lunes, 29 de abril de 2024

LA TRAGEDIA DEL CONDE FOLKE BERNADOTTE

 

Es muy posible que a muchos no les suene este nombre de nada. Reconozco que yo tampoco lo conocía, hasta que, el año pasado, leí un artículo sobre él.

Folke Bernadotte nació en 1895 en Estocolmo, la capital de Suecia. Su padre, el príncipe Óscar, perteneció a la familia real sueca, ya que fue el segundo hijo del rey Óscar II de Suecia. Sin embargo, decidió casarse con una noble de su misma nacionalidad, pero sin tener el permiso del rey. Eso hizo que perdiera todos sus derechos hereditarios a la corona de Suecia.

Antes de nada, me gustaría refrescaros la memoria. La dinastía Bernadotte procede del mariscal napoleónico Jean Baptiste Bernadotte. Un militar francés nacido en Pau.

Hizo toda su carrera durante la Revolución Francesa y las guerras napoleónicas. Por lo visto, al principio, tuvo una buena relación con Napoleón, aunque se fue enturbiando con el paso del tiempo.

Casó con Desirée Clary, antigua novia de Napoleón y hermana de la esposa del rey de España José I Bonaparte.

No sólo triunfó en varias batallas, sino que también tuvo algunos cargos en el Gobierno y como diplomático.

Por ello, el rey Carlos XIII de Suecia, que era un anciano y no tenía descendencia, mandó un emisario para proponerle que aceptase la corona de su país. Dicen que ello fue debido, aparte de que tenía un buen concepto de Bernadotte, a las presiones de los altos mandos militares suecos, que necesitaban un militar al frente del país para hacer frente a las continuas amenazas de los rusos.

Así que, en 1810 aceptó ser el heredero al trono de Suecia y se dedicó a revisar las relaciones exteriores de ese país. Aliándose con el Reino Unido y Prusia, tradicionales enemigos de Napoleón.

En 1818, a la muerte del rey Carlos XIII, pasó a ser el rey de Suecia y Noruega, con el nombre de Carlos Juan XIV, reinando hasta 1844 y fundando la dinastía Bernadotte, que es la que sigue reinando en ese país.

Volviendo a nuestro personaje de hoy, en 1915, ingresó en la Real Academia Militar, obteniendo, en 1918, su despacho como oficial de Caballería, siendo destinado en la Guardia Real. También fue nombrado conde Wisborg.

En 1928 se casó con la ciudadana USA Estelle Romaine Manville, hija de un industrial de ese país. Ese matrimonio tuvo 4 hijos, pero dos de ellos murieron durante la infancia.

Como suele ocurrir con los miembros de las casas reales, representó a su país en distintas exposiciones internacionales y también fue nombrado director de los Boys Scouts suecos. También fue nombrado vicepresidente y luego presidente de la Cruz Roja de Suecia.

Cuando estalló la II Guerra Mundial, formó a los boys scouts para poder ayudar al personal sanitario, en caso de necesidad.

También consiguió la liberación de muchos miles de prisioneros en manos de los alemanes, los cuales fueron transportados por las 250 personas a su cargo hacia Suecia en unos camiones blancos de la Cruz Roja.

Incluso, casi al final de la guerra, participó en varias reuniones con Himmler, donde consiguió la liberación de más prisioneros de los que había solicitado.

El mismo Himmler le entregó a Folke una propuesta de paz, para que la entregase a los gobiernos de USA y del Reino Unido, sin el conocimiento de Hitler. En ese documento, aceptaban rendirse ante los aliados occidentales, pero no ante la URSS. Evidentemente, no fue aceptada.

En un principio, la misión encomendada a Folke por el Gobierno sueco sólo era para rescatar prisioneros escandinavos de los campos de concentración nazis. Sin embargo, consiguió liberar a miles de ciudadanos de varios países, incluidos, miles de judíos.

Era una misión no exenta de riesgos, pues estaban en plena guerra y eran constantes los bombardeos aéreos de los aliados. No obstante, la misión fue todo un éxito y continuó en los meses posteriores al final de la guerra en Europa.

En 1945, el propio Congreso Mundial Judío le agradeció sus desvelos para liberar a varios miles de judíos de los campos nazis. Incluso uno de aquellos autobuses blancos se halla expuesto en el monumento conmemorativo del Holocausto en Jerusalén.

Parece ser que el médico Félix Kersten también se atribuyó ese mérito en el rescate de los prisioneros de los campos nazis. Todavía se discute sobre ello.

En 1948, fue nombrado por la ONU primer mediador en Palestina. Ya sabemos que la declaración del nuevo Estado de Israel, producida el 14/05/1948, dio lugar a que le atacasen varios países musulmanes.

Lógicamente, se trataba de una misión muy difícil, pues debía de contentar a los musulmanes, tener en cuenta las aspiraciones de los israelíes, sin olvidar la política del Reino Unido y de USA.

Parece ser que eso dio lugar a que ciertos grupos judíos lo vieran como un simple enviado del Reino Unido, antigua potencia colonial de ese territorio y temían que el Gobierno de Israel aceptase el reparto del territorio, que figuraba en el plan de paz propuesto por Folke.

Desgraciadamente, el 17/09/1948, un comando del grupo terrorista Lehi, formado por cuatro hombres con uniformes del Ejército israelí, se montaron en un vehículo todoterreno militar y montaron una especie de control en una calle de un barrio de Jerusalén.

Folke y sus acompañantes habían estado de visita en Ramala para luego reunirse con el gobernador militar israelí de Jerusalén.

Al llegar la caravana de coches de la ONU, encabezada por un vehículo militar israelí, los pararon y preguntaron dónde estaba Folke. Al llegar a su vehículo, lo ametrallaron, junto a André Serot, un coronel francés, jefe de las tropas de observación de la ONU, que iba situado a su izquierda en el asiento trasero del coche.

