Como veo que la gente sigue
teniendo interés por esos pocos países que aún siguen siendo neutrales en el
continente europeo, hoy me dedicaré a escribir sobre Finlandia.
Su territorio fue denominado Gran
Ducado de Finlandia y, cuando estuvo bajo el dominio sueco, el título de gran
duque siempre lo ostentó el rey de Suecia.
Como todos sabemos, el gran
enemigo de Napoleón era el Reino Unido. Así que éste decretó un bloqueo naval y
económico contra ese país.
Sin embargo, Napoleón, firmó un
acuerdo con el Imperio Ruso para que obligaran a Suecia a respetar ese bloqueo
contra los británicos.
Así que los rusos tuvieron la
excusa perfecta para invadir el territorio sueco. Obviamente, para llegar a
Suecia, tenían que atravesar Finlandia.
La guerra empezó en 1808 y pronto
se vio que el Ejército sueco no era un gran rival para el ruso. Así que, un año
después, firmaron un tratado de paz por el que Rusia se quedó con Finlandia.
El zar ruso Alejandro I reunió en
1809 al Parlamento finlandés en la llamada Dieta de Porvoo, donde se
comprometió a respetar sus costumbres, su religión y a darles una autonomía, para
seguir siendo el Gran Ducado de Finlandia, pero dentro del Imperio Ruso.
Correspondiendo el cargo de gran duque al zar que hubiera en cada momento. La reunión se celebró en la catedral de esa ciudad.
No obstante, desde la segunda
mitad el siglo XIX se llevó a cabo la llamada “rusificación” de Finlandia, la
cual consistía en homologar a los finlandeses con el resto de los pobladores de
Rusia.
Evidentemente, se impuso el
estudio del ruso en los colegios y también fue la lengua oficial de la
Administración Pública. Algo que no gustó nada a los finlandeses.
Evidente, lo único que consiguió
con esa política represiva fue hacer resurgir el nacionalismo finlandés. A ello
contribuyeron, como en otros países, el estudio de su Historia y la publicación
de algunas sagas, como el Kalevala, que, en aquel momento, llegó a ser tan
popular como el Cantar del Mío Cid, la Canción del Roldán, el Beowulf o el
Cantar de los Nibelungos.
En una de ellas militaba un joven
finlandés, llamado Eugen Schauman. Curiosamente, era hijo de un militar de alta
graduación que, aunque era finlandés, pertenecía al Ejército ruso.
En 1904, algunas de esas
organizaciones tenían previsto atentar contra los intereses de Rusia en
Finlandia, sin embargo, Schauman, les convenció de que era mejor atentar,
directamente, contra el gobernador Bóbrikov.
Así que se puso manos a la obra.
Schauman esperó la llegada del gobernador al Palacio del Senado. Al verle, Eugen,
le disparó 3 veces y luego se disparó él dos veces en el pecho. Conclusión:
murieron los dos.
Así que Finlandia continuó bajo
el dominio zarista, hasta que llegó la Revolución Rusa y aprovechó para
proclamar su independencia.
De todas formas, no todo fue un
camino de rosas, pues, inmediatamente, estalló la guerra civil en Finlandia.
Mientras que en el llamado
Ejército Rojo estuvieron los comunistas, los socialistas más radicales y
algunas tropas llegadas desde la Rusia bolchevique.
Ciertamente, no fue una guerra civil tan larga como la española, porque sólo duró entre los meses de enero y mayo de 1918. Sin embargo, también fue muy cruenta, como suelen ser las guerras civiles, porque los combatientes se odian más que en las guerras entre países. Eso dio lugar a miles de ejecuciones en ambos bandos.
Al final de la guerra civil, se
pensó fundar una monarquía, cuyo soberano sería un primo del káiser, pero no se
llevó a cabo a causa de la derrota alemana en la I Guerra Mundial y el fin del
Imperio alemán. Por ello, los finlandeses, optaron por fundar una república
independiente.
Curiosamente, en octubre de 1939,
un mes después de haber comenzado la II Guerra Mundial, la URSS, presionó a
Finlandia para que le cediera parte de su territorio, alegando que su frontera
estaba demasiado cerca de San Petersburgo. Seguro que eso os suena de algo.
Evidentemente, los finlandeses se
negaron a ello y los soviéticos invadieron el país. Para su sorpresa, los
finlandeses se defendieron como leones y consiguieron hacer retroceder a los
soviéticos. Estos tuvieron muchas bajas a causa del fuego enemigo y de las frías
temperaturas, que llegaron a los -43ºC ¡Esto produce tiritona sólo de pensarlo!
