Hoy voy a escribir sobre un autor dramático de la antigua Grecia
llamado Esquilo. Nació alrededor del 525 a. de C. en la famosa ciudad de
Eleusis, situada a unos 20 km de Atenas.
Se cree que su padre, Euphorion,
fue una persona perteneciente a la antigua nobleza, por lo que, seguramente, su
posición económica sería bastante desahogada.
Esquilo solía decir que un día se
le había aparecido el dios Dionisos y le había encargado que escribiera una
tragedia. Algo que era bastante novedoso en esa época. Así que escribió su
primera obra en el 499 a. de C.
Es preciso decir que el teatro es
un invento griego. Se suele atribuir este invento a un autor muy poco conocido,
llamado Tespis, el cual vivió en la Atenas del siglo VI a. de C., bajo la
tiranía de Pisístrato, el cual, le apoyó para el estreno de sus obras.
Por lo visto, la primera
representación de una tragedia tuvo lugar en el 534 a. de C., durante el
festival de las Grandes Dionisias, que solía celebrarse en el mes de marzo.
Aristóteles atribuyó a Tespis la
inserción de partes habladas en obras para los coros, cuyas representaciones
musicales ya se venían realizando con anterioridad a esa fecha. En cambio, la
primera representación de una comedia data de una fecha más reciente, el 485 a.
de C.
Por lo visto, Pisístrato, hizo
todo lo posible por limar las diferencias entre la antigua nobleza y el pueblo.
A los primeros, los utilizó como colaboradores suyos en las tareas de gobierno.
Mientras que para los segundos fomentó el uso del teatro, como una especie de
lugar de encuentro y cohesión nacional, ya que en las tragedias se apelaba a
las hazañas de los grandes personajes griegos.
En el 490, Esquilo y su hermano,
fueron reclutados para defender Atenas contra el Ejército de Darío de Persia,
al que vencieron en la conocida batalla de Maratón. De donde toma su nombre esa
prueba atlética, consistente en correr 42 km, que fue la distancia que corrió
un mensajero hasta llegar a Atenas, para anunciar esa victoria sobre aquel
poderoso enemigo. Desgraciadamente, su hermano murió en ese combate.
En el 480, volvió a ser
reclutado, esta vez junto a su hermano menor, para luchar contra las tropas
persas de Jerjes I en la batalla de Salamina. Posteriormente, también luchó en
la batalla de Platea contra las mismas tropas invasoras.
Nuestro personaje fue iniciado en
los famosos Cultos Eleusinos, que se celebraban en su ciudad natal. Eran unos
cultos secretos en honor a las diosas Démeter y su hija Perséfone.
Como ya he dicho, se trataba de unos
ritos iniciáticos secretos y se castigaba muy duramente al que revelara los
mismos. No obstante, parece ser que a Esquilo le acusaron de revelar alguno de
ellos en sus obras dramáticas y, por ello, fue juzgado. Afortunadamente, los
jueces entendieron que no existían unas pruebas muy claras y lo absolvieron.
Por lo visto, su defensa se basó en que nunca había sido iniciado en esos
ritos, por lo que no le podían haber prohibido que los divulgase.
Antes de la época de Esquilo ya
habían sido representadas comedias en otros puntos del planeta, como la India o
China. Sin embargo, se puede decir que la tragedia
nació en Grecia y los
siguientes dramaturgos se basaron en esas obras griegas.
Sus temas suelen ser el dolor y
la muerte de la persona que siente la presión de las graves decisiones que ha
de tomar, cuando está en juego el destino de su pueblo. Los autores buscan la
representación del dolor y la muerte, porque el poeta y el pueblo admiran al
héroe que ha caído.
Esos héroes griegos luchan y
vencen o son vencidos, pero todas esas obras tienen un tema principal, que es
el poder. Aparte de otros como la justicia, la venganza, etc.
Por lo visto, en esos certámenes,
que empezaron siendo sólo unos festivales locales dedicados a ciertos dioses,
los autores, presentaban tres tragedias y un drama satírico. Por eso, Esquilo,
solía escribir trilogías, las cuales eran lo más parecido a una serie por
capítulos.
De entre las obras de Esquilo, que
se calcula que escribió unas 80, sólo nos ha llegado la trilogía completa de
Orestiada. En cambio, en la expedición de los 7 jefes contra Tebas, sólo
tenemos la tercera parte. De las Suplicantes, sólo queda la primera parte. En
la invasión persa de Grecia sólo conservamos también la primera parte. En la lucha
entre Zeus y Prometeo, sólo tenemos también la primera.
