sábado, 14 de abril de 2012

EL GENERAL DARLINGTON BUTLER, HISTORIA DE UN MILITAR MUY SENSATO


Esta vez voy a hablar de un general americano, cuyo nombre seguramente no nos sonará mucho, me refiero a Smedley Darlington Butler.

            Nació en 1881 en West Chester, en el estado americano de Pennsylvania y, hasta este momento, se trata del militar más condecorado en la historia de los Estados Unidos.

            En su familia no había militares, pues su padre fue juez y miembro del Congreso USA, al igual que uno de sus abuelos.

            Realizó su educación en un colegio muy exclusivo, donde destacó en los deportes

            También gozó de una carrera fulgurante y llegó a ser el capitán más joven del Ejército.

            Increíblemente, recibió por dos veces la medalla de Honor del Congreso, debido a su heroísmo en combate. Siendo uno de los pocos militares que han recibido dos veces esa condecoración.

            Perteneció al famoso cuerpo de Marines y fue muy popular entre las tropas a su mando.

            Participó en múltiples conflictos, como en la guerra de Cuba contra España, en la de la independencia Filipinas contra USA, , en China durante el levantamiento de los boxers, en todas las guerras de los países de Centro-América. En la toma de Veracruz, en 1914, obtuvo la primera de estas medallas, durante la Revolución Mexicana. En la ocupación estadounidense de Haití, en 1915, logró su segunda medalla. Posteriormente, estuvo en la I Guerra Mundial y, por último, otra vez en China.

            Como los USA recurrieron mucho en esos años a la política de la cañonera y al cuerpo de Marines, establecieron todo un protocolo para su intervención en estas pequeñas guerras.

            Lo curioso del asunto es que, una vez retirado, escribió en 1935 un discurso que le fue publicado con el título “La guerra es un latrocinio”. En el denunció que USA siempre había utilizado a sus fuerzas armadas para el exclusivo beneficio de las empresas que cotizaban en Wall Street y cargando, por supuesto, todos los gastos de la operación a los ciudadanos estadounidenses. En esa obra pone a caldo a los banqueros, especuladores, fabricantes de armas, de municiones, etc, que se enriquecen a causa del sufrimiento ajeno.

            En esta frase lo deja muy claro: “Tengo el sentimiento de haber actuado durante todo ese tiempo de bandido altamente calificado al servicio de los grandes negocios de Wall Street y sus banqueros. En una palabra, he sido un pandillero al servicio del capitalismo”.

            Se explaya mencionando una serie de empresas para las que, según él estuvo trabajando cuando realizó estas invasiones, como el Nacional City Bank en Cuba; Brown Brothers Arriman, en Nicaragua; en Honduras, para la United Fruit; en China, para la Standard Oil.

            Esta otra frase es muy explícita: “Pero cuando miro hacia atrás considero que podría haber dado algunas sugerencias a Al Capone. Él, como gángster, operó en tres distritos de una ciudad. Yo, como marine, operé en tres continentes.”.

            Parece ser que se hizo tan popular en su tiempo, que algunos elementos disconformes planearon nada menos que todo un golpe de Estado en la “democrática” USA contra el Gobierno de Franklin D. Roosevelt, y le ofrecieron a este general ponerse al mando de la sublevación. En un gesto que le honra denunció este complot, el cual fue silenciado por motivos de Estado, pero, a su muerte, se conoció el informe secreto de la comisión que se había ocupado de estudiar su denuncia.



1 comentario:

  1. Hace tiempo leí, por accidente, algo de este personaje en la "Güiqui" y me pareció interesantísimo. Me dio la impresión de ser una especie de reencarnación de Fray Bartolomé de las Casas pero en versión castrense. En un monje debería ser normal que denunciara los abusos de los poderosos pero ¿en un militar?. Creo que es el primero, y me parece que el único, que airea lo que se cuece en las cloacas de la política, en íntima conexión con la economía. Supongo que sería por la rabia de haber visto tanta miseria y destrozo de vidas humanas jóvenes durante, y después, de la guerra en beneficio de quien no se había manchado ni las mangas.
    Un saludo ALIADO.

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