lunes, 1 de agosto de 2016

AUDREY MUNSON, UNA MODELO CON UN TRISTE FINAL



Muchas veces hemos oído lo mal que lo pasan las modelos que desfilan,  actualmente, por las pasarelas.
Parece ser que las presionan demasiado para estar siempre muy delgadas y, muchas de ellas, da pena ver la cara de anémicas que tienen.
En este artículo, me voy a referir a una gran modelo, que fue muy famosa en su época, aunque ahora casi nadie se acuerde ella.
Audrey Marie Munson, que así se llamaba, nació en 1891 en Rochester, en el Estado de Nueva York.
De pequeña, tuvo la desgracia de que sus padres se divorciaran cuando ella sólo tenía 8 años. Así que ella y su madre se fueron a vivir a la localidad de Providence, en el Estado de Rhode Island.
Por lo que se ve, la niña ya apuntaba hacia el mundo de las artes escénicas. Así que su madre la llevó a Nueva York, donde encontró para ella un puesto en una comedia que se representaba en Broadway.
Parece ser que un fotógrafo, muy famoso por entonces, llamado Félix B. Herzog, la descubrió en 1909, cuando ella y su madre estaban mirando unos escaparates en la conocida Quinta Avenida, de Nueva York.
Inmediatamente, la llevó a su estudio y le hizo una serie de pruebas a fin de que trabajara como modelo para él.
Unos años antes, Herzog, había conseguido un gran éxito con su fotografía “La historia de Isolda”, que algunos críticos la compararon con alguna de las grandes obras pictóricas.
Gracias a este encuentro, su imagen se hizo muy popular, ya que no sólo posó frecuentemente para su descubridor, sino que también lo hizo para varios artistas, amigos del fotógrafo.
Desgraciadamente, no pudo trabajar mucho tiempo para  Herzog, porque éste falleció tres años después a causa de las complicaciones de una operación.
Nunca fue especialmente bella, sin embargo, tenía un cuerpo digno de las imágenes del mundo clásico greco-romano.
Por ese motivo, sirvió de inspiración a muchos pintores y escultores de la época. Parece ser que posó desnuda por vez primera para el escultor Isidoro Konti. Utilizó su cuerpo como modelo para realizar una escultura sobre las famosas tres gracias, encargada por el Hotel  Astor, de Nueva York.
Como su imagen, cada vez,  se hacía más y más popular, en 1915, su cuerpo figuró en la mayoría de las esculturas que se hicieron para la Exposición Internacional Panamá-Pacífico, celebrada en San Francisco. Llegó a ser conocida como “La chica de la exposición” o “La venus de América”.
La industria del cine, que acababa de nacer, también se fijó en ella y, de ese modo, llegó a trabajar en cuatro películas mudas.
En 1915, hizo su debut en el cine, siendo la primera mujer que apareció desnuda en una película, pues hacía de modelo de un escultor, que era su actividad habitual.
Parece ser que fue todo un escándalo en USA. Los censores no se atrevieron a prohibirla, porque les dijeron que así posaban las modelos de las esculturas del Renacimiento y también deberían de prohibir las obras de esa época.
No obstante, el tema suscitó un gran debate en la sociedad, porque ya en 1896, se había podido ver un beso en el cine, aunque sólo fue durante unos segundos, y también se montó otro gran escándalo.
Por otro lado, el ver un cuerpo femenino desnudo en la pantalla atrajo a mucha gente y tuvo una buena recaudación en taquilla.
Parece ser que en una de las escenas cumbre de esa película, titulada “Inspiración”, salía con todo su cuerpo rebozado de barro húmedo.
En el mismo año ocurrió una cosa que nunca ha sido explicada. Parece ser que su madre le presionó para que se casara con un multimillonario llamado Hermann Oelrichs Jr.
Ella no estaba por la labor y, como no hacía más que perseguirla, en 1919, acusó al millonario, en una carta enviada al Departamento de Estado USA, de encabezar una red de espías alemanes y de haberla expulsado de la industria del cine. Por lo que dijo estar dispuesta a abandonar su país y retomar su carrera en el Reino Unido. Parece ser que el tipo también era productor de cine y estaba emparentado con los Vanderbilt.
Desde luego, no se puede negar que esta mujer levantaba pasiones. Por aquel entonces, vivía con su madre, en una casa que les había alquilado el doctor Walter Wilkins, en Nueva York.
Lo cierto es que este doctor se enamoró locamente de ella y no se le ocurrió otra cosa que quedarse viudo de una forma muy rápida. O sea, cargándose a su mujer.
Por alguna extraña razón, madre e hija, habían salido de viaje antes de que se cometiera el crimen y cruzaron la frontera de Canadá.
La Policía las buscó por todos los USA, hasta que una agencia de detectives las encontró en ese país. Como se negaron a regresar a Nueva York, los agentes fueron allí a interrogarlas y nuestro personaje declaró que no había tenido ninguna relación con el criminal, salvo la del arrendamiento. Además, les dijeron que se habían ido de esa casa por exigencia de la Sra. Wilkins.
No hará falta decir que el doctor en cuestión, fue juzgado, condenado y, cuando iba a ser ejecutado en la famosa silla eléctrica, lo encontraron ahorcado en su celda.
Desgraciadamente, a partir de 1921, su estrella se fue apagando y no encontraba trabajo por ninguna parte, porque la prensa no hablaba muy bien de ella. Los artistas ya no hacían cola para retratar a la que habían llamado “la modelo perfecta”. De hecho, era una mujer esbelta. Medía 1,77 cm, bastante alta para la media de su época.
No obstante, llegó a rodar otra película, donde también hacía de modelo desnuda, que se tituló “Sin miedo a las polillas”, donde se contaba su vida.
A mediados de 1922, nuestro personaje, intentó suicidarse, al ingerir un compuesto de mercurio. Parece ser que eso fue lo que le dañó la mente.
En 1931, al cumplir los 40 años, su salud mental había empeorado y su madre solicitó a un juez que autorizara su entrada en un manicomio.
Yo no sé si esos centros, realmente, sirven para mucho o no. Lo cierto es que esta pobre mujer permaneció encerrada en ese lugar nada menos que 65 años.  Llegó a vivir hasta los 104 años.
Os recuerdo que, en España, la mayor condena penal es de hasta 30 años o 40, si se asesina a dos o más personas. Sin embargo, ella no había cometido ningún crimen.
Parece ser que ni siquiera tenía visitas y fue encontrada allí, en 1984, por una sobrina. Cuando ella ya había cumplido los 93.
Nuestro personaje de hoy murió en febrero de 1996 y fue enterrada sin ni siquiera una lápida que la identifique, en el panteón de su familia en New Haven, Nueva York.
Afortunadamente, una cosa muy buena que tiene el arte es que, aunque los artistas y sus modelos un día desaparecen, sus obras perduran y ellos son recordados por los vivos.
Sólo en  Nueva York, se la puede ver en 15 esculturas que adornan los lugares públicos de esa ciudad. Una de esas esculturas mide más de 7 metros de alto.
En su época, su rostro apareció en todo tipo de carteles, anuncios y hasta en las monedas de curso legal. Todo ello  ha hecho que, hoy en día,  su figura sea inmortal.

2 comentarios:

  1. Uah!! Me ha encantado esta entrada. Felicidades por el magnífico trabajo de fondo que hay y muchas gracias por compartir de forma tan amena estos trocitos de historia. Me quedo por aquí sin duda.
    Un saludo,
    Sara

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro mucho que te haya gustado.

      Muchas gracias por tu comentario, saludos y ¡¡FELICES FIESTAS!!

      Eliminar