viernes, 30 de enero de 2015

EL MOVIMIENTO HUSITA EN LA ACTUALIDAD

Antes de nada, voy a recordar los principales datos sobre lo que he publicado anteriormente sobre el husismo.
Fue un movimiento, nacido en Bohemia, que aspiraba a reformar la Iglesia del momento, pero que no se quedó tan sólo en el aspecto religioso, sino que quiso también reformar a la sociedad. Algo que no gustó nada en Roma.
En 1415, el fundador del movimiento husita, Jan Hus, al llegar al famoso Concilio de Constanza, a pesar de portar un salvoconducto firmado por el emperador, fue encarcelado, juzgado y quemado en la hoguera, sin que su rey, ni su emperador hicieran nada por defenderlo.
Una de las cosas por las que fue ejecutado es que se confesó seguidor de la doctrina de John Wycliff, un teólogo inglés al que la Iglesia ya había condenado por hereje.
Había, esencialmente, dos tipos de husitas. Unos más moderados, llamados utraquistas, y otros más radicales que se denominaban taboritas.
En 1420 firmaron una declaración donde figuraba el ideal básico de su movimiento. Consistía en los siguientes puntos:
·         Recibir la comunión bajo ambas especies.
·         Libertad para predicar su doctrina.
·         Hacer que todos los clérigos vivieran en la pobreza.
·         El castigo de los pecados mortales, sin mirar quién los había cometido.
Aparte de ello, los husitas también pidieron que la liturgia sólo se oficiara en la lengua de cada pueblo, el derecho universal a la educación, la eliminación de las indulgencias, fomentada por el Papa y también la eliminación de la creencia en el Purgatorio.
Como el rey Segismundo se negó a aceptar estas peticiones, comenzaron las llamadas guerras husitas, entre 1419 y 1436.
Los husitas consiguieron vencer a las tropas cruzadas en varias batallas. Al final, los católicos, lograron separar a los dos bandos husitas y atraerse a los utraquistas.
Así, en 1434, consiguieron vencer a los taboritas, mediante una alianza entre los católicos y los utraquitas.

En 1436 las dos partes en disputa firmaron los llamados Compactata, con ánimo de intentar pacificar el país.
En 1457, Jorge de Podiebrad, amigo de los husitas, consiguió ser coronado rey de Bohemia. El Papa se sintió decepcionado, pues el nuevo rey había prometido luchar contra los herejes, sin embargo,  no lo hizo, porque no consideraba herejes a los husitas.
Por ello, el Papa, Paulo II, organizó una cruzada internacional contra él y puso al frente de la misma al rey de Hungría, Matías Corvino.
No consiguieron derrotarle, pero sí intentaron, en 1469, que abdicara del trono y se lo cediera a Matías.
Jorge intentó unir a los diversos reinos cristianos en una alianza, con el pretexto de luchar contra la amenaza de los turcos en Europa, pero no tuvo éxito. Así que utilizó uno de sus “comodines” y optó por aconsejar a sus nobles que nombrasen como nuevo rey a Vladislao Jagellon, de Polonia.
Estas luchas acabaron en 1471, con la muerte de Jorge y la llegada del católico Vladislao Jagellón al trono de Bohemia.
Con la llegada, en el siglo XVI, de la Reforma, estos movimientos, especialmente los radicales taboritas, optaron por unirse a la rama luterana. De esa manera formaron la llamada Hermandad de Bohemia o Hermandad de Moravia.
Durante la Guerra de los 30 años, ocurrida en el centro de Europa, entre 1618-1648,  estos husitas hubieran de salir huyendo a otros países, como los Países Bajos. Allí fueron protegidos por el obispo Comenio.
Este último, fue un personaje muy singular. Hoy en día se le considera el padre de la Pedagogía. Voy a pararme un poco para hablar de él, aunque se merecería todo un artículo para él solo.
Siempre fue un entusiasta de la educación, como único medio de mejorar al hombre y, por ende, a la sociedad.
No dudaba que el alumno debería de ser el centro de atención y para enseñar se necesitaban 3 cosas: tiempo, objeto y método. Su sistema se basaba en dar a comprender, retener y practicar.
Su obra más famosa es la “Didáctica magna”, donde intenta crear un método para enseñar bien a los niños y dirigir bien una escuela.
Fue el primero que hizo libros ilustrados para niños, con lecturas graduadas según su nivel de dificultad.
Con esto quiso unir la metodología con la didáctica, para dar una formación a la vez moral e intelectual al alumno. Su lema siempre fue “enseñar todo a todos”.
Buscaba organizar un sistema para enseñar. Así, como ya he dicho antes, publicó libros con ilustraciones para sus alumnos. Separa por edades a los mismos y tiene en cuenta las necesidades de cada alumno, indicando que cada uno es diferente y no hay que menospreciar a nadie. Hay que explicar a cada uno, según la capacidad de cada persona.
Por supuesto, estaba a favor de que se le diera una buena educación a la mujer y afirmaba que también podían ser buenas para el estudio de la Ciencia.
Calificó a las escuelas de su época como “mataderos de mentes”. Así que propuso una reforma educativa que se basara en lo siguiente:
·         Orden y método
·         Facilidad para aprender y enseñar
·         Solidez en todos los campos.
Sus propuestas fueron aceptadas en algunas partes y se convirtieron en una especie de modelo a seguir por todos los docentes. Nunca fue partidario del castigo físico y sí de dar cariño al alumno.
Pasó mucho tiempo hasta que logró convencer a muchas familias de que los niños aprendían mejor con otros niños que solos en su casa. La educación es el arma que se puede utilizar para corregir al individuo y así éste podrá corregir al mundo.
Comenio fue obispo de los moravos y ayudó a mantener la cohesión de su grupo, cuando la mayoría tuvo que exiliarse, durante la guerra de los 30 años.
Fue invitado por varios países para que les enseñara a poner en marcha sus teorías. Estuvo mucho tiempo en Suecia, también pasó por Inglaterra, Polonia, Hungría, Holanda, etc. A la vez, fue rector de dos universidades en Moravia.
Volviendo al tema de la Iglesia husita, aunque fueron derrotados por los católicos y, posteriormente, al llegar la Reforma,  la mayoría se pasó  a las filas protestantes, en el siglo XIX renació de sus cenizas.
Como todos sabemos, en el siglo XIX se dio en todos los rincones de Europa el fenómeno de los nacionalismos.
Los líderes nacionalistas de cada zona encargaron a multitud de especialistas que buscaran por todas partes ciertos detalles para intentar demostrar que un pueblo era diferente de sus vecinos de al lado.
Muchos historiadores, escritores, artistas, arquitectos se pusieron a trabajar en firme hasta que consiguieron una identidad prefabricada para cada pueblo a fin de conseguir que le llamaran nación.
Bohemia y Moravia pertenecían desde hacía muchos siglos al Imperio, que ahora se había convertido en el Imperio Austro-Húngaro.
Desde Viena se intentó utilizar a la Iglesia católica contra este movimiento checo y, por eso, ellos la identificaron como un instrumento imperialista.
Así, tras obtener este país su independencia, en 1920, como la República de Checoeslovaquia, surgió de nuevo la Iglesia Husita, aunque no figuró la palabra “husita” en su nombre hasta 1971. Lo hicieron un grupo de sacerdotes que formaron la denominada Unidad de Espiritualidad Católica.
Empezaron por exigir oficiar la misa exclusivamente en checo, algo que Roma tenía, por entonces, expresamente prohibido. Todas las misas habían de hacerse en todas partes en latín. Esto no cambió hasta el Concilio Vaticano II.
Pretendieron crear una nueva Iglesia cristiana más moderna y democrática y acorde con los tiempos que corrían.
El catolicismo siguió en las zonas rurales, sin embargo, los husitas aumentaron mucho en casi todas las ciudades.
Al principio, sólo tenían unos 200.000 miembros, llegando al final de la Segunda Guerra Mundial a la cifra de un millón de fieles.

