Esta vez voy a dedicar este artículo a un monarca del que
apenas se sabe nada. Parece mentira, pero así es.
Por eso, como yo no soy un
novelista, sino un historiador, pues, como
comprenderéis, tampoco me lo voy a
inventar.
Como ya dije en mi anterior
artículo, el rey Egica, se saltó a la torera las leyes y costumbres de los
visigodos, asociando al trono a su hijo Witiza. De hecho, así puede verse en las
monedas que se acuñaron durante ese período histórico. Lo cierto es que los especialistas
tampoco se ponen de acuerdo, pues unos dicen que esa monarquía dual comenzó en
el 694, mientras que otros la posponen hasta el 697.
Como ya he dicho, sobre Witiza
hay muchas incógnitas. Tampoco se conoce el año de su nacimiento, ni si fue hijo
del matrimonio de Egica con la hija de Ervigio o fruto de un matrimonio
anterior de su padre con otra mujer cuyo nombre se ignora.
Así, si fuera nieto de Ervigio,
se calcula que, a su muerte, podría tener entre 25 y 30 años. Mientras que, si
fue fruto de una relación anterior de Egica, podríamos pensar que murió cuando tenía una
edad madura.
Como ya comenté en mi anterior
artículo, su padre lo envió a reinar en Galicia, con el título de rey de los
suevos, situando su corte en la ciudad de Tuy.
Allí no empezó con muy buen pie.
Parece ser que se encaprichó de la esposa del duque Favila y éste se opuso a
ello. Tras un enfrentamiento entre éste y el rey, el monarca lo mató a
bastonazos.
Sin embargo, conocemos que el
célebre don Pelayo fue hijo del asesinado Favila. Así que, unos años más tarde,
pasó a formar parte del grupo de opositores a Witiza. El cual, estaba
capitaneado por el futuro rey, don Rodrigo.
No obstante, a partir del 702,
año de la muerte de Egica, su política cambió radicalmente. Ese fue el año en el que asumió el trono de
Hispania.
No sabemos si la nobleza se
habría distanciado mucho de él. Lo cierto es que promovió una política
contraria a la de su padre.
Indultó a casi todos los nobles
sancionados durante el reinado de Egica, los cuales volvieron del exilio, y les devolvió los bienes y los esclavos que
les habían sido confiscados. También les devolvió sus cargos en el palacio.
Incluso, se permitió ordenar la
quema de los archivos, donde figuraban las deudas de éstos
a la Hacienda Pública.
En su mayoría, correspondientes a unas
garantías que el rey les había forzado a firmar a esos nobles.
Es más, devolvió al patrimonio de
la Corona una serie de bienes, que se había apropiado Egica y los había hecho
figurar como bienes propios. De hecho, Witiza, siempre puso énfasis en la
distinción entre los bienes propiamente suyos y los pertenecientes a la Corona.
Posiblemente, intentó comprar la
voluntad de Rodrigo, nombrándolo duque de la Bética. No olvidemos que Egica
ordenó dejar ciego al padre de éste, Teodofredo, que también era uno de
los hijos de Chindasvinto.
Parece ser que todo esto no le
valió para nada, pues la antipatía del clan de Chindasvinto era demasiado
fuerte como para olvidar pasadas ofensas.
Por otra parte, no olvidemos que,
desde el 705, el norte de África estaba siendo invadido por los musulmanes.
Siendo Ceuta la ciudad que opuso una mayor resistencia.
De otros reinados anteriores se conservan
las actas de los concilios o unas copias de las mismas. Esa suele ser la fuente
fundamental para el estudio del reino visigodo de Hispania. Sabemos que durante
su reinado se celebraron los concilios XVII y XVIII, pero se han perdido las
actas de los mismos.
Parece ser que, desgraciadamente,
durante su reinado hubo malas cosechas, con las correspondientes hambrunas,
aumento del bandidaje y la llegada de las epidemias.
Incluso, en una de esas crónicas,
se cita que un noble godo, llamado Teudimero o Teodomiro, rechazó un intento de
invasión de los bizantinos en las costas levantinas de la Península Ibérica. No
olvidemos que los bizantinos ya habían tenido posesiones en esa zona, hasta que
los expulsó el rey Suintila, el cual reinó entre el 621 y el 631.
A pesar de la generosa política
de Witiza, parece ser que no fue del agrado ni de los nobles ni de la poderosa
Iglesia de su tiempo.
Por ello, algunas crónicas citan
el final de su reinado y su muerte en el 710, cuando se supone que tendría unos
25 ó 30 años. No obstante, se sabe que ya tenía 3 hijos, aunque no le pudieron
suceder, pues eran aún muy pequeños, cuando se produjo la muerte de su padre.
Existe una crónica del año 754,
donde se dice que su sucesor, don Rodrigo o Roderico, “invadió tumultuosamente
el reino, con el beneplácito del Senado”. Se puede interpretar por “Senado” a
los nobles y obispos del reino. Como hemos visto, los poderes fácticos de
aquella época.
Tampoco sabemos cómo murió
Witiza, aunque muchos especialistas suponen que sería de forma violenta, pues, aunque,
en aquella época, la esperanza de vida no era muy alta, tampoco era tan baja
como para morir a esa edad. Lo cierto es que no tenemos ningún dato al
respecto.
En resumen, se podría definir el
reino de los visigodos en Hispania como una oligarquía, más que como una
monarquía.
Digo esto, porque casi ningún rey
pudo formar una dinastía propia. Los reyes se elegían dentro de un grupo de
nobles. De hecho, no todos ellos asistían a los concilios, sino que solían ir
solamente unos 12 ó 15. Por lo cual, se puede deducir que había un grupo de
familias, que eran las que mandaban en el país y entre ellos se elegía al rey.
Por supuesto, el reinado de éste
duraba lo que el citado grupo quisiera. Así que, cuando dejaba de interesar,
solían asesinarlo y poner a otro en su lugar. Lo cual ocurrió multitud de
veces.
Como ya veremos en el siguiente
artículo, la llegada de don Rodrigo,
surgió en medio de una guerra civil, que debilitó a este grupo de poder, y de
eso se aprovecharon los musulmanes para que les fuera más fácil la conquista de
nuestra península.
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