Un blog abierto a todos los aficionados a la Historia, tanto para los que la conocen a fondo como para los que quieran aprender sobre ella. @HISTORIAMANTES
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sábado, 24 de marzo de 2012
LAS RELACIONES ENTRE LA ARQUEOLOGÍA ALEMANA Y ESPAÑOLA
De un tiempo a esta parte, se está publicando en muchos foros uno de los muchos escándalos que ensucian al Gobierno español, esta vez relacionado con el mundo de la Arqueología.
Concretamente, se refiere a unos objetos hallados muy posiblemente en un pueblo de Aragón y que seguramente salieron de España de manera ilegal.
Como, hace poco tiempo, se iban a subastar en Alemania, la policía de ese país, antes de realizarse la subasta, se puso en contacto con las autoridades españolas, porque sospechaba de su origen español.
Desgraciadamente, este asunto cayó en manos de nuestra diligente Justicia y, como no contestaron en su momento, la subasta se efectuó y el caso fue archivado. El desenlace de este asunto es que estos objetos arqueológicos, que son de primerísimo calidad, están ahora en manos privadas y casi todos residentes en el extranjero. Con lo cual, las posibilidades de recuperarlos son muy escasas.
De todas formas, los intereses de los alemanes por los restos arqueológicos españoles vienen de muy antiguo. En este caso, me gustaría centrarme en la época nazi.
Tras la creación en Alemania de la Ahnenerbe, los falangistas españoles quedaron muy impresionados y pidieron fundar una institución de carácter similar en España. Uno de los más entusiastas fue Julio Martínez de Santa Olalla, el cual era en 1941 comisario general de excavaciones. Dominaba perfectamente el alemán, pues había estudiado e impartido clases en universidades de ese país, entre 1927-1931 y tenía una buena amistad con Wolfram Sievers, director de ese organismo.
Otro de los interesados por este tema fue el propio José Luis Arrese, entonces ministro secretario general del Movimiento, el cual pidió ayuda para este tema al mismísimo Himmler, jefe de la SS.
El interés de los alemanes se centraba en las pinturas rupestres, los visigodos y los antiguos pobladores de las Canarias. Cuando la expedición estaba casi preparada tuvo que cancelarse debido al inicio de la II Guerra Mundial. No hará falta decir que los arqueólogos nazis aparte de realizar su trabajo, también se dedicaban a espiar a favor de su país.
En octubre de 1940, Himmler realizó una visita a España, visitando El Escorial, Toledo, el museo del Prado y el Arqueológico Nacional, quedando muy satisfecho.
Al término de la visita, Martínez, que había sido el guía del nazi durante toda su visita, fue invitado a viajar a Alemania. Allí fue recibido en el mismo aeropuerto, por sui amigo Sievers. Además, le permitieron dar algunas conferencias en ciertas universidades y le dieron cierta cantidad de material muy importante para realizar las excavaciones, el cual no se podía encontrar en nuestro país.
Esta colaboración comenzó con la excavación en Catiltierra (Segovia). Martínez, en compensación se ofreció a ir con su equipo a excavar un poblado godo que los nazis había localizado en Ucrania. Este viaje nunca se realizó, porque los nazis no deseaban testigos incómodos que pudieran contemplar las atrocidades que estaban realizando allí.
Como estaban, según ellos, muy atareados, no pudieron colaborar con los españoles en Segovia, no obstante, se les vio por aquí en más de una ocasión. Además, enviaron a Berlín las piezas de bronce que encontraron allí, para ser restauradas con mejores medios. Luego, costó mucho que nos devolvieran esas piezas.
Más tarde, Martínez cayó en desgracia, por el curso de la guerra y el intento desesperado de Franco por cambiar de amistades. Además, parece ser que tampoco se llevaba muy bien con el marqués de Lozoya, director general de Bellas Artes y eso precipitó su caída.
Como colofón envió algunos restos humanos para su estudio en Alemania. ¿Pertenecerían los restos a la tumba que se venera en Santiago, donde dicen que está enterrado este santo?
lunes, 19 de marzo de 2012
UNA MUJER MUY SINGULAR: CONSTANCIA DE LA MORA MAURA
El personaje que traigo hoy a este blog fue una mujer que me ha parecido muy adelantada a su época.