A pesar de haber destrozado los coches con esas ráfagas, lograron llegar a un hospital cercano, pero allí no pudieron hacer nada ni por Folke, ni por el coronel francés.

Parece ser que los asesinos se escondieron en un barrio, donde vivían algunos amigos suyos, y luego huyeron a Tel Aviv, escondidos en un camión cargado de fruta.

Las posteriores investigaciones policiales se cerraron sin aclarar quiénes habían participado en ese atentado. No obstante, ese grupo terrorista fue desarticulado por el Gobierno israelí. Tras haber sido sus líderes condenados por la Justicia, fueron indultados por el presidente de Israel, David Ben Gurión.

En 1971 prescribió el plazo para investigar ese atentado. A partir de entonces, se empezaron a conocer algunos detalles del mismo.

Parece ser que el atentado había sido aprobado por los tres líderes de esa organización. Uno de ellos fue el futuro primer ministro de Israel, Isaac Shamir.

La operación había sido planeada por Yehoshua Setler y el que efectuó esos disparos, que mataron a Folke y al coronel Serot, fue Yehoshua Cohen, que luego se convirtió en guardaespaldas de Ben Gurión.

Otros dos miembros de esa organización, llamados Zettler y Makover confesaron, ya en 1988, haber participado en ese atentado, pero el único que disparó fue Cohen.

Los restos mortales del conde Folke Bernadotte fueron trasladados al puerto de Haiffa, desde donde viajaron a Suecia.

El 26 de septiembre se celebró su entierro y un funeral de Estado, al que asistieron muchas personalidades internacionales y miembros de los boys scouts. Fue enterrado en un mausoleo junto a su padre.

Lógicamente, este atentado fue condenado oficialmente por todos los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU.

Durante muchos años, este asesinato enturbió las relaciones entre Suecia e Israel. De hecho, el Gobierno sueco, intentó retrasar la incorporación de Israel a la ONU, pues pensaba que ese atentado había sido llevado a cabo por agentes de ese gobierno.

Parece ser que esa tirantez entre los dos países terminó en 1995, cuando se reunieron el viceprimer ministro sueco y el ministro israelí de Asuntos Exteriores, Simón Peres, al termino de la cual publicaron un documento donde condenaron el terrorismo, lamentaron su asesinato y agradecieron el papel de Folke en el rescate de miles de prisioneros judíos de los campos de concentración nazis.

Curiosamente, tras la muerte de Folke, fue sustituido por su ayudante, el diplomático USA Ralph Bunche. Éste consiguió que se aprobase el plan propuesto por Folke y ello dio lugar a que, en 1950, le galardonasen con el Premio Nobel de la Paz. La primera persona no blanca a la que se concedía este premio.

También el conde Folke Bernadotte fue galardonado, póstumamente, con una medalla Dag Hammarskjold, otorgada por la ONU, en memoria de este secretario general de ese organismo, que también fue asesinado y al que ya dediqué otro de mis artículos.

Su esposa, Estelle, continuó con la labor de su marido. Participó en labores de la Cruz Roja Internacional, fue presidenta de los boys scouts de Suecia y apoyó a UNICEF.

También creó una fundación, que construyó centros para la acogida de ancianos y personas con discapacidades.

Por lo que respecta a Folke, han dado su nombre a varias calles y plazas en Austria, Alemania y los países escandinavos. También han erigido monumentos en su honor en varias ciudades suecas.  

 

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sábado, 27 de abril de 2024

EL CURIOSO CASO DEL CORONEL JULIO MANGADA

 

Recuerdo, que, cuando estudié el Bachillerato, nos mandaron leer las greguerías de Gómez de la Serna. Una de ellas decía: “Esperanto, idioma universal que no se habla en ninguna parte del Universo”. Algo que siempre nos hizo mucha gracia.

Aunque también nos enseñaron aquello de “el saber no ocupa lugar”. Algo que parecen haber olvidado los que han redactado los actuales planes de estudio.

Es posible que a algunos les haya parecido un poco extraña mi forma de comenzar este artículo. No obstante, luego verán que tiene mucha relación con nuestro personaje de hoy.

Julio Mangada Rosenön, que era cómo se llamaba nuestro personaje de hoy, nació en 1877 en la localidad cubana de Sancti Spiritus, situada en el centro de esa isla. Cuando Cuba todavía era una provincia española.

Su padre fue el capitán de Infantería, Ruperto Mangada Hijis, aunque en otros sitios aparece como Hijas y como Eijes, destinado en esa isla. 

Mientras que su madre fue Luisa Rosenön Martínez, nacida en Cuba, aunque con un primer apellido de origen sueco. Supongo que su padre sería un emigrante de esa nacionalidad.

No sé si sería, porque Julio siempre tuvo muy mala salud o a causa de las frecuentes sublevaciones en la isla de Cuba, lo cierto es que se crió con sus abuelos en la Península Ibérica.

Llama la atención que ingresara con 19 años en la Academia de Infantería de Toledo, cuando la mayoría de los alumnos solían ingresar con 15-16 años.

Sin embargo, la guerra con USA dio lugar a que hubiera mucha demanda de soldados y mandos. Así que muchas de esas promociones recibieron sus despachos antes de lo habitual, que eran 3 años, en el caso de la Infantería.

Por ello, en 1897, fue nombrado segundo teniente y destinado a Cuba. Así que tomó un barco en Cádiz en abril de 1898. No pudo llegar a su destino a causa del bloqueo naval de algunos puertos por la flota USA. Por ello, fue destinado a otra unidad, destinada en la misma isla, que se dedicó a fortificar la capital para obstaculizar el avance de las tropas USA. Por ello, tuvo muy poca participación en los combates habidos durante de esa guerra.

Como ese mismo año terminó la guerra, en el mes de septiembre tomó un barco, que le llevó hasta Vigo.

Si miramos el álbum de fotos de la Academia de Infantería de Toledo, nos encontramos con que, en su misma promoción, podemos ver los nombres de gente muy conocida, como Joaquín Fanjul, José Moscardó, Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, etc.

