

Aunque perteneció a una familia muy humilde, ya desde los 5 años, empezó a llamar la atención, porque decía ver apariciones en las cuevas cercanas a su localidad.

Cuando cumplió los 12 años, la mayoría de sus paisanos ya la consideraban casi una santa en vida y muchos iban a pedirle favores.

A los 17 años ingresó en el Convento de Santa Isabel de los Ángeles, situado en Córdoba. Es curioso que hubiera elegido profesar en ese convento, pues era de construcción muy reciente. Dicen que la razón podría estar en que no exigían que todas las monjas llevasen su dote. Eso le favoreció, ya que era de una familia muy humilde, aunque se desconoce quiénes fueron sus padres.

Allí logró una gran popularidad al predecir una serie de acontecimientos. Entre ellos, la guerra de los comuneros, la victoria en la batalla de Pavía, etc.

Lógicamente, estos detalles llegaron a conocerse entre sus superiores y también en la Corte.

La emperatriz Isabel, esposa de Carlos V, solía escribirle muy a menudo, solicitándole sus consejos.

Incluso, cuando nació el futuro Felipe II, le envió las ropas del bebé para que se las devolviera, tras haber sido bendecidas por la monja. Precisamente, fue bautizado envuelto en esas ropas.

Supongo que su relación con la emperatriz tendría algo que ver con su primer nombramiento como abadesa. Acontecimiento ocurrido en 1533 y que fue ratificado en 1536 y 1539.

Sospecho que algo tendría que ver, porque las abadesas de las clarisas solían ser todas personas procedentes de familias nobles, mientras que ella no lo era.

No hará falta decir que mucha gente acudió a su convento para que le curase de alguna enfermedad, pues se creía que tenía poderes sanatorios. Incluso, se la llegó a conocer en todo el Imperio español.

Decían que obraba milagros, como el de que le llegaba a su boca la hostia consagrada volando, sin tener que acercarse al altar. También decían que le salieron los estigmas en las manos y hasta que solía quedarse en éxtasis.

Incluso, fue muy popular entre los marineros, los cuales le rezaban muy a menudo y, sobre todo, cuando estaban en medio de un temporal.

Al mismo tiempo, en muchas ocasiones, se le pidió consejo para llevar a cabo las reformas en su orden franciscana.

Parece ser que también intervino en la llamada Querella de las mujeres. Un acontecimiento, que estaba ocurriendo en ese momento, donde las mujeres empezaron a reivindicar sus derechos. Ellas allanaron el camino para algunas mujeres famosas, como Santa Teresa o sor Juana Inés de la Cruz.

El propio Papa le escribió, en varias ocasiones, a Magdalena de la Cruz, pidiéndole que rezase por la Cristiandad.

El mismo emperador, Carlos V, le envió su bandera para que la bendijera, poco antes de iniciar su campaña en Túnez.

Poco a poco, se fue rodeando de gente muy influyente. Solían visitarla obispos y clérigos de todo tipo, nobles, abogados, terratenientes, etc.

Incluso, se le ocurrió decir que todo el que se enterrase en aquel convento se salvaría.

Todo ello dio lugar a que ese convento fuera muy próspero, pues le llovían las limosnas. Desde luego, mejoró mucho la vida en aquel convento.

Sin embargo, en 1542, ya no fue reelegida como abadesa, porque las monjas se quejaban de que las trataba muy mal. Abusando de su superioridad hacia ellas. También hay quien cree que fue por la rivalidad entre las monjas nobles y las humildes.

Parece ser que, a partir de entonces, se mosqueó y empezó a quedarse con todas las limosnas que le llegaban y no entregarlas al convento, como había hecho hasta entonces.

No sé si eso molestó mucho a las demás monjas, lo cierto es que la denunciaron a los superiores de la Orden Franciscana.

Tampoco sé si esto vendría dado por su pertenencia a una familia humilde, cuando la mayoría de sus compañeras eran de origen noble. Lo único cierto es que su sucesora fue una de esas nobles.

Decían haberla visto con dos hombres negros, con aspecto de demonios, que la seguían a todas partes. Así que, en 1544, los superiores de su Orden decidieron encerrarla en una cárcel eclesiástica.

Supongo que eso quebró su salud, porque ya tenía una edad avanzada para aquella época. Así que declaró que, desde los 5 años, había llegado a hacer tratos con esos demonios para conseguir honra y fama.

Lógicamente, eso no podía pasarle desapercibido a la Inquisición. Así que la encerraron en una de sus cárceles durante un año y medio y allí llegó a declarar que siempre fue una santa falsa y casi la consideraron como a una bruja.

