domingo, 31 de enero de 2021

LUCY LAMBERT HALE

 

Hoy me voy a salir de mi línea habitual y voy a narrar la historia de una mujer, que, según parece, estuvo muy relacionada con varios personajes importantes de la Historia de USA. Concretamente, uno de ellos tuvo mucho que ver en el asesinato del presidente Lincoln.

Lucy Lambert Hale, que ese era su nombre, nació en 1841, en una localidad llamada Dover, situada en el Estado de New Hampshire (USA).

Su padre fue un famoso senador llamado John Parker Hale, que siempre representó en esa cámara a su Estado. Sin embargo, hay que decir que empezó siendo del Partido Demócrata, para, después de pasar por otros partidos, acabar en el Partido Republicano. Supongo que no tendría nada que ver con la conocida marca de rifles Parker Hale. Su madre fue Lucy Hill Lambert.

Curiosamente, este senador, al igual que Lincoln, también se opuso a la guerra entre USA y México. Del mismo modo, también fue un conocido abolicionista y defendió en los tribunales a muchos activistas, que, como él, luchaban por la abolición de la esclavitud. Incluso, consiguió terminar con los castigos físicos infligidos a los marineros.

Así que Lucy era la hija menor de este matrimonio, teniendo una hermana mayor que ella, llamada Elizabeth. Digamos que su familia no es que fuera rica, pero sí muy acomodada.

Parece ser que, ya en su adolescencia, se la consideraba una chica muy bella. Así que muchos jóvenes de la alta sociedad, que era donde se movía, se sintieron atraídos por ella. Según los que la conocieron era una chica que tenía el cabello moreno, la tez blanca y los ojos azul grisáceos.

Entre sus muchos admiradores voy a destacar a Oliver Wendell Holmes Jr., que llegaría a ser presidente del Tribunal Supremo; John Hay, que sería nombrado secretario de Estado y William E. Chandler, al que me referiré más tarde.

Incluso, otro de sus grandes admiradores fue uno que ya conocemos, Robert Todd Lincoln, hijo mayor del presidente, que llegaría a ser secretario de Guerra, y el preferido por el padre de Lucy.

Cuando empezó la guerra civil, su padre tomó la decisión de que toda la familia se trasladara a Washington DC y allí residieran en el Hotel Nacional. Parece ser que su madre y las dos hermanas colaboraron en una organización para recaudar fondos a fin de atender mejor a los soldados heridos en el frente.

Llegamos a 1862. El día de San Valentín, Lucy recibe una nota anónima de un hombre, que afirma que ella se parece mucho a una novia a la que amó mucho, pero que se murió. Por supuesto, el autor de la misma fue nuestro ya conocido John Wilkes Booth.

Esa relación fue cada vez a más y pronto se los vio juntos, paseando por las calles de la capital, cada vez que el actor tenía un hueco, entre sus giras teatrales.

Supongo que al padre de Lucy no le haría ninguna gracia que un conocido partidario de la Confederación y del esclavismo estuviera saliendo con su hija, que era tan abolicionista como su padre.

Este actor siempre fue un conocido mujeriego y hasta se sabe que dos parejas de hermanas, que, además, eran actrices, con las que estuvo saliendo antes de Lucy, llegaron a pelearse de manera muy violenta por él.

Incluso, hay algunas fuentes que afirman que, en 1859, antes de salir con Lucy, ya estaba casado con una mujer llamada Izola Martha Mills, aunque en otros sitios aparece como Izola Mills D’Arcy. Curiosamente, esta mujer ya estaba casada con un marinero, cuando, según afirman, se casó con John.

Por lo visto, de esa relación nació una niña, llamada Ogarita Bellows, que era el apellido del otro marido de Izola, y, con el tiempo, también fue una conocida actriz de teatro.

Incluso, tuvo una fugaz relación con una joven de 16 años, llamada Isabel Sunmer a la que regaló un anillo, que siempre llevó hasta su muerte.

Volviendo a nuestro personaje de hoy, hay disparidad de opiniones entre los autores. Unos dicen que, con esta relación, Booth sólo pretendió aprovechar las relaciones de Lucy para intentar acercarse al presidente a fin de conseguir sus objetivos.

Sin embargo, otros opinan que esta vez se había enamorado en serio y, de hecho, existe una carta de su madre, donde le dice que se ha enterado de esa relación, porque se la ha contado Edwin, uno de los hermanos de John, pero que no sabe si el padre de Lucy la aprobaría.

Parece ser que ellos se habían comprometido, pero sólo en secreto, porque en aquella época era muy difícil ascender en la escala social. Aparte de que los actores no eran bien aceptados en la alta sociedad. Aunque se cree que John había ganado mucho dinero gracias a sus interpretaciones teatrales. Se estima que, en 1864, había ganado unos 20.000 dólares, mientras que el sueldo del presidente Lincoln era de 25.000.

De hecho, la razón de haberle enviado esa nota anónima fue que a él nunca le habrían presentado a una mujer de una posición social más alta que la suya.

No sé si habría pocos hoteles de lujo en Washington, pero lo cierto es que John se alojó en el mismo Hotel Nacional, donde también estaban Lucy y su familia. Casualmente, éste se hallaba frente a la Oficina de Correos y Telégrafos. Un lugar muy estratégico para comunicarse, fácilmente, con sus compinches. 

Por lo visto, todos ellos se hacían pasar por comerciantes del sector del petróleo.

Curiosamente, todos los implicados en ese complot eran católicos. Algo muy llamativo en un país con una gran mayoría protestante.

De hecho, hoy en día, sólo hay un 24% de católicos en USA. Supongo que la mayoría de ellos serán inmigrantes hispanoamericanos, un factor que no existía en esa época. Así que entonces, los católicos, serían muchos menos.

En un principio, habían pensado secuestrar al presidente para intentar canjearlo por miles de prisioneros confederados que estaban en poder del norte, para así poder nivelar los efectivos en el frente, donde el sur se veía en inferioridad numérica.

Periódicamente, hasta 1864, se habían ido autorizando diversos canjes de prisioneros de ambos bandos, pero ese año, el general Grant, los prohibió para acelerar el fin de la guerra. Tal y como le había pedido el presidente Lincoln.

Como ya mencioné en mi anterior artículo, John estuvo presente en el acto de toma de posesión de Lincoln, celebrado el 04/03/1865, tras haber conseguido la reelección en 1864. Todo ello, gracias a un pase que le dio su padre a Lucy.