Por lo visto, debían de ser sus
mejores obras, pues fueron copiadas durante las épocas helenística y romana y
por eso nos han llegado a nosotros.
El único ejemplo completo de trilogía que
nos ha llegado es la Orestiada, aunque se sabe que hubo más obras de ese tipo,
pero no nos han llegado. La Orestiada está compuesta por tres obras: Agamenón,
las Coéforas y las Euménides.
Esta obra fue estrenada en el 458
a. de C. Narra el regreso victorioso de Agamenón, jefe de las fuerzas griegas, a
Micenas, tras la famosa guerra de Troya. El asesinato de éste y su amante,
Casandra, a manos de su esposa, Clitemnestra, y de su amante, Egisto. No
olvidemos que la guerra de Troya duró 10 años. Algunos dicen que lo mató,
porque Agamenón llevó a la hija de ambos, Ifigenia, para ser sacrificada a fin de que
los dioses les apoyaran en el asedio de Troya. Parece ser que no fue
sacrificada, sino que fue sustituida por un animal.
Orestes, uno de los hijos de
Agamenon, que no se hallaba en Micenas, recibió del Oráculo de Delfos el
mandato de matar a Clitemnestra y a Egisto. Así que fue a Micenas y allí
asesinó a los dos.
Más tarde, fue juzgado por los 12
jueces del tribunal llamado Areópago.
En la obra se dice que Atenea fue la que
condujo hasta allí a Orestes. Como, a la hora de la sentencia, hubo un empate,
Atenea lo deshizo al declararle inocente, pues había obrado siguiendo las
instrucciones del oráculo de Delfos, dedicado a Apolo.
En el 472 a. de C., estrenó la
tragedia Los persas, donde quería narrar el efecto que tuvo la derrota de la
batalla de Salamina en la corte de Persia.
Es la única obra de la antigua
Grecia, donde se narra un suceso contemporáneo, pues la mayoría de ellas sólo
mencionan sucesos mitológicos a muy anteriores a la época en que fueron
escritas.
Hay quien ve en las obras de
Esquilo un desprecio por la tiranía, pues él nació cuando gobernaba el tirano
Pisístrato, aunque también hay que decir que tanto este gobernante, como sus
hijos y sucesores, Hiparco e Hipias, fueron mecenas de todas las artes.
Sin embargo, en sus obras se
puede traslucir su desprecio por los personajes que no respetan las leyes, como
Jerjes, Hierón, Agamenón, etc.
Parece ser que la tragedia fue
fomentada por el Estado, como una especie de acto de reafirmación ciudadana. De
hecho, se sabe que el estreno de la obra Los Persas, en el 472 a. de C., fue
financiado por el famoso Pericles, antes de llegar a gobernar en Atenas.
Es posible que el antecedente de
esto fueron las guerras contra los persas. Iniciadas porque los griegos
peninsulares e insulares habían apoyado a los otros griegos, que vivían en
Anatolia, y estaban siendo sojuzgados por los persas. Por ejemplo, en esa obra,
se dice que los dioses habían apoyado a los griegos, porque obraron con
Justicia contra la invasión persa.
Hay que tener en cuenta que
Esquilo vivió la mayor parte de su vida durante la segunda democracia
ateniense, fundada por Clístenes, que intentaba ser lo más igualitaria posible.
Incluso, pensaban extender esa democracia a toda Grecia. Aunque también es
verdad que era partidario de una democracia conservadora, “sin anarquía, ni
tiranía” tal y como la definía en una de sus obras.
Según algunos, el mismo Esquilo,
avisaba a los gobernantes atenienses del peligro de buscarse enemistades entre
las diversas ciudades griegas, al intentar centralizar el gobierno de
todas ellas en Atenas. De hecho, exigieron a las ciudades aliadas que depositaran sus tesoros
en esa ciudad.
Realmente, los que estaban más
interesados en esta expansión eran los que vivían del mar. En cambio, la
nobleza tradicional, nunca apoyó esa política.
El tema central de la Orestea u
Orestiada es la reforma del Areópago, un tribunal cuya función era la de velar
por el cumplimiento de todas las leyes y que, tras una reforma, quedó en un
simple tribunal que sólo conociera causas criminales. Precisamente, por ello,
fue el que juzgó a Orestes.
Según algunos autores, por eso
mismo, se ve a Esquilo, al final de su vida, muy preocupado por el rumbo que va
tomando Atenas, pues piensa que va perdiendo su democracia en su afán por llegar
a ser un Estado imperalista. Quizás, aún recordaba que, a raíz de la invasión
persa, la propia acrópolis quedó en ruinas y tardaron muchos años en
reconstruirla.