También en este periodo hubo discusiones sobre qué camino deberían tomar. Farsky creía que lo mejor era organizar una Iglesia protestante luterana. Por otra parte, Pavlik estaba más por hacer una copia de la Iglesia ortodoxa de Serbia.
Este último hizo un viaje a USA en 1922 y al regresar se encontró con que su rival se había convertido en el primer patriarca de la Iglesia husita de Checoslovaquia. Así que a Pavlik no le quedó más remedio que convertirse en ortodoxo.
Hay ciertas diferencias entre la Iglesia husita y la católica. Para empezar, sus sacerdotes se pueden casar. Dan un mayor papel a los laicos y, además, ordenan a las mujeres como sacerdotes. La primera fue ordenada en 1947. Incluso, tienen una obispa desde 1999, lo que motivó otro distanciamiento con la Iglesia católica.
También defienden la libertad de conciencia y no creen en las verdades absolutas. Hay que intentar acercarse lo más posible a la verdad.
Durante la II GM muchos de sus miembros lucharon en la Resistencia y la misma Iglesia husita creó emisoras clandestinas de radio para informar a la población.
En 1950, más del 10% de la población checa eran fieles de la Iglesia husita. Habían llegado a su máxima popularidad en su país.
Con la creación del Bloque Soviético hubo muchas discusiones en el seno de esta Iglesia y los fieles se dividieron en dos corrientes: una con una tendencia social muy marcada y otra que se centró en el estudio de la Teología.
Así que los fieles pertenecientes a la primera opción optaron, en su mayoría, por abandonar esta Iglesia, pues no estaban de acuerdo con los postulados totalitarios del comunismo.
Tras la Caída del Muro, en 1991 sólo se confesaba husita un 1,73% de los checos y en 2001 bajó hasta el 1%, unos 100.000 husitas.
También había unos miles de fieles en la vecina Eslovaquia, pero eran pocos, porque la Iglesia husita es, ante todo, una manifestación del nacionalismo checo. A pesar de ello, se sigue llamando Iglesia husita checoslovaca y su actual patriarca es Tomás Butta.

Hoy en día, se considera un producto de la I República Checoslovaca y, por ello, compartió muchos de sus ideales. Quizás, por ello, cayó en declive cuando cayó también ese régimen político.

