jueves, 2 de agosto de 2018

EL GENERAL PAULUS, OTRO MILITAR MUY CONTROVERTIDO


Mi anterior artículo lo dediqué a un militar soviético que se pasó al bando alemán. Esta vez, vamos a ver la otra cara de la moneda.
Nuestro personaje de hoy se llamaba Friedrich Wilhelm Paulus y nació en 1890 en una pequeña localidad del actual Estado de Hesse. En el centro de Alemania.
Su familia no era noble. En cambio, su padre fue tesorero del Gran Ducado de Hesse, al frente del cual se hallaba el gran duque Ernesto Luis de Hesse-Darmstadt, nieto de la reina Victoria de Inglaterra.
Nuestro personaje, primero estudió en Kassel. Luego intentó ingresar en la Armada Imperial, pero no fue admitido, porque era un cuerpo donde solían entrar, casi exclusivamente, los hijos de las familias nobles.
Así que se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Marburgo, situada también en Hesse.

Se ve que no le gustaba esa carrera, porque la dejó a medias. Así que se alistó como cadete para hacer prácticas en un regimiento de Infantería.
Al comienzo de la I Guerra Mundial, combatió en el frente occidental. Concretamente, en varios sectores del frente francés.
Posteriormente, fue destinado a las tropas alpinas, que operaban en Serbia, Rumania y Macedonia. Terminando la guerra como capitán.
Permaneció en el Ejército durante el período de entreguerras y, como muchos otros militares, tuvo que enfrentarse a los llamados “Espartaquistas”. Unos revolucionarios de izquierdas, que pretendían instalar un régimen al estilo bolchevique en Alemania. No olvidemos que Marx era alemán.
Durante esos años, estuvo destinado en varias guarniciones, hasta que se especializó en el manejo de los carros de combate.
Estuvo a las órdenes del famoso mariscal Guderian, el cual lo definió como listo, muy
trabajador, pero con poca capacidad de decisión.
En 1939, al comienzo de la II Guerra Mundial, ya era general y estaba destinado en el Estado Mayor del X Ejército alemán. Una de las unidades que participaron en la invasión de Polonia.
Posteriormente, ya como teniente general, estuvo presente en la invasión de Bélgica, Holanda y Luxemburgo.
Parece ser que, al término de esa campaña, le encargaron realizar los planes para la invasión de la antigua URSS. También se dice que aconsejó llevar uniformes adecuados para temperaturas muy frías. Sin embargo, Hitler, no le hizo caso, confiando en que Moscú caería antes de la llegada del duro invierno ruso.
En 1941, estuvo a las órdenes de von Reichenau, participando en la invasión de la antigua URSS. Cuando su jefe ascendió a jefe de todo el Grupo de Ejércitos del Sur, a él le dieron el mando del Sexto Ejército.
Desgraciadamente, su jefe, que también había sido su gran valedor, sufrió un accidente, mientras estaba corriendo por el campo y, además, el avión que lo evacuaba a un hospital, se estrelló, mientras intentaba aterrizar en una pista helada. Así que no se sabe si murió del primer accidente o del segundo.

