Tras la rápida invasión alemana
de Polonia, llamada en clave por el estado Mayor alemán, el Plan Blanco, lo
siguiente fue elaborar un plan para atacar a la poderosa Francia.
Siempre me ha parecido muy
curioso que Francia, a pesar de que Polonia siempre había sido un buen aliado
suyo, no movió un dedo para intentar parar a los alemanes. Lo mismo ocurrió en
el caso del Reino Unido. Debe de ser que muchos de sus inversores y empresas
estaban ganando tanta pasta con Hitler, que ninguno quería perder el negocio.
Sin embargo, lo que siempre me ha
parecido muy paradójico es que los aliados le declararan la guerra a Alemania,
por haber invadido Polonia, y no se la declararan a la antigua URSS, por haber
hecho lo mismo. Desde luego, es algo que, por más que lo he preguntado, nadie
ha sabido explicármelo de una manera satisfactoria.
No obstante, aunque los aliados
le declararon la guerra a la Alemania de Hitler, no se les ocurrió, en ningún momento,
traspasar la frontera con Alemania. Algo que, según se ha demostrado
posteriormente, hubiera puesto en serios aprietos al Ejército alemán, pues, en
ese momento, aún no tenía tropas suficientes para intentar haber parado a los
aliados.
El período comprendido entre septiembre
de 1939, cuando se produce la invasión de Polonia y las declaraciones de
guerra, y mayo de 1940, es conocido habitualmente como la “guerra tonta” o la
“guerra de broma”.
En ese período, los dos bandos en
conflicto sólo se vieron las caras en Noruega, con una clara derrota aliada, y también
en alguna escaramuza naval.
A los sucesivos gobiernos
franceses, pecando de pacifistas, no se les ocurrió otra cosa que construir la
famosa Línea Maginot, donde se gastaron una pasta, algo que ya estaba más que desfasado
desde la llegada de la aviación.
También, la mayoría de la gente, piensa
que, a primera vista, el Ejército alemán era muy superior al de los aliados.
Pues no, los alemanes tenían algunas tropas más, pero no había mucha diferencia
con las de los aliados. No hay que olvidar que Alemania siempre ha tenido más
habitantes que Francia. Aparte de que, a esas alturas, ya tenía en su poder
Austria y Checoslovaquia.
Incluso, los aliados, tenían
muchos más carros de combate, 3.384 frente a 2.445 y también más artillería,
13.974 frente a 7.738.
Sin embargo, los alemanes, tenían
más aviones, 5.446 frente a 3.090. Además, habría que aclarar que, como ya se
demostró en nuestra Guerra Civil, los aviones franceses eran auténticos ataúdes
volantes. Sin embargo, los rusos sí que demostraron su valía.
Dicho de otra forma, los aparatos
franceses eran una auténtica porquería, si los comparamos con los que tenían
los alemanes. Los de los británicos eran un poco mejores, pero todavía más
escasos que los de los alemanes.
Muchos expertos creen que la gran
diferencia entre el Ejército alemán y el francés, se basaba en su cadena de
mando. Mientras que en el alemán estaba muy claro quién tenía el poder supremo,
en el francés, se puede decir que cada uno mandaba por su cuenta.
Al frente del potente Ejército
francés, que era el más grande de Europa, si no contamos el ruso, claro está,
nombraron a un general muy mayor, ya camino de la setentena, aunque había sido todo
un héroe en la I GM, el general Maurice Gamelin.
Realmente, no se sabe muy bien
por qué este prestigioso militar no dio la orden de atacar Alemania. Tal vez,
es posible que fuera presionado por el Gobierno francés para que no lo hiciera,
porque se temían las represalias que pudieran tomar los alemanes.
En Francia, realmente, no estaba
muy claro quién tenía el mando. Como presidente del Gobierno tenemos a Edouard
Daladier, al que ya dediqué otro de mis artículos, un hombre que nunca quiso
meterse en temas militares.
El general Gamelin era,
teóricamente, el jefe del Estado Mayor de la Defensa, sin embargo,
increíblemente, no tenía atribuciones ni sobre la Armada, ni sobre la Fuerza
Aérea.
El jefe del Ejército del Nordeste
era el general Georges, sin embargo, Gamelin, le usurpó algunas de sus
atribuciones, como la de nombrar a los oficiales de ese Cuerpo de Ejército.
