Antes de nada, voy a recordar los
principales datos sobre lo que he publicado anteriormente sobre el husismo.
Fue un movimiento, nacido en
Bohemia, que aspiraba a reformar la Iglesia del momento, pero que no se quedó
tan sólo en el aspecto religioso, sino que quiso también reformar a la
sociedad. Algo que no gustó nada en Roma.
En 1415, el fundador del
movimiento husita, Jan Hus, al llegar al famoso Concilio de Constanza, a pesar
de portar un salvoconducto firmado por el emperador, fue encarcelado, juzgado y
quemado en la hoguera, sin que su rey, ni su emperador hicieran nada por
defenderlo.
Una de las cosas por las que fue
ejecutado es que se confesó seguidor de la doctrina de John Wycliff, un teólogo
inglés al que la Iglesia ya había condenado por hereje.
Había, esencialmente, dos tipos
de husitas. Unos más moderados, llamados utraquistas, y otros más radicales que
se denominaban taboritas.
En 1420 firmaron una declaración
donde figuraba el ideal básico de su movimiento. Consistía en los siguientes
puntos:
·
Recibir la comunión bajo ambas especies.
·
Libertad para predicar su doctrina.
·
Hacer que todos los clérigos vivieran en la
pobreza.
·
El castigo de los pecados mortales, sin mirar
quién los había cometido.
Aparte de ello, los husitas
también pidieron que la liturgia sólo se oficiara en la lengua de cada pueblo,
el derecho universal a la educación, la eliminación de las indulgencias,
fomentada por el Papa y también la eliminación de la creencia en el Purgatorio.
Como el rey Segismundo se negó a
aceptar estas peticiones, comenzaron las llamadas guerras husitas, entre 1419 y
1436.
Los husitas consiguieron vencer a
las tropas cruzadas en varias batallas. Al final, los católicos, lograron
separar a los dos bandos husitas y atraerse a los utraquistas.
Así, en 1434, consiguieron vencer
a los taboritas, mediante una alianza entre los católicos y los utraquitas.
En 1436 las dos partes en disputa
firmaron los llamados Compactata, con ánimo de intentar pacificar el país.
En 1457, Jorge de Podiebrad,
amigo de los husitas, consiguió ser coronado rey de Bohemia. El Papa se sintió
decepcionado, pues el nuevo rey había prometido luchar contra los herejes, sin embargo,
no lo hizo, porque no consideraba
herejes a los husitas.
Por ello, el Papa, Paulo II,
organizó una cruzada internacional contra él y puso al frente de la misma al
rey de Hungría, Matías Corvino.
No consiguieron derrotarle, pero
sí intentaron, en 1469, que abdicara del trono y se lo cediera a Matías.
Jorge intentó unir a los diversos
reinos cristianos en una alianza, con el pretexto de luchar contra la amenaza
de los turcos en Europa, pero no tuvo éxito. Así que utilizó uno de sus
“comodines” y optó por aconsejar a sus nobles que nombrasen como nuevo rey a
Vladislao Jagellon, de Polonia.
Estas luchas acabaron en 1471,
con la muerte de Jorge y la llegada del católico Vladislao Jagellón al trono de
Bohemia.
Con la llegada, en el siglo XVI,
de la Reforma, estos movimientos, especialmente los radicales taboritas,
optaron por unirse a la rama luterana. De esa manera formaron la llamada
Hermandad de Bohemia o Hermandad de Moravia.
Durante la Guerra de los 30 años,
ocurrida en el centro de Europa, entre 1618-1648, estos husitas hubieran de salir huyendo a
otros países, como los Países Bajos. Allí fueron protegidos por el obispo
Comenio.
Este último, fue un personaje muy
singular. Hoy en día se le considera el padre de la Pedagogía. Voy a pararme un
poco para hablar de él, aunque se merecería todo un artículo para él solo.
Siempre fue un entusiasta de la
educación, como único medio de mejorar al hombre y, por ende, a la sociedad.
No dudaba que el alumno debería
de ser el centro de atención y para enseñar se necesitaban 3 cosas: tiempo, objeto
y método. Su sistema se basaba en dar a comprender, retener y practicar.
Su obra más famosa es la “Didáctica
magna”, donde intenta crear un método para enseñar bien a los niños y dirigir
bien una escuela.
Fue el primero que hizo libros ilustrados
para niños, con lecturas graduadas según su nivel de dificultad.
Con esto quiso unir la metodología
con la didáctica, para dar una formación a la vez moral e intelectual al
alumno. Su lema siempre fue “enseñar todo a todos”.
Buscaba organizar un sistema para
enseñar. Así, como ya he dicho antes, publicó libros con ilustraciones para sus
alumnos. Separa por edades a los mismos y tiene en cuenta las necesidades de
cada alumno, indicando que cada uno es diferente y no hay que menospreciar a
nadie. Hay que explicar a cada uno, según la capacidad de cada persona.
Por supuesto, estaba a favor de
que se le diera una buena educación a la mujer y afirmaba que también podían ser
buenas para el estudio de la Ciencia.
Calificó a las escuelas de su
época como “mataderos de mentes”. Así que propuso una reforma educativa que se
basara en lo siguiente:
·
Orden y método
·
Solidez en todos los campos.
