Esta vez traigo a otro tipo de
esos que, si hubiera perdido USA la II Guerra Mundial, lo hubieran procesado
como criminal de guerra. No es que lo diga yo, sino que
lo reconoció él mismo en su
momento. En fin, un tipo duro de esos que le gustan a los periodistas, porque
les ofrecen buenos y variados titulares de prensa.
Curtis
Emerson Lemay nació en 1906, en Columbus (Ohio). Miembro de una familia muy
modesta, que se pasó varios años recorriendo el país en busca de mejores
oportunidades.
Consiguió
acabar sus estudios y luego, en la Universidad Estatal de Ohio, obtuvo la
licenciatura en ingeniería civil. O sea, que tonto no era, quizás bastante
brutote.
Al
mismo tiempo que realizaba sus estudios universitarios, se enroló en la Reserva
Aérea y destacó como piloto. Así que ya en 1930 fue fichado por el Cuerpo del
Aire del Ejército USA. Recordemos que la USAF aún no se había fundado.
Fue
destinado a una base de Hawai y allí realizó cursos de navegación aérea. Así,
en 1937, consiguió uno de sus mayores logros, pues pudo localizar al acorazado
Utah, a pesar de haber recibido mal la posición por parte de la Armada, en un
ejercicio conjunto entre ambos cuerpos.
Hizo
muchas horas de vuelo con aviones B-17 a diferentes destinos y en muchos tipos
de misiones.
Tenía
a sus tripulaciones en constante entrenamiento, pues decía que la formación era
fundamental para salvar sus vidas.
Al
entrar los USA en la II GM nuestro personaje era comandante de las Fuerzas
Aéreas.
Su
unidad fue desplazada al Reino Unido en octubre de 1942 y desde allí se
dedicaron a bombardear habitualmente el territorio europeo ocupado por los
nazis.
En
1943 fue ascendido a jefe de la 3ª División Aérea, participando él mismo en
varios combates.
Al
principio, no podían volar muy lejos, pues no les podían acompañar sus cazas y
soportaron muchas bajas a causa de la defensa antiaéreas y los cazas enemigos. Más
tarde, les asignaron como escoltas los P-51 Mustang y con ellos pudieron
defenderse mejor, porque les acompañaban durante todo el viaje.
En
agosto de 1944 se le destinó al teatro de operaciones de Asia y Pacífico. Allí dirigió
dos
grupos de bombardeo.
Se
convenció de que el bombardeo a gran altura no era eficaz, pues solía hacer
mucho viento y desviaba las bombas de sus objetivos, aparte de que muchas ciudades
solían estar cubiertas por la niebla y no era posible un bombardeo de
precisión.
Así
que optó por los bombardeos nocturnos a baja altura con bombas incendiarias que
marcaran el camino a la siguiente oleada.
Llegó
a ordenar que les quitaran defensas a los bombarderos para cargar más
explosivos e, incluso, comandó personalmente muchos de aquellos bombardeos
sobre Japón, incluido el del 09/03/1945, el más sangriento de la guerra.
No
hay cifras concretas, pero se piensa que esas campañas de bombardeo provocaron
la muerte de unos 500.000 japoneses y la destrucción de las viviendas de unos
5.000.000 de personas.
También
hay que mencionar que los carceleros japoneses tomaron represalias con los
prisioneros de guerra y también que muchos murieron al ser bombardeados sus
centros de reclusión.
Él
era consciente del sufrimiento provocado, pero decía que estaba justificado si
así la guerra se acababa un día antes.
En
cambio, los japoneses tuvieron que gastar mucho dinero en reubicar sus
industrias y dispersarlas para no ser destruidas por los bombardeos. Eso hizo
que se pudieran fabricar menos armas.
También
intentaron vencer a Japón causando el hambre a su población, pues bombardearon
todos sus centros de comunicaciones y ab
astecimientos.
Tras
la guerra realizó algunos vuelos sin escalas, a fin de ganar ciertos récords,
como el que hizo a bordo de B-29, entre Japón y Washington.