En 1899, fue destinado a la guarnición de Badajoz, cuando todavía había muchas tropas en esa ciudad, por ser fronteriza y por no ser aliados de Portugal.

Posteriormente, casó con Josefa Sanz. El matrimonio tuvo dos hijas y un hijo.

En junio de 1899 obtuvo su primer ascenso y ello dio lugar a que lo destinaran a una unidad en San Sebastián. Parece ser que allí tuvo su primer problema durante su carrera militar. Fue arrestado por orden de su coronel, al saber que había participado en una fiesta de un partido de izquierdas.

No sé si ese arresto daría lugar a su traslado forzoso. Lo cierto es que, poco después, fue destinado a un regimiento de Infantería en Melilla. Allí estuvo hasta 1905, año en que fue destinado a un regimiento en Madrid.

Parece ser que ahí empezó a dar muestras de mala salud, por lo que fue destinado a diversas cajas de reclutas. Un destino más propio de militares a punto de retirarse y nada recomendable para un joven militar con ganas de hacer carrera en el Ejército.

No sé si sería por eso lo que le decidió a ingresar en la Masonería. Un sitio donde se apuntaban muchos con el fin de tener acceso a gente muy influyente, que le pudiera servir para progresar en sus respectivos trabajos.

También fue entonces cuando aprendió el idioma esperanto y, en 1907, fundó la Asociación de militares esperantistas y hasta fundó la revista Homaro para el fomento del esperanto.

Eso le sirvió para que le dieran permiso para asistir a varios congresos 

internacionales dedicados a la enseñanza de este idioma. De ese modo, se convirtió en un esperantista muy conocido a nivel internacional.

Parece ser que su padre también fue hablante de otro idioma internacional, anterior al esperanto, llamado Volapük, creado por un sacerdote alemán a finales del siglo XIX.

En 1919 obtuvo su ascenso a comandante y lo destinaron a un regimiento en Jaca. No obstante, unos años después, su unidad fue enviada al norte de África, donde participó en algunos combates contra los rifeños.

En 1925 fue elegido presidente de la Asociación Española de Esperanto y eso le valió para representar a España en diversos congresos sobre esa lengua.

A finales de 1929 fue destinado, nuevamente, al regimiento de Infantería Galicia 19, con sede en Jaca (Huesca). Fue arrestado, aunque parece que no participó, directamente, en la sublevación encabezada por los capitanes Galán y García Hernández, porque se había desplazado a Madrid a causa del fallecimiento de una de sus hijas. La otra se suicidaría unos años después.

Sin embargo, la llegada de la II República, hizo que fuera indultado y volviera a sus deberes militares, pero fue destinado a un regimiento en Madrid.

No obstante, en 1932, tuvo lugar un grave incidente. La Primera División Orgánica, con sede en Madrid, organizó unas maniobras, donde participaron los alumnos de las academias militares y los 3 regimientos de Infantería destinados en la capital. El lugar elegido fue el antiguo campo de maniobras de Carabanchel.

Al término de las mismas, hubo varios discursos, donde criticaron la política del Gobierno republicano y, especialmente, el Estatuto de Cataluña.

El primero en dirigirse a los presentes fue el general Caballero, jefe de la brigada de Infantería. Posteriormente, lo hizo el general Villegas, jefe de la división, que terminó su alocución con un ¡Viva España!, en lugar del obligado ¡Viva la República!

Por último, se dirigió a las tropas el general Goded, jefe del Estado Mayor Central, el cual terminó su alocución con un “¡Viva España y nada más!”. Algo que caldeó los ánimos a muchos de los presentes e hizo que el teniente coronel Mangada permaneciera sentado y no repitiese el grito de Goded. Éste se lo recriminó y empezó una discusión entre ambos.

Parece ser que el coronel Carlos Leret, jefe del regimiento de Infantería número 1 y padre de Virgilio Leret, quiso separarlos. Sin embargo, el general Villegas ordenó el arresto de Mangada. Éste se enfadó, se quitó la guerrera y la gorra y las tiró al suelo, diciendo a sus soldados: “Mirad cómo tratan a un jefe vuestro”.

Posteriormente, Mangada fue absuelto por un consejo de guerra. Sin embargo, los tres generales presentes fueron cesados y sus cargos fueron ocupados por otros más afines al Gobierno republicano.

No está muy clara su participación en los sucesos conocidos como Revolución de Asturias. Lo cierto es que fue procesado por ello y luego pasó a la reserva. A partir de entonces, aumentó su participación en la política, denunciando en varios folletos los preparativos de la UME para dar el golpe de Estado de 1936.

Tras el fracaso del golpe de Estado de 1936, se puso al mando de un grupo de milicianos con el que consiguió que fracasara el golpe en Madrid.

Algunos autores dicen que creó una checa en la Casa de Campo, donde encerraron a varios militares partidarios del bando nacional a los que fusilaron sin haber sido juzgados.

Posteriormente, estuvo al mando de la llamada Columna Mangada, una unidad que combatió en la Sierra de Guadarrama y consiguió algunas importantes victorias. Fue la misma que mató en una emboscada al líder falangista Onésimo Redondo.

Instaló su cuartel general en Navalperal de Pinares (Ávila), donde todavía se pueden observar las fortificaciones que ordenó construir para detener el avance del bando nacional.

Así que se hizo muy popular y fue apodado el general del pueblo, aunque sólo era coronel honorario. Luis, su único hijo, también estuvo con él en esa unidad.

Sin embargo, fue derrotado, en diversas ocasiones, en el frente de Talavera de la Reina y eso dio lugar a que lo destinasen a labores burocráticas. Ya sabemos que el Gobierno republicano nunca se fió demasiado de sus militares y siempre prefirió a los mandos de milicias y a los asesores soviéticos.