Gamelin, se puede decir que se
“refugió” en el viejo castillo de Valenciennes, donde no había más que un
teléfono, el cual, casi siempre estaba comunicando y ni siquiera había una emisora de
radio. Hoy en día, puede parecer increíble, sin embargo, fue así como ocurrió.
De hecho, en algunas ocasiones se
tuvieron que utilizar nada menos que palomas mensajeras para llevar las órdenes
al frente. Alguien dijo que su cuartel general era lo más parecido a “un
submarino sin periscopio”.
En fin, que, entre unos y otros,
tuvieron dando tumbos al Ejército francés y, sobre todo, a las unidades
blindadas. Tan pronto les mandaban hacia un sitio y cuando habían llegado, les
hacían darse la vuelta. Al final, a algún listillo no se le ocurrió otra cosa
que repartir los tanques entre las unidades de Infantería, lo cual fue aún peor.
Además, la logística, dejaba
mucho que desear, pues, en más de una
Es verdad que también la inmensa
cantidad de refugiados que se encontraron de frente, huyendo de los combates,
entorpeció mucho la marcha de los refuerzos.
A Gamelin también se le ha
acusado siempre de estar más cerca de los despachos de los políticos, que de
visita en el frente, para conocer de cerca las unidades sobre las que mandaba.
Además, basta poner un ejemplo
sobre lo inútiles que eran los mandos aliados. El propio agregado militar de la
embajada francesa en Suiza, les transmitió que se había enterado que el ataque
alemán sobre Francia tendría lugar entre los días 8 y 10 de mayo. Pues no le
creyeron.
Otro ejemplo más. Un par de
oficiales alemanes volaban entre Münster y Colonia, con la intención de asistir
a una reunión del estado Mayor. A causa de la espesa niebla, perdieron su rumbo
y, como se quedaron sin combustible, tuvieron que hacer un aterrizaje de
emergencia en Bélgica, sin sospechar que se hallaban en el territorio de ese
país.
Evidentemente, los capturaron,
pero, como Bélgica se había declarado neutral, se negó a entregar a los aliados
los planes de guerra que portaban esos alemanes.
De todas maneras, los aliados,
pensaron que era demasiada casualidad y los tildaron de falsos. No obstante,
Hitler, cuando se enteró de este incidente, exigió que se hicieran algunas
modificaciones en esos planes.
La verdad era que los jefes
aliados actuaron muy condicionados por la enorme cantidad de bajas que tuvieron
en la I GM. Así que, mientras que los franceses se refugiaron en su enorme
Línea Maginot, los británicos, enviaron pocas tropas, dejando la iniciativa al
bombardeo aéreo.
También, los mandos aliados,
vivían mucho de las rentas de haber ganado la I GM y no pensaban cambiar de
estrategia para combatir en este nuevo conflicto.
Tampoco, Bélgica, ayudó mucho,
porque, en un principio, se declaró neutral y se negó en redondo a colaborar
con los aliados. Incluso, el Gobierno belga se permitió dar la excéntrica orden de
disparar a todo soldado extranjero que traspasara sus fronteras.
Tenía un ejército bien organizado
y con armamento moderno, pero, como era de esperar, sería derrotado al primer “soplido” de los
germanos.
Los alemanes atacaron por un lado
no previsto por el mando aliado. También les cayó de sorpresa la velocidad de
la llamada “Guerra relámpago” y no supieron pararla. Por último, no supieron
actuar con la misma brillantez que en la I GM y no trasladaron rápidamente los refuerzos
a las zonas donde eran más necesarios. Esas fueron las principales razones por
las que fracasaron para contener ese ataque.
La idea de Gamelin siempre fue
dejar la iniciativa a los alemanes, parándoles cada vez que intentaran un nuevo
ataque. Incluso, dispuso unos miles de soldados a lo largo de la frontera con
España y Andorra, porque no se fiaba mucho de las intenciones de Franco.
A Gamelin no le gustaba nada la
neutralidad de Bélgica, dado que tenía previsto realizar un ataque a Alemania,
desde territorio belga, y esa postura le entorpecía sus movimientos.
No obstante, como tenía ya
previsto que los alemanes pensaran atacarles a través de Bélgica, hizo que se
trasladara hacia allí todo un Cuerpo de Ejército, pero nunca pensó que los
alemanes pudieran atravesar con sus blindados la boscosa región de las Ardenas.
