jueves, 4 de febrero de 2021

EDWIN BOOTH, EL HOMBRE DE LA MIRADA TRISTE

 

Hoy voy a hablar de un hombre, que fue un actor muy famoso en su época, pero que, por azares del destino, ahora ha caído casi en el olvido.

Como ya sabemos, Edwin, era el hermano mayor de John Wilkes Booth y nació en 1833, también en aquella cabaña de madera, donde vivía su familia, en el Estado de Maryland.

Tal y como le suele ocurrir a casi todos los hermanos mayores, sus padres, le dieron una serie de responsabilidades, que no suelen dar al resto de sus retoños.

Como ya he dicho, anteriormente, su padre fue Junius Brutus Booth, un actor británico, que emigró con su amante a USA.

El caso es que a Junius se le dio muy bien en su nuevo país, porque era un gran actor y, sobre todo, un especialista en las obras de Shakespeare. Pero tenía sus debilidades, como todo el mundo. Por lo visto, era muy borrachín y eso le fue perjudicando en su carrera teatral.

Como su padre se iba, durante muchos meses, de gira y dejaba a su pareja sola con sus hijos, pues ésta se empeñó en que Edwin acompañase a su padre para tenerlo vigilado muy de cerca. Ya que todos dependían de lo que ganase con esas giras teatrales.

Así que, a la edad en que todos los niños van al colegio, Edwin, acompañaba a su padre y eso hizo durante 7 largos años.

Parece ser que solía convencerle para que no bebiera demasiado. No obstante, en cierta ocasión, el propio Edwin, tuvo que salir al escenario para hacer el papel de su padre, porque estaba tan borracho, que no se tenía en pie. Así que esas pesadas giras le enseñaron el oficio de actor.

Desgraciadamente, un día de 1852, en que ambos viajaban en esos grandes barcos por un río, a su padre no se le ocurrió otra cosa que beber agua del mismo y en muy poco tiempo enfermó de cólera y murió.

Cuando su madre se enteró de que, en ese momento, había dejado solo a su padre y había muerto, le prohibió volver a casa.

Se suele decir que el dinero abre todas las puertas. Así que, en 1856, cuando Edwin volvió a su casa con los bolsillos llenos, después de haber hecho una gira teatral por USA y Australia, su familia lo recibió con los brazos abiertos.

Curiosamente, había actuado con la compañía de la famosa actriz británica Laura Keene. Precisamente, la misma compañía que representaba aquella obra de teatro, que estaba viendo el presidente Lincoln, cuando fue asesinado por su hermano.

También allí conoció Edwin a la que sería su primera esposa. Se trataba de Mary Devlin, una bella mujer y gran actriz. Así que se casaron en 1860. Tuvieron una sola hija, Edwina, que nació al año siguiente.

En 1863, cuando ella se hallaba sola en Boston, se empezó a sentir muy enferma. Parece ser que le enviaron varios telegramas a Edwin, que estaba actuando en Nueva York. No se sabe por qué no los leyó a tiempo. Lo cierto es que, cuando llegó a Boston, su mujer ya había muerto. Sólo tenía 22 años. Por lo visto, fue algo que le dejó marcado para siempre.

Al año siguiente, tuvo lugar el acontecimiento, que ya mencioné en el artículo sobre el hijo de Lincoln. Éste se hallaba en el andén de una estación, esperando la llegada del tren y, de pronto, entró una muchedumbre y lo empujó hacia las vías. Tuvo la suerte de que alguien le agarró fuertemente por el cuello del abrigo y tirase de él hacía atrás. Ese fue Edwin, al que Robert Todd Lincoln reconoció, inmediatamente, al ser un gran aficionado al teatro.

Sin embargo, éste no supo a quién había salvado hasta que recibió una carta del Estado Mayor del general Grant, agradeciéndole la actitud que tuvo en ese momento.

En 1869, se casó con otra actriz, llamada Mary McVicker, que además era la hija del dueño de otro teatro de Nueva York. Por lo que se ve, esta vez no le fue tan bien, porque tenían unos caracteres muy diferentes y también había una gran diferencia de edad.

Edwin siguió progresando en el mundo del teatro, hasta llegar a ser reconocido como el mejor actor de USA, en la segunda mitad del siglo XIX. Incluso, también adquirió mucha fama en sus giras por Europa. Parece ser que bordaba el papel de Hamlet, obra que, en cierta ocasión, representó 100 veces consecutivas. Estableciendo todo un récord, que no fue batido hasta 1929.