Al final de la guerra, como había sido nombrado gobernador militar de Albacete, le costó muy poco llegar al puerto de Alicante. Allí, junto con su mujer y su hijo, fueron de los pocos afortunados que consiguieron montar en el barco británico Stanbrook, el cual les dejó en el puerto de Orán, en la Argelia francesa.

Evidentemente, allí no los recibieron con los brazos abiertos, ni los metieron en hoteles de lujo, sino que los encerraron en campos de concentración. De allí solían enviarlos a trabajar en el desierto, donde muchos españoles murieron a causa del clima y las duras condiciones de trabajo.

Sin embargo, Mangada tuvo mucha suerte. Resulta que el jefe de la guarnición francesa en Orán era el general Bastien, presidente de la Liga Internacional del Esperanto. Así que, en cuanto supo de su llegada, ordenó la inmediata liberación de Mangada y sus familiares.

Una organización de esperantistas cubanos les consiguió unos pasaportes de ese país y otra de esperantistas argentinos pagó sus billetes de barco hacia Argentina. No olvidemos que él y su madre habían nacido en Cuba.

En 1941, se trasladaron a México y allí residieron hasta 1946, año de la muerte de Julio Mangada. Curiosamente, falleció el 14 de abril de ese año.

Escribió diversas obras para fomentar el aprendizaje del esperanto, como manuales, gramáticas, impartió conferencias y hasta tradujo El Quijote al esperanto. Hoy en día, se le sigue considerando, a nivel internacional, como uno de los esperantistas más importantes del mundo.

También estuvo interesado en el naturismo y en los movimientos espiritistas.

 

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martes, 9 de abril de 2024

EL CASO DE IGOR GOUZENKO

 

Seguro que casi todos habréis oído hablar de la infame Guerra Fría, que, durante muchos años, llevó al mundo al borde de una guerra nuclear y una destrucción total.

Afortunadamente, esa ya pasó. Lo malo es que, hoy en día, da la impresión de que hay muchos que echan de menos esos años y quieren revivirla. Esperemos que eso no ocurra.

Hoy voy a narrar la historia de un hombre, del que no se sabe mucho, pero que abrió los ojos de los gobiernos de Occidente sobre las verdaderas intenciones del Gobierno de la URSS.

Nuestro personaje de hoy se llamaba Igor Sergeyevich Gouzenko. Nació en 1919 en una pequeña ciudad, llamada Dmitrov, perteneciente a la provincia de Moscú, en Rusia. Ya sabemos que la antigua URSS no se fundó hasta 1922.

Su familia era de origen ucraniano, siendo él el menor de 4 hermanos. Nació en unos tiempos muy duros. Fue la época de la guerra civil en Rusia. Su padre combatió en ella del lado de los bolcheviques.

Como en todas las guerras, dio lugar a una gran hambruna. La cual provocó la muerte del padre y el hermano mayor de Igor. Así que la madre, que era profesora de Matemáticas, tomó la decisión de enviar a sus hijos con sus abuelos, que vivían en el campo.

Allí residieron durante unos años hasta que pasó la guerra y su madre consiguió un trabajo en Moscú.

Parece ser que Igor fue un estudiante brillante. Incluso, llegó a ingresar en el Instituto de Arquitectura de Moscú. Allí conoció a Svetlana Gouseva, con la que se casó poco tiempo después.

Supongo que la cercanía de la II Guerra Mundial haría que lo enviaran a formarse en la Academia militar de ingenieros. De allí salió con el despacho de teniente y especializado en codificar mensajes.

Tras la invasión de la URSS, por parte de las tropas alemanas, fue destinado a los servicios centrales del GRU, el espionaje militar.

En junio de 1943, fue destinado a la Embajada de la URSS en Canadá. Allí iba a realizar el mismo trabajo que en Moscú, estando a las órdenes del coronel Nikolai Zabotin.

Incluso, las autoridades soviéticas, permitieron que su esposa, embarazada de su primer hijo, le acompañase en su estancia en Ottawa.

Parece ser que a esa pareja les llamó mucho la atención la forma de vivir de Occidente y les gustó mucho más que su vida en la URSS.

Es preciso decir que la URSS nunca había tenido una embajada en Canadá. Estos dos países establecieron relaciones diplomáticas en 1942, tras la invasión de la URSS y el paso de este país al bando de los aliados.

Supongo que Gouzenko fue destinado a Canadá, porque es posible que fuera reclamado por su antiguo jefe, el coronel Nikolai Zabotin, que había sido nombrado jefe del espionaje soviético en Canadá.

Por otro lado, es muy posible que Gouzenko, al dedicarse al cifrado y descifrado de mensajes, se enterase de muchos secretos y a Stalin no le hacía mucha gracia la gente que sabía demasiado.

Supongo que se mosquearía mucho, cuando, en julio de 1945, recibió

la orden de regresar a la URSS. Me imagino que ya conocería el destino de muchos a los que les habían llamado y a la mayoría de ellos los habían asesinado, nada más pisar territorio soviético.

Así que, en principio, consiguió que su jefe retrasara su partida, pero, a primeros de septiembre de 1945, el matrimonio decidió que Igor desertase.

Por entonces, Igor era un joven de 26 años, al cual no se le había ocurrido otra cosa, que salir de la Embajada con un maletín lleno de mensajes descifrados y las instrucciones para descifrar aún más.

Tomó una decisión un tanto extraña. Primero se dirigió a la redacción del periódico local Ottawa Journal, pero el editor no le hizo ningún caso.

Luego le dijeron que fuera al Ministerio de Justicia. Pidió ver al ministro, pero, lógicamente, no le autorizaron a hablar con él.

Sin embargo, le aconsejaron que solicitase la ciudadanía canadiense y eso hizo.

Sin embargo, el primer ministro de Canadá fue informado de que había un miembro de la Embajada de la URSS, que afirmaba que su país estaba espiando a sus aliados y creó una comisión para investigar el hecho.

Por lo visto, esa noche, Igor y su familia tuvieron la precaución de pasar la noche en la vivienda de un vecino.