Hay que aclarar que, en aquella época, no se celebraban las tomas de posesión de los nuevos presidentes en enero, como ahora, sino en marzo. Cosa que me parecía más acertada, porque creo que en enero hace muchísimo frío en esa ciudad.

De todas formas, parece ser que, en marzo de 1865, la relación de esa pareja no andaba por buen camino. Por lo visto, él se mostraba muy celoso, cuando la veía bailar con otros jóvenes, como Robert Todd Lincoln, que acababa de volver de la guerra.

No sé si la relación entre su hija y John le tendrían muy preocupado, pero lo cierto es que su padre fue a hablar con el presidente Lincoln, al que le unía una buena amistad y éste le nombró embajador de USA en España, con la orden de partir lo más pronto posible. Evidentemente, su familia se trasladaría a Madrid con él y ya tenían previsto partir a primeros de mayo de ese año. Hay que mencionar que acababa de perder su escaño en el Senado.

Parece ser que el mismo día del atentado, ella aprovechó la tarde para practicar español con algunos amigos, entre los que estaba el hijo de Lincoln. Posteriormente, según la declaración de un testigo, sobre las 18.30 horas, Lucy y su madre cenaron con John en el restaurante del hotel. Luego, sobre las 20.00 se despidieron y el atentado se produjo a las 22.15.

Por lo visto, Lucy, no estaba al tanto de los atentados, que habían planeado John y sus compinches. Sin embargo, algunos autores afirman que habían roto esa misma tarde, sin que se sepan los motivos. No sé si sería, porque ella se empeñó en trasladarse con su familia a España.

Hay quien afirma que la decisión de Lincoln de alejar a la familia Hale de su país y enviarla a España fue otro de los motivos por los que tomó la decisión de vengarse, asesinando al presidente. Como suelen decir los franceses: “cherchez la femme!!”.

De todas formas, algunos autores afirman que Lucy sólo pensaba acompañar a su padre durante un año en su traslado a Madrid y luego volver para casarse con John, con o sin el visto bueno de su padre.

Como ya dije, John Wilkes Booth, era un actor joven y guapo. Estaba especializado en obras de Shakespeare y llegó a la cima de su popularidad entre las féminas, tras haber hecho una gira, interpretando el personaje de Romeo. Además, solía utilizar los modales aristocráticos, más propios de los hombres del sur, que tanto admiraban las mujeres del norte.

Evidentemente, la noticia del asesinato del presidente Lincoln, perpetrado el viernes santo, por John Wilkes Booth, cayó como un mazazo en todo el país. El hecho fue lamentado hasta en los Estados del Sur, con los que, técnicamente, aún seguían en guerra.

Este hecho fue muy duro para los habitantes de la capital, pues sólo una semana antes habían estado celebrando, con múltiples festejos, la caída de Richmond, capital de la Confederación, y la victoria del norte en la guerra civil. Ahora todo eran muestras de luto y lamentos.

Curiosamente, el padre de Lucy, se dedicó a escribir en los periódicos que su hija nunca había tenido ninguna relación con el asesino. Un esfuerzo inútil, cuando todo el mundo los había visto muchas veces juntos, en una capital que entonces no llegaba a los 90.000 habitantes.

Incluso, fue a hablar con el vicepresidente Johnson y con el secretario de Guerra, Stanton. Supongo que el motivo sería aclarar las cosas y pedirle que su hija no apareciese en el proceso.

Curiosamente, cuando capturaron a John, le incautaron un diario y, dentro de él, llevaba 5 fotos. Cuatro de ellas eran de actrices con las que había tenido amoríos, pero la identidad de la quinta mujer no fue publicada hasta muchos años después del hecho. Supongo que, por eso mismo, Lucy, ni siquiera fue interrogada por los agentes que investigaron el caso. El caso es que los que la conocieron decían que esa foto no le hacía justicia.

Otra de las cosas que se cuentan es que, cuando llevaron el cadáver de John hasta la capital, las autoridades permitieron que entrara la gente a verlo. Por lo visto, una de esas personas que entró, llevando un grueso velo negro, que se puso a llorar y que se atrevió a cortarle un mechón de pelo, dicen que era la propia Lucy. Parece ser que el mechón le fue incautado, a la salida, por uno de los guardias, siguiendo las órdenes del secretario de Guerra.

Edwin, hermano de John, escribió una carta a su hermana Asia, donde le decía haber recibido otra carta de Lucy, en la que decía estar muy apenada por la muerte de John y que no le hubiera importado casarse con él, aunque estuviera a punto de morirse.

Después, Lucy marchó con su familia a España. También aprovechó para viajar por varios países de Europa, como Francia, Italia o Suiza. Incluso, en algunos de esos viajes fue acompañada por varios de sus antiguos pretendientes, como Wendell Holmes jr.

Parece ser que a su padre no le fue muy bien en la Embajada. Así que, al cabo de 5 años, regresaron a USA, con su padre aquejado de una grave enfermedad.

Se fueron a vivir a su casa familiar en Dover (New Hampshire). Lucy cuidó a su padre hasta la muerte de éste, ocurrida en 1873.

Curiosamente, tras el fallecimiento de su padre, empezó a recibir cartas de un antiguo pretendiente, William E. Chandler, que se había quedado viudo de su anterior matrimonio con la hija de un gobernador de ese mismo Estado.

Casualmente, Chandler, había sido uno de los asesores jurídicos del presidente Lincoln y ahora se dedicaba a asesorar y defender los intereses de grandes empresas. Incluso, se rumoreaba que, de no haber muerto, Lincoln, le iba a ofrecer la Secretaría de Estado.

Así que se casaron en 1874 y el matrimonio sólo tuvo un hijo, nacido en 1885. Posteriormente, Chandler, llegó a ser secretario de Marina y luego senador.

Vivieron en su ciudad natal donde, desgraciadamente, le llegó la muerte en 1915, a los 73 años de edad. Su marido murió dos años después.

Algunos de mis lectores me han preguntado cómo es que ahora mis artículos se ven tan mal editados. Debo pedirles disculpas. La razón es que, desde que Blogger cambió el software para escribir estos artículos, no hay manera de editarlos correctamente. Ya son muchos los que nos hemos quejado, pero sin que nos hayan hecho caso, hasta el momento.

 

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miércoles, 27 de enero de 2021

JOHN WILKES BOOTH, EL ASESINO DE LINCOLN

 

Tal y como dije en mi anterior artículo, voy a publicar unos cuantos más, relacionados con la muerte del presidente Lincoln.

