Es curioso porque, normalmente,
en las épocas de crisis, la gente se aferra a ciertas creencias religiosas o
místicas e, incluso, intenta probar suerte con los juegos de azar, para
intentar enderezar de alguna forma su vida.
Eso se puede comprobar, hoy en
día. Las tiendas donde suele haber más gente haciendo cola son las que venden
décimos de Lotería o de cualquier juego de azar y no es porque ahora nos
estemos acercando a la Navidad, sino porque es así durante todo el año.
Supongo que eso mismo ocurriría
en la Alemania de los años 20 y principios de los 30, pues era un país que se hallaba
completamente arruinado y sin esperanza alguna.
Algunos viajeros extranjeros comentaban
que habían cambiado sus divisas en un Banco alemán y por un dólar USA les
habían dado 45.000.000 de marcos alemanes. Algo realmente insostenible.
En ese mundo florecieron
ideologías como el fascismo o el nazismo y también algunos adivinos, que
estuvieron muy relacionados con los anteriores. También es muy llamativo que ocurriera eso en Alemania, por entonces, el país más culto de Europa.
Nuestro personaje de hoy se
llamaba Jan Erik Hanussen, aunque su nombre real era Hermann o Herschel
Steinschneider y había nacido en Viena en junio de 1889.
Presumía de pertenecer a una
familia de la aristocracia de Dinamarca. Sin embargo, en realidad, su padre,
Siegfried Steinschneider, era un actor no muy famoso, que, al ser judío,
también se dedicaba a cuidar la sinagoga. Su madre, Antonie Julie Kohn, también
fue actriz y trabajaban juntos en la misma compañía de teatro.
Siempre llevaron consigo a su
hijo. Así que pronto aprendió a actuar en una escena delante del público.
Empezó como tirador de cuchillos, levantador de pesas y traga fuegos y no lo
hacía nada mal.
El chico era despierto y se le
veían buenas dotes. Durante un tiempo estuvo estudiando lo que se llamaba entonces
Mesmerismo y algo de Psicología. Así que se le llegó a considerar como toda una
autoridad en hipnotismo y lectura de la mente.
Con esos conocimientos, alquiló
un piso en la zona antigua de Praga, para instalar en él una especie de
consultorio sobre orientación y videncia. Dicen que esa vivienda estaba situada
muy cerca de donde estuvo el lugar de trabajo del famoso Paracelso. Se comenta
que por allí pasaron también muchos estudiosos del esoterismo.
Después de la I Guerra Mundial, donde
luchó en las filas del Ejército austro-húngaro, se trasladó a Berlín y allí se
cambió de nombre, llamándose, desde entonces, Jan Erik Hanussen.
En los años 20, ya con ese
seudónimo, actuó en cabarets de toda Europa y hasta escribió dos libros sobre Telepatía.
En aquella época, ya se dedicaba
a la clarividencia, como adivinar lo que había en los bolsillos de la gente,
predecir dónde habría un atraco bancario e indicar quiénes serían los culpables.
Incluso, si una persona había tenido, en el pasado, algún desengaño amoroso.
Parece ser que actuaba con unos
guantes verdes y se sentaba en un asiento alto, para que le viera todo el mundo, desde el que entraba en trance
y relataba hasta lo que estaba pensando, en ese momento, la persona que se había presentado
voluntariamente para el experimento.
Hacia 1928 fue a actuar al Teatro
La Scala, de Berlín e, incluso, fundó allí dos revistas sobre astrología y
clarividencia. Una se llamaba “El diario de Hanussen”, con la que obtuvo un
discreto éxito.
Sin embargo, con la segunda, que
se titulaba “El otro mundo”, obtuvo un éxito clamoroso, pues atrajo a toda la
gente que tenía interés por esos temas, que, por entonces, eran muchos, y los ejemplares se vendían con gran
rapidez.
Algunos dicen que, por esa época,
estuvo muy influido por el filósofo ocultista armenio Gurdjieff, uno de los
fundadores de la asociación Thule y maestro de otro gran experto, que llegó a
ser general de las SS, Karl Haushofer.
Posiblemente, estaba en el mejor
momento de su carrera, y por eso se compró una mansión en las afueras de Berlín
a la que llamó “El Palacio de lo Oculto”.