Hicieron muy bien, porque, esa misma noche, su vivienda fue allanada por varios agentes del antiguo NKVD (después KGB y ahora FSB).

Sin embargo, alguien llamó a la Policía y allí aparecieron varios agentes de la famosa Real Policía Montada del Canadá, que consiguieron detener a los agentes soviéticos.

Parece ser que ya se tomaron a Igor más en serio. Esta vez se lo llevaron a un campamento llamado X, donde los canadienses solían formar a sus espías.

Allí fue interrogado por agentes canadienses, del MI5 y del FBI. Organismos que se ocupan del contraespionaje en sus respectivos países.

Parece ser que el primer ministro canadiense no era partidario de apoyar a Igor y así enemistarse con sus aliados de la URSS. Sin embargo, cuando le llevaron un informe, basado en los documentos y el interrogatorio realizado a nuestro personaje, tuvo que cambiar de opinión. Por eso, les concedieron el asilo y luego la ciudadanía canadiense.

A finales de septiembre de 1945, el primer ministro canadiense, viajó primero a USA, para reunirse con el presidente Truman, y luego a Londres, donde se reunió con el primer ministro Attlee. Así que pusieron de acuerdo sobre las medidas a tomar. Por un lado, no querían enemistarse con sus aliados en la URSS. No podían olvidar que, en buena parte, debían la derrota de las tropas alemanas a las muchas bajas en los enfrentamientos con los soviéticos. Sin embargo, no podían tolerar que les estuvieran espiando.

Así que ocultaron esa noticia hasta febrero de 1946, cuando fue publicada por un periódico de USA. Posteriormente, nombraron a dos jueces del Tribunal Supremo de Canadá para que instruyeran este proceso.

Parece ser que varios técnicos canadienses habían trabajado en el famoso Proyecto Manhattan, por el que USA consiguió fabricar aquellas bombas atómicas que lanzó sobre Japón, durante la II Guerra Mundial.

Por ese motivo, las autoridades canadienses se tomaron el tema muy en serio y llegaron a detener a unos 39 ciudadanos canadienses, acusados de estar espiando para la URSS. De ellos, 18 fueron condenados a diversas penas.

En el Reino Unido arrestaron a los físicos nucleares Alan Nunn May y Klaus Fuchs, los cuales fueron condenados a varios años de prisión.

Incluso, en USA, investigaron muy a fondo todo este tema y eso fue lo que llevó a detener a varias personas, como el matrimonio formado por Julius y Ethel Rosemberg. Condenados a muerte y ejecutados en 1953.

No obstante, el Gobierno canadiense, ordenó la expulsión inmediata de todos los funcionarios de la Embajada de la URSS.

El propio coronel Zabotin fue llamado a Moscú y, desde allí, fue enviado a un campo de trabajo en Siberia. En 1953, logró ser puesto en libertad con motivo de la muerte de Stalin.

Como ya sabemos, Stalin era muy dado a tomar represalias con las familias de los desertores. Así que arrestaron a las familias de ambos. Eso dio lugar a la muerte de la madre y una hermana de Igor, en la prisión donde se hallaban encarceladas.

Lógicamente, el Gobierno canadiense, les dio otra identidad falsa y una forma de poder vivir, ya que llegaron a tener 8 hijos.

Aunque siempre estuvieron protegidos por la Policía canadiense, Igor siempre temió poder ser encontrado y asesinado por los agentes soviéticos.

Sus hijos no fueron informados de la verdadera identidad y la historia de sus padres hasta que cumplieron los 18 años.

No obstante, Gouzenko no se quedó sin hacer nada. Escribió dos libros, en los que explicaba los motivos de su deserción y su biografía. Incluso, llegó a presentarlos en una emisora de TV. Eso sí, siempre oculto por una capucha. Como las de los verdugos medievales. También se dedicaba a pintar cuadros.

Incluso, llegaron a proponerlo para el Premio Nobel de Literatura. Ya se sabe que esos académicos tienen unos gustos literarios muy extravagantes.

En 1948, la famosa productora Twentieh Century Fox, llevó a las pantallas de cine una película titulada La cortina de hierro, cuyo guion estaba basado en una serie de artículos, que había publicado Gouzenko en la revista Cosmopolitan.

Precisamente, en esta foto se le ve encapuchado, junto a dos de los actores principales: Irja Jensen y Harry Towes.

Se considera que la Guerra Fría comenzó tras la revelación de los documentos de Gouzenko. Él solía decir que “el Gobierno soviético se está preparando para una Tercera Guerra Mundial… y está creando en los países democráticos una Quinta Columna…”.

También escribió que la URSS “nunca ha abandonado la idea de establecer una dictadura comunista en todo el mundo”.

Desgraciadamente, Gouzenko, que ya acarreaba muchos problemas de salud, debido a su diabetes, que le había dejado casi ciego, murió en 1982, en una localidad de Ontario, a causa de un ataque cardíaco.

Hasta hace pocos años, ni siquiera habían escrito nada en su lápida para identificar dónde estaba enterrado.

 

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martes, 2 de abril de 2024

UN HÉROE CASI OLVIDADO, LEOCADIO MENDIOLA

 

Hoy voy a narrar la vida de un militar republicano, al que apenas se hace referencia en los miles de libros, que se han escrito sobre la guerra civil española.

He de decir que, desde muy pequeño, había oído hablar de este piloto, porque algunos de sus familiares vivían en la misma calle donde nací y donde transcurrieron mis primeros 10 años.

Leocadio Mendiola Núñez nació en 1909 en Badajoz. Su familia era muy modesta, siendo su padre suboficial del regimiento de Infantería Gravelinas 41, de guarnición en Badajoz y cuyo cuartel había estado en la misma calle en la que vivía yo.

Ese regimiento fue fusionado en 1931 con el regimiento Castilla 16, también de guarnición en la misma ciudad.

La familia estaba compuesta por el matrimonio y 7 hijos: 3 chicas y 4 chicos. Siendo Leocadio el 5º de todos los hermanos.