John Wilkes Booth, que así era cómo se llamaba, nació en 1838, en un pueblo del Estado de Maryland, en USA.

Su padre fue Junius Brutus Booth, un actor británico, que creó toda una dinastía teatral y su madre fue Mary Ann Holmes, también británica, que antes había sido florista.

Por lo visto, Junius, ya gozaba de bastante fama como actor en el Reino Unido. Sin embargo, parece ser que rivalizó con otro actor muy famoso al que no le gustaba mucho la competencia.

Junius llegó a casarse en su país y el matrimonio tuvo un hijo. Sin embargo, en 1821, tras haber conocido a Mary Ann, dejó a su esposa y a su hijo y se fue con ella a USA.

La pareja se fue a vivir a una de esas típicas cabañas de troncos, situada en Maryland y allí fue donde nació nuestro personaje de hoy.

Parece ser que les fue muy bien, porque la forma de actuar de Brutus fue muy elogiada en USA y representó centenares de obras por todo el país. Incluso, unos años más tarde, encargó la construcción de una bonita casa de estilo neogótico en otra localidad del mismo Estado.

Desgraciadamente, Brutus era un alcohólico, que, a veces, también se portaba de una manera muy violenta, incluso, con otros actores, en el mismo escenario. Por ello, su carrera fue en declive hasta su temprana muerte, en 1852. Aun así, siempre fue muy recordado y su nombre aparece en el Salón de la Fama del Teatro Americano.

La pareja tuvo 10 hijos, siendo John el penúltimo de ellos. Sus padres no se casaron hasta 1851, año en que la primera esposa le concedió el divorcio a Brutus.

Por lo visto, John, nunca fue un buen estudiante, aunque sus maestros lo calificaban como muy inteligente. Estuvo en varios colegios, pero dejó los estudios, con sólo 14 años, a la muerte de su padre.

Parece ser que quería seguir la carrera de actor, pues sus dos hermanos, Edwin y Junius Brutus jr., ya gozaban de merecida fama en los escenarios.

En 1855, tuvo su debut en Baltimore. Desgraciadamente, no le fue muy bien, pero no se amilanó y perseveró con su afición por el mundo del teatro. Tanto fue así que, en 1858, ya consiguió su primer éxito, actuando junto a su hermano Edwin.

Sobre todo, las mujeres se fijaron mucho en él. Era un tipo que medía 1,73 m, tenía el pelo negro y ondulado y un cuerpo atlético. Algo que resaltaba en las escenas donde se exigía un gran esfuerzo físico o, incluso, en las escenas de duelos, donde se podía apreciar que era un gran especialista en esgrima.

De esa forma, consiguió ser un actor muy famoso y muy bien pagado. Le llovieron los contratos y las giras por todo el país. Además, todos los días le llegaban muchas cartas de sus admiradoras.

A partir del comienzo de la guerra civil se decantó por el bando de los Estados Confederados del Sur y además se atrevió a decirlo en medio de un escenario de un Estado del norte. Lo que hizo que los espectadores le insultaran y hasta presionaran para que le cancelaran el contrato.

No obstante, a pesar de la guerra, él siguió con su gira, tal y como estaba prevista, por varios teatros de localidades del norte del país.

Curiosamente, nació en Maryland, que es un Estado del norte, que limita con Washington DC. Sin embargo, en ese Estado era legal tener esclavos, aunque no tengo noticias de que la familia Booth los tuviera.

Por lo visto, muchos de los habitantes de Maryland estaban a favor de la secesión, sin embargo, su parlamento votó en contra. No obstante, se negaron a entrar en la guerra. Así que Lincoln impuso la ley marcial en ese Estado y encarceló a los líderes políticos que se habían mostrado a favor de los sudistas. Tras esta medida, muchos le calificaron como tirano. Un dato a tener en cuenta.

Como John ya era un famoso actor de teatro y la familia Lincoln
no solía perderse un estreno, pues hay que suponer que ambos se conocían mutuamente, aunque nunca se saludaron.

Parece ser que la última vez que actuaron juntos los tres hermanos fue en un teatro de Nueva York, a finales de noviembre de 1864, representando la obra Julio César, cuyas ganancias iban a ser destinadas a la construcción de un monumento en un parque de esa ciudad, dedicado a Shakespeare.

La última representación de John tuvo lugar en el Teatro Ford de Washington DC, el 18/03/1865. El mismo lugar donde cometió el asesinato. Se llamaba así, porque su dueño era el empresario teatral John Thompson Ford.

Parece ser que, tras el atentado, los investigadores vieron como sospechoso a este empresario y fue detenido, pues, a aparte de ser íntimo amigo de John, el día del atentado, Ford, se encontraba en Richmond (Virginia), la capital de los Estados Confederados.

La verdad es que, tras el magnicidio, las autoridades llegaron a detener alrededor de unas 2.000 personas. Como se suele decir, no se salvó ni el apuntador.

Dado que John era una persona que había acumulado muchos ingresos, invirtió una gran parte de ellos en el incipiente mercado de los yacimientos petrolíferos, aunque parece que no le fue demasiado bien.

La guerra se fue alargando más de lo que, en un principio, se había pronosticado, como suele ocurrir con todas las guerras.

Muchas familias quedaron divididas, como suele ocurrir en todas las guerras civiles y más en un país, donde la gente acostumbra a cambiar, muy a menudo, de lugar de residencia. Incluso, parece ser que John dejó de hablar con su hermano Edwin, porque éste apoyaba la causa del norte y, cuando se encontraban no hacían más que discutir sobre los motivos de la guerra.

Es más, cuando John se hallaba en Saint Louis (Missouri), fue detenido por hacer unas declaraciones muy fuertes contra Lincoln y su gobierno. No obstante, pronto fue puesto en libertad, tras haber pagado una buena multa.

Parece ser que, en 1862, John conoció a una joven llamada Lucy Lambert Hale, hija de un famoso senador federal por New Hampshire.

Por lo visto, esta chica tenía muchos pretendientes y uno de ellos era, precisamente, el hijo mayor de Lincoln. Al que ya le dediqué otro de mis artículos.

En 1864, John andaba metido en un plan para secuestrar a Lincoln, a fin de canjearlo por muchos prisioneros sudistas en poder del norte y de esa manera intentar darle la vuelta a la esperada victoria del norte.