Nada más salir del teatro y sin
apenas tiempo para desmaquillarse, se metía en su Mercedes negro, que conducía
su colaborador, un libanés llamado Ismet Dzino, y enfilaban los dos hacia su
mansión.
Se dice que allí es donde recibía
a sus más selectos clientes a los que les sacaba una buena pasta por responder
a sus preguntas. Posteriormente, se comentaba que esas reuniones solían
terminar en verdaderas orgías y, por ello, algunos le llamaban el “Rasputín
germánico”.
Seguramente, ahí fue donde
conoció a Hitler. Dicen que se lo presentó uno de los colaboradores de su
revista, Hans Einz Ewers.
Se afirma que Einz tenía tal
capacidad de convicción que sus alumnos: Hess, Goebbels, Heydrich y Hitler, no
eran capaces de tomar una decisión política sin antes habérsela consultado.
Parece ser que, Hanussen, nada
más conocerlo, le predijo que se iba a hacer con el poder en Alemania. Así que
Hitler se empeñó en que le diera unas clases, pues, por entonces, el futuro
líder nazi no tenía tanta experiencia en dirigirse a las masas. Así que Hess y
Hitler pasaron a ser alumnos de Hanussen.
Hanussen lo instruyó en autosugestión,
interpretación y puesta en escena delante del público. Incluso, junto con el
fotógrafo Heinrich Hoffamn, le enseñaron a posar delante de las cámaras.
Parece ser que una de las cosas
que le enseñó es que debía dirigirse a la gente, preferentemente, por la noche,
pues es cuando la mente ofrece menos resistencia para adoptar nuevas ideas.
Supongo que será por el cansancio acumulado durante el día.
Puso especial interés en
enseñarle a gesticular, la diferente modulación en el tono de las frases y a
controlar las pausas en el discurso.
Otra forma de controlar las
mentes era organizar una especie de procesiones nocturnas con mucho color,
antorchas y música. ¿A qué os suena de algo?
Parece ser que Hanussen estuvo
muy influido por las teorías del paleontólogo y astrólogo Edgar Dacque,
defensor de la idea de que el hombre ha de recordar sus vidas pasadas. Era una
forma de
buscar las explicaciones de las cosas desde un aspecto mágico más que
racional.
Bajo la protección de Hitler, ya
que era judío, Hanussen, se afilió en 1931 al partido nazi, y se dedicó a interpretar
la carta astral del político. Parece ser que este adivino no gustaba demasiado
a Goebbels y a Heydrich y le empezaron a investigar a fondo.
En 1933, le pronosticó que llegaría
al poder en unos 30 días. Más tarde, le dijo que su labor desaparecería durante
la primavera de 1945, entre humo y llamas.
A través de sus pronósticos, le
fue diciendo en cada momento los pasos que habría de dar y en quién podría
confiar.
También pronosticó la ascensión
de Hitler al poder, el incendio del Parlamento alemán y la destrucción del
nazismo.
Algo extraño ocurrió cuando el 26
de febrero de 1933, predijo el incendio del Parlamento, tres días antes de que
ocurriera ese acontecimiento e, incluso, indicó que sería la señal para una
rebelión
popular.
Seguro que esto no les gustó nada
a los nazis, que, muy posiblemente, fueron los culpables de ese incendio,
porque les estaba poniendo en evidencia, ya que aún no tenían tanto poder, como
consiguieron posteriormente. Así que, en aquella reunión, los nazis no sabrían para dónde mirar, para
intentar disimular.
Lo cierto es que, según varios
autores, la predicción del incendio, se produjo en su mansión, cuando entró en
éxtasis en medio de la cúpula nazi y la alta sociedad de Alemania.
Precisamente, unos días después
del incendio, fue investigado por la Policía alemana, no encontrándole ninguna
relación con este hecho.
Otra teoría dice que cometió el
error de prestar una fuerte cantidad de dinero a unos jerarcas nazis y luego les
exigió que se la devolvieran. Uno de ellos fue el conde Helldorf.
Incluso, otros afirman que sabía
demasiado acerca del suicidio de la sobrina de Hitler, Geli Raubal. La mujer
más querida para Hitler.