No sé si intervendrían sus muchas influencias en la Corte, lo cierto es que, después de haber pedido perdón, alegando haber sido engañada, le aplicaron una pena demasiado leve.

Ésta consistió en enviarla al convento de clausura de Santa Clara, en Andújar (Jaén).

Ciertamente, fue una pena muy leve. No olvidemos que estamos en la primera etapa de la Inquisición, donde lo más normal era que la mayoría de los procesados acabaran en la hoguera.

Tampoco debemos olvidar que el propio inquisidor general y cardenal-arzobispo de Sevilla, Alonso Manrique, fue uno de sus muchos seguidores. Así que supongo que no le interesaría quedar en ridículo por haber avalado a esta religiosa.

Curiosamente, Alonso Manrique, había sido, previamente, obispo de Córdoba y fue ella la que profetizó su nombramiento como cardenal.

Sin embargo, parece que nunca le hizo mucha gracia a San Ignacio de Loyola, el cual siempre sospechó de esta monja.

En 1546, se celebró su auto de fe en el interior de la catedral de Córdoba, la cual está dentro de la famosa Mezquita.

Allí acudió con una vela en las manos y sin velo. Una mordaza en la boca y una cuerda alrededor del cuello.

De esa manera tuvo que aguantar el largo sermón, que le dedicó uno de los frailes de su propia Orden. También le leyó su sentencia.

Parece ser que dentro de ese convento se mostró con una gran humildad. Comía poco y rezaba muy fervorosamente. Tampoco hablaba con nadie. Hay quien afirma que padecía problemas mentales.

Desgraciadamente, falleció en las Navidades de 1560. Aunque ya había cumplido los 73 años. Una edad muy avanzada para aquella época.

Curiosamente, años después de su muerte, su Orden la incluyó dentro del Martirologio franciscano, alegando que no había sido responsable, pues había sido engañada por el demonio. Así que pidió perdón y acabó sus días como una santa.

 

TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN DE WWW.GOOGLE.ES

miércoles, 10 de enero de 2024

TALOS DE CRETA

 

Como vivimos en una época en la que nuestras costas son un auténtico coladero, ya que, por lo que se ve, aquí desembarca todo aquel que quiere y encima luego los alojan en hoteles de lujo, se me ha ocurrido que podríamos acudir a la Mitología para que podamos ver el remedio que se les ocurrió a los antiguos griegos.

Realmente, hay varias versiones sobre la creación de Talos de Creta. En la que casi todas están de acuerdo es que se trataba de una especie de autómata gigante con forma humana, que se encargaba de vigilar las costas de la isla de Creta. Incluso, en alguna medalla antigua lo representan como un hombre alado. Aunque también hay otra versión que indica que tenía forma de toro.

La versión en la que coinciden la mayoría de los expertos es que fue un autómata de bronce fundido por el dios Hefesto (al que los romanos llamaron Vulcano), por encargo del propio Zeus.

No olvidemos que el propio Homero alude en la Ilíada a los muchos autómatas creados por Hefesto, dios de la forja.

En las fuentes que conocemos, Talos es mencionado, por vez primera, en el siglo VII a. de C., en obras de teatro, pinturas, cerámicas y esculturas. Por lo visto, se trataba de una historia muy popular.

Parece ser que Zeus le hizo tres regalos a su amante Europa, la cual iba a casarse con un rey de Creta, cuyo nombre era Asterión.

Uno de esos regalos fue el propio Talos, un invento para que defendiera esa isla; otro fue un perro muy fiero, llamado Lélape y, por último, una jabalina, que siempre daba en el blanco.

No hay que olvidar que Zeus había tenido un romance con Europa, fruto del cual nació el futuro rey Minos de Creta.

En resumen, la labor que se asignó a Talos fue la de dar, diariamente, tres vueltas a las costas de Creta. Algo que me parece bastante complicado, ya que, según he consultado, las costas norte y sur de esa isla tienen, cada una, unos 240 km. de largo.

Por lo visto, Talos fue muy bien recibido por el rey de Creta, ya que, en aquella época, eran muy frecuentes los ataques de los piratas a las ciudades costeras de esa isla.

Por otro lado, tampoco debe de extrañarnos que los griegos construyeran un autómata, ya que sabemos que eran muy aficionados a construirlos.

Evidentemente, no quedan restos, ni conocemos a los inventores de aquella época, pero sí conocemos a algunos más recientes, como el famoso Herón de Alejandría (10-70 d. de C). A éste se le atribuyen inventos como una máquina de vapor, una especie de cuentakilómetros y varias fórmulas para su aplicación en las Matemáticas.