miércoles, 28 de enero de 2015

JORGE DE PODIEBRAD, UN CURIOSO MONARCA CHECO



Continuando con el ciclo que he dedicado a los husitas, hoy voy a hablar de un curioso monarca checo, que fue el único que llegó al trono, no siendo católico. Algo que hoy en día sería considerado como normal, pero no en el siglo XV.
Nuestro personaje nació en 1420, en lo que hoy es la república checa, aunque no sabemos en qué localidad concretamente del antiguo reino de Bohemia. Perteneció a la noble familia de los Kunstádt, muy poderosa en ese reino. Sus padres fueron Victorino de Kunstádt y Ana de Wurtemberg.
Tras la batalla de Lipany, se sentaron a negociar los ultraquistas y los católicos y fruto de esa negociación fueron los llamados “Compactatos de Basilea”. Se permitió a los ultraquistas comulgar con pan y vino. Aunque podría parecer una minucia, fue un paso muy importante a favor de la tolerancia. Algo no muy común en Roma, donde no estaban acostumbrados a dar su brazo a torcer.
En 1437, tras la muerte de Segismundo de Luxemburgo,  emperador y también rey de Bohemia y Hungría, sin un varón que le sucediera en el trono, la corona de Hungría pasó a manos de Alberto I, por haberse casado con su hija.
Hay que decir que tanto Segismundo, como Wenceslao IV, del que ya hablé en el anterior artículo, eran hermanos e hijos del emperador Carlos IV, el que fundó la Universidad de Praga.
 El problema fue que el reinado de Alberto sólo duró 2 años, a causa de una muerte repentina, durante uno de sus continuos enfrentamientos con los turcos.
Así, comenzó un período de gran anarquía en el reino, a causa del vacío de poder, pues el futuro heredero, cuando murió su padre, aún no había nacido.
De hecho, a pesar de su nacimiento, varios nobles húngaros le quisieron otorgar el trono de Hungría al rey polaco Vladislao III.
Así, la madre del pequeño rey, Isabel de Luxemburgo, ordenó robar la corona húngara para que su bebé fuera coronado como rey, apoyada por otros nobles húngaros.
No obstante, luego tuvieron que huir, pues Vladislao III reclamaba esa corona para sí y tuvieron que ponerle bajo la protección del nuevo emperador, Federico III. Este fue el bisabuelo de nuestro Carlos V.
En este ambiente de luchas continuas entre católicos y ultraquistas, Jorge de Podiebrad, se convirtió en el líder indiscutible de estos últimos.
En 1448 conquistó Praga y expulsó de allí a sus enemigos católicos. A partir de ahí fue nombrado administrador del reino de Bohemia y tutor del heredero, Ladislao el Póstumo, hasta que éste alcanzara la mayoría de edad.
A pesar de que sólo estuvo unos pocos años en el poder, las fuentes hablan muy bien de su regencia y su posterior reinado. Consiguió que sus vecinos le devolvieran todos los territorios que les habían quitado.
También utilizó a sus hijos, que fueron 14, para llevar a cabo una eficaz política basada en los matrimonios de éstos con los herederos de los territorios adyacentes, como fue el caso de Matías Corvino de Hungría con su hija Catalina. Pero, en especial, intentó hacer esa política con los alemanes.
El joven rey Ladislao V consiguió subir al trono, pero a los 4 años de reinado, murió de una forma misteriosa. Enseguida, las  malas lenguas le echaron la culpa de su fallecimiento a Jorge y a su esposa, Catalina. Incluso, afirmaron que fue debido a que le dieron una manzana envenenada, como en los cuentos infantiles.
 Tras una reciente investigación, se descubrió que esa muerte fue debida
a una leucemia. Así que no hubo conspiración de ningún tipo.
Como a los ultraquistas le interesaba que Jorge siguiera en el poder, compraron las voluntades de los nobles católicos y se aseguraron así su llegada al trono.
Así, se le conoció como “el rey de un pueblo doble”, por lo que, en esas tierras, la concepción de un monarca medieval que reinaba sobre unos súbditos que tenían su misma religión, había quedado rebasada por una visión más moderna. Se podría decir que casi renacentista.
El Papa Pío II respaldó esta coronación, pero haciéndole prometer que lucharía contra la herejía en su país. Aquí, quizás, hubo un malentendido, pues Jorge, no consideraba herejes a los utraquistas, aunque sí al resto de los husitas. Esta discusión dio lugar a la ruptura, por parte de los católicos, de los llamados “Compactatos de Basilea”.
Lo más importante que hizo este rey, que es precisamente por lo que se le recuerda ahora, es porque, al tener constancia de que el Papa podría organizar una Cruzada contra su país, se puso inmediatamente a buscar el mayor número de aliados entre los reyes europeos. Todo ello, camuflado como una alianza de países cristianos para frenar el avance de los turcos en Europa.
También propuso fundar una Liga de reyes cristianos, que sería una organización que en el futuro pudiera solucionar los conflictos de una manera pacífica. Algo así como los tribunales internacionales que existen hoy en día. Incluso, algunos autores lo definen como uno de los más antiguos precursores de la Unión Europea.
También, por una parte, intentó rebajar el poder del Papa y, por otra, unir a las diversas monarquías para enfrentarse al creciente poder de los turcos, que ya se estaban asomando a Europa. No hay que olvidar que habían conquistado Bizancio en 1453, cinco años antes de la llegada al trono de Jorge.
Dentro del proyecto “europeo” de nuestro personaje, al que llamó “Universitas”,  se citaba una especie de parlamento europeo, una moneda común y hasta la eliminación de las barreras aduaneras. Todo ello, algo muy revolucionario para esa época y para los siglos siguientes, claro está.
Entre de los enviados diplomáticos de este monarca a otros países estuvo su suegro, Jaroslav Lev de Rozmitál. Se sabe que estuvieron visitando varios países, incluso, se reunieron en Segovia con el rey de Castilla, pero no consiguieron nada.
En la mayoría de los países visitados, no tuvieron muy buena acogida, pues los monarcas cristianos estaban muy influidos por la Iglesia católica, la cual consideraba un hereje al rey Jorge y el proyecto nunca se llevó a cabo.
Como ya se temía nuestro personaje, en 1468, el Papa Paulo II, ordenó a los nobles bohemios que lo depusieran y confiscaran sus bienes. Esto último, quizás para animarles más a actuar contra él.
Algunos nobles se enfrentaron al rey, creando la llamada Unidad del Monte Verde, encabezada por uno de sus cuñados. Incluso, uno de sus yernos, Matías Corvino, se puso al frente de la Cruzada que había ordenado el Papa contra él.
Jorge, llegó a vencer a estas tropas y le hizo jurar a Matías que no volvería a tomar las armas contra él, cosa que no cumplió.
Como nuestro personaje era más amante de la diplomacia que de la guerra, llegó a la conclusión de que lo mejor era ofrecer la sucesión a la corona al polaco Vladislao Jagellón, el cual reinó, desde 1471,  a la muerte de Jorge, con el nombre de Vladislao II e inauguró una dinastía que gobernó en Bohemia durante medio siglo.

