lunes, 1 de febrero de 2016

LOS DOBLES DE ADOLF HITLER



Parece ser que la vida y el destino del antiguo líder nazi sigue siendo, hoy en día,  una fuente inagotable para rellenar páginas y más páginas.
Hace poco se ha sabido que van a reeditar en Alemania su famoso libro “Mein Kampf” (Mi lucha), tras muchos años en los cuales estuvo prohibido hacerlo. Supongo que todo el mundo sabrá que esta obra la escribió, mientras estuvo preso en la cárcel. Tras el fracasado golpe de Estado que dio en Múnich. El famoso “Putch de la cervecería”.
Siempre se leen cosas nuevas. Hace un rato, estaba leyendo que, en su momento, hubo muchos rumores de que Hitler y Eva Braun, habían llegado a tener dos hijos. Uno de ellos, nacido en 1938 y el otro en 1941. Un chico y una chica.
Incluso, se decía en el mismo artículo, que ambos fueron cuidados, durante la posguerra, por una familia española, hasta su traslado a Suiza, en los años 60. En fin, cada uno puede darle a estas cosas la credibilidad que quiera.
Para empezar, casi todos los líderes políticos han utilizado a sus dobles. Unos lo han hecho para no cansarse, yendo a varios sitios en poco tiempo. Otros, por simples motivos de seguridad.
Ahora mismo, me viene a la memoria aquella película española tan divertida, llamada “Espérame en el cielo”. Estrenada en 1988.
En ella, podemos ver que los servicios secretos de Franco se dan cuenta de que un especialista en Ortopedia se parece muchísimo al Jefe del Estado y un día lo raptan, se lo llevan a un lugar secreto y allí lo entrenan para que suplante al dictador lo mejor posible. Hasta el punto que llega un momento en que nadie sabe a ciencia cierta quién es el verdadero y quién el doble. Ni siquiera lo reconoce su propia esposa.
Me da la impresión de que Hitler, aparte de utilizar a estos dobles, para estar en varios lugares de Alemania a la vez y reforzar su imagen ante su pueblo, realmente, los necesitaba para su seguridad.
Es de sobra conocido que, a lo largo de su mandato, sufrió bastantes atentados. Unos se quedaron en intentos y otros se consumaron, pero siempre, según parece, salió ileso de todos ellos. Es posible que, más adelante, dedique otro artículo a este tema.
Parece ser que la Operación Doppelgänger, o sea, doble, fue ideada por Himmler, jefe de la SS, y por Heinrich Müller, jefe de la Gestapo. El primero luego fue jefe de ambas, al fusionarse las dos entidades en un único mando.
Uno de los posibles dobles de Hitler fue Julius Schreck. Un conocido y fanático nazi de primera hora. Parece ser que tuvo el carnet nº 53 del partido nazi.
También fue uno de los fundadores de las célebres SA o camisas pardas. Hitler se fijó en él para que organizara y capitaneara un grupo que se dedicase exclusivamente a escoltarle por todo el país.
Incluso, el mismo Schreck, participó junto a Hitler en el famoso “Putch de la cervecería” y fue encarcelado en la misma prisión que Hitler.
Ese grupo de escoltas fue el origen del famoso SS o escuadrón de protección, que suele aparecer en todas las películas sobre la II GM.
Schreck llegó a ser uno de los jefes de las SS y el escolta más cercano a Hitler. Incluso, sustituyó a su chófer personal.
Este pudo ser uno de sus dobles, pues tenía un parecido bastante razonable y visto de lejos, no se notaba mucho la diferencia. Además, hay que recordar que, en esa época, se conducía por las carreteras con una especie de casco.
Según su biografía, se dice que falleció en 1936 a causa de una meningitis. Hitler, parece ser que tenía una gran amistad con él y sintió mucho su fallecimiento.
A pesar del motivo oficial de su muerte, otras fuentes la han explicado de otra manera más extraña.
Parece ser que, normalmente, Hitler se sentaba en la parte de atrás de su coche y Schreck era el que conducía. Sin embargo, por algún motivo extraño, ese día de 1936, el que conducía el coche era el mismo Hitler.
Un grupo de antiguos afiliados de la SA, a la que Hitler había masacrado, anteriormente, intentaron un atentado contra el líder nazi. Para ello, le esperaron cuando volvía a su refugio en el Berghof.
Concretamente, se apostaron en una zona cercana a un paso a nivel, donde sabían que el coche tendría que reducir su velocidad. Allí, dispararon contra el auto y mataron a la persona que se encontraba en el asiento trasero, que, esta vez, era Schreck.
Otro de los dobles más conocidos de Hitler fue Heinrich Berger, el cual figuraba como taquígrafo personal del político.
La verdad es que hay muy pocas fotos de él y no se le ve muy bien, pero me da la impresión de que no se le parecía tanto como dicen.
Parece ser que este hombre ni siquiera era un nazi ni tampoco era militar. Sin embargo, le contrataron para estar cerca de Hitler, porque era uno de los mejores taquígrafos del país y podía copiar todo lo que dijera el político, que solía hablar muy deprisa.
El día 20/07/1944 tuvo lugar el famoso atentado del coronel Klaus von Stauffenberg, del cual se han escrito abundantes libros y se ha estrenado una película llamada “Operación Valkiria” o algo por el estilo.