También, se dice que denunció
ante Hitler, la conducta homosexual y escandalosa del conde Wolf Heinrich von
Helldorf, que era el jefe de la Policía en Berlín y que también extorsionaba a
los ricos.
Es posible que lo hiciera,
Hanussen, no por eso, sino, porque el conde cometió demasiados abusos contra
los judíos.
Me da qué pensar que los nazis,
después de aquella sesión, donde adivinó el incendio, lo consideraron una
persona muy peligrosa, pues podría entrar en trance y responder a cualquier pregunta,
sin poder controlar sus respuestas en ese momento. Ya que, tras sus éxtasis, nunca
se
acordaba de nada.
Lo cierto es que nuestro
personaje perdió la confianza de su gran valedor, Hitler, y desapareció del
mapa. Algunos dicen que Helldorf encargó el asesinato a su ayudante, Karl
Ernst, el cual se presentó con su coche en la puerta del Scala, junto con tres
matones de la SA.
Apareció el 5 de abril del mismo
año. Su cadáver ensangrentado fue
encontrado por unos obreros, cuando iban a cavar una zanja a pocos kilómetros
al este de Berlín.
Concretamente, fue hallado por un
granjero llamado Mathias Hummel, el cual, al comenzar a cavar una zanja,
descubrió un zapato y, posteriormente, el cuerpo de nuestro personaje. Así que
llamó a la Policía.
Seguramente, el cuerpo pudo ser
descubierto, porque, según parece, una semana antes, había llovido mucho por toda
esa zona.
Aunque apareció bastante
deformado, pudo ser identificado por su ayudante, Izmet Dzino. Parece ser que,
aunque el forense informó que el cuerpo estaba cosido a balazos, la Policía
puso en su informe el suicidio, como causa de la muerte.
Parece ser que Hitler siempre
sospechó de Helldorf, le interrogaron, pero no pudo probarse nada en su contra.
No obstante, en junio de 1934,
durante la Purga de las SA, volvieron a interrogarle, pero sólo dio los nombres
de otros viejos camaradas de las SA, los cuales fueron asesinados por las
milicias de las SS.
En 1944, tras el golpe fallido de
von Stauffenberg, se le acusó de pasividad ante esos hechos. Se le llevó ante
el tribunal popular de Freiser y, lógicamente, le condenó a la horca.
Muy buen post, me encanta la revisitación de la Alemania de los terribles años treinta de estos últimos días en el blog. Recuerdo haber visto, a fines de los ochenta del pasado siglo, la película que le dedicó István Szabó titulada con su propio apellido, en la que interpretaba su papel Klaus Maria Brandauer. También aparecía com personaje secundario -esta vez interpretado por Tim Roth- en otra película más reciente "Invencible" ¿de hacia 2001 si la memoria no me falla? Un personaje fascinante que en la Alemania de aquellos años no podía haber acabado bien.
ResponderEliminarEfectivamente, he estado consultando que en 1988 se estrenó "Hanussen", protagonizada por K M Brandauer.
EliminarLa que me gusta mucho de Szabó es "El coronel Redl", personaje al que también le dediqué otro de mis artículos.
Con la otra también ha acertado. "Invencible" se estrenó en 2001, con Tim Roth, en el papel de Hanussen.
Me las apunto, porque no he visto ninguna de las dos.
Realmente, nadie sabe por qué lo mataron, pero, como digo en el artículo, me parece que fue porque era un tipo que los conocía demasiado bien y encima tenía el don de poder inculparles públicamente por sus actos.
Muchas gracias y saludos.
Efectivamente, he estado consultando que en 1988 se estrenó "Hanussen", protagonizada por K M Brandauer.
ResponderEliminarLa que me gusta mucho de Szabó es "El coronel Redl", personaje al que también le dediqué otro de mis artículos.
Con la otra también ha acertado. "Invencible" se estrenó en 2001, con Tim Roth, en el papel de Hanussen.
Me las apunto, porque no he visto ninguna de las dos.
Realmente, nadie sabe por qué lo mataron, pero, como digo en el artículo, me parece que fue porque era un tipo que los conocía demasiado bien y encima tenía el don de poder inculparles públicamente por sus actos.
Muchas gracias y saludos.