Nació en 1906, en Madrid, en el seno de una familia de la alta burguesía, emparentada con la nobleza española. Su madre era hija de Antonio Maura y su tío también fue ministro con la II República.
Por otra parte, también su familia estuvo relacionada con el otro bando, pues su propia hermana, Marichu de la Mora, fue nombrada por Pilar Primo de Rivera, secretaria nacional de la Sección Femenina de la Falange y, además, fue la madre del conocido director de cine, Jaime Chavarri.
Precisamente, la popular periodista de El País, Inmaculada de la Fuente, escribió sobre este tema el libro “La roja y la falangista”.
Muy joven se casó con Manuel Bolín, perteneciente a una de las familias más conocidas de Málaga, y hermano de Luis Bolín, diplomático en Londres, el cual fue el que contrató el famoso Dragón Rapide para traer a Franco desde Canarias, al inicio de la Guerra Civil. También era una familia muy peculiar, pues era de origen extranjero, con parentesco en el exterior, como su tío, que entonces era el obispo auxiliar de Westminster.
Tuvieron una hija, pero, como la convivencia no fue muy agradable, muy pronto decidieron que cada uno siguiera por su camino. No podían divorciarse, porque entonces, en marzo de 1931, aún no estaba permitido y se volvió a Madrid con su hija.
Más adelante, Constancia, trabó amistad con Zenobia Camprubí, esposa de Juan Ramón Jiménez, quien la introdujo en los círculos de la burguesía progresista. Parece ser que allí se encontró más a gusto, pues había recibido parte de su educación en Inglaterra y la mentalidad tradicional de buena parte de la alta sociedad española no era de su agrado.
También se relacionó con el grupo de Indalecio Prieto, donde, seguramente, conocería a su futuro segundo esposo, Ignacio Hidalgo de Cisneros y López de Montenegro. Quedaron unidos para siempre, pero no pudieron casarse, porque, como ya he dicho antes, no existía el divorcio. Así que fue una de las primeras personas que se beneficiaron de esa figura, cuando fue aprobada por el gobierno republicano.
Durante la Guerra Civil, ingresó en el Partido Comunista, igual que su marido, y fue nombrada jefa de la Oficina de Prensa extranjera del Ministerio de Asuntos Exteriores, gracias a su dominio del inglés. Curiosamente, tenía el mismo cargo que su antiguo cuñado, Luis Bolín, en el bando franquista.
Por otra parte, Hidalgo de Cisneros ocupó diversos cargos en el Ministerio de la Guerra y, al final, fue nombrado jefe de la Aviación republicana, a pesar de ser también un destacado miembro de una familia aristocrática.
En su obra autobiográfica, “Doble esplendor”, publicada cuando tenía 33 años, Constancia, nos narra que siguieron al Gobierno en su camino por España hacia el exilio. Vivió varios meses en Barcelona, donde nos cuenta el efecto de los bombardeos sobre la población civil.
También nos comenta en la misma obra, el viaje hacia la frontera, sus últimos días en España y el “sálvese quien pueda” de algunos políticos en esos momentos.
Tras cruzar la frontera, la pareja se separó. Ella fue hacia USA para pedir fondos para la II República y él regresó a España, para intentar defender las últimas zonas en poder de los republicanos.
En USA conoció a muchas personalidades importantes, como Eleanor Roosevelt, esposa del presidente, y Ernest Hemingway, los cuales se prestaron a ayudarla, pero la República ya no tenía ningún futuro.
Durante la guerra mandó a su hija, a la URSS, donde creía que estaría más protegida, algo que le reprocha su famoso primo, Jorge Semprún, en el prólogo de su libro. No hay que olvidar que los republicanos estuvieron siempre muy agradecidos a la URSS, porque fue el único país que les apoyó militarmente durante la guerra.
Constancia ya no pudo regresar, porque, en 1950, durante un viaje a Guatemala, falleció víctima de un atropello con 44 años. Como en otros muchos casos, en su momento, se especuló con un posible asesinato, pero no se llegó a probar nada.
En fin, con esto trato de exponer hasta qué punto la guerra civil cambió a la sociedad española, hasta el mismo nivel de las propias familias. Como se puede ver una de las hermanas perteneció al bando perdedor y casi nadie se acuerda ya de ella, mientras que la otra hizo carrera en la Falange y fue un personaje muy conocido, existiendo mucha documentación sobre ella.