Algunos autores dicen que Stauffenberg creyó que Berger era Hitler y le puso el maletín con la bomba muy cerca de él. A consecuencia de la explosión de la misma, murieron dos generales y el mismo Berger, al cual, la detonación le amputó las dos piernas y, posiblemente, no pudieron cortar la hemorragia.
Parece ser que, como su familia se negó a que se le hiciera un funeral de Estado, como se hizo con los otros dos, el régimen le negó la pensión a su viuda.
Otro de estos conocidos como dobles de Hitler fue Gustav Weler, un cómico muy famoso en los teatros de Berlín, en la época anterior a la II GM.
Parece ser que fue detenido y llevado ante Martin Bormann, hombre de confianza de Hitler. Éste lo presentó a su jefe, al cual no le hizo mucha gracia, porque su gran sentido del humor no era de su agrado.
Al final de la guerra, aparecieron por Berlín una serie de cadáveres con un aspecto parecido al de Hitler. Los aliados, en un principio, cayeron en la trampa, pero luego se dieron cuenta de que eso lo habían hecho los nazis para despistarlos.
También podría ser que lo hubieran hecho los seguidores de Hitler para que nadie supiera nunca que había usado siempre a estos dobles, para que actuaran como si fuera él.
Uno de estos cadáveres, con un aspecto muy parecido a Hitler, y un tiro en medio de la frente, fue encontrado en las ruinas de la Cancillería. Los aliados pensaron, inmediatamente, que se trataba del propio Hitler. Sin embargo, cuando entraron en el bunker, pudieron hallar los cuerpos de los demás. Unos días más tarde, bajo unos escombros, encontraron los cuerpos semicalcinados de dos personas, que, según les dijeron, se trataba de los cadáveres de  Hitler y de Eva Braun, pero, según comentaron, era imposible reconocerlos.
No obstante, aunque, en un principio, al cadáver encontrado con el tiro en la frente, los aliados, le atribuyeron la identidad de Weler, posteriormente, llegaron a detener a éste y le interrogaron a fondo.
Otro de estos famosos dobles fue Ferdinand Beisel. Este sí que fue un ferviente nazi. Sin embargo, como estaba muy orgulloso de su parecido con el político, pues acostumbraba a imitarle en cualquier parte.
En cierta ocasión, parece ser que lo hizo en medio de una cervecería y unos miembros de la Gestapo, que estaban allí presentes,  se lo llevaron detenido.
Un poco más tarde, lo llevaron a presencia de Martin Bormann, el cual se hizo cargo de esta persona y ordenó que  lo formaran para que diera el pego y todo el mundo pensara que era el propio Hitler.
Parece ser que este nuevo sosias de Hitler debutó en su nuevo papel ya en 1943, revistando a las tropas y acudiendo a ciertos actos públicos. Era una forma de comprobar si la gente picaría el anzuelo y parece ser que lo picaron, obteniendo nuestro personaje un rotundo éxito.
Algunos autores afirman que el que estuvo los últimos días de la guerra refugiado en el bunker de la Cancillería fue Beisel y no Hitler. Incluso, ciertos especialistas defienden que se obró de esa manera para proteger la huida del líder nazi hacia otros países.
Parece ser que el personaje que se ve en las fotos tomadas, revisando los daños ocasionados durante el bombardeo de la Cancillería o el que habla con los adolescentes movilizados al final de la guerra, no es el mismo Hitler, sino que se trata de Beisel.
Incluso, es muy posible que el cadáver que encontraron los rusos, con un disparo en la frente, fuera el de este doble y no el de Hitler.
A pesar de haber sido muy bien formados, estos dobles, tuvieron algunos fallos, como no reconocer a algunos personajes, cuando era bien sabido que a Hitler nunca se le olvidaba ni un nombre, ni una cara. Como ocurrió en el caso de von Stauffenberg, al que no reconoció, a pesar de que le había condecorado pocos días antes.
También, se dice que tras la explosión producida por el atentado del citado coronel, Hitler, tenía los pantalones quemados y hechos jirones. Al igual que su cuerpo estaba lleno de astillas, que se le habían clavado, procedentes de la robusta mesa de trabajo, donde tenían desplegados los mapas.
Sin embargo, el Hitler que, poco después, recibió a Mussolini, apenas tenía algún rasguño. Lo cual es muy llamativo y ni siquiera se le veía temblar a causa del Parkinson.
Parece ser que cuando los servicios de Inteligencia de los aliados interrogaron a una antigua agente alemana, ésta declaró que varios de estos dobles habían pasado por una clínica de cirugía estética y que, incluso, varios de los jefes nazis también lo habían hecho. Al objeto de facilitar su huida a otros países, sin ser reconocidos.
Esta clínica, aunque estaba regida por un doctor muy afín al nazismo, que, además, era el padre de la agente interrogada, posteriormente, fue  asaltada.
Los asaltantes se llevaron todos los informes sobre estas intervenciones quirúrgicas y no se olvidaron de asesinar al director de la clínica y a su hijo, ambos médicos especialistas en esta materia, se supone que para que no pudieran declarar sobre este tema, si les sometían a un interrogatorio.