Se sabe que estuvo en contacto con simpatizantes del sur y con el Servicio Secreto de los Confederados. Para ello, viajó por varias ciudades e, incluso, llegó a visitar Canadá, donde vivían muchos simpatizantes del sur.

Como ya dije en mi anterior artículo, Lincoln ganó por goleada al resto de los candidatos a la presidencia y, por tanto, fue reelegido. Evidentemente, esa noticia no le hizo ninguna gracia a John, porque Lincoln ya prometía la abolición de la esclavitud en todo el país.

La ceremonia de juramento de Lincoln fue la primera que se realizó bajo la vigilancia del Ejército, pues se habían recibido muchas amenazas de muerte contra el presidente.

Increíblemente, John sí que estuvo en esa ceremonia. Según parece, Lucy Hale, había conseguido unas invitaciones, por medio de su padre, y fueron juntos a la ceremonia. Incluso, el resto de los miembros de la banda de John estuvieron entre el público congregado para esa ocasión histórica.

Es más, a John lo colocaron en la grada superior, en el centro de la barandilla y cerca de la bandera, que se ve en la foto, en un lugar, donde se suponía que todos eran gente de confianza y el único sitio que no estuvo vigilado por el Ejército. O sea, que hubiera tenido un blanco perfecto.

Como en todos esos meses no tuvieron ocasión de secuestrarle, tras la rendición del general Lee, ya no tenía sentido el secuestro. Así que optaron por intentar asesinar a los principales cargos de la nación. O sea, el presidente y el vicepresidente de la República y el secretario de Estado. Aunque, según el orden sucesorio en USA, tras el vicepresidente, va el presidente de la Cámara de Representantes y luego el presidente pro tempore del Senado.

Como John había dado la dirección del teatro para que le enviaran su correo, la mañana del 14/04/1865, fue a recogerlo y allí se enteró de que el presidente Lincoln y su esposa, asistirían esa misma noche a la representación de una obra muy popular en ese momento.

Curiosamente, esa misma obra se estaba representando en otra ciudad, bajo la dirección de John Sleeper Clarke, que estaba casado con Asia Booth, hermana de nuestro personaje y también autora teatral.

En cuanto pudo, reunió a su banda y les dio la noticia. Luego, distribuyó los 3 objetivos, reservándose para él el atentado contra Lincoln. Era una forma de crear un caos total en el Gobierno USA.

Esa noche, Booth, no tuvo ningún problema para entrar en el teatro. Un edificio que conocía muy bien, porque había actuado allí muchas veces.

También conocía muy bien esa obra, “Nuestro primo americano”, así que esperó en el salón hasta el descanso y, sobre las 22.15, subió hacia el palco. Curiosamente, no se encontró con el guardia, que debería de estar vigilando en la puerta, porque se había ido a tomar un refresco. Miró por el orificio taladrado en la puerta y pudo ver al presidente, su esposa y sus dos acompañantes.

Así que entró, se aproximó por detrás al presidente y, cuando sabía que el público iba a soltar una carcajada, provocada por un diálogo de esa obra, disparó su pistola contra la oreja izquierda de Lincoln. Parece ser que el proyectil atravesó el cerebro y quedó alojado tras su ojo derecho.

El general Grant y su esposa, que habían sido invitados al teatro por los Lincoln, se disculparon alegando que tenían que visitar a unos parientes en otro Estado. Así que, en su lugar, fueron una pareja compuesta por el mayor Henry Rathbone y su prometida, Clara Harris.

Curiosamente, esta pareja ya estaba emparentada, ya que el padre de ella se había casado con la madre de él, tras haber quedado ambos viudos de sus respectivos matrimonios. En esta historia ya veréis que hay mucha gente que está interrelacionada.

John sólo pudo efectuar un disparo. Después, se enfrentó con el mayor Rathbone, el cual apenas pudo desenvainar su sable, porque John le clavó la daga, que llevaba en la mano izquierda y le hizo una herida bastante profunda, desde el codo izquierdo hasta el hombro, que le hizo perder mucha sangre.

Por lo visto, el no haber podido defender adecuadamente al presidente, fue algo que, al mayor, le causó graves secuelas psicológicas y que dio lugar a que, mucho tiempo después, muriera, tras llevar varios años ingresado en un manicomio.

John aprovechó para saltar desde el palco al escenario, no obstante, parece ser que las espuelas que llevaba se engancharon en una de las banderas, que había en el palco. Así que cayó mal y parece que se fracturó una pierna, aunque hay muchas versiones sobre la gravedad de esa lesión.

A continuación, los presentes dijeron que pronunció, en latín, las palabras: “sic semper tyrannis”, que, según algunos autores, fue lo que dijo Bruto, tras haber asesinado a Julio César.



También aparecen estas palabras en el himno de su Estado de Maryland, “Maryland, my Maryland”, compuesto en 1861 por James Ryder Randall y que sigue siendo el himno de ese Estado. En ese texto, se hace mención a un tirano, que puede ser Lincoln, y a unos vándalos, que serían las tropas de la Unión, que atravesaron ese Estado durante la guerra civil.

Algunos de los espectadores dicen que Booth, a continuación, pronunció estas palabras: “Yo lo he hecho, el Sur está vengado”.

Por lo que respecta a los otros dos matones. Lewis Powell, consiguió entrar en la casa del secretario de Estado, Seward, el cual estaba convaleciente, tras haber sufrido un grave accidente de carruaje, unos días antes. Le asestó varias puñaladas, pero no consiguió matarle, porque tenía puesto un corsé para curar sus heridas. Eso sí, perdió mucha sangre y eso hizo que el atacante huyera de allí, pensando que lo habría matado. Se recuperó, pero siempre le quedó la cara torcida.

Atzerodt, que siempre había sido un alcohólico, bebió ese día más de la cuenta y no se atrevió a cumplir su objetivo, que era matar al vicepresidente Andrew Johnson.

Booth había encargado un caballo para su huida. Así que salió por una puerta trasera y allí lo estaban esperando. Por lo visto, al huir, se encontró en un pasillo al director de la orquesta a quien también le produjo varias heridas con su daga.

A la salida, se encuentra con Joseph Burroughs y Edmund Spangler, que trabajaba de tramoyista en el teatro, los cuales le tienen preparado el caballo y le ayudan a escapar.



Booth se encontró con otro de sus compinches, David Herold, y juntos galoparon hacia Maryland y luego hacia Virginia. Descansaron en la pensión y taberna de la familia Surrat.

Unas horas después, retomaron su camino, pero hicieron otra parada en la casa del Dr Samuel Mudd, para que le curara la pierna.