Nació en 1906, en Madrid, en el seno de una familia de la alta burguesía, emparentada con la nobleza española. Su madre era hija de Antonio Maura y su tío también fue ministro con la II República.
Por otra parte, también su familia estuvo relacionada con el otro bando, pues su propia hermana, Marichu de la Mora, fue nombrada por Pilar Primo de Rivera, secretaria nacional de la Sección Femenina de la Falange y, además, fue la madre del conocido director de cine, Jaime Chavarri.
Precisamente, la popular periodista de El País, Inmaculada de la Fuente, escribió sobre este tema el libro “La roja y la falangista”.
Muy joven se casó con Manuel Bolín, perteneciente a una de las familias más conocidas de Málaga, y hermano de Luis Bolín, diplomático en Londres, el cual fue el que contrató el famoso Dragón Rapide para traer a Franco desde Canarias, al inicio de la Guerra Civil. También era una familia muy peculiar, pues era de origen extranjero, con parentesco en el exterior, como su tío, que entonces era el obispo auxiliar de Westminster.
Tuvieron una hija, pero, como la convivencia no fue muy agradable, muy pronto decidieron que cada uno siguiera por su camino. No podían divorciarse, porque entonces, en marzo de 1931, aún no estaba permitido y se volvió a Madrid con su hija.
Más adelante, Constancia, trabó amistad con Zenobia Camprubí, esposa de Juan Ramón Jiménez, quien la introdujo en los círculos de la burguesía progresista. Parece ser que allí se encontró más a gusto, pues había recibido parte de su educación en Inglaterra y la mentalidad tradicional de buena parte de la alta sociedad española no era de su agrado.
También se relacionó con el grupo de Indalecio Prieto, donde, seguramente, conocería a su futuro segundo esposo, Ignacio Hidalgo de Cisneros y López de Montenegro. Quedaron unidos para siempre, pero no pudieron casarse, porque, como ya he dicho antes, no existía el divorcio. Así que fue una de las primeras personas que se beneficiaron de esa figura, cuando fue aprobada por el gobierno republicano.
Durante la Guerra Civil, ingresó en el Partido Comunista, igual que su marido, y fue nombrada jefa de la Oficina de Prensa extranjera del Ministerio de Asuntos Exteriores, gracias a su dominio del inglés. Curiosamente, tenía el mismo cargo que su antiguo cuñado, Luis Bolín, en el bando franquista.
Por otra parte, Hidalgo de Cisneros ocupó diversos cargos en el Ministerio de la Guerra y, al final, fue nombrado jefe de la Aviación republicana, a pesar de ser también un destacado miembro de una familia aristocrática.
En su obra autobiográfica, “Doble esplendor”, publicada cuando tenía 33 años, Constancia, nos narra que siguieron al Gobierno en su camino por España hacia el exilio. Vivió varios meses en Barcelona, donde nos cuenta el efecto de los bombardeos sobre la población civil.
También nos comenta en la misma obra, el viaje hacia la frontera, sus últimos días en España y el “sálvese quien pueda” de algunos políticos en esos momentos.
Tras cruzar la frontera, la pareja se separó. Ella fue hacia USA para pedir fondos para la II República y él regresó a España, para intentar defender las últimas zonas en poder de los republicanos.
En USA conoció a muchas personalidades importantes, como Eleanor Roosevelt, esposa del presidente, y Ernest Hemingway, los cuales se prestaron a ayudarla, pero la República ya no tenía ningún futuro.
Durante la guerra mandó a su hija, a la URSS, donde creía que estaría más protegida, algo que le reprocha su famoso primo, Jorge Semprún, en el prólogo de su libro. No hay que olvidar que los republicanos estuvieron siempre muy agradecidos a la URSS, porque fue el único país que les apoyó militarmente durante la guerra.
Constancia ya no pudo regresar, porque, en 1950, durante un viaje a Guatemala, falleció víctima de un atropello con 44 años. Como en otros muchos casos, en su momento, se especuló con un posible asesinato, pero no se llegó a probar nada.