En
la posguerra fue destinado un breve período de tiempo al Pentágono, como jefe
de investigación y desarrollo.
En
1947 volvió a Europa como jefe de la Fuerza Aérea USA y dirigió en 1948 el
famoso Puente Aéreo sobre Berlín.
Ese
mismo año volvió a USA para dirigir el SAC (Comando aéreo estratégico). Allí se
escandalizó de la falta de material y de formación de las tripulaciones y
también por la falta de seguridad de las instalaciones, que, no olvidemos,
tenían allí almacenadas bombas atómicas.
En
1949 propuso la estrategia de atacar, en una futura guerra nuclear, con todo a
la vez, para aprovechar la sorpresa sobre el enemigo, pues consideraba que la
URSS estaba mnuy por detrás y había que aprovecharse de la ventaja USA. Para él,
la guerra nuclear ea inevitable y quería asegurarse la victoria como fuera.
En
1951, con sólo 44 años, se le ascendió a general de 4 estrellas. Por ello, fue
el general más joven que obtuvo ese grado.
Entre
1956-57 consiguió poner en marcha la maquinaria de todos los aviones del SAC y
desarrollaron la práctica del reabastecimiento en vuelo. También se ocupó de la
disposición de los misiles para ser utilizados en cualquier momento. Siempre fue
muy exigente con la formación de su personal. A pesar de ello, también se dice
que se preocupó mucho por el bienestar de sus tripulaciones y el material
empleado.
En
1957 fue nombrado vice-jefe del estado Mayor de la USAF y en 1961 fue ascendido
a 5º jefe del Estado Mayor de la USAF.
También
abogó por la presencia de mayor cantidad de satélites para hacer frente a una
guerra electrónica en el futuro.
Cuando
llegó la famosa Crisis de los Misiles de Cuba, su postura fue inequívocamente a
favor del bombardeo de ese país, incluso, después de la retirada de los
soviéticos. Calificó la solución pacífica de la crisis como “la mayor derrota
de nuestra Historia”.
Durante
la guerra de Vietnam recomendó el bombardeo de todas las instalaciones y
ciudades vietnamitas del norte. No fue escuchado, porque Johnson temía que, si
bombardeaba los puertos, donde había barcos chinos y rusos, haría que estos
países entraran en la guerra.
Tuvo
frecuentes altercados con algunos presidentes, pues organizó sin permiso
algunos vuelos sobre territorio soviético para demostrar sus teorías sobre
ellos.
En
la época de Nixon parece que hicieron más caso a sus teorías sobre Vietnam,
pero hay que reconocer que las condiciones de la guerra y de la política eran
diferentes.
En
1965 se retiró de la Fuerza Aérea y fue fichado como candidato a vicepresidente
con el partido independiente de Wallace.
Recibió
muchos palos de la prensa, pues, por un lado, Wallace era rotundamente
segregacionista y, por otro, se utilizó mucho su frase de hacer volver a los
enemigos a la Edad de Piedra. Así, sólo venció en 5 estados de USA. No es de
extrañar, porque una de sus afirmaciones en la campaña fue que el pueblo USA
temía una guerra nuclear con la URSS, pero él no.
Fue
condecorado en muchas ocasiones por diversos países, incluso por Japón, a pesar
de la cantidad de víctimas que provocó su estrategia en ese país. También fue
promovido como doctor “honoris causa” por diversas universidades.
Lo
curioso del asunto es que su unión con Wallace le creó muchos problemas, pues se
le tildó de racista, cuando, por el contrario, había estado siempre en contra
de esa política en el Ejército.
Se
pueden citar algunas de sus célebres frases:
“Matar Japoneses no me molestaba demasiado en ese
momento...Supongo que si hubiésemos perdido la guerra, hubiese sido juzgado
como un criminal de guerra...”
“Si matas suficientes van a dejar de pelear”
“Un reportero una vez le pregunto a LeMay por que
los Estados Unidos necesitaban más misiles nucleares cuando ya tenían
suficiente poder nuclear para reducir a la Unión Soviética a cenizas y él
contestó "Porque quiero ver a las cenizas bailar".”