Todo ello, se me hace muy sospechoso, porque, en un principio, von Reichenau, nunca estuvo por la labor de reírle las gracias a Hitler y, según algunos autores, se había unido a un grupo de militares dispuestos a derrocarle. Seguramente, todo ello fue debido al miedo, que siempre ha tenido el Ejército alemán, por tener dos frentes abiertos al mismo tiempo.
A pesar de ello, era un miembro convencido del Partido Nazi y siempre fue un ferviente antisemita. Hasta el punto de que suyas fueron las instrucciones para asesinar a miles de judíos en las zonas conquistadas de la URSS.
Volviendo a Paulus, la verdad es que ese nombramiento le venía muy grande, porque, durante la mayor parte de su carrera, había sido un oficial de Estado Mayor y casi nunca había tenido mando directo sobre tropas.
La verdad es que Hitler tenía sobre Paulus un concepto muy parecido al que Stalin tenía sobre Vlasov. Ambos militares habían salido de la clase media o hasta del proletariado y ahora les habían llevado a codearse con los miembros del Alto Mando que, en el caso alemán, casi todos pertenecían a la aristocracia a la que ambos dirigentes siempre habían odiado.
Supongo que dar publicidad a estos generales era una forma de demostrar, antes sus respectivos pueblos, que las cosas estaban cambiando desde la llegada de ellos al poder.
Algo parecido a la famosa frase de Napoleón: “Cada uno de mis soldados lleva en su mochila el bastón de mariscal”.
También ambos líderes comprendieron que la toma de Stalingrado sería una gran victoria publicitaria para cualquiera de los bandos. Por ello, no les importó sacrificar allí a sus mejores tropas. Aparte de muchos miles de víctimas civiles.
Se cree que, durante la Batalla de Stalingrado murieron entre 1.250.000 y 1.800.000 personas. Entre civiles y militares.
Así que nuestro personaje recibió órdenes de llevar su unidad hasta esa ciudad sitiada. A la que los alemanes empezaron a atacar a finales de agosto de 1942.
Iniciaron el asedio con una serie de cruentos bombardeos, lo que dio lugar a que conquistaran el 80% de la ciudad. En noviembre de ese año, el porcentaje llegó hasta el 90% y, como es lógico, en Berlín, ya daban esa ciudad por ganada.
Sin embargo, a mediados de noviembre de ese mismo año, el Alto Mando soviético, organizó la exitosa Operación Urano. Consistió en atacar al Ejército alemán por los dos flancos, ya que sabían que en ellos tenían las unidades peor preparadas, compuestas por rumanos, húngaros, etc.
De esa manera, sin demasiada dificultad, las tropas soviéticas de Zukov y Vassilievski lograron rodear al 6º Ejército de Paulus.

No obstante, Hitler, envió a von Manstein, uno de sus generales preferidos, al mando del 4º Ejército, para intentar romper el cerco soviético y sacar de ahí a Paulus y a sus tropas. Lo cierto es que no pudieron hacer nada e, incluso, algunas de las tropas de von Manstein, quedaron también atrapadas dentro del cerco, donde ya había 300.000 soldados alemanes, que se defendían como podían, pues ya escaseaban los víveres y las municiones.

Es muy posible que los soviéticos no atacaran antes, porque, seguramente, tenían reservadas esas tropas en prevención de un posible ataque japonés, por la costa del Pacífico. Sin embargo, cuando su célebre espía Sorge les informó de que los japoneses no tenían intención de atacar la URSS, desplazaron esas tropas hacia la zona occidental de su país.
A finales de noviembre, Paulus, envió un mensaje a Hitler, donde le informaba de su situación desesperada y le pedía ayuda. Parece ser que ese mensaje fue captado por los soviéticos.
Yo me inclino a pensar que, seguramente, sería sido captado por los británicos, que controlaban las claves de la máquina Enigma y luego se lo contarían a los soviéticos.

Parece ser que el mariscal Goering se pasó de listo al asegurar a Hitler que su Luftwaffe podría abastecer sin problemas a las tropas de Paulus. Seguramente, no tuvo en cuenta el duro clima ruso y la falta de pistas de aterrizaje en buen estado. Así que no se les pudo abastecer por ninguna vía.
Parece ser que, a finales de enero, Hitler, ascendió a Paulus a mariscal y le hizo la observación de que ningún mariscal alemán se había rendido ante el enemigo.
Por lo visto, Hitler, que no sabía nada de temas militares, pero conocía bastante bien a la gente, se dio cuenta de que Paulus tenía intención de rendirse y de esa manera intentó coaccionarle u obligarle al suicidio.
Paulus, siempre había sido el perfecto militar. O sea, un hombre que siempre cumplía con todas las órdenes sin hacer ningún tipo de preguntas. Sin embargo, esta vez vio que no tenía ninguna posibilidad y que sus tropas se habían reducido a los 100.000 soldados, estando muchos de ellos heridos.
De hecho, a primeros de enero de 1943, el Alto Mando soviético, había sondeado a Paulus, ofreciéndole una rendición honrosa y un buen trato para sus hombres.
Así que el 31 de enero, Paulus y sus hombres, fueron hechos prisioneros por los soviéticos. Parece ser que lo detuvieron en su cuartel general, que estaba en el sótano de un centro comercial.
Parece ser que el aspecto de Paulus y sus hombres era penoso, en contraste con el de los militares soviéticos bien alimentados y abrigados.