Mientras tanto, el Gobierno USA, publicó que daría una recompensa de 100.000 dólares, una cantidad inmensa para esa época, a quien aportara algún tipo de información para la captura de Booth y sus compinches.

Lógicamente, las autoridades conocieron enseguida la identidad del asesino del presidente, pues era una persona muy famosa en todo el país. A mí me parece muy extraño que a la gente que organizó este magnicidio se le ocurriera contar con alguien tan famoso, porque el Gobierno tardó muy poco en imprimir miles de fotos de Booth y repartirlas por todo el país. De hecho, muchos aficionados al teatro poseían fotos de este actor, considerado como uno de sus ídolos por muchos de ellos.

El caso es que este magnicidio tampoco fue bien recibido por las autoridades del sur, pues consideraban que Booth les había hecho un flaco favor, ahora que la guerra estaba casi terminada y sólo quedaban algunas unidades por rendirse, que lo hicieron en junio de ese mismo año. De esa forma, pensaba que el norte se cebaría más con el sur, tal y como ocurrió después.

El tema de la rebelión contra los tiranos o el tiranicidio, que es el asesinato de los mismos, no era algo extraño en la mentalidad de los ciudadanos de USA. Dos de los padres fundadores de ese país se pronunciaron al respecto. Benjamín Franklin propuso un sello para USA, con una leyenda a su alrededor que decía “La rebelión contra los tiranos es la obediencia a Dios”.

Por su parte, Thomas Jefferson, tercer presidente de USA, escribió en cierta ocasión que “el árbol de la libertad debe ser regado con la sangre de los patriotas y los tiranos”.

Precisamente, uno de los principales teóricos del tiranicidio fue el padre Mariana, jesuita español, que vivió entre los siglos XVI y XVII.

Volviendo a nuestro personaje de hoy, los fugitivos, consiguieron que alguien les prestara una barca para cruzar el río Potomac y poder llegar a Virginia.

Al fin, a pesar de las fuertes corrientes, el 23 de abril, consiguieron cruzar el río y llegar a Virginia, donde contactaron con varios sudistas.

Uno de ellos, les llevó a la casa de la familia Garrett. Parece ser que esa familia no conocía la noticia del magnicidio y además les presentó a Booth con una identidad falsa, diciendo que se trataba de un soldado confederado que había sido herido en una batalla.

El Gobierno USA había movilizado a unos 10.000 soldados para capturar a Booth y sus compinches. No sé si los tendrían ya fichados, pero lo cierto es que lograron detener a casi todos en muy poco tiempo.

Parece ser que los sometieron a duros interrogatorios y supongo que, gracias a ello, fue por lo que enviaron un destacamento con 26 soldados al mando de un teniente y con un oficial de Inteligencia, llamado Everton Conger, con unas instrucciones muy concretas.

Parece ser que localizaron a la persona que había escondido a los fugitivos y les llevó hasta la casa de los Garrett. Supongo que obtendrían su nombre y su domicilio en los interrogatorios mencionados, porque me parece casi imposible que este grupo de militares acertase a dar con este hombre a la primera. También es posible que los servicios de Inteligencia, que ya existían en ambos bandos, tuvieran vigilados a estos conspiradores.

Curiosamente, Booth, mientras permaneció escondido, estuvo escribiendo sus pensamientos en su diario. En él, decía que no podía creer que, tras haber matado a un “tirano”, la gente, en lugar de darle las gracias, le llamase asesino.

Lo cierto es que el oficial de Inteligencia Conger interrogó a Jett, el soldado sudista que había llevado a los fugitivos a la casa de los Garrett, así que llevó también a estos soldados.

Al amanecer del 26 de abril, los soldados rodearon el lugar donde les había dicho Jett que se encontraban los fugitivos, que era una especie de secadero de tabaco, construido en madera.

Desde fuera les gritaron que se rindieran y salieran con las manos en alto. Parece ser que Herold se rindió y salió, sin embargo, Booth dijo: “prefiero salir y pelear”.

Así que Conger ordenó que le prendieran fuego al secadero. En medio de este jaleo, un sargento llamado Boston Corbett,  dijo ver que Booth estaba apuntando para disparar y le disparó primero. La bala penetró en el cuello y los soldados sacaron a Booth a rastras hasta el porche de la casa.

Parece ser que la herida era mortal, porque le había afectado 3 vértebras y roto la médula espinal. Allí murió después de 3 horas de agonía.

Por lo visto a Conger no le gustó nada que aquel sargento le disparara, porque sus órdenes eran llevarle vivo hasta la capital, para interrogarle y conocer quién había organizado esa conspiración.

En los bolsillos de Booth encontraron varias cosas, que ahora se hallan expuestas en un museo de Washington DC. Entre ellas, una brújula, fotografías de 5 mujeres, entre la que estaba la de Lucy Hale y su diario. Aparte de esto, también llevaba un fusil y dos revólveres.

Por lo visto, tampoco lo dejaron tranquilo después de muerto. En un principio, llevaron su cadáver en una carreta hasta una especie de arsenal de la Armada, situado en la capital, donde le hicieron la autopsia. También llevaron a varios familiares y personas que lo conocían para efectuar el reconocimiento del cadáver. Pasó por varias peripecias hasta que, en 1869, entregaron el cadáver a su familia. Posteriormente, enterraron su cuerpo en el panteón familiar, situado en un cementerio de Baltimore (Maryland).

No voy a hablar sobre el destino de los demás cómplices en el asesinato de Lincoln. Próximamente, escribiré otro artículo sobre el tema.

También escribiré algún artículo sobre otras personas relacionadas, de manera indirecta, con este lamentable suceso.

 

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viernes, 22 de enero de 2021

ABRAHAM LINCOLN, UNO DE LOS PRESIDENTES MÁS FAMOSOS DE USA

 

He titulado así este artículo, porque, no es que lo diga yo, sino que, cuando los encuestadores les preguntan a los ciudadanos USA cuál consideran como el mejor presidente

que ha habido en su país, siempre suelen mencionar, en primer lugar, a Abraham Lincoln.

Como ya he dicho, nuestro personaje de hoy se llamaba Abraham Lincoln y nació en 1809 en una pequeña localidad del Estado de Kentucky. Su padre era hijo de unos inmigrantes británicos, que habían llegado a USA en el siglo XVII.

Era el segundo de tres hermanos. Desgraciadamente, el tercero murió al poco tiempo de nacer y la primera, tras haber dado a luz a su primer hijo.