Además, por esa zona no se había
construido aún la Línea Maginot para no molestar a las autoridades belgas.
El Plan o Caso Amarillo, que de
las dos maneras le denominan los expertos, eran una especie de copia del famoso
Plan Schlieffen, que fue el que utilizaron los alemanes en la I GM.
En un principio, la idea del
Estado Mayor alemán era atacar Holanda y Bélgica y desde allí avanzar hacia
Francia.
Sin embargo, uno de los mejores estrategas
alemanes, von Manstein, argumentó que, si se utilizaba el mismo plan de la I
GM, ya lo conocerían los aliados. No obstante, su insistencia le costó el puesto
en el Estado mayor y lo destinaron al mando de un cuerpo de Ejército.
A pesar de todo, von Manstein,
logró ser recibido por Hitler, a quien le contó su plan con todo detalle y consiguió
convencerle para que ordenara al Estado Mayor que utilizaran su plan.
Este nuevo plan consistía en
atacar Holanda y Bélgica y así atraer a las tropas aliadas. Mientras tanto, el
grueso de las fuerzas alemanas penetraría a través de las Ardenas, para girar
hacia el noroeste y envolver a las tropas aliadas, que habían invadido Bélgica,
a fin de expulsarlas hacia el mar.
Para realizar este plan, según su
creador, era necesario que les dieran plena libertad a los tanques, la
infantería ya les alcanzaría más adelante.
Como la artillería no podría
moverse a ese ritmo, en su lugar se utilizaría a la fuerza aérea, con el uso de bombardeos constantes a fin de
debilitar al enemigo.
Ya que las tropas marcharían muy
rápidamente y se alejarían demasiado de sus bases, era preciso que sus jefes
les acompañaran en todo momento.
El 10 de mayo, las tropas
alemanas atacaron Holanda, bombardeando los principales núcleos de comunicaciones
y tomaron las fortalezas militares sin demasiado esfuerzo.
Igual ocurrió con la invasión de
Bélgica. A las tropas de este país, ni siquiera les dio tiempo de volar los
puentes.
El 13 de mayo, los alemanes habían
conseguido atravesar el bosque de las Ardenas y el general Guderian se dispuso
a cruzar el Mosa. Antes de hacerlo, los alemanes utilizaron su fuerza aérea
para bombardear a fondo la orilla opuesta, lo que dio lugar a una huida general
en desbandada de las fuerzas francesas en esa zona.
Al contrario de lo esperado, el general
Gamelin, no envió refuerzos a esa zona, sino que protegió aún más la Línea
Maginot, creyendo que los alemanes atacarían por allí.
El 14 de mayo ya se podía decir
que los alemanes habían ganado la batalla en el Mosa. En los siguientes días,
los alemanes aprovecharán esa cabeza de puente creada por Guderian y Rommel y
seguirán avanzando con una marcha tan rápida, que hasta llego a
asustar al Estado Mayor alemán.
asustar al Estado Mayor alemán.
Mientras tanto, los generales
franceses estaban absolutamente descoordinados y ni siquiera sabían dónde
estaban sus depósitos de combustible. El mismo general De Gaulle intentó parar
con sus blindados a los alemanes, pero tuvo que replegarse a causa del bombardeo
aéreo.
A pesar de que el Estado Mayor
alemán le ha prohibido a Guderian que siguiera avanzando, éste insiste en que debe
hacerlo y tiene que ordenarle directamente el propio Hitler que parase sus
blindados.
En el lado aliado, la cosa va
mucho peor. El mariscal británico Gort pide a sus superiores autorización para
retirarse hacia Dunkerque y desde Londres le deniegan su petición.
El Gobierno francés cesa a
Gamelin y pone en su puesto al general Weygand, que es otro carcamal de la I GM
y que no se entera de nada.
El 20 de mayo, los aliados se dan
cuenta que no tienen nada que hacer y empiezan a replegarse hacia la zona bien
defendida de Dunkerque.
El 23 del mismo mes, los alemanes
llegan a una zona situada a sólo 15 km de Dunkerque, amenazando a las tropas
que han huido hasta allí.
En ese momento, Hitler,
convencido por el mariscal Goering, da la orden de parar a las fuerzas de
tierra, para que se encargue la aviación de bombardear a las tropas sitiadas y
así rematar la faena.