Como tantas familias de aquella época, tuvieron frecuentes discusiones en torno a la política. John siempre fue partidario del sur, al igual que muchos de los ciudadanos del Estado de Maryland. Sin embargo, Edwin, siempre fue partidario del norte y, concretamente, era votante de Lincoln.

Hay quien afirma que también hubo celos artísticos entre ambos. Yo no lo creo así. Cuando John empezó a actuar, tuvo muchos fallos, como le suele ocurrir a todo el mundo. Sin embargo, al terminar una de esas actuaciones, Edwin, que ya era un actor muy famoso, lo sacó a escena y le preguntó al público: “yo creo que lo ha hecho bien, ¿qué opinan Vds.?” y la gente le dedicó una gran ovación al actor novato.

Por lo visto, en aquella época, Edwin, ya era un actor muy respetado por el público, mientras que a John se le veía como a un actor guapo, que estaba empezando. Incluso, hay quien dice que, a John, la fama de su familia le abrió muchas puertas.

También he leído que los tres hermanos habían llegado a un acuerdo para no hacerse la competencia. Edwin actuaría en el norte de USA, John en el sur y Junius Brutus jr. en el oeste. Algo que me parece un poco extraño, porque, al menos, durante la guerra civil, John, actuó tanto en el norte como en el oeste.

Parece ser que, después de esa representación de Julio César, que tuvo lugar en 1864, donde actuaron juntos los 3 hermanos, hubo un incendio en Manhattan, que fue achacado a una operación de sabotaje del Servicio Secreto Confederado. Por lo visto, ya se sabía que ese Servicio llevaba tiempo preparando una operación de ese tipo.

Según parece, al enterarse de la noticia, John lo celebró muy alegremente, y eso no gustó nada a Edwin, que lo echó de su casa.

Ciertamente, la familia Booth, recibió como un auténtico mazazo la noticia de que John había asesinado al presidente Lincoln. Por supuesto, fueron detenidos e interrogados y creo que Edwin pasó dos meses en la cárcel. No obstante, fue puesto en libertad, al ver que no tenía ninguna relación con ese crimen. Aunque esto no está muy claro, porque otros autores aseguran que no fue arrestado, al contrario de lo que les ocurrió a otros de sus familiares.

De hecho, John Sleeper Clarke, el marido de su hermana Asia, llegó a pedir el divorcio, tras haber pasado una temporada en la cárcel. Clarke era director de escena y alegaba que estar relacionado con la familia Booth le había hecho perder su buena reputación.

Éste fue aquel que representaba, en otra ciudad, la misma obra que estaba presenciado Lincoln, cuando lo asesinaron. Precisamente, no tenía muy buena reputación, porque, según parece, no tenía los derechos para poder hacerlo.

Aparte de que, desde entonces, el apellido Booth, fue muy mal visto en su país. Edwin, se autoimpuso, como penitencia, dejar de actuar en público.

Por lo visto, quiso cumplir su promesa, pero las deudas se lo impidieron. Así que sólo aguantó 6 meses en dique seco y, cuando volvió a actuar, en enero de 1866, los aficionados le recibieron entusiasmados a la puerta del Teatro Winter Garden, de Nueva York, el lugar donde iba a retomar su carrera.

Precisamente, en 1867, se produjo un gran incendio en ese mismo teatro y no hubo más remedio que demolerlo. Edwin compró esa parcela y allí edificio su propio teatro, el Teatro Booth.

Por lo visto, al principio, le fue muy bien y ganó mucho dinero. Desgraciadamente, en 1873, se desató otra de esas crisis, que arruinan a mucha gente y que también vació su teatro. Así que tuvo que venderlo para pagar sus deudas.

No obstante, como todavía era joven, entre 1874 y 1882, hizo una gira, no sólo a través de su país, sino también por toda Europa. Lo que le dio una gran fama mundial y, gracias a ello, pudo reponerse de sus pérdidas.

En 1869, tras haberle enviado muchas cartas al presidente Andrew Johnson, consiguió que éste le permitiera que se llevara el cadáver de su hermano a fin de enterrarlo en el panteón familiar, en Baltimore.

Parece ser que ese permiso coincidió con el indulto que concedió el presidente a varios de los condenados en el proceso por el asesinato del presidente Lincoln.

Sin embargo, es como si la sombra de su hermano le hubiera perseguido toda la vida. En abril de 1879, cuando se hallaba representando Ricardo II, no la más conocida, Ricardo III, ambas de Shakespeare, ocurrió un lamentable incidente.