sábado, 24 de enero de 2015

JAN HUS Y EL MOVIMIENTO HUSITA



Hoy traigo al blog a un personaje que intentó reformar pacíficamente la Iglesia y se encontró con la intolerancia de Roma, la traición de su emperador y su muerte en la hoguera.
Jan Hus o Jan de Hussenitz, al que llamaron así por el nombre del pueblo del reino de Bohemia, donde nació en 1370. Actualmente, ese territorio pertenece a la República checa.
Vino al mundo en el seno de una familia de campesinos pobres en la que, además, su padre murió joven y su madre tuvo que esforzarse mucho por sacarlo adelante.
Desde pequeño, tuvo mucha afición por los asuntos religiosos, devorando todos los libros que cayeron en sus manos sobre esta materia. También cantó en el coro de su parroquia.
Tras sacar el título de bachiller en Teología, consiguió que lo aceptaran en la Universidad de Praga, sin tener que pagar sus estudios, ya que no tenía recursos para ello.
Pronto destacó en Filosofía y Teología, obteniendo el cotizado título de maestro en Artes en 1396.
En esa Universidad coincidían alumnos de varias nacionalidades, como bávaros, sajones, polacos y bohemios. Estos últimos se sentían diferentes del resto a los que consideraban, despectivamente,  alemanes.
En 1400, Hus fue ordenado sacerdote y luego le dieron el cargo de decano en la Facultad de Arte y Filosofía.
Posteriormente, le destinaron como predicador en varias iglesias. La última de ellas fue la capilla de Belén en Praga. Curiosamente, en esta última se oficiaba la misa exclusivamente en checo, contraviniendo las normas de Roma, que exigía que fuera en latín.
Realmente, esta iglesia de Belén era la capilla de la Universidad Carolina de Praga, llamada así, porque la fundó el emperador Carlos IV, en 1348. Este monarca era una persona muy abierta y tenía en  su mente hacer muchas reformas. De hecho, esta Universidad fue copiada de la de París.
Me gustaría hacer un inciso para informaros que en esa Universidad estudió gente tan importante como Tesla, Kafka, Rilke, M. Kundera, etc. También 3 de sus alumnos han obtenido el Premio Nobel de Química. Entre sus profesores más distinguidos podemos destacar a Jesenius, Doppler y Einstein, aparte de Hus, claro está.
Siguiendo por dónde íbamos, podemos decir que de ahí salió una corriente reformista que pronto se adueñó de las parroquias, predicando en checo y no en alemán, ni en latín.
Solían atacar la compra-venta de los bienes espirituales, como se hacía habitualmente en Roma. También se metían con los vicios de los clérigos y estaban por recuperar la Iglesia primitiva y la pobreza como un valor propio de la misma.
Por aquel entonces, en la Universidad de Praga, estaban muy de moda las ideas del teólogo inglés John Wycliffe, que había sido acusado de hereje por la Iglesia, pero que se murió antes de que lo pillaran. No obstante, tras su condena, lo desenterraron para quemarle.
Hus adoptó algunas de sus teorías, pero no las más polémicas, como la negación de la transustanciación del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo.
En 1403, el obispo de Praga, preocupado por el alcance que habían logrado las ideas de Wycliffe en la Universidad de Praga, pidió a un teólogo alemán que se dedicara a rebatirlas.
Este especialista dijo encontrar 45 posibles herejías en sus escritos. Los representantes de las 3 naciones germánicas, que había en la Universidad,   apoyaron esta condena. Sin embargo,  la bohemia, encabezada por Hus, defendió las ideas del pensador inglés.

Desde entonces, se le consideró vinculado a este pensador inglés y a la pretendida reforma en Bohemia, que dio lugar a un movimiento nacionalista antigermano, y, más adelante, al Decreto de Kutná Hora.
Con esta norma, el rey Wenceslao IV, hijo del emperador Carlos IV, modificó los estatutos de la Universidad y dio al grupo checo 3 de los 4 votos posibles, a fin de que le apoyara en su maniobra de llegar al trono del Imperio.
Además, nombró a Jan Hus rector de esa Universidad, lo que provocó el inmediato abandono de la misma de casi todos los profesores del grupo germano.
En 1412, llegó a Praga una comitiva enviada por el Papa, con objeto de vender unas indulgencias para pagar la guerra del Pontífice contra Nápoles.
Esta vez, Wenceslao, se puso del lado del Papa, pues le habían prometido una jugosa comisión por permitir esta práctica en su territorio.
Como no se podía esperar otra cosa, los reformistas, encabezados por Hus criticaron esta práctica. Desde el púlpito, nuestro personaje, encendió tanto los ánimos que algunos de sus feligreses fueron a intentar bloquear esta operación.
Parece ser que los manifestantes vistieron dos imágenes una con ricas ropas papales y otra como si fuera Cristo y casi desnudo.  Al Gobierno no se le ocurrió otra cosa que detener a 3 personas, las cuales fueron luego ejecutadas. Estos fueron los primeros mártires del husismo.