Otros expertos afirman que uno de
los temas centrales de Esquilo es el elogio de la defensa de lo que es sagrado
para el pueblo, como su libertad, pero no de las guerras de invasión a las que
califica como de inútiles.
El poeta trágico es visto como
una especie de mente que guía al pueblo y, en su caso, le lleva a pensar en la
justicia o en el perdón. Seguramente, eso es lo que buscaban los gobernantes de
Atenas al apoyar las representaciones teatrales. Sobre todo, las tragedias,
porque sólo hablaban de personajes mitológicos, por el contrario, en las
tragedias, se solían meter con los políticos.
Empezaron representándose en las
fiestas Dionisias, que se celebraban en marzo, y luego también en las Leneas, celebradas
en el mes de enero.
De esa manera, unos antiguos
miembros del coro, se transformaron en actores. Sólo había uno en las obras de
Tespis, mientras que ya hubo dos en las de Esquilo. Dado que utilizaban
máscaras, así podían representar diferentes personajes.
De hecho, en Roma, a estas
máscaras las llamaban “personas”. Esa palabra deriva del nombre griego “prósopon”. Estas máscaras tenían diferentes gestos, pero todas estaban
ideadas para que
amplificasen la voz del actor a fin de que todos los espectadores pudieran
escucharla.
Parece ser que las tragedias de
Esquilo se estrenaron en un teatro situado al pie de la Acrópolis, consagrado
al dios Dionisos y en las fiestas en honor a ese dios, al que los romanos
llamaron Baco.
A Esquilo se le considera el padre
de la tragedia. Hizo muchas innovaciones en ella. Como insertar un segundo
actor, modificar el papel del coro. También sus temas y la buena utilización
del lenguaje hacen que muchas de sus obras se consideren obras maestras.
En sus obras se alternan los
cantos corales con los diálogos de los actores, que pertenecen al coro. Esos
dos actores representan tanto personajes masculinos como femeninos. Para ello,
sólo tienen que cambiarse la máscara. Todo ello, en una combinación de ideas,
religión y espectáculo, que hacían las delicias de los atenienses.
Dice el viejo refrán que “nadie
es profeta en su tierra”. Sin embargo, parece ser que Esquilo fue muy apreciado
en la suya, pues recibió muchos premios.
En el 472 a. de C. fue a Sicilia,
donde el tirano Hierón le encargó que representara su obra Los persas.
Siguió siendo muy querido, pues,
incluso, recibió muchos homenajes tras su muerte. Es más, el gobierno de
Atenas, ordenó que pagaran los coros a todo aquel que quisiera representar
obras de Esquilo.
Ya sabemos que no hay nada mejor
que la muerte para que hablen muy bien de uno. Como aquel viejo chiste en que
un subalterno le decía a un torero que le gustaría verlo muerto. El torero le
preguntó por qué decía eso y el otro le respondió que le haría ilusión, porque
así lo vería salir alguna vez a hombros.
Sin embargo, lo que siempre me ha parecido más
llamativo de Esquilo es la causa de su muerte. Parece ser que algún oráculo le
había vaticinado que moriría, porque se le caería una
casa encima. Supongo que
quedaría horrorizado por este augurio, así que se marchó al campo. A un lugar
poco habitado.
Alrededor del 455 a. de C., se
hallaba de nuevo en Sicilia, concretamente, en la ciudad de Gela, al sur de esa
isla.
Por lo visto, un día, cuando se
hallaba solo, paseando por el campo, algo le cayó en la cabeza y eso le produjo
la muerte.
Parece ser que se trataba de una
tortuga, que había sido lanzada desde el aire por un quebrantahuesos.
Algunos dicen que el ave
confundió la calva del escritor con una roca, donde podría estrellar el
caparazón de la tortuga, para que se abriera y así poder comerse a ese animal.
Lo cierto es que murió a causa de
la caída de una “casa”. La de la tortuga. Tal y como le vaticinó aquel augurio.
Lo que no sabemos es cómo quedó la tortuga.
No obstante,
hay varios autores que niegan esta versión, porque les parece inverosímil. Sin
embargo, yo digo como dicen los italianos: “se non è vero, e ben trovato”. O
sea, aunque no sea verdad, está bien contado. Yo no sé si será verdad lo de la
causa de su muerte, pero es lo que se suele contar de este personaje.
Espero que
os haya gustado este artículo y os deseo a todos ¡¡UNA FELIZ NAVIDAD!!
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