En mitad de la obra, que se representaba en el teatro de su suegro, en medio de la penumbra, alguien se levantó desde un palco, situado a la izquierda, conforme se mira desde el escenario.

Ese individuo sacó un revólver y disparó dos veces. La primera vez, mucha gente pensó que se habría caído algo en el escenario. En cambio, la segunda vez, la bala pasó cerca de Edwin, que era el objetivo del tirador, y el actor se puso en pie, señalando con el dedo hacia la zona donde se hallaba el tirador.

Afortunadamente, el actor salió ileso, mientras que el tirador no pudo realizar más disparos, porque el público se le echó encima. No llegaron a lincharlo, porque entre el público se hallaba un policía fuera de servicio e, inmediatamente, lo detuvo.

Posteriormente, Edwin se trasladó a la cárcel para hablar con su agresor y preguntarle por qué lo había hecho. Parece ser que el tipo, que se llamaba Mark Gray estaba como una cabra y sólo le dijo que él representaba su papel mejor de lo que lo hacía Edwin.

Así que, cuando salió su juicio, el propio acusado se declaró culpable y el juez lo declaró loco. Por ello, ordenó su ingreso en un sanatorio psiquiátrico.

Sin embargo, poco le duró la tranquilidad al pobre Edwin, porque, por alguna razón que desconozco, el abogado de Gray, consiguió sacarle, sólo 3 años después, de ese sanatorio. Afortunadamente, no volvió a atentar contra Edwin.

Evidentemente, no podemos escuchar sus interpretaciones, aunque parece ser que existe una grabación de su voz en uno de aquellos primitivos rodillos de cera, pero es casi inaudible.

Sus contemporáneos decían que había creado una nueva forma de interpretar, ya que la mayoría de los actores, que representaban obras de Shakespeare, lo hacían elevando mucho la voz y, como diríamos ahora, sobreactuando.

En cambio, Edwin, interpretaba de una manera muy natural, como si se tratase de una conversación entre amigos. También le ayudaba que solía imitar muy bien el acento británico, lo cual les daba una mayor credibilidad a sus personajes.

Por lo visto, nunca tuvo una voz muy potente, pero, en cambio, sabía modularla muy bien y adaptarla a las diferentes situaciones escénicas. Decía representar mejor las obras si se mostraba enfadado consigo mismo.

No obstante, aunque fue un actor, predominantemente, dramático, también interpretó algunos papeles relevantes en diversas comedias.

En 1888, Edwin fundó el Player’s Club, en Gramercy Park, donde había un edificio del que era propietario y lo cedió a esa asociación. Se trataba de un lugar de reunión para los actores y personas dedicadas a otras artes. Él sólo se quedó con un apartamento, situado en la parte alta de ese edificio, del cual aún se conservan los muebles que tenía, mientras vivió allí.

Ese edificio tiene un parque, donde, en 1916, se erigió una estatua en su honor y donde se le representa vestido para una de sus famosas interpretaciones de Hamlet.

Aparte de ello, existen varios lugares que le han sido dedicados en diversos lugares de USA y hay que decir que su nombre también aparece en el Salón de la Fama del Teatro Americano.

Desgraciadamente, Edwin sufrió varios derrames cerebrales y en 1893 murió a causa del último de ellos. Precisamente, falleció en su apartamento de Gramercy park. Su segunda esposa ya había muerto en 1888.

Fue enterrado, junto a su primera esposa, en el cementerio de una localidad del Estado de Massachusetts

Hoy en día, se le sigue recordando en Nueva York, la ciudad que él mismo consideró su ciudad favorita, aunque tuvo que vender su teatro, que fue demolido en 1965. No obstante, en 1913, se construyó un nuevo teatro, también denominado Booth’s Theatre, como homenaje a este gran actor.

Curiosamente, la obra con la que se inauguró este nuevo teatro fue “Mi primo americano”, la misma que estaba presenciando Lincoln, en el Teatro Ford, de Washington DC, cuando lo asesinaron.

En 1955, se estrenó una obra, donde se narraba la vida de este personaje, se titulaba “El príncipe de los actores”. Protagonizada por Richard Burton y John Derek.

Parece ser que, a principios del siglo XX, se puso en duda que John Wilkes Booth muriera a manos de aquellos soldados. Desde entonces, ha habido varios intentos de exhumar el cadáver de Edwin para compararlos con los restos de su hermano, pero todos han sido denegados.

 

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