Estas naves
son el fruto de una visión más propia de un nuevo rico, pero que se dio
abundantemente entre los tiranos megalómanos de la Antigüedad.
Calígula
fue uno de los emperadores romanos que llevó a cabo más proyectos de
construcción. Dentro de ellos, podemos destacar la ampliación de varios
puertos, lo cual hizo posible aumentar el volumen de los cereales que llegaban
de Egipto.
Aparte
de la construcción de varios templos, se erigieron varios acueductos,
calificados como maravillas de la técnica.
El
actual obelisco del Vaticano figuraba dentro de un gran circo, también
construido en esta época.
Otros
proyectos suyos fueron la restauración del palacio de Polícrates de Samos,
acabar un templo dedicado a Apolo en Éfeso, fundar una ciudad en la cima de los
Alpes y realizar un canal a través del istmo de Corinto.
También
dicen que construyó un puente realizado a base de barcas en Baiae, con el cual
atravesó a lomos de su caballo, Incitato, la bahía de este nombre. Es posible
que fuera por haber leído la profecía de Tiberio Claudio Trasilo, en la que
decía que nadie tenía más posibilidades de lograr ser un buen emperador si, previamente,
no había atravesado esta bahía.
Volviendo
a nuestro tema de hoy, podemos decir que construyó también 2 barcos. Uno de
ellos era un templo consagrado a Diana, al igual que los bosques que rodean el
lago, y el mayor era un templo imperial con su propio suelo de mármol y su
sistema de cañerías. El historiador Suetonio nos habla ampliamente de este
tema.
Estos
barcos fueron usados por el emperador durante muy poco tiempo, pues éste sólo
reinó entre los años 37 y 41 DC, y luego fueron hundidos en donde estaban
navegando, o sea, el lago Nemi, a unos 30 Km. al sur de Roma y a unos 500 m
sobre el nivel del mar.
Todo
el mundo conocía su existencia, pues muchas veces se quedaron los objetos del
pecio atrapados en las redes de los pescadores. Por ello, desde siempre, todo
tipo de aventureros intentaron llegar a los barcos hundidos, en busca de
riquezas.
En
1446, en pleno Renacimiento, al cardenal Colonna, señor de esas tierras, se le ocurrió
la idea de poder recuperar los restos de estos barcos. Contrató al célebre ingeniero
Alberti, el cual llevó nadadores expertos de Génova y se intentaron recuperar
los restos, pero no se consiguió nada, salvo algunos fragmentos que fueron muy
admirados por la Corte de Roma.
En
1535 se hizo un nuevo intento, realizado por Francesco De Marchi, en el que él participó
personalmente, dotado con algo que, según los comentarios, podría ser algo
parecido a un traje de buceo, pero tampoco consiguió nada.
En
1827 hubo otro intento, que tampoco dio mucho resultado, pero que siguieron
causando daños en los barcos, al intentar extraer un botín de ellos. Esta vez
se utilizó una campana de buceo diseñada por Halley.
En
1895 se volvió a intentar, haciendo una investigación más sistemática. Así
localizaron el primer barco y luego, por indicaciones de un pescador, el
segundo. Se extrajeron varias figuras en bronce, cañerías de plomo, tejas de
cobre, etc.
Ahora,
el director de Antigüedades del Gobierno Italiano solicitó para las excavaciones
para no hacer más daño a los barcos. Así lo ordenó el Gobierno y le encargó a
la Marina hacer un informe de los restos.
Se
vio que los restos de los barcos se hallaban dañados, pero se pudo comprobar
que el primero medía 64mx20m, a unos 12 m de profundidad y el segundo estaba
separado unos 200 m del primero, teniendo unas medidas de 71mx24m y estaba a
unos 20 metros de profundidad.
El
plan del ingeniero naval Malfatti era rescatar los barcos a base de hacer un
túnel que drenara parcialmente el lago, llevando el agua al lago Albano. En
1926, una comisión reunida al efecto aprobó ese plan.
En
1928 se comenzó a bombear el agua hacia el exterior, utilizando las galerías de
un antiguo acueducto pre-romano.
A finales de
marzo de 1929 se vieron algunas zonas de la primera nave que asomaban fuera del
agua. En septiembre del mismo año se podía ver ya el casco completamente fuera
del agua. Muchos ingenieros navales se dieron allí cita para admirar ante estos
restos.
En agosto del
31 hubo un pequeño movimiento de tierra que causó una subida de nivel del agua,
pero eso no fue un obstáculo para conseguir que saliera a la vista el casco del
segundo barco, el cual estaba muy bien conservado a causa de haber quedado bajo
los sedimentos. Esto también fue un problema, pues, al darle el aire, se
descomponía, y tuvieron que pedir consejo al Museo de Oslo, donde tenían
conservados varios barcos vikingos.
Así se pudo
apreciar la técnica con que fueron construidos, aunque nunca fueron diseñados
para navegar libremente.
Si los
comparamos con otros barcos, se puede decir que eran excesivamente grandes. Así
la nao Victoria, con la que Elcano dio la vuelta al mundo, tenía 25 m. de
eslora. Los grandes buques del XVIII solían tener unos 60 m. y el Santísima
Trinidad, nave española hundida en Trafalgar, tenía 70m.
El ancla era
parecida a la que introdujeron los ingleses en el XVIII y desde entonces la llamaron
“ancla romana”.
Fueron
estudiados con detalle los metales y las aleaciones utilizadas y podía
considerarse que todos se adaptaban a la norma alemana DIN.
Para evitar que la madera se pudriera, sus planchas
estaban recubiertas de una capa de lana impregnada con alquitrán y cubiertas
con una capa de plomo. Las dos capas estaban unidas a la madera mediante clavos
de cobre de gran pureza.
También se
hallaron muchos materiales ornamentales, como leones, leopardos o zorros de
bronce, que estaban colocados en los extremos de los maderos.
En cuanto a
las teorías, hay gente que piensa que eran barcos de placer, otros que se
usaban para batallas navales, otros decían que estaban relacionados con el
cercano templo de Diana, incluso algunos dicen que se usaban para el culto a
Isis, del que Calígula era muy devoto. Parece ser que había que acudir 2 veces
al año para hacer un viaje por el lago como los que hacían los antiguos
egipcios, con una imagen de Isis a bordo. Esos poderes religiosos le conferían
al emperador mayor poder político. Así, tras su asesinato, probablemente los
barcos fueron hundidos para borrar todo rastro de él.
En el verano
de 1931 se recuperó del todo el primer barco y el segundo salió en otoño del
32. Sus restos fueron a parar a un museo inaugurado en el 36.
Los barcos
fueron colocados sobre tierra y encima de ellos se hicieron unos hangares para
protegerlos del clima. El agua del lago se envió mientras a un pantano
artificial y, tras sacar los barcos, se devolvió el agua al lago.
El 31/05/1944
unos aviones alemanes que protegían la retirada de sus tropas bombardearon esta
zona, causando un incendio en los hangares y la pérdida total de estos barcos.
El museo que
destruyeron los alemanes fue reconstruido en la posguerra y es donde se
muestran ahora los restos que nos han quedado de estos barcos.
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