Hoy voy a empezar un nuevo ciclo
sobre personajes que traicionaron a su país durante la II Guerra Mundial.
Algunos son muy conocidos hoy en día. Otros, no tanto.
Me
gustaría empezar por William Joyce. Nació en Nueva York en 1906, hijo de padre
irlandés y de madre inglesa. Hay que tener en cuenta que todavía no existía
Irlanda como nación independiente.
En
plena infancia, su familia se mudó a Irlanda, donde estudió en uno de los
mejores colegios de Galway. Nunca fue un buen estudiante y menudearon sus
peleas con otros alumnos. En una de esas peleas, le rompieron la nariz y, como
no dijo nada, le duró esa lesión toda su vida, haciendo que su voz tuviera un
tono nasal muy marcado.
Como
su familia estaba a favor de que Irlanda continuara junto al Reino Unido, las
insurrecciones en la isla hicieron que su familia decidiera mudarse a
Inglaterra, pues el negocio de su padre sufrió varios ataques violentos.
Así
que, cuando llegó en 1921 la independencia de Irlanda, se mudaron definitivamente
a Inglaterra.
Allí,
el joven William practicó varios deportes y eso le mantuvo en buena forma
física para sus actividades cotidianas como camorrista.
En
1923 se afilió a un partido fascista británico. En sus mítines, era frecuente
que se presentaran miembros de otros partidos con el único objetivo de
organizar una buena pelea. En una de ellas, fue golpeado en la cara, lo que le
dejó para siempre una gran cicatriz.
En
1925 abandonó ese partido y probó suerte en el Partido Conservador, pero lo
dejó enseguida, porque no era lo que iba buscando.
En
1932 se afilió al partido fascista de sir Oswald Mosley, donde destacó por su
trabajo a tiempo completo, sus discursos y sus escritos. Eso hizo que le
ascendieran hasta ser el director de propaganda del partido.
En
la Conferencia de Olympia, de 1934, se montó una gran algarada, la cual aumentó
tras el enardecido discurso de Joyce. Eso hizo que Mosley se lo pensara y echó
a Joyce del partido en 1937.
Hizo
otros intentos de montar un gran partido fascista, pero fracasó. Así que una
semana antes de comenzar la II Guerra Mundial, se mudó con su familia a Berlín.
Allí, sus amigos alemanes le presentaron al Dr. Erich Hetzler, secretario privado
del ministro de Exteriores, Von Ribbentrop. Fruto de esta relación fue su
nombramiento inmediato como editor y locutor de las emisiones alemanas para
Europa. Transmitió desde Berlín, Hamburgo, Bremen, etc.
Sus
emisiones fueron muy populares en Inglaterra, aunque era ilegal escucharlas, y,
a causa de su acento nasal, un periodista británico le apodó Lord Haw Haw. Allí
pudo denunciar públicamente las corruptelas de muchos políticos de la isla. La
BBC se vio obligada a cambiar su programación a fin de contrarrestar el efecto
de sus discursos.
Siempre
empezaba sus programas con la frase “Alemania llamando, Alemania llamando”.
Además, solía ser muy escuchado, porque daba una noticias muy precisas, que
solían haber sido censuradas a los británicos.
Tras
la Batalla de Inglaterra su programa tuvo menos audiencia. No obstante, él
siguió dirigiéndose por radio al público inglés hasta el final de la guerra.
Disfrutó
de una vida muy confortable en Alemania e, incluso, fue condecorado por el
mismo Hitler.
Al
final de la guerra, se mudó a Hamburgo, no sin antes, advertir a los ingleses,
en su última transmisión, en 1945, que, tras la guerra, vivirían en la pobreza
y que los rusos serían los nuevos amos de Europa.
Al
terminar la guerra, fue capturado huyendo por un bosque y herido en una pierna
a causa de un disparo.
A
partir de ahí, la prensa británica comenzó una verdadera “cruzada” contra él y
así consiguió que lo devolvieran a Inglaterra.
Aunque
Joyce había nacido en USA, crecido en Irlanda y nacionalizado alemán el
26/09/1939, el fiscal lo acusó de traición.
Estuvo
a punto de salir absuelto, por no ser inglés, pero tuvo un error fatal. Como
vivió en Irlanda tenía pasaporte británico, el cual caducó en 1940. Eso hizo
que fuera condenado a la horca por un delito de traición, aunque para ello
tuvieron que apelar a una ley medieval que continuaba vigente entonces en ese
país.
Fue
ejecutado el 03/01/1946, cuando no había cumplido aún los 40 años. Parece ser
que su última frase fue: "en la vida como en la muerte, desafío a los
judíos, que causaron la guerra y desafío a las fuerzas de la oscuridad que
ellos representan."
Me horroriza pensar cuánta gente de este estilo anduvo por ahí durante la guerra. Pero hay algo que me intriga: si tenía el pasaporte caducado ¿no pudo liar las cosas para que se viera ese detalle a su favor?
ResponderEliminarParece ser que, cuando le caducó el pasaporte, no se le ocurrió otra cosa que renovarlo. Por eso le acusaron de ser inglés y traidor.
ResponderEliminarSaludos.