Por lo visto, Paulus, era un católico convencido y nunca se le pasó por la cabeza pegarse un tiro, tal y como deseaba Hitler, que se pilló un cabreo impresionante, cuando le notificaron la rendición del 6º Ejército al completo.
Tras su rendición, parece ser que, en un principio, Paulus, se negó a colaborar con los soviéticos. Sin embargo, tras el atentado fallido, que protagonizó von Stauffenberg, contra Hitler, empezó a cambiar de opinión.
Hasta entonces, muchos prisioneros alemanes en manos de los soviéticos se habían negado a colaborar con el Comité Nacional para una Alemania libre, liderado por comunistas alemanes.
Como el Ejército alemán era enormemente clasista, tuvieron que organizar la Liga de Oficiales Alemanes, para que no tuvieran que codearse con los soldados. De entre los oficiales pertenecientes a esa organización, el de mayor graduación era Paulus. Lo cierto es que eran tan conservadores que tomaron como suya la anterior bandera del Imperio Alemán.
Los objetivos de esta organización eran conseguir la paz a toda costa, la vuelta a las fronteras anteriores a 1937 y el derrocamiento de todos los líderes nazis.
También lanzaron, desde aviones rusos, miles de octavillas sobre las unidades alemanas a fin de que depusieran sus armas, pero no tuvieron ningún éxito.
Incluso, los oficiales alemanes prisioneros, llegaron a proponer al Alto Mando soviético la creación de un Ejército con sus hombres para luchar contra los nazis. Lo que no sabían estos oficiales es que la mayoría de sus hombres habían muerto a causa del frío, el hambre y el maltrato dado por los soviéticos.
De hecho, de los 100.000 hombres de Paulus, que se rindieron a los soviéticos, sólo 6.000 volvieron a Alemania.
No sé si os suena haber leído esa propuesta anteriormente. Lo cierto es que estos tampoco se fiaron de ellos y no dieron su permiso para la creación de esa unidad.

En cambio, les permitieron unirse a las pequeñas unidades de partisanos soviéticos, que luchaban contra las tropas de Hitler. También ejercieron la labor de traductores en los interrogatorios a los prisioneros.
Parece ser que los soviéticos fueron más diabólicos en sus planes. Por lo visto, al final de la guerra, permitieron que los prisioneros alemanes cruzaran el frente a fin de mezclarse con los defensores alemanes y crear pánico dentro del Alto Mando alemán.

Sin embargo, los soviéticos, no tuvieron mucho éxito, pues buena parte de esos alemanes liberados se dedicaron a defender su país, mientras que muy pocos obedecieron las órdenes emanadas desde Moscú.
Muchos de estos últimos fueron descubiertos por las tropas alemanas y ejecutados de inmediato.
No obstante, ya en la posguerra, la URSS, premió a los que habían formado ese Comité con puestos relevantes en la Administración Pública de la zona de ocupación soviética. Lo que luego dio lugar a la República Democrática Alemana.
Paulus se mostró tan colaborador con los soviéticos, que llegó a testificar en contra de los líderes nazis en los famosos Juicios de Nürenberg. Luego, se le permitió volver a la zona de Alemania ocupada por la URSS, donde residió el resto de su vida.
No sé si los soviéticos no le dejaron trasladarse a la República Federal Alemana o quizás temió caer en manos de la Justicia de su país, como les ocurrió a otros famosos líderes militares que habían colaborado con el enemigo.

