Como casi siempre, hoy al traigo
al blog una persona que ha sido y yo creo que sigue siendo, casi una
desconocida en España. Se trata de África de las Heras.
Nuestro personaje vino al mundo
en abril de 1909 en la ciudad española de Ceuta. En algunas biografías se dice
que su padre fue un militar llamado Manuel de las Heras Jiménez, el cual llegó
a ser general y gobernador militar de Huesca. Murió en 1930, al intentar hacer
frente a los militares sublevados en la famosa rebelión de Jaca. Parece ser que
Manuel de las Heras no fue su padre, sino uno de sus tíos.
Su familia no era oriunda de
Ceuta, sino que procedía de Sevilla. Otro de sus tíos, Julián Francisco, que
había estudiado la carrera de Derecho, se trasladó a esa ciudad, donde, por lo
que se ve, le fue muy bien. Por lo visto, se dedicó a ejercer la abogacía,
fundó varios periódicos y llegó a ser un hombre muy influyente en esa ciudad.
Tanto que llegó a ser alcalde de la misma. Eso animó a sus dos hermanos, Manuel
y Zoilo, para que se fueran allí con él.
Sin embargo, parece ser que esta
familia ya conocía Ceuta, porque el abuelo de África había sido militar y había
estado destinado varios años en esa ciudad.
Según parece, Zoilo, fue el padre
de África. No fue militar ni nada parecido. Tenía un garaje en esa ciudad y
también se dedicó a los negocios inmobiliarios.
Unos años después, África, se
trasladó a Madrid para estudiar en un colegio religioso de la capital. Allí
estuvo hasta que regresó con su familia en 1923. Precisamente, en ese año, su
familia se trasladó a Melilla, aunque no conocemos con exactitud el motivo de
ese traslado.
Poco tiempo después, volvieron a
residir en Ceuta, donde, según parece, ella y su hermana Virtudes,
acostumbraban a realizar actividades poco comunes para las mujeres en esa
época. Tales como conducir, fumar por la calle, hacer deporte, etc.
Sin embargo, por esa época, ya
empezó a tomar una cierta conciencia social, cuando conoció a una militante de
la CNT, llamada Isabel Mesa a la que le unió una gran amistad. Lo que le enseñó
Isabel le hizo ver de otra forma a la clase social a la que pertenecía África.
Poco después, conoció al que
luego sería su marido. Se trataba de Francisco Javier Arbat. Era un valiente
militar que estaba destinado en la Legión. Había destacado en algunos combates,
lo cual le sirvió para ascender a capitán y recibir una importante
condecoración. Precisamente, había combatido a las órdenes del, entonces
coronel, Francisco Franco.
Tras resultar herido, fue
destinado a Ceuta, donde en 1927, conoció a nuestro personaje. Parece ser que
fue todo un flechazo, porque en pocos meses decidieron casarse, cosa que
hicieron en esa misma ciudad, en agosto de 1928. Él tenía 25 años y ella sólo
19. Algo bastante insólito en la España de hoy en día.
Lo cierto es que el matrimonio no
fue nada bien. Debido a su trabajo, él debía de ausentarse frecuentemente de
casa, dejándola sola en la pequeña ciudad adonde le habían trasladado.
La muerte a una edad muy temprana
del único hijo del matrimonio supongo que también empeoraría las cosas. Todo
ello, según dicen, agravado por el fuerte carácter que mostraban ambos, hizo
que esa unión durara muy poco tiempo. Así que se separaron, porque en aquella
época no existía el divorcio en España.
Al regresar a su casa, también
encontró desmembrada a su familia. Su padre murió en 1933, con sólo 57 años, y
su hermana se casó y se fue a vivir a Tánger.
África se mudó con su madre a
Madrid, adonde llegaron ese mismo año. En principio, no tuvieron muchos
recursos, por lo que fueron muy bien recibidas las ayudas monetarias que les
enviaba su tío Julián, el prohombre de Ceuta. No obstante, África, se puso a
trabajar en una fábrica textil.
Parece ser que en la pensión
donde se habían alojado, coincidieron con dos importantes dirigentes
sindicalistas: Luis Pérez García-Lago y Amaro del Rosal, ambos pertenecientes a
la federación de Banca de la UGT. Por lo visto, esa pensión era propiedad de la
hermana del primero.
Se podría decir que la cercanía
con ambos dirigentes fue lo que decantó el pensamiento político de África hacia
el socialismo. Posteriormente, también conoció a otras figuras más famosas,
como Margarita Nelken. Todo eso hizo que nuestro personaje se afiliara al PSOE.
De hecho, pasó de tener una mentalidad más o menos burguesa a ser una de las
socialistas con una mentalidad más radical.
En 1934, tras llegar al poder los
partidos de la extrema derecha, o currió un intento de revolución en buena parte de España, que sólo triunfó en Asturias.