A mediados de ese año, Hus fue excomulgado y tuvo que salir de Praga, exiliándose en el sur de Bohemia.
Sus predicaciones cada vez resultaron más radicales. De esta época data su obra De Ecclesia, de donde, posteriormente, sus acusadores buscaron motivos para condenarle en Constanza.
Hus ya empezó a negar que el Papa fuera la piedra angular de la Iglesia y sólo reconocía en ese lugar a Cristo.
Realmente, siempre destacó más como hombre de acción, en su puesto de predicador, que como un simple teólogo.
A su vuelta a Praga, sus sermones congregaban al 10% de la población de la misma. Durante 12 años se calcula que dio unos 3.000 sermones, todos ellos en checo y en todos criticó a la Iglesia de Roma. Se puede decir que ya empezaba a ser un “grano” molesto para el Papa y su corte.
Solía meterse desde su púlpito con la corrupción moral de la Iglesia, los abusos que cometía a diario y su deseo de acumular riquezas, que iba en contra de la esencia del Cristianismo.
Además, en ese momento, había varios papas. Desde 1378 existía uno en Roma y otro en la localidad francesa de Aviñón.
Algunos cardenales intentaron solucionar el cisma deponiendo a la vez a los pontífices de Roma y Aviñón y eligiendo uno nuevo en Pisa. Como los dos primeros no quisieron ceder, se dio la circunstancia de que ahora había 3 Papas. Wenceslao fue partidario del Papa de Pisa, por lo que en su territorio cada vez se hacía menos caso al de Roma.
Hus fue un paso más allá cuando dijo que la Iglesia era un ente invisible y que estaba formada por todos sus miembros, incluidos los fieles. Así, los clérigos  eran partes de la misma, pero no eran ellos solos la Iglesia. Ya estaba empezando a ponerse la cosa seria, porque estaba jugando con el pan de mucha gente y no se lo iban a perdonar.
Además, se metió en un terreno peligroso, cuando acentuó sus críticas contra el antipapa Juan XXIII, sucesor de Alejandro V de Pisa, el cual era apoyado por el rey Wenceslao.
Al llegar el nuevo emperador, Segismundo, lo primero que quiso hacer fue reunificar la Iglesia. Para eso, convocó, en 1414, un concilio en Constanza, una localidad al sur de la actual Alemania, justo al lado de la frontera con Suiza.
Consiguió que todos los Papas acudieran a este concilio, del que tendría que salir sólo uno, bien uno de ellos u otro nuevo.
Jan Hus quiso aprovechar esta reunión para intentar explicar sus ideas a fin de que la Iglesia le perdonara.
El emperador le dio un salvoconducto para acudir a esa importante cita. Consiguió llegar hasta allí, pero tuvo una acogida muy negativa, por parte de los demás teólogos. Incluso, algunos de sus compatriotas no habían hablado muy bien de él.
La excomunión contra él, que aún estaba en vigor, le impedía oficiar misa y predicar, pero él se saltó esas prohibiciones a la torera. Por ello, fue encarcelado.
Luego, fue interrogado, pero se negó a retractarse por ser un seguidor de las doctrinas
heréticas de Wycliffe. Así que fue juzgado y condenado por herejía. Posteriormente, sería entregado al brazo secular paras su ejecución. Ya sabemos que la Iglesia condenaba, pero nunca ejecutaba sus condenas.
El emperador también le acusó de traición y le condenó a morir en la hoguera. Ejecutándose la sentencia el 06/07/1415.
Le llevaron a las afueras de la ciudad y allí le ataron a un poste con una cadena muy oxidada. También le acompañó una comisión del Concilio.
Antes de prender la leña, le preguntaron si se retractaba de sus ideas. Él les respondió: “La intención principal de mis predicaciones, de mis escritos y de todos mis actos fue la de arrancar a las gentes del pecado, y hoy quiero morir en paz en esa verdad que he enseñado”.
Dicen que antes de morir abrasado, pronunció estas palabras: “Vas a asar a un ganso, pero dentro de un siglo te encontrarás con un cisne al que no podrás asar”.
Justamente, 102 años después, Martín Lutero clavó sus famosas 95 tesis en la puerta
de la iglesia del castillo de Wittemberg. Acontecimiento que se identifica como el comienzo de la Reforma. Precisamente, en el escudo de armas de Lutero había un cisne.
Curiosamente, Lutero no había leído nada de Hus hasta que en una ocasión, en un debate con el teólogo Johann Eck, éste le acusó de ser un husita. Precisamente, esto hizo que Lutero leyera la obra de Hus, De Eclessia, a la cual dio su aprobación. Incluso, en 1520, Lutero pronunció la frase “Todos somos husitas sin saberlo”.
La muerte de Jan Hus impactó a la población de Bohemia, la cual se lo tomó como una gran ofensa contra su nación.
A primeros de septiembre, el emperador, recibió una carta de repulsa para este acto, firmada por 452 nobles de Bohemia y Moravia. Algo que nunca había ocurrido antes.
Los fieles bohemios llegaron a expulsar de muchas parroquias a los clérigos que no estuvieran de acuerdo con las ideas de Hus.
También se formó una liga de nobles para proteger a los fieles husitas del poder de la Iglesia de Roma.