Otros de sus inventos fue hacer que se abrieran las puertas de un templo, cuando un sacerdote encendiera una hoguera y que se cerraran, cuando éste la apagara.

Incluso, diseñó una especie de máquina, en la que se han inspirado las máquinas de venta de refrescos, sólo que, en su caso, a cambio de unas monedas entregaba un recipiente con agua bendita, porque estaba en la puerta de uno de los templos griegos.

Herón se consideraba seguidor de otro inventor griego llamado Ctesibio, el cual vivió en el siglo III a. de C.

Éste consiguió construir un reloj de agua muy preciso y un órgano hidráulico.

Estos dos inventores vivieron en Alejandría, donde se hallaba la famosa biblioteca, la cual presumía de tener todos los conocimientos de la época y de varios siglos de antigüedad.

Hoy en día, hay mucha gente que cree que los griegos despreciaban las ciencias, cosa que es falsa. De hecho, tuvieron grandes matemáticos y físicos.

Los griegos inventaron muchas cosas para su aplicación en la construcción, la navegación o hasta en la guerra. Estos ingenios no sólo eran movidos por animales, sino que también consiguieron moverlos con la fuerza hidráulica o por medio de aire comprimido.

El primer inventor griego del que tenemos noticias se llamaba Arquitas de Tarento, el cual, aparte de dar clases de Matemáticas, inventó cosas tan útiles como los tornillos y otras para la diversión, como una paloma de madera, que podía mover sus alas por medio de un mecanismo a base de poleas y aire comprimido.

Arquímedes también fue otro gran científico griego, aunque siempre residió en Sicilia. A él debemos el famoso tornillo de Arquímedes, muy utilizado para extraer agua de minas y pozos. También construyó varios tipos de catapultas para defender su isla.

La afición de los griegos por los autómatas llegó hasta el punto de hacerlos desfilar en algunas de sus procesiones. Según nos cuenta Polibio, vio una, que iba precedida por un caracol mecánico, que lanzaba una especie de perfume.

En otra de esas procesiones se podían ver, aparte de gente con disfraces mitológicos de todo tipo, un autómata, que representaba a Nisa, una ninfa, que, según la Mitología, amamantó a Dionisio, o sea, Baco. Esta figura se levantaba, periódicamente, sin ayuda de nadie.

Volviendo a nuestro personaje de hoy, parece ser que solía realizar su trabajo con mucha eficacia. Cuando veía un barco no autorizado a llegar a Creta, le lanzaba grandes peñascos, hasta que conseguía hundirlo o hacer que huyera.

En el caso de que alguno de esos navegantes consiguiera llegar a la costa, se encendía hasta ponerse al rojo vivo.

Después, abrazaba a esos navegantes hasta conseguir que se abrasaran. Está claro que su creador fue todo un perfeccionista.

Sin embargo, nada, ni nadie es invencible. En cierta ocasión, pasaron frente a la costa cretense Jasón y sus argonautas. Como era de esperar, Talos les lanzó grandes pedruscos, que casi llegaron a hacer naufragar a aquella nave.

Según nos cuenta Apolonio en sus Argonáuticas, Jasón y su esposa, la bruja Medea consiguieron llegar en una pequeña embarcación a la costa cretense.

Antes de nada, hay que decir que Talos tenía una especie de tubo o vena, por el que circulaba una especie de alimento de los dioses y que iba desde el cuello hasta uno de sus talones.

Por lo visto, Medea logró engañar a Talos, diciéndole que, si se quitaba el tornillo, que tenía en ese talón, lograría alcanzar la inmortalidad, como si fuera un dios.

Talos cayó en el engaño y, al quitarse ese tornillo, perdió toda la sustancia que recorría ese tubo y eso dio lugar a que quedara inservible.

Una vez conseguido eliminar a Talos, Jasón y Medea, alcanzaron su objetivo, que era capturar el Vellocino de oro.

Algún autor dice que esto de la herida en el talón, nos hace recordar el famoso talón de Aquiles en la guerra de Troya. Otro menciona que lo de la “vena”, le recuerda al procedimiento de la cera perdida.

Aunque, en la era de la inteligencia artificial, hay también quien dice que es posible que Talos no fuera consciente de ser un simple robot o autómata y que aspirase a ser algo más que un simple mortal.

Aprovecho que éste es mi primer artículo de este año, para desearos ¡UN MUY FELIZ AÑO 2024!

 

TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN DE WWW.GOOGLE.ES