En fin, con esto trato de exponer hasta qué punto la guerra civil cambió a la sociedad española, hasta el mismo nivel de las propias familias. Como se puede ver una de las hermanas perteneció al bando perdedor y casi nadie se acuerda ya de ella, mientras que la otra hizo carrera en la Falange y fue un personaje muy conocido, existiendo mucha documentación sobre ella.
sábado, 17 de marzo de 2012
MORDECHAI CHAIM RUMKOVSKY
Nadie duda de que en las guerras la gente cambie o, quizás, frente a situaciones desesperadas, es cuando de verdad sale a la luz el verdadero carácter de las personas. Quizás, fue esto lo que le pasó al personaje que protagoniza esta nueva entrada. Por lo demás, dejo al gusto de cada uno su opinión sobre este personaje, tras haber leído la entrada.
Nacido en Polonia en 1877. Antes de la II Guerra Mundial fue un conocido hombre de negocios y además, dirigió un orfanato.
Tras la invasión de Polonia, los nazis crearon un consejo de ancianos en cada ghetto y pusieron a nuestro hombre al frente del que se fundó en la ciudad de Lodz. Su misión era la administración de estos enclaves, tratando directamente con las autoridades alemanas de ocupación.
Incluso ofició bodas, por la ausencia de rabinos, emitió billetes y sellos con su efigie. También se dedicaba a pasear, montado en una vieja carroza, por todo el ghetto.
Todavía existe un gran debate sobre el papel de este personaje en ese momento de la Historia, pues se dice que intentó crear zonas industriales en el ghetto para hacer indispensables a los judíos y que no fueran asesinados por los nazis. Parecer ser que los alemanes no aplaudieron su labor y sólo les pagaron con algo de comida.
Los supervivientes le recuerdan de manera diferente. Mientras unos se acuerdan de que intentó que el ghetto fuera un centro de la cultura judía, creando escuelas, hospitales, etc. Otros opinan de él que fue simplemente un tirano y que nunca soportó que se opusieran a sus designios.
También se discute si fue sólo un colaborador de los nazis o alguien que quiso ayudar a los demás judíos. Lodz fue el último ghetto del este de Europa en ser liquidado. Sin embargo, hay que reconocer que, mientras en Lodz sólo sobrevivieron unas 877 personas, cuando fueron liberadas, en el ghetto quedaban aún con vida unas 7.000.
Algunos contemporáneos escribieron en sus memorias que este hombre era a la vez intolerante, dominante, vulgar e ignorante. Sin embargo, también fue un gran organizador, enérgico y rápido en tomar decisiones correctas.
Muchos creen que los alemanes le dieron plenos poderes para que les hiciera todo el trabajo sucio. Incluso les confiscó las viviendas y los negocios a sus dueños, a pesar de que estaban en pleno funcionamiento.
No obstante, parece ser que fundó 7 hospitales, 7 farmacias y 5 clínicas, a pesar de los pocos suministros que les daban los nazis.
Sin embargo, como el trato que les daba a sus conciudadanos no era del gusto de aquellos, le hicieron varias huelgas. Estas fueron reprimidas muy duramente por los propios sicarios de este personaje. Luego, los alemanes se ocuparon de llevarse a los revoltosos a sus famosos campos, donde desaparecieron. Desde 1941 no volvieron a darse estos motines.
Parece ser que consiguió que los alemanes tomaran en serio el trabajo de sus judíos y así el lema de este ghetto fue “El trabajo es nuestro único camino”. Se cree que los alemanes consiguieron grandes beneficios gracias al trabajo desarrollado en este ghetto y, por eso, los dejaron seguir con vida.
Como decía anteriormente, algunos autores sostienen que fue un traidor y que trató a sus paisanos de una forma dictatorial, con la ayuda de los nazis. Se dice que él y los miembros de su Consejo disfrutaron siempre de mejores raciones de comida y de tiendas donde no faltó nunca de nada. También se le acusó de abusar sexualmente de las chicas jóvenes que estaban a su servicio, siendo asesinadas las que se negaron a ello.
Otros dicen que él creía firmemente que la única forma de sobrevivir era colaborar con los nazis y así conseguir que la mayor parte de ellos llegaran vivos al final de la guerra. No obstante, en 1941 los nazis le ordenaron que organizara una deportación de judíos a los campos. Se calcula entre 5.000 y 10.000 el número de afectados por esa medida. No obstante, algunos indican que llegaron a ser unos 50.000.
Más adelante, los nazis le exigieron que organizara el traslado de niños menores de 10 años y ancianos a los campos. No tuvo ningún reparo en pronunciar un discurso que acabó con la frase “Dadme a vuestros hijos”. Se cree que, por este motivo, sucumbieron unos 20.000 más.