En la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves trabajaba un discípulo suyo llamado Jan de Zeliv, el cual, en sus predicaciones, recurría con frecuencia al Apocalipsis y pedía a sus fieles que tomaran cuanto antes la espada para matar a sus enemigos.
El 30/07/1419 un grupo armado fue a su presencia y él les llevó hasta el Ayuntamiento. Allí desalojaron a todos los funcionarios, lanzándolos por las ventanas. Así se inició la revolución husita.
Luego se dividieron en dos bandos. Por un lado, estaban los utraquistas, que eran más moderados, a pesar de que su nombre haga pensar lo contrario. Estaba formado por miembros de la baja nobleza y la burguesía y apoyados por la Universidad de Praga.
Luego estaban los taboritas. Se trataba de un grupo mucho más radical, constituido en la fortaleza de Tábor, influenciado por las corrientes milenaristas y con un pensamiento antinobiliario y antigermánico.
Estos taboritas estaban bajo el mando de un noble arruinado llamado Nicolás de Dresde, el cual reunió a unos 40.000 partidarios y con ellos atacaron un pueblo, expulsaron a las autoridades y al clero y fundaron esta fortaleza, justo al lado de ese pueblo.
Tábor, siguiendo las ideas milenaristas, se organizó sin clases sociales, ni propiedad privada y donde los militares, funcionarios y hasta los mismos sacerdotes eran elegidos por el pueblo.
A principios de 1420 llegó a Tábor otro noble arruinado, llamado Jan Zizka de Trocnov. Como ya tenía amplia experiencia militar, se le eligió el jefe del ejército y con él consiguieron su primera victoria en Mlada Vozice.
Mientras tanto, Segismundo, había puesto sus ojos en Praga, que, por entonces, era una ciudad caótica, donde convivían husitas de todas las tendencias y que nunca se ponían de acuerdo para nada. Cuando comenzó el sitio de la ciudad, increíblemente, se produjo la unión de
todos sus ciudadanos para defenderla.
Segismundo había conseguido que el Papa calificara de Cruzada su lucha contra los husitas y de esa manera consiguió agrupar unos 100.000 soldados.
Así y todo, los husitas de Tábor, fueron en ayuda de Praga y juntos consiguieron derrotar a los cruzados y expulsarlos de allí.
Tras esa unión, se firmaron los Cuatro artículos de Praga. Una especie de objetivos básicos de ese movimiento popular. Demandaban la libre predicación en lengua checa, la comunión en ambas especies, el castigo civil de los pecados públicos y la desaparición de las propiedades de la Iglesia.
Segismundo lo intentó de nuevo en varias ocasiones, pero siempre fue vencido por los aguerridos husitas.
Zizka supo tener bajo su mando a ambos bandos husitas y consiguió organizar un buen ejército. Además, construyó una especie de carros de combate hechos de madera y provistos de unos cañones parta frenar a la caballería enemiga.
Lamentablemente, Zizka, murió en 1424 a causa de la peste negra y desde entonces los bandos se volvieron a separar.
Con su sucesor, Procopio, el territorio husita se siguió expandiendo hasta llegar a Nuremberg. Así que el Papa mandó a otro ejército, al mando del legado Cesarini, el cual huyó nada más ver al enorme ejército husita.
Al cabo de 5 cruzadas, en Roma se vio que la única manera de resolver este conflicto sería por la vía diplomática.
Se reunieron ambos bandos husitas con Cesarini en el concilio de Basilea y pusieron sobre la mesa sus Cuatro Artículos.
Como el cardenal detectó que no había unidad entre los husitas, les propuso negociar en Praga, allí ya sólo lo hizo con los moderados utraquistas. Se llegó a un acuerdo solo con ellos, aprobando una versión reducida de los Cuatro Artículos, permitiéndoles la comunión con ambas formas y quedarse con los bienes arrebatados al clero, pero luego tendrían que sostenerlo. A eso se les llamó Compactata.
Así, mientras los utraquistas se reconciliaron con la Iglesia, Procopio y los taboristas siguieron con la guerra, hasta que fueron derrotados en 1434, en Lipany, por una coalición formada por los católicos y los utraquistas. De esa forma, consiguió Segismundo ocupar por fin el trono de Bohemia.
No obstante, el movimiento husita pervivió durante muchos años, porque,  aparte de ser un movimiento religioso, también lo fue político, económico y social.
Se puede decir que el husismo fortaleció la idea del nacionalismo checo. El mismo Miguel Servet, casi un siglo después, seguía diciendo que en Bohemia sólo había herejes.
Aunque parezca mentira, la postura de la Iglesia católica ha cambiado radicalmente sobre este tema. Ya en el Concilio Vaticano II se pidió la rehabilitación de la memoria de Jan Hus.
Incluso, en 1999, el Papa Juan Pablo II pidió públicamente disculpas por “la cruel muerte infligida a Jan Hus” y por los conflictos que surgieron posteriormente.
Espero que os haya gustado, porque tengo pensado hacer más artículos sobre el tema de los husitas.