Allí trabajó en el Instituto de Investigación de Historia Militar hasta que cayó enfermo. Padeció la terrible enfermedad de la ELA, la cual le llevó a la tumba en 1957.
Su última voluntad fue que su cadáver fuera enterrado en el Cementerio de Baden-Baden, en la Alemania Occidental, junto a la tumba de su esposa, que había muerto varios años antes y no se habían vuelto a ver desde que lo destinaron al frente ruso.
Me parece que la conclusión que debemos sacar es que hay que tener suerte hasta para elegir el bando. 
Nuestro anterior personaje, Vlasov, era un soviético que optó por adherirse al bando alemán. Al terminar la guerra, fue entregado a los soviéticos, los cuales le juzgaron y ejecutaron.
En cambio, en el caso que nos ocupa, Paulus, era un alemán que acabó la guerra dentro del bando vencedor. Así que al terminar la misma no le ocurrió absolutamente nada y, además, nunca fue entregado a la Justicia alemana.
También existe otra posibilidad, que es lo que suelen hacer los italianos, que siempre han sido unos grandes diplomáticos. No sé si os habéis dado cuenta de que siempre han salido victoriosos en las dos guerras mundiales, aunque hayan empezado la guerra en el bando perdedor.
No sé si habrá tenido algo que ver que, dentro de su península, tienen al Estado Vaticano, al que se le considera que posee el mejor servicio diplomático del mundo.

TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN DE WWW.GOOGLE.ES

7 comentarios:

  1. Muy buena, no me había dado cuenta que Italia en las dos guerras comenzó en el bando perdedor y termino en el vencedor.

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    1. Italia siempre supo, en esa época, seguir la táctica más adecuada.

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    2. Han tenido muy buenos maestros, los diplomáticos de la Iglesia Católica, que están en el Vaticano. Siempre se ha considerado a la diplomacia vaticana como la mejor del mundo.
      Siento no haberle contestado antes, pero un problema en el sistema de Blogger, ha provocado que llevara meses sin recibir comentarios en mi blog.
      Muchas gracias por su comentario y saludos.

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  2. Hola Juan, te felicito por tu arituclo y el lenguaje que usaste, permitiendo que sea facil de comprender para todo tipo de lector.

    Respecto al tema, me llama la atención que lo hayan destinado cuando jamas comando un ejercito ni unidades, más bien era un general de apoyo en decisiones militares. Siempre que veo sus fotos, llama la atención su aspecto. Supongo que su decisión fue la más sensata, pensando tanto en él como en sus hombres. Tristemente, la guerra no resulto beneficiosa para nadie en terminos de humanitarismo, más bien economicos hasta el dia de hoy para la definición de los polos politicos opuestos en la economia e ideologia.

    Espero seguir leyendo tus notas,

    Saludos

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    1. Recuerdo que, cuando empecé a trabajar, un compañero me dijo que allí no quería listos, sino adictos a su causa. O sea, pelotas o gente manejable.
      En ese caso, creo que Hitler pensó en él por ser un hombre muy manejable y porque le servía de propaganda sobre la bondad de su régimen. Ya que Hitler odiaba a la mayoría de los altos mandos militares por ser casi todos unos aristócratas.
      Paulus siempre fue un hombre muy obediente a Hitler y nunca le gustó destacar demasiado. Así que era el hombre perfecto para hacer todas las locuras que se le ocurrieran a Hitler.
      Incluso, le ascendió a mariscal y le dijo que nunca se había rendido ningún mariscal de Alemania, para que él tampoco lo hiciera. Así que aguantó todo lo que pudo y no le quedó otra que hacerlo.
      Estoy seguro de que, si le hubieran dejado retirarse hacia Alemania, a los soviéticos les hubiera sido mucho más difícil llegar hasta Berlin.
      Muchas gracias por tu comentario y saludos.

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  3. El grado máximo alcaanzador Guderian fue el de coronel general, jamás llegóa mariscal como se dice en la nota. Hay que documentarse más.

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    1. Pues tiene Vd razón. Ha sido un lapsus. De todas formas, le invito a leer otros artículos de mi blog y, si le gusta, hacerse seguidor del mismo.
      Muchas gracias por su comentario y saludos.

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