Parece ser que en su familia eran unos católicos muy devotos. De hecho, dos de sus hermanas se convirtieron en monjas. Sin embargo, él nunca fue muy creyente.

A Leocadio siempre le atrajeron mucho los aviones. Así que, con sólo 17 años, ingresó como voluntario en el arma de Ingenieros y, más concretamente, en el servicio de 

Aviación.

Hay que recordar que el Ejército del Aire se fundó tras la guerra civil. Antes de ello, había un servicio de Aviación en el Ejército de Tierra y la Aviación naval.

Parece ser que se le dio muy bien, pues enseguida ascendió a cabo y sólo un año después ya era sargento.

A finales de 1930, se produjo la sublevación de la guarnición de Jaca. Se suponía que se iban a rebelar la mayoría de las guarniciones para proclamar la II República, pero no se pusieron de acuerdo y eso les costó la vida a los capitanes Galán y García Hernández. 

Aparte de otras muchas bajas, como la del propio general Lasheras, gobernador militar de Huesca, que se enfrentó a los rebeldes, fue gravemente herido y murió al día siguiente.

Nuestro personaje estaba destinado en la base aérea de Cuatro Vientos (Madrid), donde le pilló haciendo servicio como sargento de semana.

Allí llegaron Queipo de Llano, Ramón Franco y algunos oficiales más, implicados en ese complot. Hicieron que todo el personal formase con el equipo de combate y, cuando vieron que la sublevación no había tenido éxito, cogieron un avión y huyeron a Portugal.

Sin embargo, los demás oficiales y suboficiales, que prestaban servicio en esa base, fueron encarcelados en la famosa basílica de San Francisco el Grande a la espera de juicio. Entre ellos, estaba nuestro personaje.

No obstante, todos ellos fueron liberados, al año siguiente, tras la proclamación de la II República.

En 1931 obtuvo el título de piloto militar. Fue destinado a varias bases, como la antigua de Alcalá de Henares, la antigua de Guadalajara y la de León. No obstante, seguía siendo suboficial, pero esta vez con el empleo de brigada.

En 1934, fue trasladado a la base de Tablada, en Sevilla, donde voló con diferentes modelos de aviones.

En 1936 se hallaba destinado en la base aérea de Getafe (Madrid). Al estallar la guerra, tomó partido por el Gobierno republicano.

Parece ser que participó en multitud de misiones, tanto pilotando aviones de caza como de bombardeo, para la defensa del cielo de Madrid.

Durante la guerra civil, una de sus primeras misiones fue la de b
ombardear un cuartel de Artillería, también situado en Getafe. Precisamente, en ese cuartel estaba destinado el futuro teniente general Gutiérrez Mellado.

Posteriormente, realizó diversos bombardeos sobre las tropas nacionales en el frente de la Sierra de Guadarrama.

En octubre de ese año fue destinado a la antigua base de Guadalajara, donde hizo el curso para aprender a pilotar los bombarderos soviéticos Tupolev SB-2, llamados popularmente Katiuskas. Uno de los mejores aviones, que participaron en la guerra civil.

Parece ser que los estrenó en una misión, cuyo objetivo era bombardear unos depósitos de la petrolera CAMPSA, muy cercanos a Sevilla.

En 1937 fue nombrado jefe de escuadrilla, realizando diferentes misiones de bombardeo. Entre ellas, la batalla de Guadalajara contra las tropas italianas, Mallorca, Huesca, Zaragoza, Brunete y Belchite.

En mayo de ese año, bombardearon al acorazado alemán Deutschland, el cual estaba situado cerca de Ibiza, ocasionando varias decenas de heridos y muertos. La Armada alemana se desquitó bombardeando Almería, que era un puerto con muy pocas defensas.

A finales de ese año fue ascendido a jefe del Grupo 24 de bombardeo y ya permaneció en ese puesto hasta el final de la guerra.

Obtuvo grandes victorias, como la de su bombardeo sobre un aeródromo nacional en un pueblo de Soria, en el que destrozó muchas aeronaves del enemigo.

También participó en la famosa batalla de Teruel. Única capital de provincia conquistada por los republicanos y que pronto recuperaron los nacionales.

Se ve que no le debería tener mucho aprecio al clero, porque una de las misiones que propuso fue la de despegar de Menorca e ir a bombardear el Vaticano y una fábrica de aviones en Turín. Esas ideas fueron desechadas por el general Hidalgo de Cisneros, jefe de la Aviación republicana, ya que no quería que la guerra civil se complicara aún más.

Parece ser que Mendiola siempre fue un líder muy carismático, porque no era de esos jefes, que pasan el día en sus oficinas, sino que siempre iba al frente de sus escuadrones, dando ejemplo a los demás pilotos.

En marzo de 1938 pilotaba uno de los bombarderos, que hundieron al crucero Baleares, perteneciente a la Armada del bando nacional.

Aunque otras versiones dicen que fue hundido por el destructor Lepanto, de la Armada republicana.

Como se ve que la Aviación republicana cada vez disponía de un número menor de aviones y de pilotos, también le tocó efectuar labores de bombardeo en la batalla del Ebro.

Parece ser que fue propuesto para otorgarle la placa laureada de Madrid. El equivalente, en el bando republicano a la famosa Cruz Laureada de San Fernando. Sin embargo, nunca se la llegaron a imponer, aunque en el Museo del Aire figure como uno de sus pilotos laureados.

En Badajoz se contaba que, en cierta ocasión, le ordenaron bombardear el centro de la ciudad, porque ese día iba a tener lugar una gran manifestación falangista. Supongo que, al llegar, se lo pensaría mejor y decidió lanzar sus bombas en una zona del campo, que estaba deshabitada.

En diciembre de 1938, realizó una misión muy audaz. A pesar de existir una espesa niebla, consiguió llegar y bombardear la base aérea nacional situada en La Senia o La Cenia (Tarragona). A pesar de que esa base tenía una gran protección antiaérea, pilló totalmente desprevenidos a los nacionales y les causó muchos daños, porque era la principal base de la Legión Cóndor. Esa acción de guerra le supuso su ascenso a teniente coronel.