Parece ser que a su padre no le fue muy bien en ese Estado, pues no le reconocieron su derecho a las tierras que poseía. Así que la familia se mudó a Indiana.

Un dato muy a tener en cuenta es que, a pesar de que Abraham siempre fue agnóstico, sus padres pertenecieron a una rama de la Iglesia Bautista, que prohibía el alcohol y la esclavitud. Otros dicen que eran cuáqueros.


Así que es posible que esas ideas influyeran mucho en el joven Abraham. También es posible que se mudaran a ese Estado, porque en Indiana estaba prohibida la esclavitud, al contrario de lo que ocurría en Kentucky.

Desgraciadamente, la madre de Lincoln murió en Indiana cuando éste sólo tenía 9 años. Algunos de sus biógrafos dicen que su madre era una hija ilegítima de un rico terrateniente del sur de USA. No obstante, su padre se volvió a casar con una viuda, que ya tenía 3 hijos de su anterior matrimonio y que cuidó con mucho cariño a él y a su hermana.

Aunque Abraham nunca fue muy aficionado al trabajo físico, siempre ayudó a su padre en su finca y también le acompañó, cuando su familia decidió mudarse a otras tierras en el Estado de Illinois. No obstante, parece ser que aprendió a manejar muy bien el hacha para trabajar en los bosques. También trabajó llevando mercancías en barcazas sobre los ríos y, en esa época, solía vestir pantalones vaqueros.

De todos es sabido que una de las características de la población de USA es que no suelen vivir toda su vida en el mismo Estado. Creo que lo normal es haber vivido en tres Estados diferentes.

En aquella época, en USA no hacía falta estudiar toda la carrera de Derecho para ejercer como abogado. Sólo era necesario estudiar por cuenta propia y aprobar un duro examen. Eso fue lo que él hizo y ya pudo empezar a ejercer la abogacía. Aparte de ello, siempre fue un gran lector, lo cual le sirvió para formarse sin haber ido mucho tiempo al colegio.

Montó un bufete en Springfield (Illinois). Allí conoció a la que sería su esposa: Mary Todd, la hija de un rico abogado de esa ciudad.

Se casaron en 1842 y de ese matrimonio nacieron 4 hijos. Al mayor de ellos, Robert Todd Lincoln, ya le dediqué otro de mis artículos.

Pero no vayamos tan deprisa. En 1832 se alistó en el Ejército para luchar contra unos indios, que pretendían asentarse en el Estado de Illinois.

Al año siguiente, se postuló como candidato para el Parlamento de Illinois, pero no fue elegido. Sin embargo, consiguió que le nombraran jefe de Correos, lo cual le dio a conocer en todo su Estado. Supongo que allí funcionaría mejor Correos que aquí.

En 1834 ya consiguió un escaño en el Parlamento de Illinois por el partido whig o liberal. Curiosamente, apoyó la propuesta de otro político de liberar a los esclavos africanos y enviarlos a Liberia. Algo que ya mencioné en otro de mis artículos. Allí conoció a un demócrata, llamado Stephen Douglas, con el que compitió varias veces a lo largo de su vida. No sólo a nivel político, sino también, porque los dos querían casarse con Mary Todd.

A partir de 1836 empezó a dedicarse en serio a la abogacía. Primero con un pequeño bufete y luego en otro más grande.

A pesar de su derrota en 1843, tres años después, consiguió un escaño en la Cámara de representantes de USA. Allí destacó por su gran elocuencia, demostrada durante sus múltiples intervenciones en la tribuna parlamentaria.

También se hizo famoso por su gran sentido del humor. Parece ser que tenía fama de ser un tipo feo. En cierta ocasión, un oponente político dijo que Lincoln era una persona con dos caras. A lo que él le respondió: “¿Vd. cree que, si yo tuviera dos caras, vendría aquí con ésta?”.

Ese mismo año, estalló la guerra entre USA y México. Duró menos de dos años, sin embargo, tuvo como consecuencia la pérdida de casi la mitad del territorio de México, que quedó en poder de USA.

Lincoln y otros políticos de la época se opusieron a esta guerra y parece que eso no les hizo mucha gracia a los electores. También se opuso a que se permitiera la esclavitud en los nuevos territorios adquiridos a costa de México. Así que eso le costó estar varios años fuera de la política.

Aquella fue una época de fuertes discusiones parlamentarias, donde se estaban debatiendo unos asuntos muy importantes para el futuro de ese país.

En 1819 se había promulgado el Compromiso de Missouri, por el que se había acordado que el límite entre los Estados esclavistas y los no esclavistas estaría en el paralelo 36º 30’, salvo unas zonas del territorio de Missouri y otra de Arkansas. No confundir aquellos territorios con los actuales Estados, que llevan esos nombres.

En 1854, se promulgó la Ley de Kansas-Nebraska, por la que se crearon estos dos Estados. Uno de los objetivos era organizarlos para construir, a través de ellos, líneas de ferrocarril que cruzaran USA de este a oeste. Sin embargo, uno de los efectos que produjo fue abolir el anterior Compromiso y permitir que cada Estado hiciera lo que quisiera con respecto a la esclavitud. O sea, que, mediante un referéndum, los Estados donde no había esclavitud, se podrían convertir en esclavistas. Uno de los que apoyaban esta Ley era el mencionado Stephen Douglas.

La oposición de Lincoln a esta nueva ley coincidió con su vuelta a la política. En cambio, esta norma dividió tanto a los afiliados al partido wigh, que dio lugar a la disolución de ese partido. Así que Lincoln y otros muchos abolicionistas estuvieron entre los fundadores del nuevo Partido Republicano.

También hay que decir que esta nueva ley sirvió para dividir al Partido Demócrata, pues algunos abolicionistas sureños pidieron hacer un referéndum para que sus respectivos Estados dejaran de ser esclavistas. Cosa que no gustó nada a los terratenientes del sur.

En 1856 no consiguió entrar en el Senado USA. En cambio, al vencer el ala que representaba a su partido en Illinois, se convirtió en el líder republicano en su Estado.

En el ámbito federal siguieron los debates sobre la cuestión de la esclavitud. Aunque hoy, los medios de comunicación, nos hayan dado una idea de que el Partido Demócrata es más progresista que el Republicano, lo cierto es que la mayoría de los demócratas eran esclavistas, al contrario de lo que ocurría entre los republicanos.