Al final de la guerra, en 1944, nuestro personaje y su familia fueron trasladados por los alemanes al campo de Auschwitz y allí fueron asesinados, aunque algunos sospechan que podrían haberlos matado otros judíos.
domingo, 4 de marzo de 2012
EMILE ZOLA, UNA MUERTE SOSPECHOSA
Fue un escritor francés, nacido en París en 1840, hijo de padre italiano y de madre francesa.
Debido a la temprana muerte de su padre, su familia se trasladó a Aix-en-Provence, donde pasó por muchos apuros económicos. Allí conoció en el colegio a Paul Cezanne, con quien mantendría una buena amistad a lo largo de su vida.
En 1858, su familia volvió a París, pero, como no era muy hábil para los estudios, se puso a trabajar para no agravar los problemas familiares.
En 1862 empezó a trabajar en la editorial Hachette y por entonces empezó a escribir artículos en los periódicos. También conoció por esa época a varios artistas como Pisarro o Manet.
En 1871 comienza a escribir su primera obra, siguiendo el estilo de “La comedia humana”, de Balzac. Consta de 20 novelas, donde pretende retratar el estilo de vida de la sociedad de la época. Sobre todo, el de las clases humildes.
En 1873 se empezó a relacionar con Flaubert, Daudet, Maupassant, etc y se dedicó a realizar sus famosas “Veladas” en una casita de su propiedad, que tenía en el campo. Más adelante, publicó un volumen colectivo sobre esas “Veladas”. Se le empezó a considerar el “padre del Naturalismo”.
Criticó abiertamente los criterios utilizados para otorgar o denegar una plaza en las exposiciones que se celebraban anualmente, pues los expertos tenían un gusto demasiado academicista y no dejaban exponer a los pintores que utilizaban otros estilos más modernos. Posiblemente, a causa de estas críticas, se le denegó la entrada en la Academia francesa.
Zola es más conocido, porque, a partir de 1897 tomó partido en el famoso caso Dreyfuss. En éste se juzgaba a un militar francés, del mismo nombre, acusado de espionaje a favor de los alemanes.
Parece ser que una empleada de la limpieza, que trabajaba en la embajada alemana en París, y que espiaba a favor de Francia, encontró en una papelera de ese edificio unos informes secretos con datos procedentes del Estado Mayor francés.
Cuando los militares franceses se enteraron buscaron inmediatamente un chivo expiatorio y lo encontraron en la persona del capitán Dreyfuss, porque trabajaba en ese Departamento y, además, era judío.
Inmediatamente, se desató en Francia una campaña antisemita, donde Zola en sus artículos, se dedicó a tomar partido por los judíos franceses. En varios de esos escritos figuraba la frase “la verdad está en camino y nadie la detendrá”.
En 1898 escribió su famoso artículo “Yo acuso”, dirigido al entonces presidente de la República, Félix Faure, donde señalaba a los verdaderos responsables, uno por uno, con nombres y apellidos, indicando su grado de responsabilidad.
Inmediatamente, el Gobierno le acusó de difamación, aportando multitud de testigos comprados y ocultando muchos datos. Le condenaron a un año de cárcel y una fuerte multa.
A partir de ahí, se exilia en Londres hasta 1899, cuando vuelve a París, con motivo de un nuevo juicio contra su protegido, donde le vuelven a condenar, pero con atenuantes. No obstante, a Zola le hicieron la vida imposible, pues le embargaron todos sus bienes y le insultaron habitualmente en la prensa.
De este autor también se sabe que fue un gran aficionado a la fotografía y se cree que realizó unas 7.000 placas sobre todo tipo de temas, donde predominaron las estampas familiares.
En 1902 intentó acabar con el último ciclo de sus novelas, pero le sorprendió la muerte en su casa. Un trágico fin del que se sospecha que pudo ser todo un asesinato, pues fue debido a la mala combustión de una estufa, porque estaba cerrado el tiro de la chimenea. No sería de extrañar, pues un abogado de Dreyfuss también había sufrido anteriormente un atentado.
Tuvo una victoria póstuma, pues Dreyfuss fue rehabilitado por completo en 1906 y volvió al servicio activo en el ejército.
Tras su primera sepultura, en el cementerio de Montmatre, sus restos fueron trasladados al Panteón en 1908.