Hay que decir que, anteriormente, otra unidad de la Aviación republicana había intentado atacar esa misma base y había fracasado estrepitosamente. Por eso, los superiores de Leocadio no querían darle el permiso, pero luego le dejaron que lo hiciera.

No vayamos a creer que era indestructible. Sus aeronaves fueron alcanzadas en diversas ocasiones y tuvo varios accidentes. Uno de ellos le produjo graves quemaduras en la cara, de las cuales se repuso muy pronto.

A principios de 1939, le ordenaron ir a Francia para hacerse cargo de unos bombarderos encargados por el Gobierno republicano. Sin embargo, cuando llegó allí, se enteró de que se había anulado el encargo, porque el Gobierno francés ya había reconocido al Gobierno de Franco. Así que regresó, volando en un avión de la extinta aerolínea LAPE.

En España estaba teniendo lugar el golpe de Estado del coronel Segismundo Casado, al cual le debemos que acelerase el final de la guerra.

Así que, en marzo de 1939, participó en una reunión de mandos de la Aviación republicana, que tuvo lugar en la base aérea de Los Llanos (Albacete), donde sus superiores les dieron a elegir entre volar hasta Barajas para entregarse, junto con sus aeronaves, a la Aviación nacional o exiliarse.

Por supuesto, él decidió exiliarse, porque supondría que los nacionales le tendrían ya reservado un pelotón de fusilamiento. Tal y cómo le ocurrió al coronel Manuel Cascón, que se negó a exiliarse y al que ya le dediqué otro de mis artículos. Precisamente, el mismo que les dio a elegir entre entregar sus aviones en Barajas o exiliarse.

Así que Mendiola y algunos de sus compañeros emprendieron con sus Katiuskas el vuelo hacia Orán, en la Argelia francesa.

La tradicional “hospitalidad” francesa dio lugar a que los encerrasen durante unos meses en un campo de concentración. Sin embargo, el Gobierno republicano hizo algunas gestiones y no estuvieron mucho tiempo en ese lugar.

También le dieron algo de dinero con el que compró un pasaje en barco hacia México. Allí residió durante bastantes años, en los que se dedicó a dar clases de vuelo.

Por fin, en 1967, consiguió regresar a España. Se fue a residir en Cataluña, donde un amigo le consiguió un trabajo.

Parece ser que no tuvo demasiados problemas para vivir en España a pesar de su pasado como piloto republicano, que le había ocasionado tantas bajas al bando nacional.

Posteriormente, el Gobierno le reconoció su empleo como coronel y lo asimiló como tal al Ejército del Aire.

En 1997 recibió un homenaje del Ejército del Aire y su retrato, junto con su biografía y una pintura sobre su temerario bombardeo sobre La Cenia, fueron colgados en el Museo del Aire, situado junto a la base aérea de Cuatro Vientos (Madrid).

Desgraciadamente, falleció al año siguiente en Barcelona.

 

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lunes, 1 de abril de 2024

LA CURIOSA VIDA DEL INGENIERO ALBINO LASSO

 

Cuando se habla de lo mal que trató el régimen franquista a los republicanos, hay que decir que hubo de todo. Es cierto que hubo gente que lo pasó muy mal (yo conocí a algunos de ellos) y otros a los que no les fue tan mal.

Incluso, hubo muchos casos en los que emparentaron familias de ambos bandos. Me viene ahora a la memoria que una nieta del propio Franco, se casó con un nieto de un general republicano. Éste, durante la posguerra, fue condenado a muerte, pero su pena fue conmutada y liberado pocos años más tarde.

Hoy traigo al blog el caso de una persona llamada Albino Lasso Conde. Nuestro personaje nació en 1906 en Madrid.

Parece ser que perteneció a una familia muy acomodada y con muchas propiedades agrarias en la provincia de Cuenca.

Incluso, fue sobrino del teniente general José Lasso Pérez, que llegó a ser el titular de varias capitanías generales, en la época de la guerra de Cuba.

Albino estudió en la Escuela oficial de Ingenieros de caminos, canales y puertos de Madrid, licenciándose en 1932.

Parece ser que empezó trabajando en una compañía eléctrica de Cuenca para luego aprobar la oposición e ingresar en el cuerpo de ingenieros de caminos, canales y puertos del Estado.

Como trabajaba en Madrid, se hizo socio del Ateneo y allí conoció e hizo amistad con Manuel Azaña. Eso hizo que fichase por el partido Izquierda Republicana, cuyo presidente era Azaña.

En 1936, Albino se presentó a las elecciones generales como candidato de su partido por la provincia de Cuenca. Un partido adscrito al Frente Popular.

Es de sobra conocido que, en esas elecciones, se produjeron muchas incidencias y en algunas provincias, como Cuenca, hubo que repetirlas, pero Albino salió elegido también la segunda vez.

Hay que decir que en Cuenca se presentaron dos personajes muy conocidos. Uno de ellos era José Antonio Primo de Rivera. El otro fue el propio Francisco Franco. Sin embargo, este último quiso presentarse a la repetición de las elecciones, pero no le dejaron por no haberse presentado la primera vez a las mismas.

Sabemos que la guerra civil empezó a mediados de julio. Ese fue un hecho muy importante, ya que a mucha gente le pilló lejos de su residencia habitual por hallarse de vacaciones.

Concretamente, Albino se hallaba en San Sebastián, una ciudad que quedó en la zona republicana. Así que se puso a las órdenes de las autoridades militares republicanas.

De momento, se le asignó el grado de capitán de Aviación. Supongo que sería para construir o reparar las pistas, porque no era piloto.

Posteriormente, se le ascendió a mayor de milicias y se le puso al cargo de un batallón encargado de las vías ferroviarias. Incluso, llegó a ser secretario de Aviación. Lo que entonces se llamaban las FARE (Fuerzas Aéreas de la República Española).