Eso de replegarse ya lo hicieron dos
veces, los rusos, en la actual guerra de Siria. Así que nunca hay que fiarse de ellos.
Precisamente, me acaba de llegar
la noticia de que, a pesar de que Putin había dicho que iba a hacer una especie
de alto el fuego en Ucrania, ha firmado un decreto por el que pretende alistar
a unos 134.500 jóvenes para llevarlos a esa guerra.
Lo que sí se vio claro era que el
Ejército soviético había hecho el ridículo, igual que ahora lo está haciendo en
Ucrania, y que los finlandeses podrían haber ganado la guerra. Igual que los
polacos y los ucranianos les vencieron en 1921, como ya dije en otro artículo. Hitler
tomó buena nota de ello.
En junio de 1941, cuando Alemania
invadió la URSS, Finlandia aprovechó para retomar los territorios, que había
tenido que ceder a la URSS. Consiguió sus objetivos, pero no quiso ir más allá.
Así que, en septiembre de 1944,
se firmó un nuevo tratado de paz, por el que la URSS le exigía que dejase de
ser aliada de Alemania y que expulsara a todos los alemanes de su país.
Mas tarde, en 1947, se firmó un nuevo tratado por el que Finlandia tuvo que volver a ceder esos territorios y otros más. Aparte de tener que pagar una fuerte cantidad como indemnización de guerra a la URSS.
En 1948, Finlandia fue obligada a
firmar un tratado de asistencia y cooperación con la URSS. En ese texto, se le prohibía
ingresar en cualquier alianza militar, ni tampoco podía solicitar los fondos
del Plan Marshall. También, los finlandeses, se obligaron a detener un ataque
de cualquier país a la URSS a través del territorio de Finlandia.
Al menos, el Gobierno de
Finlandia consiguió que su país siguiera siendo independiente. No obstante,
siempre se cuidó de que no se hicieran críticas a la URSS a cambio de continuar
siendo un país democrático y capitalista. Siempre temieron que podrían ser
anexionados por la URSS.
Por ello, muchos organismos de
Finlandia se autocensuraron para no enfadar a los soviéticos. Incluso, la Junta
de Clasificación de películas llegó a prohibir algunas tan famosas como “Uno,
dos, tres”, de Billy Wilder o “El candidato de Manchuria”, de John
Frankenheimer.
Hasta 1955 la URSS no permitió
que Finlandia se uniera al Consejo Nórdico (formado por todos los países nórdicos).
También ese fue el año en el que ingresó en la ONU. Al igual que España.
Desde 1961, ya había tenido fuertes relaciones comerciales con la EFTA, pero sólo fue en 1986, cuando le dejaron ser miembro de esa Organización.
En 1975, fue el país anfitrión de
la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa. De allí salieron los
importantes Acuerdos de Helsinki, que dieron lugar a la creación de la OSCE.
En pocos años, Finlandia pasó de
ser un país netamente agrícola y ganadero a convertirse en una de las economías
más avanzadas del mundo. Creando su propio Estado de bienestar.
Lógicamente, en 1992, tras la
caída de la URSS, Finlandia aprovechó para denunciar ese tratado con el fin
de anularlo. Cosa que logró.
Incluso, en 1995, se produjo el
ingreso de Finlandia, junto con Austria y Suecia en la Unión Europea.
Aunque también hay que decir que
sólo un 57% de los finlandeses votaron a favor, en el referéndum para su
ingreso en la UE.
Curiosamente, Gorbachov, invitó a los países de la Europa Oriental, que habían tenido regímenes comunistas, a firmar tratados como los que firmó Finlandia con la antigua URSS. Evidentemente, se negaron a ello.
Actualmente, como Finlandia es
miembro de la UE, también ha impuesto sanciones a Rusia, con motivo de la
invasión y guerra en Ucrania. En la imagen, vemos a su primera ministra en una reciente visita a España.
Por ello, Rusia la ha añadido a
la lista de naciones hostiles. Así que ya veremos qué ocurre con sus
importaciones de gas procedente de Rusia.
Como ya hemos visto, Rusia, ha
amenazado, tanto a Finlandia como a Suecia, por si se les ocurriera ingresar en
la OTAN. Lógicamente, hay una gran preocupación entre los finlandeses y, según
las encuestas, ha aumentado el número de partidarios de ingresar en la OTAN.
Algo que preocuparía mucho a
Rusia y mucho más a Putin, porque su ciudad natal, San Petersburgo, está muy
cerca de la frontera con Finlandia.
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