El Gobierno envió hacia allá a las
tropas de África, para luchar contra los mineros asturianos. Curiosamente,
entre los mandos de la Legión desplazados hasta Asturias se hallaba el capitán
Arbat. El anterior marido de África.
Precisamente, estuvo luchando a
las órdenes del teniente coronel Yagüe, otro de los militares más conocidos por
su actuación durante la Guerra Civil. Así que el Ejército derrotó esa
sublevación en Asturias a sangre y fuego. Produciendo un número de víctimas no
aclarado aún hoy en día.
Sin embargo, en Madrid, África,
estaba colaborando en el intento de rebelión, sirviendo de enlace entre los
diferentes grupos revolucionarios y llevándoles armas. No obstante, la rebelión
fracasó muy pronto en la capital y muchos de sus compañeros fueron detenidos.
En cambio, África, consiguió
escapar junto con Amaro del Rosal y la familia de éste. No fueron detenidos,
porque todos portaban documentación falsa.
García-Lago sí que fue
encarcelado. África, que no estaba fichada por la Policía, visitó a su amigo en
diversas ocasiones. Parece ser que en aquella cárcel conoció a otro de aquellos
famosos dirigentes, que se hallaban detenidos. Se trataba nada menos que de un
joven llamado Santiago Carrillo.
A mediados de febrero de 1936,
hubo unas nuevas elecciones genera les, que dieron el triunfo al Frente Popular.
Una de las primeras medidas, que tomó el nuevo Gobierno, presidido por Azaña,
fue otorgar una amnistía general a los varios miles de presos, que se hallaban
detenidos por haber participado en esa revolución.
Para muchos militantes
socialistas, lo que había quedado muy claro es que, en 1934, el PSOE no se
había comportado a la altura de las circunstancias. Así que muchos de ellos optaron por afiliarse a organizaciones de extrema izquierda, como las Juventudes Socialistas Unificadas, germen del PCE. Entre ellos, estuvieron García-Lago y África.
Parece ser que se mostró muy
activa durante los combates y se la vio en muchos lugares, armada y vistiendo
el mono azul de las milicias.
Posteriormente, ocuparía un
importante puesto en el Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña.
Concretamente, en las llamadas patrullas de control, que se dedicaban a detener
a todo aquel a quien consideraran enemigo de la II República. Ella figuraba en
ese comité en representación de la UGT, aunque ahora también militaba en el
PSUC. Al igual que García-Lago.
Lo que se desconoce es cuál fue
su responsabilidad en la gran cantidad de vejaciones y asesinatos producidos en
esa época, durante el período en que mandaba en la calle el citado comité.
Parece ser que su labor se concretó en interrogar a los detenidos en la famosa
checa de San Elías.
Por lo visto, a mediados de 1937
se ausentó de Barcelona sin que se supiera dónde había ido. Todo el mundo se
acordaba de ella, porque era una opinión unánime de que se trataba de una mujer
muy morena y muy guapa.
Lo cierto es que aquel año fue
reclutada por el espionaje soviético. Entonces llamado NKVD, siendo,
posteriormente, más conocido por sus siglas KGB. Así que se fue a hacer un
curso a Moscú.
Parece ser que la fichó Caridad
Mercader, una destacada dirigente comunista y la vez miembro del NKVD, a la que
conoció en Barcelona. Caridad fue la madre de la famosa actriz, María Mercader,
la cual fue esposa de Vittorio de Sica. También fue madre de Ramón Mercader,
famoso por haber sido el asesino de Trotsky.
Como Stalin siempre le tuvo mucho
miedo a Trotsky, la primera misión encomendada a África fue intentar
infiltrarse dentro del círculo del conocido político ruso, que entonces se
hallaba exiliado en Noruega. Nuestro personaje cumplió sobradamente su papel y
se convirtió en su secretaria. Trasladándose, posteriormente, todo el grupo a
su nuevo país de residencia, México.
El papel de nuestro personaje
consistía en mandar a su central informaciones de todo tipo, referentes a
Trotsky, con el fin de ir preparando un atentado contra él.
El hecho ocurrió en 1940, cuando
otro agente de la NKVD, Ramón Mercader, que había sido enviado por Stalin y
también se había ganado la confianza de Trotsky, lo asesinó asestándole un
golpe en la cabeza con un piolet de montañismo.
Parece ser que nadie sospechó de
África. No obstante, en 1941, escapó de México escondida en la bodega de un
barco con dirección a la antigua URSS. Algunos dicen que lo hizo de esa manera
para no toparse accidentalmente con su antiguo jefe, Alexei Orlov, el cual
había desertado de la URSS y ahora se hallaba residiendo en México.
Posteriormente, fue enviada a
realizar unos cursos de radiotelegrafista y de enfermería.