En 1938, su nombre alcanzó cierta notoriedad por un suceso ocurrido en los tribunales de Justicia.

Parece ser que en la Audiencia Territorial de Madrid existía una gran rivalidad y casi enemistad entre el presidente de la misma, Luis Zubillaga, del PSOE, y el fiscal jefe, Feliciano López y López de Uribe, del PCE.

A finales de junio de ese año, el fiscal de la audiencia, siguiendo las órdenes de López de Uribe, ordenó la detención del matrimonio formado por Rogelio Periquet y María Teresa Giralt, ambos muy amigos de Zubillaga.

Periquet era un abogado, que había defendido a algunas personas acusadas de ser miembros de la Quinta Columna y, por tanto, también le acusaron a él de lo mismo.

En cuanto se enteró Zubillaga de la detención de sus amigos, ordenó la detención de Sara Giralt, hermana de María Teresa, acusándola de espionaje.

Sara tenía la nacionalidad cubana y estaba casada con un oficial español de Artillería, el cual se hallaba refugiado en una embajada. Por lo visto, Sara era amiga del fiscal jefe.

Parece ser que Albino tenía mucha amistad con Sara y eso dio lugar a que firmase varios avales para que la dejasen en libertad. Aunque luego se demostró que aquello era algo más que una simple amistad.

Se supone que el propósito de estas detenciones cruzadas eran conseguir una especie de pacto o canje para que los tres quedasen en libertad. A pesar de ello, ese rifirrafe duró todo el verano de 1938. Cuando el gobierno cesó a Zubillaga y a López de sus respectivos puestos.

De todas formas, me parece un juego muy peligroso acusar, falsamente, a una persona, para conseguir la libertad de otras y más en ese momento, donde se fusilaba a diestro y siniestro.

En febrero de 1939, Albino participó, como diputado, en la última sesión de las Cortes republicanas, celebrada en los sótanos del castillo de Figueras.

Posteriormente, se exilió, junto a Sara y la hija de ésta, Lydia, en Francia.

Mientras tanto, la suerte de Zubillaga y de López de Uribe fue dispar. El primero fue condenado a varios años de cárcel. Sin embargo, el segundo fue condenado a muerte y fusilado.

Lógicamente, Albino fue depurado e inhabilitado durante 4 años,

pero no expulsado de la función pública. Un detalle muy importante.

La pareja con la niña emigró a Brasil, donde él se dedicó al cálculo de estructuras para los modernos edificios, que se estaban construyendo en ese país.

Desconozco si, en aquella época, Sara se había quedado viuda. Lo cierto es que allí fue donde lograron casarse, en 1945, aunque no tuvieron hijos.

Sin embargo, su trabajo le llevó a recorrer otros países de ese continente, como Uruguay, Argentina, México, etc.

Nunca formó parte del Gobierno republicano en el exilio, pero sí estuvo muy atento a las noticias que se publicaban sobre ese organismo.

Incluso, llegó a publicar algunos artículos en los que denunciaba la violencia ejercida por el régimen franquista.

Sin embargo, en 1955, se decidió a viajar a España con el fin de tramitar su regreso definitivo a nuestro país. Incluso, solicitó, al ministro de Obras Públicas, el reingreso en 

el cuerpo de ingenieros de caminos, canales y puertos.

A pesar de que le llegaron al ministro unos informes muy desfavorables sobre nuestro personaje, increíblemente, es readmitido en el servicio en 1956, aunque no le dejan reincorporarse hasta 1962.

Es posible que hubiera una razón de peso, que influyera en la decisión del ministro. Parece ser que, durante su estancia en Argentina, Lasso estuvo trabajando con algunas empresas españolas de obras públicas, en la construcción de varias presas en ese país y les gustó mucho su forma de trabajar.

Fue destinado a Barcelona y allí, en ese mismo año, tuvo una gran actuación para luchar contra las inundaciones de los ríos Ripoll y Tordera.

Parece ser que construyó muros de hormigón, presas para labores agrícolas, protección de taludes y unas nuevas pasarelas, ya que las anteriores habían quedado destruidas por esas inundaciones.

Estas nuevas pasarelas iban sujetas por tirantes. Tal y cómo se estaban construyendo en USA, sin embargo, eran toda una novedad en España.

De hecho, fueron declaradas bienes protegidos por el Ayuntamiento de Sabadell, que es la localidad donde se encuentran esas pasarelas.

Por esta actuación es condecorado por el propio Franco, con la Encomienda de la Orden del Mérito Civil.

Por supuesto, Franco sabía de sobra que se trataba de un antiguo diputado de Izquierda Republicana, un partido que estaba dentro del Frente Popular.

No obstante, nunca consiguió su traslado a Madrid, a pesar de haberlo solicitado en infinidad de ocasiones. Se ve que todavía lo considerarían como alguien sumamente peligroso.

También fue un hombre muy avanzado a su tiempo, ya que criticó algunas cosas como los vertidos, que se solían realizar en el mar, dando lugar a playas cada vez más contaminadas.

Llegó a ser ingeniero jefe de la Confederación Hidrográfica del Pirineo Oriental, hasta 1975. Año en el que pidió la excedencia voluntaria y fue cuando pudo regresar a Madrid.

Parece ser que, durante mucho tiempo, mantuvo correspondencia con su gran amigo Carlos Esplá, otro exiliado, que ocupó algunos cargos secundarios en el Gobierno republicano. Éste publicó sus informaciones en uno de sus libros.

Parece ser que le decía que en España se cobraba poco y se trabajaba mucho. Por eso, muchos tenían pluriempleos y eso iba en detrimento de la vida nocturna.

Por el contrario, los campos de fútbol y los cines estaban casi siempre a rebosar de espectadores.

Desgraciadamente, nuestro personaje murió en 1978 en Madrid. Su esposa falleció 9 años después.

 

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