miércoles, 13 de junio de 2018

VIOLETTE MORRIS, LA HIENA DE LA GESTAPO


Esta vez voy a dedicar este artículo a un personaje muy controvertido. Lo cierto es que no debería de tener muchos amigos, porque, cuando murió, nadie reclamó su cadáver.
Vayamos por partes. Violette Morris, que es como se llamaba nuestro personaje de hoy, nació en 1893, en París. Hija del barón Pierre Jacques Morris, oficial de caballería retirado, y Elizabeth María Antonia Sakakini, una mujer de origen palestino.

Era la menor de seis hermanas y pasó su niñez y adolescencia en un colegio del convento de la Asunción, en Huy (Bélgica).
Durante la I Guerra Mundial sirvió como enfermera del Ejército francés, durante la Batalla del Somme, y, más tarde, como correo del frente, en la Batalla de Verdún. En ambos casos, ejerció sus funciones al volante de un vehículo, que también servía como ambulancia.
Precisamente, acababa de casarse unos días después del inicio de ese desgraciado conflicto bélico. Su marido se llamaba Cyprien Edouard Gouraud y también sirvió en el frente.
Parece ser que uno de los tíos de su marido fue el general Gouraud, que se hizo famoso en la II Batalla del Marne, la cual tuvo lugar entre los meses de julio y agosto de 1918.

Era una mujer muy corpulenta y estaba convencida de que podría hacer lo mismo o más que un hombre. Algo muy loable, por cierto. Así que practicó diversos deportes. Entre ellos, lanzamiento de disco y peso, fútbol, waterpolo, boxeo. Concretamente, practicando el boxeo, combatió y derrotó a varios hombres. Llegando a ser campeona de Francia en 1923.
También practicó el ciclismo,  motociclismo,  automovilismo, hípica, tenis, tiro con arco, buceo, levantamiento de pesas, lucha greco-romana, etc.
En resumen, una deportista muy completa, que tuvo sus mejores años entre 1921 y 1924. De hecho, consiguió dos medallas de oro en la llamada Olimpiada Femenina, de 1924. Una en lanzamiento de peso y otra en disco. De esa manera, Francia, consiguió el segundo puesto en el medallero de esa competición. El primero fue ocupado por el Reino Unido.
Su carrera deportiva abarcó entre 1912 y 1935. Posteriormente, se dedicó a dar clases de algunos de estos deportes en los que ella había participado.
Parece ser que, tras su retirada, engordó ostensiblemente, pues, cuando participaba en competiciones deportivas sólo pesaba 68 kgs, lo cual es una buena proporción para su altura de 1,66 m. Según parece, tras su retirada del deporte, llegaba a fumarse tres paquetes diarios, lo cual parece excesivo.
No está muy claro el motivo por el que le denegaron el permiso para participar en los Juegos Olímpicos de Amsterdam, de 1928. Es posible que fuera porque ya daba muestras públicas de una clara bisexualidad. Algo que haría preguntarse a los jueces si se trataba de un hombre o de una mujer. También hacía varios años que se había divorciado.
Estos fueron los primeros juegos en los que pudieron competir mujeres. De
hecho, participaron 277 féminas a pesar de la oposición del barón Pierre de Coubertin, el creador de los Juegos Olímpicos de la Era Moderna.
Parece ser que tuvo un sonado juicio, tras una denuncia de la Federación Francesa de Deportes Femeninos, que la había acusado de llevar pantalones, siendo un tipo de ropa que este organismo había prohibido llevar a las mujeres.
Según parece, el abogado de la Federación lo equiparó a pasearse en ropa interior por la calle. Algo estrictamente prohibido por las normas locales del Ayuntamiento de París.
También es verdad que se hizo famosa por acudir continuamente a las fiestas nocturnas, rodeada de sus amantes femeninas, donde fumaba y bebía más que nadie. Un tipo de vida que no parece muy adecuado para cualquier deportista. Incluso, solía ir armada con un revólver.
Por lo visto, no se conformó con vestirse a la manera masculina, sino que pasó por el quirófano para que le extirparan sus pechos, que le molestaban para poder conducir los estrechos automóviles de competición de su época. De hecho, al volante de su coche, ganó varias de las carreras más importantes de su época.
Incluso, montó una tienda de accesorios para automóviles. Desgraciadamente, ese negoció quebró, como otros muchos, tras el comienzo de la Crisis del 29.
En su afán por hacer en su vida de todo, trabajó como bailarina en un teatro y hasta llegó a actuar a dúo con la famosa Josephine Baker, a la que ya dediqué otro de mis artículos.
Asistió sólo como invitada a los famosos Juegos Olímpicos de Berlín, organizados en 1936 por el Gobierno de Hitler. Parece ser que los jerarcas nazis aprovecharon su visita para conseguir que trabajara para ellos en labores de espionaje.
Algunos autores afirman que el rechazo, en Francia, a su conducta sexual fue lo que la llevó a colaborar con los enemigos de su país.
Parece ser que su primera misión fue pasar a los alemanes información sobre la famosa Línea Maginot, un plano con los puntos más estratégicos de París y los secretos del carro de combate francés modelo Somua S35. La cual, cumplió a entera satisfacción de sus nuevos jefes.
Tras la invasión de Francia, por parte de Alemania, pasa a depender directamente del jefe de las SS en París, Helmut Kochen.
En esa época, vivió en una nave atracada en el río Sena. Se dedicaba, principalmente, al contrabando de licores y charcutería para venderlos en el mercado negro, que estaba dominado por la Mafia francesa.

Al principio de la II Guerra Mundial, parece ser que se dedicó a la captación de nuevos espías, la lucha contra los agentes del SOE, que habían sido enviados por los británicos, y también a infiltrarse en la Resistencia francesa, para poder detener a todos sus integrantes.
Más tarde, se unió a la Gestapo para colaborar en los interrogatorios y, especialmente, en la labor de torturar a las mujeres presas. Por su contundencia en los interrogatorios se ganó ese apodo de la “Hiena de la Gestapo”. Esa labor la realizó en la central de la Gestapo, situada en la calle Lauriston, de París.
Por ese mismo motivo, dado que muchas de esas presas serían agentes británicas, el MI6 decidió asesinarla.
Así que encargó esta misión a los grupos maquis de la Resistencia. Parece ser que uno de estos grupos la sorprendió, a finales de abril de 1944, cuando viajaba a su casa de campo, situada en Beuzeville (Normandía), a bordo de un automóvil Citroën 15 Six último modelo. Un auténtico lujo, porque, aparte de ser muy caro, consumía 14 litros cada 100 km.Incluso, dicen que el suyo consumía aún más, porque su motor estaba sobrealimentado para que corriera más.
Un vehículo poco apropiado para una época donde todo estaba racionado, salvo para alguien que colaborara activamente con las fuerzas alemanas de ocupación.

Por lo visto, intentaron matarla en el camino de ida, pero no pudieron gracias a la gran velocidad a la que podía circular con ese coche.

Así que la esperaron en el mismo sitio, pues tendría que pasar, obligatoriamente, por ahí en su viaje de vuelta. Parece ser que volvió ese mismo día sobre las 7 de la tarde y esta vez, sí que consiguieron matarla.
Parece ser que, desgraciadamente, iba acompañada de 5 personas más. Entre ellas, dos niños pequeños. Todos murieron durante el ametrallamiento del coche.
Murió a los 51 años y, como ya dije al principio, su cadáver no fue reclamado. Así que fue enterrada en una fosa común en el cementerio de Poitou-Charentes. Parece ser que su cadáver fue exhumado en 1945 y enterrado en otra sepultura.

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