jueves, 22 de enero de 2015

BORIS I, EL EXTRAÑO REY DE ANDORRA



Hoy voy a intentar abandonar el tono lúgubre de mis recientes artículos. Por eso, he optado por uno que me parece mucho más divertido, dentro de lo que cabe.
Esta vez traigo a un curioso personaje que podría parecer de otra época, pero no, resulta que vivió en pleno siglo XX.
Boris Skossyreff, que ese era su nombre, nació el 12/01/1896 en Vilna, que ahora es la
capital de Lituania, pero que, en ese momento, era una ciudad más del inmenso Imperio ruso.
Perteneció a una familia de la pequeña nobleza rusa, con gran tradición militar. Obviamente, cuando triunfaron allí los comunistas, tuvo que salir zumbando de su país, como muchos otros.
No se sabe mucho de su vida durante el exilio. Parece ser que se fue al Reino Unido y allí prestó servicios en la Armada británica.
La razón por la que se dirigió a ese país es porque conocía al diputado conservador Oliver Locker Lampson, con el que coincidió durante la I GM, pues ambos habían combatido juntos en una unidad mixta ruso-británica formada por vehículos blindados.
Algunos dicen que también trabajó  para el Foreign Office o para los Servicios Secretos y que esto le llevó a recorrer el mundo. Pero no parece muy claro que los británicos dejaran trabajar en una entidad gubernamental tan secreta a un exiliado político del que apenas sabían nada.
En 1925 dejó ese supuesto trabajo y se trasladó a Holanda, con un pasaporte Nansen, que es el que se les da a los que no tienen una patria que los defienda.
En 1931, gracias a su don de gentes, consiguió casarse con una mujer marsellesa más o menos rica, la cual era 10 años mayor que él. Así que muy pronto se decidió por buscarse otra pareja.
Hasta aquí, vemos que era un tipo como ese “Nicolás” que está ahora tan de moda. Tenía una buena presencia, buena preparación intelectual, buenos modales, facilidad para los idiomas y donde gentes que le permitía cautivar a su audiencia.
Como dice el refrán: “buena pinta y buenos modales abren puertas principales”. Más o menos, eso es lo que le pasó a él.
Se creó una imagen aristocrática, siempre bien vestido y con un monóculo en el ojo derecho. Algo que se veía un poco pasado de moda ya en esa época.
Iba por ahí diciendo que tenía el título de conde de Orange, lo cual tiene que ser absolutamente falso, pues es un título que sólo lo pueden llevar los miembros de la Casa Real de Holanda.
También mentía cuando presumía de haber estudiado en los mejores colegios de París y en la Universidad de Oxford. Ya por aquella época, la policía holandesa lo estuvo investigando y hay una ficha de él donde se afirma que es un estafador internacional.
En 1932 visitó por primera vez Andorra y allí habló con mucha gente para hacerse a la idea de la realidad de ese país. Por lo visto, en 1934, ya le hizo alguna proposición, en ese sentido, al Síndico de Andorra y el Consejo General le advirtió que no se metiera más en sus asuntos.
A finales de mayo de ese año, el administrador judicial francés firmó una orden de expulsión contra nuestro personaje, por haber publicado que los franceses explotaban a los andorranos.
No se le ocurrió otra cosa que exiliarse en la vecina localidad de la Seo de Urgell, donde ya se comportó como una especie de monarca exiliado y se dedicó a conceder entrevistas a la prensa y hasta habló telefónicamente con diarios tan importante como The Times o The Daily Herald.
En el  verano de ese año se trasladó a la localidad veraniega de Torredembarra, desde donde declaró en una entrevista al diario madrileño Ahora “Lo hago únicamente como caballero para entender que defiendo los derechos de los españoles que residen en Andorra y son vejados por la República vecina”.
Intentó fortalecer su postura poniéndose en contacto con los legitimistas franceses, o sea, los que quieren volver a ver un rey en Francia.
En Perpiñán se reunió con un representante del duque de Guisa, Juan de Orleans, por entonces, pretendiente al trono de Francia.
Intentó obtener su apoyo diciéndole que los jefes de Estado de Francia estaban gobernando de manera ilegal en Andorra, siendo éste un dominio privado de la Casa de Orleans, heredera directa de la dinastía de Foix. Con esta afirmación, creo que equivocó a Andorra con Navarra. Será porque ambas tienen la misma terminación y un extranjero no puede apreciarlo.
Su tesis se basaba en que, como en Andorra no había tenido lugar ninguna revolución, como ocurrió en Francia, pues los monarcas franceses no tendrían por qué haber perdido sus derechos sobre ese país.
Realmente, tuvo mucha aceptación entre los legitimistas franceses. A lo mejor, porque hacía tiempo que no se llevaban ninguna alegría, y se pusieron a publicar las pretensiones de Boris en sus boletines. Mientras tanto, él ya se autoproclamó, por su cuenta, como lugarteniente del rey de Francia.
A partir de ese momento, se dedicó a recibir a los periodistas, conceder recepciones “oficiales” y organizó actos del mismo tipo, como una misa por Francesc Maciá, presidente de la Generalitat de Cataluña, que había muerto el año anterior.
Incluso, se hizo fotos oficiales, como príncipe de Andorra y hasta se permitió escribir borradores de leyes que serían promulgadas por él cuando fuera reconocido como soberano en Andorra.
Más adelante, su osadía le llevó a imprimir unos folletos donde decía más o menos que los andorranos no estaban a gusto al ser administrados por el presidente de la República Francesa, la cual no era la legítima heredera de la Corona de Francia.
El mismo duque de Guisa seguro que se quedaría impactado por este atrevimiento, porque no dijo nada y se limitó a esperar a ver cómo acabaría esta broma pesada.
Como la cara dura de este hombre no tenía límites, pues esta vez redactó una Carta Constitucional para Andorra, en la cual figuraba un nuevo sistema político caracterizado por una mayor libertad en todos los aspectos e, incluso, para calificarlo como paraíso fiscal y así atraer a las inversiones extranjeras.
Es posible que nuestro personaje, como vivía cerca de allí, estuviera al corriente de la situación social de Andorra.
En 1933, grupos de jóvenes de ese país protestaron contra su normativa electoral y pidieron el sufragio universal masculino y el derecho de poder elegir a cualquier persona para un puesto político. Incluso, llegaron a ocupar por un día la sede del Consejo General.
Esto dio lugar a que, unos 3 meses después, este Consejo, aprobara el sufragio universal masculino para los mayores de 25 años.
A fuerza de insistir, consiguió que, tras una entrevista con el Síndico General de los Valles, éste convocara urgentemente una reunión del Consejo general el 07/07/1934.
El síndico se dirigió a los consejeros para exponerle que nuestro personaje
le había propuesto convertir Andorra en uno de los sitios con mayor nivel de vida del mundo, como ya ocurría con Mónaco, Liechtenstein o Luxemburgo. Además, les prometía fomentar el turismo y los deportes, para atraer aún más gente a ese pequeño país.
 Desde luego, hay que reconocer que este hombre tenía visión de futuro, pero es extraño que lo aceptaran en un sitio tan conservador como Andorra.
De hecho, él había vivido unos años en la Costa Azul y conocía muy bien Mónaco. Incluso, aprendió catalán para conocer mejor Andorra y a los andorranos.
A cambio de que él lograra mejorar claramente el nivel de vida de los andorranos, pedía a cambio ser nombrado príncipe o rey  de Andorra.
Tras la votación del Consejo, se vio que la propuesta había sido aprobada casi por unanimidad. De los 24 consejeros, sólo uno de ellos votó en contra.
Así que Boris ya se pudo instalar en Andorra con su séquito. Para ello, provisionalmente, eligió una fonda en un pueblo cercano a la capital.
Al día siguiente, el consejero que votó en contra, se entrevistó con el obispo de la Seo de Urgell, Justí Guitart, uno de los copríncipes de Andorra, para explicarle este asunto con todo lujo de detalles.
Por otra parte, el presidente de Francia, el otro copríncipe de Andorra, dijo que