Por fin, el día 27, Londres
consiente la evacuación de sus tropas y de las de los aliados. Para ello, tiene
que movilizar cientos de barcos de todo tipo y protegerlos con los aviones de
la RAF.
De esa forma, los británicos
lograron evacuar hasta el 4 de junio, nada menos que 338.662 soldados propios y
de la fuerza aliada.
Sólo quedaron en la playa 40.000
soldados franceses, al mando del general Fagalde, que fueron tomados como
prisioneros por los alemanes.
Mientras los aliados han tenido
1.200.000 bajas, donde se incluyen los muertos, heridos y prisioneros; los
alemanes sólo han tenido que soportar 10.255 muertos y 42.523
heridos.
Aquí es donde acababa el Plan
Amarillo. Ahora le seguirán inmediatamente los planes marrón y rojo, hasta la
total derrota francesa y ocupación de su territorio por las tropas alemanas.
A pesar de que los aliados acaban
de perder 75 divisiones, aún cuentan con
otras 70 francesas, 5 británicas y 2 polacas.
El plan de los alemanes sigue
siendo penetrar en Francia de oeste a este, envolviendo París y atacando por
detrás a las defensas aliadas.
La defensa propuesta por Weygand
consiste en mantener ciertas posiciones defensivas en ciertos lugares. Lo que
no sabe el mariscal francés es que los alemanes no se van a molestar en atacar
esas posiciones y sus blindados van a pasar de largo, con la vista puesta en
París.
El 10 de junio, la Italia de
Mussolini declara también la guerra a Francia. Intentan atacar por los Alpes y
eso le ocasiona muchas bajas a los italianos.
El día 11 de junio, París, es
declarada ciudad abierta por el Gobierno francés, a fin de que no sea
bombardeada por los alemanes.
El 13 de junio, por la tarde, el
Consejo de ministros de Francia se reúne en el castillo de Cangé, junto con el
general Weygand, el cual les pide que soliciten el armisticio, pero no le hacen
caso.
Al día siguiente, los alemanes
entran en París, en medio de la consternación de sus habitantes. Algunos de
ellos, lloran como niños al ver pasar esas tropas extranjeras de ocupación.
El día 15 se vuelve a reunir el
Consejo de Ministros. Reynaud, el Presidente, les hace una propuesta
consistente en huir hacia el norte de África con las tropas de tierra y la
Armada y seguir desde allí la guerra contra Alemania, a lo que Weygand se opone
rotundamente.
Por otra parte, De Gaulle, que se
ha ido ya a Londres, ha podido hablar con un comité franco-británico, presidido
por Jean Monnet. Éste le presenta una propuesta elaborada por ese comité,
consistente en una unión entre Francia y el Reino Unido.
Tras quedarse estupefacto, De
Gaulle, se pone en contacto con Reynaud, para informarle de ello e intentar
convencerle, como le ha encargado Churchill. Lo cierto es que no lo acepta.
Poco después, Reynaud dimitió y el
presidente de la República Francesa, Lebrun, nombró en su lugar al anciano
mariscal Petain, que ya había cumplido los 84 años y al que autorizó a negociar
un armisticio.
Esta misión le es encomendada al
general Huntziger, que se reúne con los alemanes el día 21 de junio.
Los alemanes se quedan con todo
el norte, el centro y el oeste de Francia, dejando sin ocupar una gran zona al
sur, donde podrá seguir Pétain al frente de un gobierno títere.
También le permiten a Pétain
quedarse con la flota y las colonias, así como un ejército formado por unos
100.000 hombres en la metrópoli y unos 180.000 en al colonias.
El día 22, Francia, firma ese
convenio con Alemania. El 24, con Italia y el día 25 cesa, por fin, la Batalla
de Francia.
¿Cuáles fueron las consecuencias del plan amarillo?
ResponderEliminarPues está muy claro, se consiguió, en un tiempo record, la victoria el mejor Ejército de Europa y también la rendición del país que más le estorbaba a Hitler para realizar sus planes.
EliminarYa tuvo las manos libres para invadir la URSS.
Curiosamente, como hasta entonces, Alemania había sido aliada de la URSS, Moscú ordenó a los militantes del PCF, que no opusieran resistencia a los invasores alemanes.
La cosa cambió cuando la URSS fue también invadida por los alemanes.
Muchas gracias por su comentario y saludos.