Sus propuestas fueron aceptadas
en algunas partes y se convirtieron en una especie de modelo a seguir por
todos los docentes. Nunca fue partidario del castigo físico y sí de dar cariño
al alumno.
Pasó mucho tiempo hasta que logró
convencer a muchas familias de que los niños aprendían mejor con otros niños
que solos en su casa. La educación es el arma que se puede utilizar para corregir
al individuo y así éste podrá corregir al mundo.
Comenio fue obispo de los moravos
y ayudó a mantener la cohesión de su grupo, cuando la mayoría tuvo que
exiliarse, durante la guerra de los 30 años.
Fue invitado por varios países
para que les enseñara a poner en marcha sus teorías. Estuvo mucho tiempo en
Suecia, también pasó por Inglaterra, Polonia, Hungría, Holanda, etc. A la vez,
fue rector de dos universidades en Moravia.
Volviendo al tema de la Iglesia
husita, aunque fueron derrotados por los católicos y, posteriormente, al llegar
la Reforma, la mayoría se pasó a las filas protestantes, en el siglo XIX
renació de sus cenizas.
Como todos sabemos, en el siglo
XIX se dio en todos los rincones de Europa el fenómeno de los nacionalismos.
Los líderes nacionalistas de cada
zona encargaron a multitud de especialistas que buscaran por todas partes
ciertos detalles para intentar demostrar que un pueblo era diferente de sus vecinos
de al lado.
Muchos historiadores, escritores,
artistas, arquitectos se pusieron a trabajar en firme hasta que consiguieron
una identidad prefabricada para cada pueblo a fin de conseguir que le llamaran
nación.
Bohemia y Moravia pertenecían
desde hacía muchos siglos al Imperio, que ahora se había convertido en el
Imperio Austro-Húngaro.
Desde Viena se intentó utilizar a
la Iglesia católica contra este movimiento checo y, por eso, ellos la identificaron
como un instrumento imperialista.
Así, tras obtener este país su independencia,
en 1920, como la República de Checoeslovaquia, surgió de nuevo la Iglesia
Husita, aunque no figuró la palabra “husita” en su nombre hasta 1971. Lo hicieron
un grupo de sacerdotes que formaron la denominada Unidad de Espiritualidad Católica.
Empezaron por exigir oficiar la misa
exclusivamente en checo, algo que Roma tenía, por entonces, expresamente prohibido.
Todas las misas habían de hacerse en todas partes en latín. Esto no cambió
hasta el Concilio Vaticano II.
Pretendieron crear una nueva
Iglesia cristiana más moderna y democrática y acorde con los tiempos que
corrían.
El catolicismo siguió en las
zonas rurales, sin embargo, los husitas aumentaron mucho en casi todas las
ciudades.
Al principio, sólo tenían unos
200.000 miembros, llegando al final de la Segunda Guerra Mundial a la cifra de
un millón de fieles.
También en este periodo hubo discusiones
sobre qué camino deberían tomar. Farsky creía que lo mejor era organizar una
Iglesia protestante luterana. Por otra parte, Pavlik estaba más por hacer una
copia de la Iglesia ortodoxa de Serbia.
Este último hizo un viaje a USA
en 1922 y al regresar se encontró con que su rival se había convertido en el primer
patriarca de la Iglesia husita de Checoslovaquia. Así que a Pavlik no le quedó más
remedio que convertirse en ortodoxo.
Hay ciertas diferencias entre la
Iglesia husita y la católica. Para empezar, sus sacerdotes se pueden casar. Dan
un mayor papel a los laicos y, además, ordenan a las mujeres como sacerdotes.
La primera fue ordenada en 1947. Incluso, tienen una obispa desde 1999, lo que
motivó otro distanciamiento con la Iglesia católica.
También defienden la libertad de conciencia
y no creen en las verdades absolutas. Hay que intentar acercarse lo más posible
a la verdad.
Durante la II GM muchos de sus
miembros lucharon en la Resistencia y la misma Iglesia husita creó emisoras
clandestinas de radio para informar a la población.
En 1950, más del 10% de la población
checa eran fieles de la Iglesia husita. Habían llegado a su máxima popularidad
en su país.
Con la creación del Bloque
Soviético hubo muchas discusiones en el seno de esta Iglesia y los fieles se dividieron
en dos corrientes: una con una tendencia social muy marcada y otra que se
centró en el estudio de la Teología.
Así que los fieles pertenecientes
a la primera opción optaron, en su mayoría, por abandonar esta Iglesia, pues no
estaban de acuerdo con los postulados totalitarios del comunismo.
Tras la Caída del Muro, en 1991
sólo se confesaba husita un 1,73% de los checos y en 2001 bajó hasta el 1%,
unos 100.000 husitas.
También había unos miles de
fieles en la vecina Eslovaquia, pero eran pocos, porque la Iglesia husita es,
ante todo, una manifestación del nacionalismo checo. A pesar de ello, se sigue
llamando Iglesia husita checoslovaca y su actual patriarca es Tomás Butta.
Hoy en día, se considera un
producto de la I República Checoslovaca y, por ello, compartió muchos de sus ideales.
Quizás, por ello, cayó en declive cuando cayó también ese régimen político.