su Gobierno no quería inmiscuirse en los asuntos andorranos y daban por válida esa monarquía, si era aprobada como tal. También se debatió este tema en el Consejo de ministros de España.
 Tres días después, se realizó una nueva votación en el Consejo y el resultado fue el mismo. Sólo un voto en contra.
A partir de entonces, nuestro aventurero personaje, se proclamó como rey de Andorra, con el nombre de Boris I.
Así que, una semana después, se publicó esta decisión en el Boletín del Gobierno Provisional de Andorra, junto con la Constitución del Estado libre de Andorra, que sólo tenía 17 artículos. De esa forma, se decretaban las libertades políticas, religiosas y de imprenta. Se proclamó una amnistía general, se eliminó la censura y se convocaron elecciones para el 1 de agosto. Todo ello, muy novedoso, para una sociedad tan conservadora como era la andorrana.
Incluso, tanto él como su amante, por entonces una millonaria de USA, se aclimataron pronto. Paseaban tranquilamente por la calle con sus respectivas barretinas en la cabeza y bebían vermut en porrón de cristal.
Tras mandar imprimir varios miles de ejemplares de la nueva Constitución de Andorra, uno de ellos cayó en poder del obispo de la Seo de Urgell, el cual, por lo visto, se cabreó muchísimo al leerla.
El clérigo hizo unas declaraciones nada amistosas contra Boris I y a éste no se le ocurrió otra cosa que firmar “una declaración de guerra”. No sé qué ejército pensaba utilizar, porque allí no lo había.
Así que el obispo, en su calidad de copríncipe legal de Andorra lo denunció ante la Guardia Civil y esta institución envió el 21/07/1934 nada menos que un destacamento compuesto por un sargento y 4 guardias para detener a nuestro personaje.
Los agentes detuvieron y se llevaron esposado a Boris hasta la Seo de Urgell, sin que nadie se opusiera a ello. De ahí lo trasladaron a Barcelona y, posteriormente, fue enviado a Madrid, aplicándosele la Ley de Vagos y Maleantes.
El 23/07 llegó a la capital de España, donde le esperaban un montón de periodistas, que se pelearon por entrevistarle.
Fue ingresado en la tristemente célebre, Cárcel Modelo de Madrid, donde siguió adoptando sus modales de monarca exiliado. Tras una pequeña temporada encerrado en esa prisión,
fue expulsado a Portugal, donde vivió hasta 1935, ya sin su amante y protectora americana, que había regresado a USA cuando fue detenido.
En 1938 obtuvo el permiso para regresar a Francia, donde se reunió con su esposa legal, aquella que le llevaba 10 años.
Al comenzar la II GM, su situación fue más precaria. Primero fue enviado al campo de concentración de Rieucros, donde encerraban a los extranjeros, por no tener sus papeles en regla, para luego pasar al pirenaico de Le Vernet, donde nuestros amigos galos encerraban a todo aquel que consideraban “extranjero indeseable”. O sea, a los republicanos españoles y a los ciudadanos de países que se acababa de anexionar Hitler. En ese campo también hubo mujeres y niños.
A partir de entonces, las fuentes no se aclaran sobre su destino. Algunos hablan de que estuvo en ese último campo hasta 1942, año en que fue trasladado a otro de la antigua URSS.
Lo cierto es que no me cuadra mucho, porque los soviéticos fueron amigos de los alemanes y de la Francia de Vichy hasta la invasión de la URSS, el 22/06/1941. También es verdad que ese campo fue evacuado en 1942 por la Gestapo y llevados sus presos a Alemania.
Es más, los comunistas franceses no movieron un dedo ante el invasor nazi de Francia y no se pasaron a la Resistencia hasta que Hitler invadió la URSS.
Incluso, se dice que fue encerrado, en 1947, en uno de esos terribles  campos del gulag de Siberia y liberado del mismo en 1956. Posiblemente, tras la muerte de Stalin.
De allí se trasladó, junto con su esposa, a la antigua Alemania Occidental, concretamente a la ciudad de Boppard, en Renania-Palatinado.
Allí le llegó la muerte a nuestro personaje, el 27/02/1989, a la edad de 93 años, según indica su lápida en el cementerio de esa ciudad.
Ciertamente, el modelo que él proponía para Andorra, con el tiempo, es el que ha dado mejor resultado para esa nación. Quizás no al nivel tan alto, pero sí es cierto que ha logrado cambiar la cara de ese país. Desde luego, no se puede negar que este país está atrayendo capitales de todas partes.