En 1858, Lincoln, fue nominado para la candidatura republicana por Illinois al Senado USA. Tras recibir esa nominación, dio un discurso premonitorio, donde, entre otras cosas, dijo: “este país no puede soportar permanentemente ser mitad esclavo y mitad libre”. “No espero que la Unión sea disuelta, no espero que la casa se derrumbe, pero sí que deje de estar dividida”.

Otra vez volvieron a enfrentarse Lincoln y Douglas. El primero retó al segundo a hacer varios debates de cara al público y el segundo aceptó. Tal y como dictaban las normas de caballerosidad de aquella época.

En uno de esos debates, Lincoln, le dijo a Douglas que la esclavitud era propia de la Edad Media y de la tiranía de los gobernantes de esa época. Unas palabras que gustaron mucho a los periodistas allí presentes. Aunque Lincoln perdió en esas elecciones para el Senado, esas palabras le hicieron ser tomado en cuenta por los que mandan de verdad en los partidos políticos.

En 1860 obtuvo el apoyo del sector financiero de Nueva York para su candidatura a las elecciones presidenciales. Supongo que tendría algo que ver en ello el apoyo de Lincoln a la expansión del ferrocarril por todo el país. Creo que he olvidado mencionar que, en muchas ocasiones, había defendido, como abogado, a las compañías ferroviarias ante los tribunales de Justicia.

Parece ser que basaba su apoyo a la expansión del ferrocarril en que, de esa forma, los territorios del centro y oeste de USA estarían bien conectados con los Estados más progresistas del este y así hacer avanzar todo el país al unísono. Era una forma de hacer distribuir la riqueza de la que sólo estaba gozando una parte de ese país, con el objetivo de crear una clase media lo más amplia posible, que, como todos sabemos, es la base que sirve para estabilizar cualquier régimen.

También es verdad que este tipo, que medía 1,93 m, con su cabello oscuro, su piel morena por el sol y sus ojos grises debía de impresionar mucho a la gente. Aparte de su gran facilidad para la oratoria. Así que fue nominado en la Convención Nacional republicana, celebrada en Chicago. Curiosamente, su esposa sólo medía 1,52 m.

Incluso, algunos dicen que los grandes próceres de su nuevo partido vieron en él a un tipo que acababa de llegar a la primera línea de la política y aún no tenía enemigos. O sea, que era un desconocido para muchos y no sabrían cómo atacarle.

Es posible que esa piel tan morena se debiera a sus años ejerciendo como abogado por todo el Estado de Illinois, ya que los tribunales de Justicia no tenían una sede fija, sino itinerante y los abogados tenían que desplazarse, utilizando cualquier medio, hasta el lugar donde se celebrase cada juicio.

Por lo visto, esa fue la primera campaña presidencial, donde se utilizaron las fotos de los candidatos. Antes nunca se había hecho eso. Según parece, eso le hizo un flaco favor, porque su imagen no gustó mucho a los posibles votantes. Por lo visto, alguien le aconsejó dejarse la barba y eso hizo a partir de entonces.

Mientras tanto, el Partido Demócrata, que, como ya he dicho, se hallaba dividido, seguro que vais a adivinar a quién eligió como candidato a la presidencia. Pues claro, a Stephen Douglas, pero sólo para los demócratas del norte, porque los del sur eligieron a otro candidato. A estas alturas, yo creo que a Lincoln debió de parecerle su sombra.

Parece ser que, como temían que los Estados del sur votaran en bloque en contra del abolicionista Lincoln, su equipo de campaña, fomentó que mucha gente, sobre todo, los más jóvenes, se registraran para ir a votar, ya que se sabía que muchos estaban en contra de la esclavitud.

Otra de las estrategias de sus expertos fue la de presentarle como un pobre campesino que, a costa de su esfuerzo se hizo abogado y llegaría a la presidencia de esa república. Esa historia, que no tenía mucho que ver con la realidad, se publicó en varios libros y miles de folletos, repartidos en todos los Estados.

Por el contrario, los políticos del sur, sobre todo, los demócratas le insultaban, llamándole “chimpancé” o aseguraban que estaba a favor de la mezcla de blancos y negros.

Aunque también es cierto que muchos grupos del norte le llamaban cobarde, por no querer abolir, inmediatamente, la esclavitud.

De esa forma, en noviembre de 1860, fue elegido 16º presidente de USA. Fue el primer presidente del recién fundado Partido Republicano y, tal y como habían previsto, nadie le votó en varios de los Estados del sur. Sin embargo, el colegio electoral le otorgó 180

votos de un total de 303. Así que esta vez sí que consiguió derrotar a Stephen Douglas, que sólo consiguió 12 votos del colegio electoral. Curiosamente, en las fotos de su toma de posesión, se puede apreciar que aún no se había terminado de construir el edificio del Capitolio.

Afortunadamente, los Estados del norte estaban más poblados, aunque no había tanta diferencia con los del sur. La diferencia más palpable es que todos los del norte podían votar, mientras que en el sur había 3.500.000 de esclavos que no tenían ese derecho.



Uno de sus más célebres discursos fue el que, en 1863, les dio a sus tropas, que acababan de vencer en la batalla de Gettysburg. Fue, realmente, muy breve para que lo que solía acostumbrar. Debe de ser porque sabía que a los militares les gustan las alocuciones breves. De todas formas, era famoso, porque sus discursos siempre iban al grano y no se perdía en aquella oratoria novecentista, que tanto admiraban y siguen admirando los periodistas, pero que no pretendía solucionar los problemas de la gente.

Empezó diciendo: “Hace 87 años que nuestros Padres dieron vida en este continente a una nueva nación, concebida en la idea de que todos los hombres hemos sido creados iguales”.

Unos 3 minutos después, acaba ese discurso, diciendo: “Esta guerra, con tantos hombres muertos no va a ser algo inútil, porque el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo permanecerá para siempre”. Toda una lección de lo que debería de ser una democracia.

Parece ser que, en cierto momento, le dijo Lincoln a su esposa que, cuando terminara su segundo mandato presidencial, quería ir a visitar Tierra Santa y, a su regreso, trasladarse a vivir en California. Por lo visto, ya estaría muy harto de pasar frío, tanto en Illinois como en Washington. También parece muy extraño que quisiera hacer ese viaje a Tierra Santa, cuando, aparte de haber sido siempre un agnóstico, criticó en muchas ocasiones al Cristianismo. Sin embargo, siempre tuvo muchos amigos entre los judíos.