Una vez acabados, en 1942, fue destinada a una unidad de guerrilleros, donde se dedicó a interceptar las comunicaciones alemanas. Así estuvo, mandando mensajes falsos a los alemanes, hasta que terminó la II Guerra Mundial.
Parece ser que contactó con esa
unidad de guerrilleros, tras haber sido lanzada en paracaídas tras las líneas
enemigas.
En 1946, la enviaron a París,
bajo la falsa identidad de una exiliada republicana española, llamada María
Luisa de las Heras. Allí conoció al escritor uruguayo Felisberto Hernández y
desde Moscú le ordenaron que se casara con él, pues era un conocido
anticomunista y le podría servir muy bien de camuflaje para las misiones que le
encomendaran. De hecho, era admirador del infame senador McCarthy.
Curiosamente, dicen algunos que
se conocieron cuando él estaba sentado con unos amigos en un café parisino y se
puso a criticar a gritos al régimen de la antigua URSS. Ella, que estaba
sentada en otra mesa de ese café, se levantó y le dijo que “daba gusto oír
hablar así a un español en París”.
Se casaron en 1949 y se fueron a
vivir a Montevideo, donde ella trabajó como modista y como encargada de una
tienda de antigüedades. Aunque ese matrimonio só lo duró un año y su
marido
nunca sospechó que se hubiera casado con una agente del KGB. Ya por entonces,
ella tenía el grado de coronel de la KGB y su apodo era “Patria”, el primero de los varios que tuvo. Su cometido
en Montevideo fue coordinar a los diversos grupos de espías soviéticos en
Sudamérica y enviar sus informes cifrados a Moscú.
Sin embargo, hay un detalle muy
curioso. Parece ser que Felisberto le dedicó una de sus obras a África. En ella,
se puede leer que el protagonista, que se dedicaba a coleccionar muñecas de
tamaño natural, le pregunta a su mayordomo: “¿Qué te parece ésta?” y el otro le
responde: “Muy hermosa, señor. Me recuerda mucho a una espía que conocí durante
la guerra”.
Habría que haber visto la cara
que se le pondría a África, mientras su marido le estaba leyendo este pasaje de
la obra.
Parece ser que no residieron más
tiempo en Francia, porque Felisberto sólo tenía una beca para estudiar durante
4 meses en ese país.
En 1956, la KGB, envió a un nuevo
responsable para esa zona del mundo. Se trataba del italiano Valentino
Marchetti. Como, ya estaba divorciada de Felisberto desde 1951, se casó con el
italiano y juntos siguieron realizando la misma labor en Uruguay.
Curiosamente, este matrimonio,
que parecía tan feliz, de puertas para afuera, acabó en 1964, con la muerte en
extrañas circunstancias de Marchetti. Algunos dicen que, aunque parecieran muy
felices, sostenían frecuentemente discusiones por motivos ideológicos y muchos
sospecharon que lo había asesinado ella, pero nadie pudo demostrarlo. Casualmente,
su anterior marido, Felisberto, falleció ese mismo año a causa de una leucemia.
En 1967, África, regresó a Moscú,
donde le encargaron otras pequeñas misiones por todo el mundo.
Sin embargo, en 1971, volvió a la
antigua URSS, para no volver a salir de allí. Fue destinada como profesora para
los candidatos a nuevos agentes de la KGB y allí trabajó hasta 1985.
Aparte de alcanzar el grado de
coronel de la KGB, en algunas de sus últimas fotos la podemos ver luciendo sus
medallas, ya que fue condecorada en diversas ocasiones.
Desde luego, siempre tuvo muy
claros sus ideales. En una ocasión escribió: “Mi patria es la Unión Soviética”.
“Así lo siento en mi cabeza y en mi corazón. Toda mi vida he estado vinculada a
la Unión Soviética. Soy miembro del Partido Comunista y creo en los ideales de
la revolución, siempre me han guiado”.
Con estas ideas, tuvo la “suerte”
de morir en 1988, justo a tiempo de no ver cómo caía el famoso Muro de Berlín y
el posterior derrumbe de su adorada URSS, aunque ahora parece que Putin quisiera rescatarla. Supongo que se hubiera llevado una gran desilusión al ver que todo
su mundo se caía a pedazos en muy poco tiempo.
Fue enterrada con honores
militares en el famoso cementerio de Jovanskoye, en Moscú. Ese era el lugar
reservado para todos los héroes de la extinta URSS. En su lápida se puede leer
en español su apodo “Patria” y en ruso: “coronel África de las Heras, 1909-1988”.
Junto a la suya, también están
las tumbas de Ramón Mercader y la del famoso doble agente Kim Philby. Todos ellos,
miembros del KGB.
Espero que os haya gustado, aunque
reconozco que me ha quedado un poco largo. Todo ello, a pesar de haber dejado
muchos más detalles sin publicar, por no alargar más este artículo.