viernes, 2 de noviembre de 2012

TRAIDORES EN LA II GUERRA MUNDIAL: WILLIAM JOYCE


Hoy voy a empezar un nuevo ciclo sobre personajes que traicionaron a su país durante la II Guerra Mundial. Algunos son muy conocidos hoy en día. Otros, no tanto.

            Me gustaría empezar por William Joyce. Nació en Nueva York en 1906, hijo de padre irlandés y de madre inglesa. Hay que tener en cuenta que todavía no existía Irlanda como nación independiente.

            En plena infancia, su familia se mudó a Irlanda, donde estudió en uno de los mejores colegios de Galway. Nunca fue un buen estudiante y menudearon sus peleas con otros alumnos. En una de esas peleas, le rompieron la nariz y, como no dijo nada, le duró esa lesión toda su vida, haciendo que su voz tuviera un tono nasal muy marcado.

            Como su familia estaba a favor de que Irlanda continuara junto al Reino Unido, las insurrecciones en la isla hicieron que su familia decidiera mudarse a Inglaterra, pues el negocio de su padre sufrió varios ataques violentos.

            Así que, cuando llegó en 1921 la independencia de Irlanda, se mudaron definitivamente a Inglaterra.

            Allí, el joven William practicó varios deportes y eso le mantuvo en buena forma física para sus actividades cotidianas como camorrista.

            En 1923 se afilió a un partido fascista británico. En sus mítines, era frecuente que se presentaran miembros de otros partidos con el único objetivo de organizar una buena pelea. En una de ellas, fue golpeado en la cara, lo que le dejó para siempre una gran cicatriz.

            En 1925 abandonó ese partido y probó suerte en el Partido Conservador, pero lo dejó enseguida, porque no era lo que iba buscando.

            En 1932 se afilió al partido fascista de sir Oswald Mosley, donde destacó por su trabajo a tiempo completo, sus discursos y sus escritos. Eso hizo que le ascendieran hasta ser el director de propaganda del partido.

            En la Conferencia de Olympia, de 1934, se montó una gran algarada, la cual aumentó tras el enardecido discurso de Joyce. Eso hizo que Mosley se lo pensara y echó a Joyce del partido en 1937.

            Hizo otros intentos de montar un gran partido fascista, pero fracasó. Así que una semana antes de comenzar la II Guerra Mundial, se mudó con su familia a Berlín. Allí, sus amigos alemanes le presentaron al Dr. Erich Hetzler, secretario privado del ministro de Exteriores, Von Ribbentrop. Fruto de esta relación fue su nombramiento inmediato como editor y locutor de las emisiones alemanas para Europa. Transmitió desde Berlín, Hamburgo, Bremen, etc.

            Sus emisiones fueron muy populares en Inglaterra, aunque era ilegal escucharlas, y, a causa de su acento nasal, un periodista británico le apodó Lord Haw Haw. Allí pudo denunciar públicamente las corruptelas de muchos políticos de la isla. La BBC se vio obligada a cambiar su programación a fin de contrarrestar el efecto de sus discursos.

            Siempre empezaba sus programas con la frase “Alemania llamando, Alemania llamando”. Además, solía ser muy escuchado, porque daba una noticias muy precisas, que solían haber sido censuradas a los británicos.

            Tras la Batalla de Inglaterra su programa tuvo menos audiencia. No obstante, él siguió dirigiéndose por radio al público inglés hasta el final de la guerra.

            Disfrutó de una vida muy confortable en Alemania e, incluso, fue condecorado por el mismo Hitler.

            Al final de la guerra, se mudó a Hamburgo, no sin antes, advertir a los ingleses, en su última transmisión, en 1945, que, tras la guerra, vivirían en la pobreza y que los rusos serían los nuevos amos de Europa.

            Al terminar la guerra, fue capturado huyendo por un bosque y herido en una pierna a causa de un disparo.

            A partir de ahí, la prensa británica comenzó una verdadera “cruzada” contra él y así consiguió que lo devolvieran a Inglaterra.

            Aunque Joyce había nacido en USA, crecido en Irlanda y nacionalizado alemán el 26/09/1939, el fiscal lo acusó de traición.

            Estuvo a punto de salir absuelto, por no ser inglés, pero tuvo un error fatal. Como vivió en Irlanda tenía pasaporte británico, el cual caducó en 1940. Eso hizo que fuera condenado a la horca por un delito de traición, aunque para ello tuvieron que apelar a una ley medieval que continuaba vigente entonces en ese país.

            Fue ejecutado el 03/01/1946, cuando no había cumplido aún los 40 años. Parece ser que su última frase fue: "en la vida como en la muerte, desafío a los judíos, que causaron la guerra y desafío a las fuerzas de la oscuridad que ellos representan."

2 comentarios:

  1. Me horroriza pensar cuánta gente de este estilo anduvo por ahí durante la guerra. Pero hay algo que me intriga: si tenía el pasaporte caducado ¿no pudo liar las cosas para que se viera ese detalle a su favor?

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  2. Parece ser que, cuando le caducó el pasaporte, no se le ocurrió otra cosa que renovarlo. Por eso le acusaron de ser inglés y traidor.

    Saludos.

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