Algunos autores dicen que Lincoln solía ser una persona triste, porque tenía remordimientos por haber llevado a tantos jóvenes a la muerte. Incluso, por la muerte de varios de sus hijos a causa de enfermedades, como el paludismo, porque la capital estaba rodeada de pantanos insalubres. Eso podría haberle acercado a cierta comprensión del Cristianismo.

Los Estados del sur no querían vender su producción de algodón a las fábricas del norte, porque argumentaban que luego les vendían la ropa a un precio muy caro. En cambio, Francia y el Reino Unido, que siempre habían sido sus principales clientes, vendían la ropa a unos precios más baratos. Por eso pensaron que Francia y el Reino Unido no les iban a dejar solos, pero se equivocaron.

Otra de las diferencias sustanciales entre el norte y el sur era que los primeros eran partidarios del proteccionismo, ya que sus fábricas estaban empezando a producir, preferentemente, para el mercado interior, mientras que los sudistas eran librecambistas, porque vivían de la exportación de sus abundantes materias primas. De hecho, Lincoln, era partidario del proteccionismo.

Por lo visto, ocurría lo mismo que en España, donde los industriales catalanes y vascos eran partidarios del proteccionismo, mientras que los bodegueros andaluces eran librecambistas, ya que exportaban casi toda su producción al Reino Unido y sus colonias.


Así que, en febrero de 1861, cuando le faltaba un mes para su toma de posesión como presidente, porque entonces se celebraba en marzo, varios Estados se declararon confederados e independientes de USA.

En un principio, Lincoln, no les hizo mucho caso. Con el propósito de que se les acabaran los suministros y decidieran regresar a la Unión. Sin embargo, los sudistas, se fueron apropiando de todos los organismos federales y cuando quisieron incautar los fuertes, se encontraron con que estaban defendidos por unidades militares fieles a la Unión. Así que empezaron por atacar Fort Sunter, que estaba en Carolina del Sur.

Lincoln, hasta el momento, no había sido partidario de ir a la guerra, pero sí había dado la orden de bloquear los puertos confederados.

Tampoco quiso abolir, desde el principio, la esclavitud, porque había unos cuantos Estados fieles a la Unión, que también eran esclavistas. Como Maryland, Delaware o el mismo Kentucky.

Parece ser que los generales de la Unión no confiaban en Lincoln como líder, así que alguno de ellos, hasta se atrevió a intentar usurparle el poder. Es más, en las elecciones de 1864, uno de ellos, se presentó como candidato del Partido Demócrata para echar a Lincoln de la presidencia. Por lo visto, no sólo los militares, sino muchos políticos del este, que eran muy elitistas, veían a Lincoln como a una persona ajena a su clase.

No sé si esos generales no querían enfrentarse directamente con el enemigo por verse inferiores o porque no querían combatir contra sus compañeros y amigos de la Academia militar. Lo cierto es que, al principio de la guerra, los sudistas fueron los que tomaron la iniciativa.

Es posible que, casi al final de la guerra, al ver que había tantas bajas en ambos bandos, los generales dieran la orden de construir trincheras. Lo mismo que ocurrió durante la I Guerra Mundial.

Ya durante la misma guerra, se detectaron algunos intentos de atentados contra Lincoln. Incluso, en cierta ocasión, cuando su esposa viajaba en el coche de caballos del presidente, tuvo un grave accidente, al rompérsele uno de los ejes y muchos pensaron que se trató de un intento de atentado contra su marido.

También, otra de las diferencias entre el norte y el sur, es que el primero tenía múltiples recursos propios, mientras que el otro dependía casi por completo de sus exportaciones y ahora no podía exportar nada a causa del bloqueo naval.

No obstante, como la guerra estaba tardando más de lo que todo el mundo había pronosticado, ya había muchos, como los periodistas, que presionaban para que se terminara cuanto antes. Así que el general Grant, con la colaboración de los generales Sherman y Sheridan, tomaron la determinación de asolar las tierras que iban conquistando en el sur, para acelerar el final de la guerra. Más o menos, es lo que se ve en la famosa película “Lo que el viento se llevó”.


Gracias a eso, Lincoln, obtuvo una victoria incontestable en las elecciones de 1864, sacando una gran ventaja a los demás candidatos a la presidencia. Así que ahora es cuando aprovecha para presentar la célebre Enmienda 13 a la Constitución USA, mediante la cual quedaría abolida la esclavitud en todo el territorio de ese país.

El discurso que ha pronunciado, durante su toma de posesión, el nuevo presidente Biden, me ha recordado otro que pronunció Lincoln, durante la toma de posesión, tras su reelección, donde decía “reconstruyamos el país, sin rencor para nadie”. Parece ser que eso era lo que quería Lincoln, sin embargo, se oponían a ello hasta algunos miembros de su propio gobierno.

Curiosamente, en esa toma de posesión fue la primera vez en que acudieron militares para proteger a un presidente, ya que se sabía que le habían amenazado en muchas ocasiones. En mi próximo artículo ya veréis que tenía razón.

El 9 de abril de 1865 tuvo lugar la rendición del general sudista Lee en Appomattox. Tal y como ya mencioné en el otro artículo dedicado al hijo mayor de Lincoln.

Desgraciadamente, el 14 de abril, viernes Santo, Lincoln y su esposa, decidieron ir a ver una representación de una obra teatral en Washington. Allí les fue a buscar un individuo llamado John Wilkes Booth y le disparó por la espalda.

No voy a dar detalles sobre su muerte, salvo que lo llevaron a una especie de pensión, que estaba frente al teatro y allí murió a la mañana siguiente, acompañado por su familia y algunos miembros de su gobierno.

No quiero terminar sin mencionar que su cuerpo fue momificado y, tras el velatorio, por el que pasaron miles de personas para despedirse de él, se realizó un funeral de Estado.

Posteriormente, se trasladó su féretro, por vía férrea, hasta la localidad de Springfield (Illinois), donde se halla enterrado. Para lo cual, el convoy ferroviario, recorrió 7 Estados y 2.735 km en 13 días. Tardó tanto tiempo, porque le hicieron 11 funerales en otras tantas paradas de su recorrido, a los que asistieron casi un millón y medio de personas.

Próximamente, dedicaré varios artículos a personas que tuvieron que ver con la vida y la muerte de este gran político. Espero que este artículo nos os haya resultado demasiado pesado. No obstante, le pido disculpas al que le haya parecido demasiado largo, pero no he podido abreviarlo más de lo que lo he hecho.

 

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