Según los testigos que estuvieron con él en el bunker de la Cancillería, Hitler, no parecía el mismo. Estaba muy demacrado, le habían caído de golpe muchos años encima y, aunque parezca mentira, había cambiado radicalmente de costumbres. Cosa verdaderamente extraña en un hombre tan meticuloso.
Parece ser que Stalin se tomó muy en serio capturar a Hitler vivo o muerto. Para ello, movilizó al servicio secreto militar de la URSS, el Smersh. Incluso, prometió condecoraciones a quien le llevara ante él a Hitler. Estos agentes llegaron a detener a unas 800 personas, que habían tenido contacto con este político.
Entre otros, los rusos capturaron al vicealmirante Voss, al cual le obligaron a colaborar con ellos. Al pasar por un montón de cascotes, en las ruinas de la Cancillería, señaló hacia el montón gritando “Hitler, Hitler”.
Se pusieron a excavar y, tras exhumar varios cadáveres, apareció un cadáver muy parecido al de Hitler, pero con una peluca rubia.
Hicieron pasar por allí varias personas que le conocieron muy bien en
vida. Tal fue el caso de su piloto, Hans Baur, o de su dentista, Junge. Este último, comprobó que las piezas dentales no se correspondían con las de las radiografías que le había hecho, años antes, al verdadero Hitler, el cual tenía la dentadura mucho peor que la de este cadáver.
Incluso, hicieron venir desde Moscú a un antiguo embajador soviético en Berlín, el cual tampoco lo reconoció.
Parece ser que la figura de Hitler fue muy copiada por los alemanes. Más o menos, como hoy en día, los jóvenes, suelen copiar y vestirse como sus ídolos musicales del momento. De hecho, todavía se hacen reuniones con gentes disfrazadas como el famoso cantante Elvis Presley.
Se dice que, los soldados soviéticos, atraídos por las condecoraciones prometidas, llegaron a capturar en Berlín y llevar ante el gobernador militar ruso, 6 tipos con un aspecto muy parecido al de Hitler.
Stalin, según parece, siempre les dijo a sus aliados de la II GM, que Hitler se le había escapado y nunca estuvo seguro de que hubiera muerto en el ataque a Berlín. De hecho, los aliados, repartieron varias fotos donde se podían ver las diversas caracterizaciones que podría haber tenido Hitler.
Sin embargo, los ingleses enviaron a un profesor universitario, llamado Hugh Trevor Roper, el cual hizo un estudio muy chapucero sobre el tema y llegó a la conclusión de que los cadáveres semicalcinados, encontrados junto al bunker de la Cancillería, correspondían a los cuerpos de Hitler y de Eva Braun. En ese informe se han basado los libros de Historia, hasta la fecha.
No obstante, hace unos años, los rusos, autorizaron a un equipo de investigadores USA el estudio de un trozo de cráneo, con un agujero, producido probablemente por una bala, y que aseguraban que era de la cabeza de Hitler.
Sin embargo, este equipo de investigadores, utilizando los métodos más modernos, pudo probar que este trozo de cráneo perteneció al cadáver de una mujer de unos 20 años. O sea, que no pudo ser ni de Hitler ni de su esposa.
Luego, han aparecido varias teorías sobre la posible huida de Hitler. Al igual que hicieron otros varios jerarcas del régimen nazi.
Algunos dicen que lo hizo por vía aérea. Volando hacia Italia, bordeando Francia y llegando a España, donde existía un régimen propicio para ellos. De la península voló hacia Canarias y luego hacia su destino final, en Sudamérica.
Otros afirman que lo hizo en uno de esos submarinos que, tras el final de la II GM, estuvieron varios meses sin aparecer. Incluso, algunos de ellos nunca han aparecido, y otros aparecieron de improviso en las costas de Argentina. Donde, por entonces, gobernaba Perón, un político con una ideología muy afín al líder alemán.
Más o menos, esto es todo lo que se sabe sobre este tema. Es muy posible que haya más datos en los archivos de Inteligencia de las grandes potencias que ganaron la II GM, pero, como es sabido, no es posible consultarlos hasta que se decidan a desclasificarlos.

3 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Me alegra que le haya gustado. Le animo a que lea otros artículos de mi blog y, si le gusta, que se apunte como seguidor del mismo.
      Muchas gracias.

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